"No todos los que me dicen :¡Señor!¡Señor!, entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que hacen la voluntad de mi Padre celestial."
Y sigue Jesús comparando al que edifica sobre roca, sobre la voluntad del Padre, y los que construyen sobre arena, sobre meras palabras. Jesús nos está indicando que no son las palabras, las ideologías, las teorías, las que nos conducen al Reino. Son las obras que siguen la voluntad del Padre. Podemos invocar cada día a Dios, pero si pasamos indiferentes junto al pobre, al necesitado, el que sufre, estamos construyendo sobre arena y, las lluvias y los vientos, destruirán el edificio. No olvidemos que los mandamientos se resumen en dos. Amar a Dios y amar al prójimo.
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