"Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedid al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla."
El Evangelio de hoy da para muchos comentarios, pero yo he escogido esta frase. En occidente, el problema de falta de vocaciones es grave. En África y América latina se mantienen estables y en Asia es donde más florecen. Una cosa hay que dejarla clara: quien envía las vocaciones es Dios, el Dueño de la mies, pero el hombre es libre de responde o no a la llamada. ¿Por qué no responden los jóvenes en occidente? Algunos dirán que los jóvenes de hoy no tienen espíritu de sacrificio, ni de entrega. Yo no creo que esta sea la razón. Si analizamos la historia de las vocaciones en la Iglesia, veremos que las congregaciones religiosas han ido surgiendo al lado de las necesidades de la sociedad y en momentos difíciles. Cuando nadie se cuidaba de la salud de las personas, surgieron las congregaciones dedicadas a la sanidad. Cuando la sociedad se dividía en una clase noble y la plebe, surgieron las órdenes mendicantes. Cuando los niños corrían por la calle y se les obligaba a trabajar desde pequeños, las congregaciones de la enseñanza...Y así podríamos analizar la creación de cada una de ellas. Todas empezaron con grandes dificultades, pero todas atrajeron a jóvenes entregados. ¿Qué finalidad atractiva podemos ofrecerles hoy?¿Qué compromiso puede hacer que entreguen sus vidas? Para hacer lo mismo que hace una enfermera en un hospital no hace falta dejarlo todo. Para dar clase como cualquier profesor, tampoco. Los religiosos debemos plantearnos claramente nuestra misión. Y...no olvidar, que junto a esa misión hay una espiritualidad que debe sostenerla. Es mi opinión, me tacharéis de negativo, pero creo que nos fallan las dos cosas: la misión y la espiritualidad. Así, seguiremos sin vocaciones.
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