"Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído; que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. ¡Y dichoso el que no pierde su confianza en mí!".
Juan está preso y duda si Jesús es el Mesías. Los judíos esperaban un rey que venciera a los romanos y liberara al pueblo de Israel. Los sacerdotes esperaban un gran sacerdote que dirigiera al pueblo a la victoria. Juan, según su predicación, esperaba un Mesías duro que amenazara con la condenación a los que no se convirtieran. Sin embargo las señales que da Jesús son, devolver la vista, hacer andar a los cojos, curar a los leprosos, devolver el oído a los que no oyen, resucitar los muertos y anunciar la buena nueva a los pobres. Un Jesús que dedica su vida a curar y a buscar la justicia. Un Jesús en el que todos podemos confiar. Un Jesús que viene a salvar, no a condenar.
¿Hemos entendido los cristianos que esos deben ser nuestros signos si queremos ser sus seguidores?¿Hemos entendido que sólo seremos creíbles si actuamos así?¿Hemos entendido esa bienaventuranza, de dichosos los que no perdemos su confianza en Él?
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