sábado, 12 de noviembre de 2016

ORAR SIN PARAR


"Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo:
- Había en un pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: ‘Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.’ 
El Señor añadió:
- Pues bien, si esto es lo que dijo aquel mal juez,  ¿cómo Dios no va a hacer justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Os digo que les hará justicia sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?"

Con la parábola del juez corrupto y la viuda insistente, Jesús nos invita a orar sin parar, a ser constantes en nuestra oración. No se trata tanto de dejar nuestras actividades y dedicarnos a la oración. Lo que Jesús nos pide es que hagamos de nuestra vida una oración. Esto se consigue viviendo constantemente en su presencia. Haciendo todas nuestras actividades para alabarlo. Y para ello hemos de poner amor en todo lo que hacemos.
La última pregunta de Jesús: "cuando el Hijo del hombre venga,¿encontrará fe en la tierra?", debe hacernos reflexionar. ¿Seremos capaces de mantener esta vida hecha oración, o nos olvidamos cada día más de Dios, de su presencia en nosotros? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario