No queremos vivir como forasteros en este mundo
o como los veraneantes a los que sólo ves cuando hace calor.
El mundo es nuestra casa desde siempre,
la única casa que tenemos.
Está bien y es bueno que
pongamos nuestra fe en la semilla,
en la tierra y en el mar,
pero sobre todo, pongamos nuestra fe en el hombre.
Está bien y es bueno que
nos entristezcamos con la tristeza de la rama que se seca,
del planeta que nos envía luz ya muerta,
con el animalillo que se ha hecho daño...
pero sobre todo,
entristezcámonos con la tristeza del hombre.
Todos,
todos los bienes de la tierra
nos ayudan a ser felices.
La luz que resplandece,
el agua que corre
y la vida que se despierta cada mañana,
y el dinero que nos hace falta,
pero sobre todo,
que nos haga felices hacer feliz a todo hombre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario