miércoles, 6 de julio de 2022

ID A LAS OVEJAS DESCARRIADAS

 



En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, el llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el Alfeo y Tadeo; Simón el fanático y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce les envió Jesús con estas instrucciones: "No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca".

Esta vez los enviados son los apóstoles. Los manda a las ovejas descarriadas. Para nosotros, lo más cómodo es quedarnos con "los nuestros". Pero Jesús nos manda ir a los que no creen. El otro día leíamos en el evangelio, que son los enfermos los que necesitan el médico. No tengamos miedo de transmitir la Palabra allí donde más ausente se encuentra. Es allí donde más falta hace.

"La arrogancia del ser humano ha llegado a límites inimaginados, hasta llegar a considerarse el “homo deus” por los adelantos en inteligencia artificial, nanotectonología, el dominio de la naturaleza. El ser humano cada vez más grande y Dios cada vez más pequeño. Pero Dios sigue esperando que reaccionemos ante nuestra propia fragilidad y pequeñez. Si no queremos cosechar tempestades de las que no nos podamos librar, necesitamos sembrar justicia que ponga un alto y límite a los que nunca se sacian; además, sembrar misericordia que alivie a quienes van perdiendo las fuerzas y el sentido de la vida. Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que, abriendo su corazón al amor, se dispongan a sanar las enfermedades y dolencias que padecen miles de seres humanos. No es justo que la idolatría de unos pocos al poder y al dinero continúe sacrificando vidas inocentes. Nuestras comunidades han de fundarse en igualdad, practicando la solidaridad y la palabra profética que nos haga críticos frente a toda injusticia. ¡Hagamos vida el Reino!  " (Koinonía)

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