En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
Para ser los primeros, hemos de ser los últimos. Para ser los amos, hemos de ser los servidores. Es la lección que Jesús da a Santiago y Juan y que, en la Iglesia, hemos olvidado demasiadas veces. Lo que nos hace ser auténticos discípulos, es el servicio. Si somos servidores encontraremos de verdad a Jesús. Él fue servidor: curó, perdonó, lavó los pies de sus discípulos...¿Por qué nosotros buscamos grandeza y que nos tengan por importantes?
"Santiago (Jacobo) de Zebedeo perteneció al círculo de los discípulos más cercanos a Jesús junto con Juan, su hermano, y Pedro. En la tradición de los evangelios sinópticos se han depositado varios trazos de su figura entre los que destaca su pasión por el reino mesiánico. Se deja entrever que su familia anhelaba un mesianismo político-guerrero; por eso no era fácil asimilar el mesianismo pacifista de Jesús, viendo al pueblo de Dios sofocado por el pago de los tributos a los romanos, las tasas de la casa herodiana y las ofrendas y diezmos del templo y la religión. Esas formas opresoras de ejercer la autoridad no deben ser reproducidas en la comunidad discipular del Reino. La autoridad del Mesías es de servicio y de ofrendar la vida para rescatar a los hijos de Dios. Por eso es tan importante la conversión pastoral en la que ha insistido el Papa Francisco y tantas resistencias ha tenido. ¿Notamos formas de autoritarismo entre nosotros? ¿Qué mecanismos ejercemos para que la autoridad sea servicial? " (Koinonía)
No hay comentarios:
Publicar un comentario