sábado, 2 de julio de 2022

ESTAMOS CON EL NOVIO

 


En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?"
Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan."


El ayuno no tiene sentido si no es para compartir, para entregarse, para amar al prójimo. El Nuevo Testamento es el del paño y del odre nuevo. El novio está con nosotros, y como dice Amós en la primera lactura ( que copio al final de los comentarios), es el tiempo del hambre de la Palabra.

"Hoy es un buen día para recordar el mensaje que el jesuita Rutilio Grande, salvadoreño, dirigió a la comunidad de Apopa, en una Eucaristía en 1977: “Dios, el Señor, en su plan para nosotros, nos dio un mundo material. Como esta misa material, con el pan material y con la copa material que elevaremos en el brindis de Cristo el Señor. Un mundo material para todos sin fronteras… Luego una mesa común con manteles largos para todos, como esta Eucaristía. Cada uno con su taburete. Y que para todos llegue la mesa, el mantel y el con qué”. El sueño de Dios es que los bienes de la creación alcancen para todas las personas y no queden acaparados en pocas manos. Es la esperanza que el profeta Amós intenta infundir en ese pequeño “resto de Israel” que ha aprendido a vivir en igualdad y en justicia. Debemos comenzar desde abajo, con gestos pequeños, de pura solidaridad, para intentar cambiar nuestra manera de vivir y relacionarnos con toda la creación." (Koinonía)

El comentario de Koinonía se refiere a la primera lectura del profeta Amós:

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: "¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?" Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.
Aquel día -oráculo del Señor- haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.

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