jueves, 28 de julio de 2022

SABER ELEGIR



 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?"
Ellos le contestaron: "Sí."
Él les dijo: "Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo bueno y lo antiguo."
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

"Hoy Jesús nos presenta el Reino como una gran red, con la que los marineros salen a pescar... y que recoge todo lo que hay. Y que cuando está llena, se sube a la barca y se va seleccionando, para quedarse con lo bueno y desechar lo que no sirve.
Es normal: no todo es lo mismo. Como se dice por aquí, “no da igual ocho que ochenta”. Para el Dios del Reino hay cosas que tienen mucho valor, pero hay otras que no sirven, porque no construyen humanidad, Reino, Vida.
La vida es el tiempo de la libertad. Se nos ha regalado un tiempo y unas capacidades, y con ello podemos hacer muchas cosas. Podemos construir... o destruir. También podemos darnos cuenta y arrepentirnos. La vida es también tiempo de perdón y de reconciliación.
Por eso, al final, no será lo mismo una vida entregada -de las múltiples maneras que se puede entregar-, que una vida guardada, malgastada – de las muchas formas que también se puede hacer esto-. El final de la vida será la verdad y la consolidación de lo que fue.
Dios quiere que todos los hombres y mujeres se salven... En su casa hay sitio para todos, y ya nos lo ha preparado. A la vez, Dios respeta nuestra libertad. Malgastar la vida es como decidir quedarse fuera de la fiesta, del banquete que nos ha preparado... y que ya estamos pudiendo gustar aquí en la tierra.
La vida eterna es vivir con Dios y con los otros. La muerte eterna es vivir sin Dios y sin los demás. Ambas empiezan ahora, pero se consolidarán al final... aunque no nos toca a nosotros determinarlo, sino al Dios de Jesucristo, que respeta nuestra libertad a la vez que es misericordioso.
Sobre todo, no nos toca a nosotros hacer el juicio antes de tiempo. La red con los peces tiene su selección al final, no durante la pesca.
Sigamos caminando, dando pasos hacia la Vida y ayudando a otros a vivir ya de la plenitud que Dios nos ofrece.
Ojalá que nadie se quede fuera de la fiesta…" (Luis Manuel Suarez CMF)

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