martes, 31 de agosto de 2021

ELIMINAR NUESTRO MAL




 En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios." Jesús le intimó: "¡Cierra la boca y sal!" El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen." Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

"Cuando dejamos de conocer y reconocer a Jesús, no somos mejores que el demonio que expulsó en la sinagoga de Cafarnún. El demonio conocía bien a Jesús y lo rechazó. Así nos puede suceder a nosotros cuando vivimos discriminando, explotando u oprimiendo a otras personas. No importa que tanto conozcamos del Maestro y su proyecto del Reino, si no nos acerca a una sincera hambre de unión con Él no nos hará madurar. Romper con nuestras esclavitudes: envidias, miedos, depresiones, egoísmos o mostrar, como Bautizados y Enviados, autoridad con nuestro testimonio, colaborando con el desarrollo y promoción de la justicia, la verdad, la paz y la solidaridad, eso es hacer vida el Evangelio. Jesús desea que su enseñanza y fuerza curativa se siga realizando en el aquí y ahora de nuestras vidas y de nuestras comunidades. Somos la Iglesia de Cristo llamada a sanar a través de, los sacramentos y la acogida fraterna, repartiendo esperanza, liberando de esclavitudes, venciendo el mal, anunciando así, la Buena Nueva. ¿Cuáles son nuestros “demonios” particulares?" (Koinonía)

lunes, 30 de agosto de 2021

NINGÚN PROFETA ES ACEPTADO EN SU TIERRA

 


En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor." Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír." Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?" Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún." Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio".
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

"Esta semana del tiempo ordinario seremos guiados por el evangelista Lucas a seguir las actividades de Jesús en Galilea así como la manifestación y rechazo hacia su persona. Captemos cómo la manifestación pública de Jesús se encontrará pronto con el rechazo y la oposición. También tendrá lugar la llamada de los primeros discípulos y controversia con los fariseos. Lo que suscita esta realidad es porque manifiesta el perdón de los pecados, la cercanía a los considerados pecadores públicos y por no guardar el ayuno y la ley del sábado. Este texto evangélico inspiró profundamente la vocación misionera, apostólica y profética de Antonio María Claret. Sin duda que nos puede ayudar a entender nuestra propia vocación: unción por el Espíritu, anuncio del evangelio, preferencia por los pobres, prevalencia de la gracia sobre la venganza, persecución a causa de la Palabra. ¿Cómo manifiesto que “el Espíritu del Señor está sobre mí”?" (Koinonía)

domingo, 29 de agosto de 2021

EL AMOR NOS PURIFICA

 


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. ( Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. ) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores"? Él contesto: / "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: / "Este pueblo me honra con los labios, / pero su corazón está lejos de mí. / El culto que me dan está vacío, / porque la doctrina que enseñan / son preceptos humanos." / Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres." Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro."

"Es antigua la tentación de considerar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de formalidades rituales, más que en la asunción de sus principios éticos. También esta tentación acompañó al pueblo de Israel, el pueblo de la Biblia. Como nos recuerda el Salmo, no son los muchos ornamentos ni el boato de las celebraciones lo que nos eleva a Dios, sino la justicia, la honestidad, la recta intención y el respeto. Anunciar la justicia y vivirla en el día a día, constituye la exigencia fundamental de las Escrituras judeocristianas –y en eso coinciden con tantas otras Escrituras de otras religiones–. Los rituales, las prescripciones, las ceremonias... pueden ayudar a continuar por el camino de Dios, pero no pueden sustituirlo. Por esta razón, la exhortación que Moisés dirige a su pueblo se centra en la necesidad que tiene el pueblo de Dios de hacer una clara opción por el Dios de la libertad y de la justicia que los ha sacado de Egipto. De lo contrario, el sueño de la «tierra prometida» se puede convertir en una pesadilla.
También los primeros cristianos experimentaron en carne propia la amenaza del formalismo y el ritualismo. Después de un tiempo de dedicación y fervor por la misión, los ánimos comenzaron a ceder y la comunidad se vio rápidamente atraída por las relaciones puramente funcionales y formales. De este modo se comenzaba a perderse la fraternidad que les daba identidad y coherencia.
Conectado con todo este tema está aquel otro de «la letra y el espíritu»: la «letra» es el detalle de lo mandado, la prescripción, el rito, la acción concreta, la «verdad superficial» (Niels Bohr)... El «espíritu», aquí, es el sentido con el que ha sido concebida aquella práctica concreta, más allá de las limitaciones de la letra, y la vivencia con la que debe ser vivida, la «verdad profunda» (Bohr). Por eso se dice que la letra (se entiende: la sola letra, o la letra sin espíritu, la verdad superficial) mata, mientras que el espíritu vivifica. La letra es un medio, el espíritu es un fin. Éste puede darse aun sin aquélla, al margen o incluso «en contra» de ella: en efecto, hay veces que, en circunstancias muy especiales, el espíritu de una ley o de una práctica ritual puede exigir hacer en aquella situación, «precisamente lo contrario» de lo que la letra prescribe. Esa flexibilidad, esa «libertad de espíritu» también se exige a los cristianos, como a todo ser humano adulto y maduro.
Otro problema distinto –que no podemos abordar aquí, pero que sería bueno no dejar de mantenerlo dentro del horizonte– es que la religiosidad actual se está transformando. Por su propia naturaleza, las «religiones» (llamamos así aquí, técnicamente, a «la forma que ha revestido la espiritualidad del ser humano a partir de su sedentarización neolítica», a partir de la revolución agraria, hace sólo unos pocos miles de años, porque antes había espiritualidad, pero no «religiones»), han tenido en los ritos, en las prácticas rituales, minuciosamente prescritas, un medio importantísimo de expresión, y un modo a la vez de control social. La religión, en las sociedades agrarias, ha sido el mejor y más potente vehículo de identidad de la sociedad, y de control por parte del poder, y han sido los ritos su expresión más visible." (Koinonía)

sábado, 28 de agosto de 2021

ADMINISTRADORES DE NUESTROS DONES

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. 
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""

"El Señor nos ha revestido con un “capital divino” (bolsas de oro), según nuestras capacidades, para hacerlo producir hasta que el Señor nos pida cuentas del uso que hayamos hecho de ello. Debemos recordar que no somos dueños de nuestra vida sino sólo administradores de sus dones. Los frutos que demos en la vida revelan nuestros dones. Por esta razón, aquellos talentos que nos rehusamos a desarrollar o “enterrar” y no dan fruto no los merecemos, porque ocultarlos es como insultar o reírse de quien nos los dio. Es claro que, enterrarlos por pereza o apatía, es una traición a la confianza que el Señor, dador de todos los dones, ha puesto en nosotros. La justicia exige que aquellos dones sean dados a otros que cumplan con la intención del donante. Dios nos ha dado muchos dones para que construyamos con ellos el Reino. Dios espera frutos no apariencias. ¿Cuáles son mis dones, los conozco y los pongo a trabajar?" (Koinonía)

viernes, 27 de agosto de 2021

EL ACEITE DEL AMOR, LA VERDAD Y LA FE



 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."

"Nuevamente Jesús habla del Reino con la parábola del "novio", ya lo había hecho con el "banquete de bodas". El Reino se va construyendo en el día a día, a través de nuestras “lámparas ardientes” cuyo “aceite” son el amor, la verdad y la fe, que ofrecemos a Dios y a nuestro prójimo. El no conocer “ni el día ni la hora” hace imprevisto «el final» y, además, con esa sensación de retraso nos invita a la vigilancia. Frecuentemente no somos conscientes de la venida diaria del Señor que es la que nos prepara para ese «final», sea el fin del mundo o la hora de nuestra muerte, que cuando llega nos pide abrir la puerta, atentos a los signos de los tiempos y lugares. Todos somos invitados a pasar a “la sala de bodas”, pero tenemos que llevar aceite. Además, esta fiesta sucede cada día en los pequeños encuentros con el Señor. Testimoniemos su presencia amorosa. ¿Estamos preparados y en vela llevando el aceite de nuestras buenas obras para mantener la lámpara encendida?" (Koinonía)

jueves, 26 de agosto de 2021

CADA DÍA LLEGA ÉL




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichosos ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."

"Este pasaje evangélico anticipa los temas de la crisis cósmica que aparecerá al final de la historia y, de ahí, la necesidad de la vigilancia. Definitivamente, estar prevenidos no significa sólo guardarnos del pecado y rezar siempre, en espera del retorno de Jesús, es realizar un positivo esfuerzo para crecer en las virtudes, incluída una actitud sincera de amor a Dios y al prójimo. Estar prevenidos, es obedecer activamente al Maestro que nos ayuda a crecer en madurez espiritual. Este es el objetivo principal de estar prevenidos porque, si la venida del Señor es cierta, el momento de esa venida es incierto. Por otro lado, recordemos que la venida del Señor sucede cada día, con fe vigilante y esperanza activa, nos prepara para la definitiva. Día a día, se vive el futuro y se siembra para cosechar el éxito final. Recuerda que es de sabios pensar en el futuro. ¿Cómo vives tu relación con Dios? ¿Con temor, angustia o responsabilidad?" (Koinonía)

miércoles, 25 de agosto de 2021

TRANSPARENCIA



¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de huesos de muerto y toda clase de impurezas. Así sois vosotros: por fuera, ante la gente, parecéis buenos, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y maldad.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los hombres justos, y luego decís: ‘Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no los habríamos ayudado a matar a los profetas.’ Con esto, vosotros mismos os reconocéis descendientes de aquellos que mataron a los profetas. ¡Acabad de hacer, pues, lo que vuestros antepasados comenzaron!

Por desgracia hay mucha hipocresía entre los seguidores de Jesús. Decimos, pero no hacemos. Exigimos a los demás lo que nosotros no somos capaces de hacer. Criticamos a los que se entregan totalmente, para excusarnos de nuestra inacción. Cuidamos las apariencias y nuestros actos son completamente inmorales. 
Si de verdad queremos ser discípulos de Jesús, debemos ser transparentes. Si obramos mal, reconocer nuestra debilidad, pedir perdón y no ocultarlo tras una capa de aparente bondad. Esto no es ser discípulo. Es ser un hipócrita.

martes, 24 de agosto de 2021

SEGUIR A JESÚS




 En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

"Toda vocación, surge de un llamado que Dios realiza a través de diferentes medios, personas y circunstancias. Felipe, en este pasaje, es el medio del que Dios se vale para llamar a Natanael al seguimiento de su Hijo. Bartolomé, nos enseña a ser sinceros, a no dejarnos sólamente impresionar por el entusiasmo de otros sino a estar abiertos a los signos de los tiempos y lugares para discernirlos. Su duda surge porque conoce la Escritura y sabe que de Nazareth no podía venir el Mesías; sin embargo, al encontrarse personalmente con Jesús y escuchar su palabra, hace una profesión de fe convencida, reconociendo en Él, al Mesías.
Hoy, es necesario redescubrir la importancia del discipulado, de la vocación apostólica, misionera y la prontitud de fe con que se debe acoger el llamado del Señor. Tener en cuenta la historia y no perder de vista la realidad nos invitará a dar una respuesta comprometida. ¿Cómo descubro la voluntad de Dios en mi vida? ¿Reconozco a Jesús como Mesías, Salvador?" (Koinonía)

lunes, 23 de agosto de 2021

DECIR Y HACER

 


En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él."

"San Mateo pone en labios de Jesús una palabras muy fuertes contra los letrados y fariseos. Jesús, profeta, exhorta a la conversión, anuncia el Reino a los pobres y pecadores, suele mostrar todo el amor del Padre, sin embargo, como Profeta también denuncia con fuerza y dureza la injusticia y la mentira. Así lo hace Jesús contra los maestros de la ley y los fariseos. Hoy, leemos y escuchamos algunos reproches, no sólo a ellos, también a los que tenemos alguna responsabilidad en la vida de la familia o en el campo de la educación o de la comunidad eclesial.
Jesús denuncia a los que llevan una “vida doble,” entre lo que enseñan y hacen; a quiénes son exigentes con los demás y tolerantes y comprensivos consigo mismos; a quiénes son hipócritas que por fuera presentan una cara y por dentro tienen otra. Esta denuncia de Jesús la podemos aplicar a nosotros, pues puede esconderse, en nuestro interior, un pequeño o grande fariseo. Hagamos un examen serio. ¿Descubro en mí mismo actitudes farisaicas?" (Koinonía)

domingo, 22 de agosto de 2021

SUS PALABRAS SON DE VIDA

 


En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿Quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen. "Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede." Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.

"Las palabras de Jesús chocan con la mentalidad vigente. Hace veinte siglos parecía inadmisible que una persona pudiera comunicar un mensaje tan exigente y tan liberador. Hoy, seguimos en el mismo plan: tratamos de endulzar las palabras de Jesús para que no hieran nuestros prejuicios. Con frecuencia queremos convertir la palabra de Jesús en el ejercicio de un conjunto de ritos. Pero, la palabra de Jesús nos desestabiliza, nos desquicia y nos lleva a cuestionar la vida diaria. A veces, incluso, decimos como los discípulos. «Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso? No obstante, si queremos seguir a Jesús, la única respuesta posible es un «sí» rotundo, un «amén» decidido y generoso. Queremos seguirlo y queremos ser como él. No deseamos contentarnos con los laureles que nos ofrece el mundo, sino que anhelamos caminar con el Nazareno la difícil y tortuosa vía del pueblo de Dios en la historia.
¡Qué útil sería examinar nuestras eucaristías...! ¿Generan un «movimiento de Jesús» en dirección hacia la Utopía solidaria de lo que Él llamaba Reino? ¿Van cambiando nuestro modo de pensar y actuar? ¿Nos hacen capaces de identificar las otras presencias del Dios entre los desheredados de la vida? El mismo Jesús, en cuya boca Juan puso estas palabras: «Yo soy el Pan de Vida», según Mateo también dijo: «tuve hambre y me diste de comer, cada vez que lo hicieron con mis hermanos más pequeños, era conmigo mismo con quien lo estaban haciendo» (Mt 25,35).
Completamos nuestra reflexión con palabras de José Antonio Pagola que continúan las que citábamos la semana pasada, sobre la forma actual de celebrar la Eucaristía: Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?
¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?
Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a Jesucristo." (koinonía)

sábado, 21 de agosto de 2021

SER COHERENTES

 


En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en la sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

En el texto evangélico, Jesús nos invita a la coherencia de vida contra la hipocresía (no ser coherentes) que contamina nuestro mundo. Jesús cumplía lo que predicaba. Hizo y enseñó; critica en especial a aquellos que tienen una responsabilidad en la sociedad. Desea que seamos cómo árboles que no sólo presentan una apariencia hermosa, sino que dan buenos frutos. Que seamos de los que “lo que decimos, lo hacemos”, cumpliendo así la voluntad del Padre. Esto lo refuerza recordando que no debemos dejarnos llevar por la búsqueda de honores y rangos, los cuales no tienen sentido en el proyecto del Reino. Por ello el “maestro”, es decir, el intérprete de la ley sólo es Jesús; el “Padre” es uno solo y la Comunidad cristiana está formada sólo por “hermanos” y "hermanas" sin títulos. La autoridad se encuentra en el servicio no en el poder ni en el orgullo. Sería engaño aceptar como verdad lo que no somos ni podemos ser. ¿Soy coherente, es decir, lo que digo lo hago?

viernes, 20 de agosto de 2021

EL CENTRO DE NUESTRA VIDA: EL AMOR

 


En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le dijo: ""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas."

Entre códigos y recomendaciones, el Pueblo Judío había contabilizado en la ley 613 mandamientos, de los cuales 365 eran prohibiciones y 248 orientaciones positivas. Por eso discutían permanentemente sobre la jerarquía de los mandamientos. Ante la pregunta del fariseo, Jesús no responde con uno, sino con dos, uniendo el mandamiento del amor a Dios y el mandamiento del amor al prójimo.
La originalidad de Jesús radica en que presenta los dos mandamientos inseparables y al mismo nivel. El amor es la clave que unifica ambos mandamientos; por eso, el amor a Dios pasa necesariamente por el prójimo. El sentido de la vida no consiste solamente en cumplir normas y preceptos. Cristo nos invita a mirar la vida desde la centralidad de las personas, más allá de las leyes. Dios quiere que cultivemos una actitud misericordiosa. Llevar a plenitud el amor en el servicio auténtico a los más pobres y descartados de nuestro tiempo. ¿Puedo decir, cuando hago mi examen de conciencia al final del día, que mi vida está motivada por el amor?

jueves, 19 de agosto de 2021

EL REINO ES UNA FIESTA

 


En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿Cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos."

El Reino es una fiesta, pero debemos llevar todos el traje correspondiente. El traje del Amor.
"Jesús nos sorprende con esta elocuente parábola en la que compara el Reino Dios con un banquete de bodas, que es un compendio de la historia de la salvación. Jesús ha venido a inaugurar ese tiempo del Reino, pero muchos de los que habían sido invitados a participar en la fiesta decidieron no asistir. Aquí, el rey es Dios que ofrece la celebración del reino a los invitados, el pueblo de Israel. Los siervos enviados a llamar a los invitados representan a los profetas. Sin embargo, Israel no escuchó, los invitados resultaron estar más interesados en sus propias ocupaciones. Otros insultaron a los profetas y los mataron.
No obstante, la celebración seguirá su curso y esta vez los siervos de Dios invitarán a participar a los publicanos, a los pecadores y a los gentiles. Es probable que no todos responderán sinceramente. La invitación es gratuita pero es también exigente. El “traje de bodas” que hace falta para entrar en el banquete eterno significa las “obras de justicia” que cada uno debe hacer. ¿Cuál es nuestro atuendo (obras)?" (Koinonía)

miércoles, 18 de agosto de 2021

ÉL NOS ACOGE A TODOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña.
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."

"Sin duda alguna, lo más importante de esta parábola es que, en el Reino las bendiciones y recompensas se reciben por la bondad y el amor de Dios y no según el mérito propio o el tiempo de servicio. En el Reino no hay lugar para la envidia y la codicia. El resentimiento, por la bondad y generosidad de alguien, es una de las peores actitudes humanas, sin embargo es frecuente en nuestro entorno.
Texto Dios siempre va en busca de todos, llama a todos, a cualquier hora, siempre quiere dar y acoge a los que encuentra. Jesús, con esta parábola da golpe de gracia al concepto que no sólo los fariseos y escribas tenían sino también muchos de nosotros sobre Dios y su retribución. Jesús se ha hecho nuestro “pan de cada día”, se ofrece en la misa a todos sin discriminación de edad, condición social o nivel de santidad. Él se da, para que también nosotros aprendamos a darnos a los demás generosamente. ¿Ante Dios te sientes con más derechos que otros?" (Koinonía)

martes, 17 de agosto de 2021

DEJARLO TODO POR ÉL




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: "Entonces, ¿Quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo." Entonces le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿Qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros."

"El pasaje evangélico de éste día, desarrolla dos temas: el peligro de las riquezas y la recompensa de quienes se despegan de ella. Para entrar en el Reino, hay que estar libre de las cargas, de los tesoros terrenos. No hay nada más esclavizador que los bienes materiales y, peor, cuando los hacemos indispensables en nuestra vida.
El hombre, por sí mismo, se encuentra tan imposibilitado frente a la salvación como el camello que pretendiese pasar por el ojo de una aguja. Semejante libertad frente a las cosas puede ser únicamente don de Dios. La declaración de Pedro confirma que el desapego de las riquezas es un medio eficaz para la renovación de nuestras vidas. Dios no se deja ganar en generosidad. La capacidad de renuncia es, al mismo tiempo, capacidad de recibir y poseer. De este modo, los valores del mundo quedan al revés en el Reino. ¿Estás dispuesto a prescindir ,incluso de lo necesario, si así lo pide la Palabra y el bien de tu prójimo?" (Koinonía)

lunes, 16 de agosto de 2021

POSEER NOS APRISIONA




En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos." Él le preguntó: "¿Cuáles?" Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo." El muchacho le dijo: "Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?" Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo." Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

"El joven, rico y anónimo, que pregunta a Jesús por la vida eterna, tal vez quería ser su discípulo, pues era un fiel cumplidor de la ley y buscaba algo más, por ello Jesús le hace una invitación clara y contundente a seguirlo. El problema surge cuando el Señor le hace una propuesta que va más allá del cumplimiento externo, es decir, dar todo lo que se es y se tiene para ponerlo al servicio del Reino. No se trata de hacer sino de una relación de amor que le dice: “Sígueme”. El rechazo del joven muestra que cuando estamos demasiado apegados a lo que tenemos entonces esas cosas se convierten en nuestros dueños y nosotros sus posesiones. Cuando esto sucede ellas dictarán nuestras decisiones. Cuanto más adquirimos más difícil liberarnos de ello. El gran error de poseer no consiste tanto en cuánto poseemos sino en cuán apegados estamos a lo que tenemos.
Difícil pero no imposible. ¿Seremos capaces de dejarlo o dejar que se vaya cuando llegue la hora?" (Koinonía)

domingo, 15 de agosto de 2021

ASUNCIÓN


 

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia para siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

La escena evangélica de hoy se centra en el encuentro de las dos madres y de sus respectivos niños, en la continuidad del designio de Dios (AT y NT), une teológicamente los relatos paralelos de la infancia de Juan (el último profeta del AT) y de Jesús. Y es el Espíritu quien marca esta continuidad. Toda la escena rebosa de teología, y para que no se pierda ni un ápice, Lucas la concluye con el mutis de María (1,56). En este encuentro, Lucas pone en boca de María este himno judeocristiano (1,47-55), que se inspira en el cántico de Ana (1Sam 2,1-10) y en toda la tradición bíblica (sobre todo de los salmos). Himno que expresa la fe y la esperanza de los pobres y humildes del pueblo de Dios. Son los «hijos de Sión», «los pobres del Señor», quienes, en María y con ella, alaban a Dios por las grandes obras que ha hecho en ellos/en ella (1,46-49), por lo que hace en su favor (1,50-53) y, finalmente, por su amor misericordioso a favor de Israel, en conexión con las promesas realizadas y selladas con la bendición de Abraham y a su descendencia (1,54-55). María es también hija de Abraham. Así, en María, en este encuentro entre el AT y el NT, se une la espera con la realización y, al mismo tiempo, se manifiesta la predilección histórica del Señor de Abraham y de María por los pobres de todos los tiempos.
Hoy celebramos la «asunción gloriosa» de María. No se trata de ninguna elevación vertical, de ninguna traslación física, de ningún viaje sideral. No fue ascensión real, física, la «ascensión» de Jesús; mucho menos será asunción física la asunción de María. Esa «asunción gloriosa» es una manera de hablar, que quiere decir algo, algo importante, pero no precisamente un traslado físico, un sentido literal inmediato de las palabras. Podemos –y deberíamos– ser creyentes de hoy, maduros, conscientes del valor simbólico y metafórico de muchas de las expresiones clásicas de nuestra fe. Valor «simbólico», «metafórico», no significa, en absoluto, falta de valor, carencia de sentido, ausencia de contenido. Muy al contrario. Significa que la verdad expresada es una verdad profunda, no susceptible de ser expresada con palabras fáciles, descriptivas, meramente referenciales de lo físico o material.
Nuestra fe expresa que en María Dios ha dignificado a todos los seres humanos, en especial a las mujeres, convirtiéndolos en plenos participantes de su obra salvífica. El ser humano había echado a perder los planes de Dios con opresiones, violencias y desigualdades. Dios, en Jesús, llama el mundo al nuevo orden, donde todos los seres humanos son igualmente dignos y de este modo se inaugura una nueva era de plenitud.
La fiesta de la «asunta», como la llama el pueblo cristiano en muchos lugares de América Latina, nos invita a vivir en el presente el futuro de Dios. María vivió su existencia como una manifestación de la obra salvadora de Dios. No hubo momento de su humilde existencia en el que el amor misericordioso del padre no se hiciera solidaridad, misericordia y compasión con todas las personas que, como ella, vivían situaciones de pobreza y exclusión. María encarnó todos aquellos valores que nos permiten comprender como el futuro de Dios se manifiesta en las limitaciones de nuestro presente. María nos invita a vivir gozosamente la vida como un encuentro permanente con el Dios de la vida y la historia que realiza su obra redentora en las miserias de nuestro mundo y en las limitaciones de nuestra existencia.
¿Comprendemos el significado «profundo» (no literal) de la asunción de María? ¿Estamos dispuestos, como María, a modelar nuestra existencia de acuerdo con la propuesta del evangelio?

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sábado, 14 de agosto de 2021

SER COMO "NIÑOS"




 En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que sn como ellos es el reino de los cielos." Les impuso las manos y se marchó de allí.

"El rito de la imposición de manos y la bendición de los niños era común en aquella época y se ha transmitido hasta nuestros días. Lo hacían los padres, pero se pedía también la bendición de los rabinos famosos. Entre nosotros pedimos al sacerdote le rece “los evangelios”. En esta ocasión acuden a Jesús con los niños, para que los bendiga, teniendo en cuenta la fama que el joven rabino de Galilea había adquirido con su enseñanza y los milagros que realizaba.
Al acoger a los niños Jesús manifiesta el deseo de no descartar de su Reino a aquellos seres que el judaísmo y, de hecho, varias sociedades actuales, consideraban como insignificantes y sin valor, aunque su llegada al hogar sea considerada una bendición. Representados en los niños están los que sufren, los excluidos y los descartados de las sociedades, no valorados en su riqueza personal. Fomentemos su protección y cuidado. ¿Cómo promueves los derechos y el respeto de los infantes y necesitados?"

viernes, 13 de agosto de 2021

DEBEMOS SER FIELES

 


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?" Él les respondió: "¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?" Él les contestó: "Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio.
Los discípulos le replicaron: "Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse." Pero él les dijo: "No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga."

"Jesús apela a la voluntad original de Dios en la relación hombre y mujer recordando que la unión matrimonial es algo serio y estable, no sujeta a un sentimiento pasajero o a un capricho. El divorcio es una contradicción a la esencia del matrimonio que es el amor. El matrimonio es la afirmación del amor y el amor es eterno como Dios es eterno. El amor que Dios quiere en las parejas es estable, fiel, maduro.
El matrimonio promueve al ser humano para que no se busque a sí mismo sino que sepa ofrecerse en la vida conyugal y después entre padres e hijos. Es una relación sagrada, divina. El divorcio vacía de contenido la expresión “te amo”, que expresa algo presente y continuo. Más allá de las “opiniones” hay convicciones irrenunciables. Esa es la grandeza de los Mártires de Barbastro, a quienes hoy recordamos: fieles a la causa de Jesús, hasta la muerte. ¿Qué tan fiel eres en los compromisos de vida?" (Koinonía)

jueves, 12 de agosto de 2021

PERDONAR SIEMPRE

 


En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

"El pasaje evangélico nos recuerda que la pertenencia al Reino es el perdón y éste es sin límites y para todos, tomando como ejemplo a Dios cuya oferta de gracia desborda todo cálculo humano. No hay lugar para la venganza personal, porque uno siempre vive en el amor misericordioso del Padre, y por tanto debemos compartir ese amor misericordioso con los demás. La condición esencial para el perdón divino es que nosotros perdonemos al prójimo, como Él nos perdona. Actuar perdonando es reflejar el Reino.
Negarse a perdonar nos sitúa fuera del Reino y, por consecuencia, fuera de la esfera del amor misericordioso de Dios. Él es capaz de tomar todos nuestros pecados, nuestras deudas para obtener el perdón; pero no puede tolerar el abuso de que, siendo pecadores, nos neguemos a perdonar las mínimas ofensas que se nos hacen. ¿Has reflexionado que perdonar no es ceder poder, ni debilidad, sino fortaleza, decidiendo que algo ya no te afectará?" (Koinonía)

miércoles, 11 de agosto de 2021

AYUDAR, NO CONDENAR

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

"Este apartado es una enseñanza e invitación a la moderación en el uso de ciertas reglas de disciplina comunitaria. El juicio condenatorio del hermano es posible sólo cuando persevera en el mal y rechaza la corrección y el perdón. El objetivo es salvar al que peca, ayudándolo para que se aparte del mal. La expresión “atar y desatar” indica la capacidad ilimitada del perdón. Una actitud diferente de nuestra tendencia a condenar es la de perdonar. Como cristianos, hemos de reconocernos perdonados por el Padre y capaces de perdonar a los demás." (Koinonía)

martes, 10 de agosto de 2021

ENTREGAR LA VIDA A LOS DEMÁS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:—«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará».

"Hacemos de lado le lectura continuada de San Mateo para celebrar al diácono y mártir Lorenzo. La segunda carta a los Corintios hace referencia al servicio de caridad desempeñado por este santo entre los pobres de la Comunidad. El evangelio de Juan recuerda el episodio donde Felipe y Andrés le presentan a Jesús a unos griegos que lo querían conocer. Jesús no les ofrece un mensaje acomodaticio para ganar popularidad entre los paganos sino que su amor universal lo muestra a través de la parábola del trigo para revelar dónde está el secreto de la verdadera vida.
Sin ofrendar la vida, sin la muerte no hay fecundidad. Sólo muriendo la semilla produce algo nuevo y sólo entonces se revelará su fecundidad admirable. San Lorenzo nos recuerda que la gran ofrenda que podemos hacer al Señor es nuestro servicio a los más necesitados. ¿Cuál es tu actitud en la vida? ¿Ser ofrenda para los demás o no?"








lunes, 9 de agosto de 2021

OBEDECER CON LIBERTAD

 


En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día." Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?" Contestó: "Sí." Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó: "A los extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti."

Este día encontramos una invitación del evangelista para todos nosotros, bautizados y enviados, a solucionar pacíficamente cualquier diferencia que pudiera existir en la manera de entender el mensaje cristiano. Jesús expresa respeto y paga el impuesto. Jesús hizo muchas cosas a las que, por su calidad de Hijo, no estaba obligado; sin embargo, para que su libertad no ofendiera el sentir común paga el impuesto que tenía también un significado religioso.
Ante ciertos deberes sociales o políticos, el ejemplo de Jesús nos enseña que obedecer con libertad y no por miedo o servilismo es como colaborar y pagar un justo impuesto a la convivencia humana. Nos enseña a saber cumplir, como cristianos que estamos en el mundo sin ser de él, de manera coherente, los deberes sociales y políticos de las sociedades en las que nos desenvolvemos. ¿Cómo cumples tus deberes sociales y religiosos? ¿Eres motivo de escándalo o testimonio agradable al Señor?

domingo, 8 de agosto de 2021

PAN DEL CIELO

 


En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo", y decían: "No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?" Jesús tomó la palabra y les dijo: "No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan de vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo."

El evangelio de Juan que hoy leemos comienza con el escándalo que se produce en los judíos porque Jesús se equipara al pan; pero más aun porque dice que ha “bajado del cielo”. Para ellos esto no tiene explicación, puesto que conocen a Jesús desde su infancia y saben quiénes son sus padres. Para ellos su vecino Jesús, visto en su sola dimensión humana, no guarda relación alguna con las promesas del Padre y con su proyecto de justicia revelado desde antiguo.
Juan utiliza esta figura del escándalo y del no poder ver más allá de la dimensión humana de Jesús, para dar a conocer la dimensión que encierra la persona y la obra del Maestro. En primer lugar, la adhesión a Jesús es obra también de Dios; es él mismo quien suscita la fe del creyente y lo atrae a través de su hijo.
Conocer a Jesús es apenas un primer paso en el cual se encuentran sus paisanos; pero adherir la propia fe a él es el siguiente paso, que exige un despojarse totalmente para poder encontrar en él el camino que conduce al Padre. Sólo este segundo momento permite descubrir que Dios se está revelando en Jesús tal cual es; esto es, un Dios íntimamente comprometido con la vida del ser humano y su quehacer.
Jesús propone asumir el paso de la vida humana con un total compromiso. El alimento, que es indispensable para vivir, es utilizado como metáfora para hacer ver que más allá de la dimensión humana de cada persona hay otra dimensión que requiere también ser alimentada. El ser humano, llamado a trascenderse a sí mismo, tiene que esforzarse también continuamente para que su ciclo de vida no se quede sólo en lo material.
Así pues, el conocimiento y aceptación de la propuesta de Jesús alimenta esa dimensión trascendente del ser humano, que es la entrega total y absoluta a la voluntad del Padre; y la voluntad del Padre no es otra que la búsqueda y realización de la Utopía de la Justicia en el mundo en todos los ámbitos (Reinado de Dios), para que haya «vida abundante para todos» (Jn 10,10).

sábado, 7 de agosto de 2021

¿TENEMOS FE?

 


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: "Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo." Jesús contestó: "¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: "¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?" Les contestó: "Por vuestra poca fe. Os aseguro que si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible."

Es mucha la angustia para la familia cuando hay un hijo enfermo. El testimonio de fe de este padre nos debe contagiar. El texto dice que se acerca a Jesús, se arrodilla frente a él y le pide compasión hacia su hijo. El hombre describe el padecimiento de su hijo con unas palabras que conmueven a Jesús: mi hijo “sufre horriblemente”. El hombre había agotado los medios posibles y los discípulos no pudieron ayudarlo. Ahora él estaba, frente a frente, con el Maestro y no vacila… Su fe hizo posible el milagro aquella tarde en Galilea. Los discípulos que han recorrido largos caminos con Jesús y lo vieron hacer milagros no lograron sanar a esta persona. Profesar nuestra fe en Jesús no es garantía de ser verdadero discípulo. Es la fe en Jesús y su poder lo que hacen posible lo imposible. Si tuviéramos fe suficiente habríamos cambiado la geografía del mundo. ¿Cómo manifiestas tu fe? ¿El sufrimiento ha hecho crecer tu fe? ¿Te consideras una semilla de mostaza?