jueves, 20 de enero de 2011

ESCUCHAR A DIOS...


Hablamos muchas veces del "silencio de Dios". Ante una catástrofe, una desgracia o la injusticia, nos preguntamos dónde estaba Dios, por qué calla. Sin embargo Dios nos habla y hay personas que tienen una sensibilidad especial para saberlo escuchar. Nosotros vivimos agobiados por mil actividades y sólo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena. De la misma manera, que nos atrevemos a quejarnos preguntando a Dios, dónde estaba en el momento de la desgracia, Él puede preguntarnos dónde estamos nosotros a lo largo del día, que no nos acordamos de Él. Y nos repetirá otra vez que Él se acerca a nosotros en el prójimo, en el Otro, especialmente en el pobre, el sencillo, el necesitado. Está en mil y un detalles a lo largo del día, que no sabemos ver... Escribimos libros profundos sobre la ausencia de Dios, y resulta que los ausentes somos nosotros. Nuestra multitud de actividades no nos permite darnos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos recomiendan silencio, el desierto...para no dejar que el activismo nos desconecte de esa otra realidad, la verdadera realidad, en la que nos encontramos con Dios. Tener los sentidos despiertos a la presencia de Dios nos ayuda a verlo y escucharlo en los demás y en los acontecimientos del día a día.
Vivir así, nos hace vivir unidos a nuestros hermanos los hombres, y sentirnos uno en el Uno...

7 comentarios:

  1. La verdad es que no siempre resulta fácil escucharLe, pero ultimamente a mi me resulta más fácil que antes acordarme de Él, pues me estoy acostumbrando a dar las gracias en muchos momentos del día y veo que ésa, para mí, está siendo la manera de sentirLe cerca

    Recuerdo los años en los que sí tenía multitud de actividades, y entonces procurábamos tener algún rato de oración comunitaria a la semana, para no olvidarnos de Quién nos movía a hacer todo aquello y Quién era el motor de nuestra vida. Aquellos ratos semanales me ayudaron mucho para irme acostumbrando a la oración, algo que siempre me había resultado muy difícil, aunque todavía a veces...

    Un abrazo y feliz día

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  2. «callemos hermanos y vuelva el silencio,
    que ya hemos perdido el don de escuchar,
    y en este tumulto de nuestras palabras
    somos incapaces de escuchar a Dios.

    los hombres llevamos mil máscaras vanas,
    para no encontrarnos con nuestra verdad,
    tememos mirarnos de frente en sus ojos
    y al ver lo que somos tener que cambiar...

    callemos hermanos y que hable el Señor!»


    Este es un canto de nuestra liturgia parroquial que quería compartir con vos Joan Josep.

    Un fuerte abrazo

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  3. "Habla Señor, que tu pueblo escucha"
    "Habla Señor que quiero escuchar"

    Esto a veces lo cantamos en la Iglesia.

    Cuantos veces nos habla a través de el prójimo necesitado y estamos sordos.

    Ahora me ha hablado a través de tus letras.

    Una abraçada, Montserrat

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  4. EL silencio de Dios..cuánto se ha escrito y hemos dicho sobreél!!
    Y sí,nuestri silencio es más atronador,pero como somos tan "pequeños"pensamos que ÉL es el que tiene que llamar.Y yo creo que a pesar de todo,llama,llama cada día y no se vas de nuestras moradas.Solo que no LE vemos siempre.EL dia tieen mutitud de instantes en donde LE podemos encontrar,sí.
    Besucos
    y dejémonos ayudar,a pesar de todo.Siempre hay alguien,siempre!! que te coge de la mano con amor.

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  5. Joan, comprendo lo que dices pero dejame levantar una lanza por aquel que nace para ser golpeado desde que pisa este mundo... ¿ le añado la angustía de mirar a ver si hay alguien peor que el? Pienso en tantas personas que ya perdieron hasta la capacidad de protesta...
    sus ojos resignados claman justicia de todo tipo. No creo en silencios, creo en el egoismo del hombre.

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  6. Buena la entrada. Dios no calla, el problema es que no sabemos escuchar. El Evangelio del próximo domingo dice que "cuando Jesús se enteró de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea" me impresiona como de un signo negativo, malo, podríamos decir (un arresto) el Señor sabe ver un signo positivo para El. Supo escuchar a Dios, ¡qué aprendamos de El!
    Un saludo

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  7. Tenemos los sentidos despiertos, para que no nos engañen, para no ser victimas de malicias, y abusadores. Y lo siento mucho pero no savemos ver ha un bienaventurado,que nos pide ayuda.
    Una abraçada

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