martes, 31 de mayo de 2022

UN DIOS LIBERADOR

 


En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

"Lucas da mucho énfasis al encuentro entre María e Isabel, porque lo considera un divisor de aguas: Isabel representa la espera del Antiguo Testamento y María el inicio de un nuevo tiempo, el mesiánico. Juan el Bautista es el vínculo de esos dos tiempos: indicará al pueblo la presencia e identidad del Mesías, Jesús. María, con su “sí”, hace que la promesa se trasforme en realidad. En su cántico resuenan las voces de tantas mujeres del pasado (la madre de Samuel, Lía, Judit) y de las empobrecidas que gritaron a Yahveh (las hebreas esclavas, en el exilio): sus voces son memoria viva de quienes murieron por la liberación. También María agradece los grandes gestos liberadores operados por Dios a lo largo de la historia en favor de pobres, pequeños y sufridos. Hay tantos motivos para celebrar este encuentro de vientres tan entrañable: la fidelidad de Dios se trasforma en acción concreta de liberación hacia su pueblo. La esperanza renace después de siglos de sufrimiento y de espera. ¡Líberanos, Señor! " (Koinonía)

lunes, 30 de mayo de 2022

YO HE VENCIDO AL MUNDO

 


En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo."


"El texto evangélico de hoy corresponde a la parte final del discurso de despedida de Jesús. Esta larga y compleja pieza literaria, que hemos leído en estas semanas, termina con una firme confesión de fe de los discípulos: “Estamos seguros de que lo sabes todo y… creemos que has venido de Dios”. Sorprende que Jesús no responda a esta confesión de fe con una bienaventuranza, como lo hizo en otros momentos. Al contrario, esta vez responde con una pregunta que refleja suspicacia: “¿Ahora creéis?” Jesús no se deja llevar por el entusiasmo de sus discípulos y les invita a mirar su fe con más profundidad y a poner los pies en la tierra. Jesús predice a sus discípulos que lo abandonarán en el momento más duro y que encontrarán dificultades y dolores que los confundirán.
Pero no todo queda allí, Jesús baja a sus discípulos de las nubes para remitirlos a lo fundamental de la fe: “os he dicho todo esto para que podáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo”.  La verdadera paz no brota de no tener dificultades, sino de estar unidos en todo momento al Señor. Cuando estamos unidos al Señor, se abren nuestros oídos para escuchar esas palabras que llenan de confianza nuestra vida: “tened ánimo, yo he vencido al mundo”.
Ya casi al finalizar del tiempo pascual la Palabra del Señor nos recuerda que la Pascua no es una arenga de entusiasmo ni vanas ilusiones de no tener dificultades. La Pascua es el tiempo en el que nos unimos al crucificado que ha resucitado, es decir, el tiempo para descubrir que, en medio de nuestras cruces y de los retos que nos cuestan, está presente el Resucitado. Es tiempo para escuchar en el silencio del corazón las palabras pascuales del Señor: “Tened ánimo, yo he vencido al mundo”.
El cristiano es la persona que ha puesto su confianza plena en el Señor. Aún en las circunstancias en las que experimenta su propia fragilidad o la fuerza indomable del mal, sabe en quien ha puesto su confianza: en Aquel que ha vencido el mundo pasando por la cruz. Cuanto más nos unimos a Jesucristo, más experimentamos la verdad de esta paradoja de muerte y vida, de lucha y gozo, y encontramos el ánimo para emprender los desafíos de cada día con la fuerza del amor." (Ciudad Redonda)

domingo, 29 de mayo de 2022

POR TODO EL MUNDO

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto."
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

"Lucas ha escrito dos libros: un evangelio y los Hechos de los apóstoles. En Hch 1,1-2 Lucas retoma la referencia a Teófilo que hizo al comienzo de su Evangelio (“oh ilustre Teófilo” Lc 1,3). «Teó–filo» significa “amigo de Dios”. El hecho de agregarlo aquí, después de separarse su obra en dos, refuerza la idea que Teófilo es una designación simbólica general. Todos los que leemos estos libros somos Teó-filos, amigos, buscadores de Dios.
Su evangelio termina con «Jesús llevado al cielo» (Lc 24,51). Los Hechos comienzan con el relato de «Jesús yéndose al cielo» (Hch 1,6-11). En el evangelio se presenta a Jesús con su cuerpo. En los Hechos ya no está corporalmente. Actúa por medio de su Espíritu. La orden que Jesús da a los apóstoles en Hch 1,4 exige pasividad total: no ausentarse de la ciudad y aguardar. En Lc 24,49 es semejante: permanecer en la ciudad (con la connotación de esperar sin hacer nada). La permanencia y espera pasiva debe durar “hasta que sean bautizados en el Espíritu Santo” (Hch 1,5) o “hasta que sean revestidos del poder de lo alto” (Lc 24,49). Lucas se está aquí refiriendo claramente a Pentecostés.
El misterio del resucitado se expresa de muchas maneras en el Nuevo Testamento: está vivo, se ha despertado, se ha levantado... En la Carta a los Efesios vemos un ejemplo de estas manifestaciones: Pablo hace un claro énfasis en la glorificación de Jesús a la derecha del Padre. Y es a partir de esa glorificación como nosotros y nosotras, sus discípulos, recibiremos la fuerza del Espíritu Santo, espíritu de sabiduría y de revelación, para conocerle perfectamente y conocer así su voluntad, asumiendo por completo el desafío de continuar su tarea a favor del Reino.
Lucas quiere mostramos también que Jesús ha sido «glorificado» por Dios: ha entrado en la gloria del Padre. Separa ambos eventos (resurrección y ascensión), para subrayar el carácter histórico que cada uno de ellos tiene. Jesús resucitado, antes de su ascensión-exaltación-glorificación, convive con sus discípulos: come con ellos y los instruye. La ascensión de Jesús señala, en Lucas, la tensión en la que entra la comunidad de los discípulos desde aquel momento, una vez que han terminado las apariciones del Resucitado: tensión entre la ausencia y al mismo tiempo la presencia del Señor. Jesús continúa su acción y enseñanza después de ser llevado al cielo; Jesús resucitado sigue actuando y enseñando en la comunidad después de su ascensión. Lucas (como también Pablo en el pasaje de la segunda lectura) une íntimamente la ausencia física con el Don del Espíritu Santo.
La insistencia de que los discípulos veían a Jesús subiendo hacia el cielo, podría considerarse alusiva a las escenas de asunción de Elías, cuando Eliseo tuvo asegurado el espíritu de profecía del maestro porque pudo verlo. Así, la comunidad de los discípulos queda configurada en la ascensión como la comunidad profética que hereda el Espíritu de Jesús para continuar su misión. En la ascensión Jesús no se va, sino que es exaltado, glorificado. La parusía no es el retorno de un Jesús ausente, sino la manifestación gloriosa de un Jesús que siempre ha estado presente en la comunidad. Esto aparece claramente en las últimas palabras de Jesús en Mt 28,19: “he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de este mundo”. La ascensión expresa el cambio en Jesús resucitado, una nueva manera de ser, gloriosa, glorificada, pero siempre histórica, pues Jesús glorificado sigue viviendo en la comunidad.
La narración de la ascensión es para Lucas, la culminación del itinerario de Jesús, y el tránsito entre el “tiempo de Jesús” y el “tiempo de la Iglesia”, inaugurada con el Espíritu Santo, prometido por Jesús. Al recibir el Espíritu la comunidad de los creyentes asume en sí la misión de continuar el trabajo inaugurado por Jesús, de manifestar el Reino del Padre." (Koinonía)


sábado, 28 de mayo de 2022

EN SU NOMBRE

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo os aseguro, si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre."


"“En mi nombre”: ¿qué quiere decir esta fórmula? Quizá lo primero que nos viene a la mente es que equivale, cuando se trata de pedir, a hacerlo por medio de Jesús, tomándolo como intercesor. Pero en este mismo pasaje del evangelio afirma Jesús que no va a intervenir ante el Padre por nosotros; no es preciso que haga de filtro, ponga el sello a nuestra petición y le dé curso oficial con una señal aprobatoria. Y cuando el Padre da en nombre de Jesús (v. 23b, según cierta traducción), tampoco sería necesario que Jesús hiciera de portador de los dones del Padre hasta nosotros.
En ese caso, ¿qué significa la fórmula en cuestión? Sencillamente, estar adheridos por la fe y el amor a Jesús, creer que ha salido de Dios (v. 27), pertenecerle de verdad. Por la fe y el amor, él está en nosotros y nosotros en él. Y si lo hemos acogido y él habita en nosotros, el Padre nos ama y nos atiende. Tenemos hilo directo con el Padre.
Sin embargo –diréis–, la práctica de la liturgia es constante: la de pedir “por Jesucristo nuestro Señor”. De acuerdo, y seguiremos ejercitándonos en ella, porque Jesús es el Mediador y el que intercede ante Dios Padre por nosotros. Pero aquí se nos da un toque de atención para que vivamos toda súplica desde la fe en Jesús y el amor a Jesús. Y ese es el punto sobre el que nos podemos examinar.
Sin esa raíz y clave, sin esa comunión vital, toda petición pierde su sentido. Fe y amor son el sello que la hace cristiana y la vuelve acepta ante el Padre. Jesús, en este pasaje, nos apremia a que activemos esos dinamismos básicos que son como las alas de toda súplica (sea breve o no tanto, tenga un contenido u otro, la hagamos en soledad o en comunidad, la musitemos o la expresemos en voz alta); esas alas la llevan ante el acatamiento del Padre." (Ciudad Redonda)

viernes, 27 de mayo de 2022

TIEMPO PARA AMAR

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."


"«Todo tiene su tiempo: tiempo de llorar, tiempo de reír»: es la sentencia del Eclesiastés que tantas veces habremos recordado. En su primera parte, la dehttp://www.maploco.com/view.php?id=3679066l desconsuelo y llanto, la habremos vivido al sufrir la pérdida de seres queridos. Hay, sí, un tiempo de aflicción, y no está bien rehuirlo. No es un modelo el joven que se negó a acudir al entierro de su abuelo porque –decía él– «no soy un fanático de los cementerios». De acuerdo en no ser fanáticos ni necrófilos, pero hacer duelo ahonda nuestra humanidad, es un signo del amor y un modo de dar cauce al pesar por la pérdida sufrida.
Hay también un tiempo de alegrarse, de estar más contento que unas pascuas. Es otra expresión del amor: se ha recobrado a la persona querida, la tenemos de nuevo con nosotros. No riman con la Pascua las caras tristes. El Señor nos tendría que interpelar como a María Magdalena: «Mujer, ¿por qué lloras?». Se han de cumplir más bien estos versos: «Hoy la cristiandad se quita / sus vestiduras de duelo». Ese “hoy” no quiere ser efímero, tener las horas contadas; es el “hoy” que se repite en el “Acuérdate, Señor” de toda la octava de Pascua. Ese hoy quiere ayudar a vivir bien el duelo: tal es quizá uno de los motivos por los que los anuncios de la pasión y muerte de Jesús acaban siempre con el anuncio de su resurrección. Se hace así para que no vivamos sin noticias de esperanza, para que sepamos quitarnos en su momento las vestiduras de duelo.
A una religiosa que trabajaba en África le llegó la noticia de la muerte de su madre. Ella se lo comunicó a las mujeres del poblado, que la acompañaron tres días enteros en el llanto y la oración. Tiempo después una de ellas la vio apesadumbrada y le preguntó por la causa. Respondió que estaba recordando a su madre. Esta fue la réplica de la interlocutora: “¿Por qué seguir triste? ¿Es que no hemos llorado ya todas las lágrimas?”. Vivir el duelo, sí, y muy a fondo; pero no quedar atrapados por él, como le pasaba a María Magdalena, que se había quedado aprisionada por el Viernes Santo cuando ya había amanecido la luz pascual. El encuentro con Jesús le hizo poner el reloj biográfico en hora con el Domingo, el Día del Señor." (Ciudad Redonda)

jueves, 26 de mayo de 2022

LA VERDADERA ALEGRÍA

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver." Comentaron entonces algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría."


La alegría de verlo. Una visión que cambia la tristeza en alegría. Se trata de "verlo" en el pobre, en el perseguido, en el enfermo, en el despreciado...Es allí donde lo encontramos, y entregar nuestra vida por ellos, para liberarlos, para curarlos...es lo que nos dará la verdadera alegría: la de amar hasta el fin.

"«Un poco y no me veréis». “Un poco”: en efecto, quedan contadas horas para la muerte de Jesús, para que no esté ya físicamente visible entre los suyos. «Otro poco, y volveréis a verme». “Otro poco”: la ausencia tiene una duración limitada. Podrán sobrellevarla.
Pero prestemos atención sobre todo al verbo “ver”. No podemos resbalar sobre él. Porque aquí no se trata solo de percibir algo o alguien que entra en el campo visual del sujeto o de dejar de percibirlo porque queda fuera de ese campo. El “no me veréis” nos hace barruntar la crisis de fe por que pasan los discípulos cuando Jesús es detenido y sufre la pasión; nos hace pensar en su desconsuelo, y también quizá en el desaliento y la retirada, en el desplome de las expectativas que la comunión con Jesús habían generado en ellos. ¿Se quedaría todo en el recuerdo nostálgico de una experiencia demasiado bella y fugaz?
Y el “me veréis” no se refiere simplemente a que, pasados unos días (“un poco”) lo van a tener de nuevo al alcance de la vista. Ver es gozar la gracia indecible de una presencia, es saberse tocado por ella y llenarse de alegría, es sentirse conquistado de nuevo, es sentirse confirmado, ahora definitivamente, por la verdad y la vida de Jesús. Es vivir un encuentro imborrable que dará pulso e impulso a la misión." (Ciudad Redonda)

miércoles, 25 de mayo de 2022

EL ESPÍRITU OS GUIARÁ

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."


"Ya recordábamos ayer una de las actividades del Espíritu: habilitar a los discípulos para perdonar los pecados. Quienes han recibido esa unción pueden llevar a cabo la misión de perdonar en el nombre del Señor. Y a través del perdón recibido entramos de nuevo en el orden del amor. 
Pero no se agota ahí la obra del Espíritu. Don suyo es conducir a la verdad plena. Es el pedagogo que lleva a la verdad de Jesús, a la verdad de Dios. Hagamos un breve ejercicio de memoria histórica eclesial y recordemos el montanismo, movimiento surgido en el siglo II. Su promotor, Montano, afirmaba que el Espíritu Santo descendía sobre él y sobre sus discípulos y les comunicaba nuevas revelaciones. La gran Iglesia no aceptó este movimiento: la misión del Espíritu es ser memoria de Jesús.
La verdad de Jesús y de su evangelio no es como un teorema geométrico. «No se entra en ella sino por la caridad», enseñaba san Agustín. Para entrar en la verdad, para comprenderla hasta el punto de vivir de ella, es preciso estar sensibilizados para las cosas que la verdad revela, y esa es la obra del amor. El que se dirige al museo sin experimentar el menor amor por el universo del arte, no comprenderá nada de las obras expuestas. Con más razón hemos de decirlo cuando se trata de la Palabra de Dios: el Espíritu Santo, que es amor, modela la sensibilidad de que estamos necesitados para penetrar en el mundo desde el que habla el que es la Palabra de Dios, el que revela a Dios y las cosas de Dios. Esto es obra del Espíritu. No estorbemos su misión." (Ciudad Redonda)

martes, 24 de mayo de 2022

BAJO LA FUERZA DEL ESPÍRITU



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado."


"No hay prisión que impida o detenga la actuación liberadora del Evangelio, porque el mensaje de Jesús es libertad, sanación, nueva mentalidad, novedad y auténtica alegría. Este anuncio opera rupturas y cambios en quienes lo abrazan: la prisión se transformó en espacio para la evangelización y la manifestación de Dios; el carcelero abre las puertas de su corazón al Evangelio y de su casa a los misioneros. Hoy no pueden reducirse los procesos evangelizadores a un montón de reglas, normas o estructuras, que impiden la apertura a la novedad. A la Iglesia no sólo le han dan miedo los cambios, sino que le ha costado aceptarlos; históricamente su actitud ha sido la de defenderse o encerrarse. Siempre que dejamos actuar al Espíritu se generan acciones que nos desinstalan e invitan a resignificar nuestra vida y misión. No podemos dejar que las crisis nos desanimen. Por el contrario, son oportunidades para renovar nuestra respuesta y fidelidad al Evangelio de Jesús. ¡Oremos por la reforma de la Iglesia y nuestra perseverancia! " (Koinonía)

lunes, 23 de mayo de 2022

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD



 


 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."

Los evangelios de estos días son muy repetitivos, pero es que son muy importantes. Nos señalan el camino hacia el Padre, la Unión con el Hijo, nuestra unión y la importancia de escuchar al Espíritu. Y hemos de reconocer que lo tenemos algo olvidado. Sin embargo es el que nos dejó Jesús al marchar: Él os dará testimonio de mi. Os enseñará todas las cosas. Es en la meditación donde oiremos su voz. Os mirando las cosas con su mirada, que comprenderemos la Verdad.
 
"Jesús nos promete hoy su Espíritu, el Espíritu de la verdad. Nos estamos solos. Jesús nos dice hoy “desde el principio estáis conmigo”. Este espíritu Defensor, nos cuida, nos protege, nos ayuda a dar testimonio, a no tener miedo, a ser valientes como Timoteo y Pablo, a tener el corazón abierto como Lidia. Hay una condición: hay que estar receptivos y atentos para dejar al Espíritu posarse sobre nosotros, y para ello necesita su espacio en nuestro interior. Pídele hoy al Señor que te ayude a vaciarte de todo aquello que estorba en el trastero de tu corazón para que su Espíritu pueda acampar a sus anchas. ¡Ven Espíritu Divino!" (Ciudad Redonda)

domingo, 22 de mayo de 2022

EL ESPÍRITU NOS ENSEÑA

 



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amaseis, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo."

Jesús les explicó distintos modos de su nueva presencia. Estará junto al Padre, pero a la vez estará con sus discípulos, nosotros. Podríamos decir: a partir de ahora vais a experimentar en vosotros mi presencia, pero de otra manera. Y también: vosotros vais a ser «el lugar»  donde los hombres podrán encontrarme. Ambas cosas.  ¿Dónde o cómo será esto? Nos interesa mucho, porque esto es lo que llamamos fe: la experiencia viva de la Presencia del Señor que se encuentra conmigo... sin dejar de estar con el Padre.
Enumero estas presencias, sin orden de prioridad. No se trata de «alguna de ellas», sino de todas juntas, complementándose entre sí, sin excluir ninguna:
+ Primero: Jesús les ha anunciado que «cuando dos o más de ellos se reúnan en su nombre allí estará en medio de ellos». Quiere decirse que la comunidad fraterna, el grupo de apóstoles que se aman entre sí, que se reúnen en su nombre, que dan testimonio del Resucitado, que oran juntos, que comparten sus bienes, que meditan y disciernen juntos, que parten juntos el Pan... es el «lugar» de su presencia, donde acudiremos para encontrarle.
+ Segundo: La Eucaristía. Sobre todo se refiere a celebrar juntos la Cena del Señor. Los hermanos compartiendo el mismo pan y la misma mesa, con un solo corazón y una sola alma, unidos entre sí. A ello se refiere insistentemente usando el verbo «permanecer». El que permanece en mí, el que está unido a mí como la vid a los sarmientos, el que come de este pan...
+ Tercero: El pobre, el enfermo, el hambriento, el emigrante, el preso son también sacramentos de Jesús. Son lugares sagrados donde, al acogerlos estamos acogiendo al mismo Jesucristo. Recordáis, ¿no? Tuve hambre, sed, estuve enfermo... y me acogisteisLa caridad como atención, servicio, atención, compañía, alivio... son la ocasión de poder encontrarnos con él. Algunos preguntarán «cuándo te vimos en esa situación»? Pero los suyos sí que lo sabemos. «Cada vez que... conmigo lo hicisteis».
+ Cuarto: «Haremos morada en él». El interior de cada uno es el lugar habitado por el Espíritu de Jesús. En lo más profundo de ti mismo, en lo mejor de ti mismo, en el fondo de tu ser, de tu conciencia... puedes experimentar su presencia vivificadora, luminosa, fortalecedora. La oración personal, cerrando la puerta de tu cuarto y escuchando en silencio, te permitirá escuchar su voz. Somos templos de Dios, como dejó dicho San Pablo.
+ Y quinto: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él». La Palabra de Jesús guardada en el corazón. Precisamente el Evangelio de hoy insiste en ello. (Enrique Martinez de la Lama-Noriega)

sábado, 21 de mayo de 2022

OS PERSEGUIRÁN


 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió."


 "Vivir, trabajar o relacionarnos a partir del amor nos invita a no ser personas mercantilistas ni calculadoras, sino incondicionales y entregadas. En un mundo en el que no todas las personas son valiosas o importantes, estamos comprometidos a amar y servir desinteresadamente. Mucha gente se sorprende cuando recibe un gesto de amor sincero, reconociendo que el amor sí existe. Quien sigue los valores del Reino de Dios y su justicia se capacita para la gratuidad del amor, pero también podrá experimentar el desprecio y la incomprensión. Pensemos en todas las personas excluidas y maltratadas porque piensan diferente y buscan caminos alternativos de vida. Jesús mismo nos invita a no excluir ni marginar sino a cuidar y proteger; además, nos pide no diluirnos en las masas adormecidas de este mundo consumista sino a vivir con valentía el Evangelio, aunque esto implique rechazo y persecución. Necesitamos ser Iglesia guiada por el Espíritu, fuerza que no sólo impulsa acciones misioneras, sino que frena todo aquello que atenta contra la vida." (Koinonía)

viernes, 20 de mayo de 2022

COMO ÉL NOS HA AMADO

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros."


Jesús nos pide el amor máximo. Que amemos como Él nos ha amado. Y nos ha amado dando su vida, muriendo en cruz, por nosotros. Los cristianos seguimos buscando fórmulas espirituales para no amar. Ritos, penitencias, mandamientos...No nos damos cuenta, que sin amor no valen nada.

"La vida nos recuerda que toda persona está invitada a cultivar la amistad como uno de los regalos más bonitos que puede recibir en la vida. Y en esta ocasión es Jesús quien nos llama a ser sus amigos, no solamente sus servidores. Desde esta afirmación el texto nos remite al tema del amor. Recordemos cómo el amor tiene diferentes expresiones: filial, conyugal, fraternal, sororal, de amistad; cada manifestación en la que se concreta el amor genera sentimientos y emociones nobles que nos dan grados de realización y plenitud humanas. Estamos invitados a posibilitar relaciones comunitarias y familiares no de servidumbre sino de afecto cordial y sincero. Al evangelista le preocupan las relaciones que no nacen del amor y se edifican desde el poder y la desigualdad. Jesús es quien nos llama a fomentar relaciones que, superando las diferencias, nos permitan crecer en la reciprocidad. Esta respuesta agradecida es la que hoy estamos invitados a dar también a la tan maltratada “madre tierra” que nos ama incondicionalmente. ¡Ámate y Ama!" (Koinonía)

jueves, 19 de mayo de 2022

PERMANECER EN SU AMOR

 



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud."


En el Sermón de despedida de Jesús que nos presenta Juan, se habla siempre de la unidad, del Amor, de la alegría...Es su testamento. Jesús quiere que le sigamos y para ello, debemos cumplir sus mandamientos: Amar a Dios y amar al prójimo. Este es el secreto de la alegría nos dice hoy. Una felicidad profunda basada en la entrega y la donación. Una felicidad que no se mira a sí mismo sino al otro. Permanecer en el amor de Jesús, es buscar el amor universal.

"La felicidad es algo más que diversión o pasatiempo; se trata de un sentimiento más profundo que nos vincula con el sentido y realización que estamos dando a nuestras vidas.
Para Jesús, en concreto, la felicidad está relacionada con la capacidad de amar: cuanto más amas, más posibilidades tienes de saber lo que significa ser feliz de verdad. La capacidad que tengas de realizarte en comunión con las personas la medirás por tu madurez en el amor. El evangelista nos da la clave para no vivir un amor puramente reactivo, es decir, que sólo se activa cuando recibe estímulos y gratificaciones; si el amor que nos alimenta es el amor divino, entonces nos dispondremos a amar desinteresada y oblativamente sin poner condiciones. Para hacer esto posible es necesario mudar la forma de pensar y de actuar en muchos ámbitos, dejando el control, la dominación y la indiferencia, por ejemplo. ¿Cuál es el medidor de tu felicidad? ¿Cómo te dispones para amar a quienes te rodean?" (Koinonía)

miércoles, 18 de mayo de 2022

LA VID Y LOS SARMIENTOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."


Jesús emplea la imagen de la vid para decirnos, que todos debemos estar unidos a Él. Es así como daremos fruto. Muchas veces estamos preocupados por los métodos pastorales, la forma de comunicar a los demás nuestra Fe y olvidamos que es estando unidos a Jesús como daremos frutos.

"Al leer este texto de Juan me viene a la mente un proverbio: «mejor dos juntos que uno solo: tendrá buena paga su fatiga» (Eclesiastés 4,9). El texto de Juan nos hace transitar por el mundo de la sabiduría para hablarnos de la importancia que tiene el dar fruto y no de cualquier clase, sino aquel que regenere la vida. Corremos el riesgo de echar al “fuego” oportunidades y talentos al no tomar decisiones oportunas. Y aquí surge otra disyuntiva respecto del proyecto al que nos adherimos: el del Reino de Dios o cualquier otro que, con falsas expectativas de felicidad, beneficia a una minoría y perjudica al resto. El proyecto del Reino anunciado por Jesús es garantía de vitalidad y nos permitirá producir fruto abundante a favor de la comunidad humana. Cuidado porque quien se desliga de la vid (como fuente) se va debilitando y puede no tener fuerza suficiente para resistir los días malos. ¿De qué necesitas ser podado para dar fruto? ¡Permanece en comunión con Dios! " (Koinonía)

martes, 17 de mayo de 2022

LA VERDADERA PAZ

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."

Jesús nos da su paz, pero nosotros seguimos creyendo en la afirmación romana: "Si vis pacem, para bellum", si quieres la paz prepara la guerra. Seguimos armándonos, haciendo alianzas basadas en las armas...La paz de Jesús es la paz del Amor. Solamente el día en que todos nos amemos, en que todos nos consideremos hermanos, hijos del mismo Padre, logaremos la auténtica paz. Una paz basada en el Amor y la justicia.
  
"El mundo habla de paz, pero no es la misma propuesta hecha por Jesús; por eso, vale la pena distinguir una de la otra y no confundirlas. Y lo más importante, falta quitarnos las vendas que impiden ver un mundo más justo; el que tenemos está marcado por las desigualdades, la discriminación y las injusticias. La paz de Jesús para su pueblo es distinta; no se fía de palabras engañosas que ocultan la verdad. Vivimos en una sociedad del descarte, dejando por fuera a millones de seres humanos que no son productivos para el sistema que sólo entiende de dinero, consumo y poder; quien no tiene poder adquisitivo no cuenta, es descartado. La paz de Jesús tiene que ver con el Reino, ese espacio donde toda vida es importante, personas y naturaleza. Esa es la paz que Jesús nos deja, la del bienestar compartido en armonía especialmente con todo lo que no cuenta para este sistema-mundo. Y esta realidad tenemos que construirla. En tu entorno, ¿se vive la paz de Jesús? " (Koinonía)

lunes, 16 de mayo de 2022

EL ESPÍRITU NOS ENSEÑA A AMAR

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él." Le dijo Judas, no el Iscariote: "Señor, ¿Qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?" Respondió Jesús y le dijo: "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho."


"La capacidad de amar a las personas brota de quien se siente amado por Jesús. Es a través del amor como se puede cumplir la palabra de Jesús, una palabra que es acción, porque el amor nos hace salir del egoísmo y nos hace comunidad. Para Juan el amor define nuestra identidad de hijos e hijas de Dios. Es común escuchar con atención a personas que admiramos y de quienes somos seguidoras. Sin embargo, la prueba mayor no está en escuchar y admirar sino en poner en práctica lo aprendido. Quien dice que ama ha de mostrarlo entregando su vida. Por eso, se debe prestar atención a esa fuerza divina que es el Espíritu Santo, que nos impulsará a hacer al bien, como lo hizo Pablo con el paralítico en Listra. No se hace el bien buscando recompensa o reconocimiento, sino que haciéndolo nos descubrimos capacitados para el amor que transforma. ¿Tus gestos de amor nacen de la fe en Dios o son por interés? ¡Ora por quienes no saben amar! " (Koinonía)

domingo, 15 de mayo de 2022

LA SEÑAL ES EL AMOR


Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros."  


        "El evangelio nos presenta unos cuantos versículos del gran discurso de despedida de Jesús en la noche de la Cena, donde el Maestro entrega su testamento espiritual a los discípulos: el gran mandato del amor como signo visible de la adhesión de sus discípulos a él y de la vivencia real y afectiva de la fraternidad. El mundo podrá identificar de qué comunidad se trata si los discípulos guardan entre sí este mandato del amor. Jesús rescata la Ley, pero le pone como medio de cumplimiento el amor; quien ama demuestra que está cumpliendo con los demás preceptos de la Ley. Es posible que en la comunidad primitiva se hubiera discutido cuál debía ser su distintivo propio e inequívoco. Para eso apelan a las palabras mismas de Jesús. En un mundo cargado de egoísmo, de envidias, rencores y odios, la comunidad está llamada a dar testimonio de otra realidad completamente nueva y distinta: el testimonio del amor.
Una de las principales causas por las que tantos cristianos abandonan la Iglesia radica justamente en la falta de un testimonio mucho más abierto y decidido respecto al amor. Con mucha frecuencia nuestras comunidades viven enfrentamientos de unos contra otros; donde no reconocemos en el otro la imagen de Dios. Y eso afecta la fe y la buena voluntad de muchos creyentes. Por cierto, no se trata de que nuestras comunidades y agrupaciones sean totalmente ajenas al conflicto, no; el conflicto es necesario en cierta medida, porque a partir de él se puede crear un ambiente de discernimiento, de acrisolamiento de la fe y de las convicciones más profundas respecto al Evangelio; en el conflicto –llevado en términos de respeto y amor cristiano mutuo– aprendemos justamente el valor de la tolerancia, del respeto a la diversidad, y el mejoramiento de nuestra manera de entender y practicar el amor. Del conflicto así entendido -inevitable donde hay más de una persona-, es posible hacer el espacio para construir y crecer. Para ello hacen falta la fe, la apertura al cambio y, sobre todo, la disposición de ser llenados por la fuerza viva de Jesús. Sólo en esa medida nuestra vida humana y cristiana va adquiriendo cada vez mayor sentido y va convirtiéndose en testimonio auténtico de evangelización. " (Koinonía)

 

sábado, 14 de mayo de 2022

EL MANDAMIENTO DEL AMOR




En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.. Esto os mando: que os améis unos a otros."

  
Jesús nos lo manda literalmente: amaos los unos a los otros como Él nos ha amado. Y no olvidemos que su amor fue hasta el extremo. Dio su vida por nosotros. Si queremos ser sus amigos, debemos hacer lo que nos manda. Y sólo manda una cosa: amar. Todo el cristianismo se resume en el Amor; pero parece que no acabamos de entenderlo. 

"Este texto sigue inmediatamente la parábola de la vid y sus ramas, en la cual Jesús expresa la necesidad de estar unidos a él para producir frutos. El término “permanecer” indica la unión estable y fuerte, condición para que las ramas puedan alimentarse de la preciosa vida que la vid proporciona a sus sarmientos y les permite fructificar en abundancia. El cristiano se apaga o se debilita sin su experiencia vital con Cristo: ¡Él es nuestra fuerza y nuestra vida! El fruto que estamos llamados a producir es el amor, pero no cualquier amor, sino uno total, capaz de donar la vida. Esta relación más profunda con Jesús nos saca del anonimato y nos hace sus amigos, porque nos alimentamos de la misma fuente, como lo hacen también los niños de pecho. Aquí está la fuente de la espiritualidad cristiana, por la cual podemos trasformar este mundo en la “civilización del amor”, como dijo el papa Pablo VI; en “la casa común” de fraternidad verdadera y universal, según el Papa Francisco. " (Koinonía)

viernes, 13 de mayo de 2022

CAMINO, VERDAD Y VIDA

 



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿Os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿Cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí."


Jesús nos indica cómo ir al Padre. Siguiéndole a Él. Él es el camino: la entrega, el amor al prójimo, a los perseguidos, a los pobres, a los débiles. Él es la verdad: su Palabra nos guiará siempre. Él es la vida: en Jesús encontramos las fuerzas para seguir adelante, para luchar, para no desanimarnos pese a las dificultades. 
Siguiéndole a Él, llegaremos con toda seguridad al Padre.

"La inminente partida de Jesús deja desconcertados a sus discípulos que, por boca de Tomás, preguntan por el camino que deben seguir. Y Jesús contesta con esta afirmación: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». La palabra «camino» recuerda que no podemos vivir inmóviles, esperando una Salvación caída del cielo, sino que ella consiste en una constante búsqueda humana y religiosa. Los primeros cristianos fueron llamados «Los del camino» en Hechos de los Apóstoles (9,2; 22,4; 24,14.22). El cristiano necesita comprenderse como un buscador, un sin patria, caminando y amando en libertad. La segunda palabra –verdad– afirma que la esencia de la vida cristiana es justamente la libertad de asumir la frágil condición humana con sus límites y potencialidades. Comporta un vivir buscando el querer de Dios hasta alcanzar la plenitud. Y la tercera palabra que emplea Jesús –vida– lleva a mirar siempre hacia adelante, sin nostalgia de lo que queda atrás, contemplando el horizonte que nos espera y que da sentido a nuestra existencia. " (Koinonía)

jueves, 12 de mayo de 2022

SERVICIO Y ENTREGA

 


Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado."


Jesús lava los pies de sus discípulos. Les invita a servir. Él los enviará por todo el mundo a predicar la Buena Nueva. Quien los reciba, lo recibirá a Él. Todo aquel que se acerca a nosotros con buena voluntad, es Jesús que viene a nosotros. Por eso debemos recibirlo con alegría. Todos somos enviados y todos debemos recibirnos con amor unos a otros. Eso nos hará recibir al Padre.

"El gesto de lavar los pies de los discípulos introduce la Pasión de Jesús en el evangelio de Juan. Es un gesto de amor profundo que opera una ruptura radical y una inversión de valores: la ley del Reino es el servicio de quien se entrega por amor hasta el fin. Convertirnos en servidores incondicionales es estar en perfecta sintonía con Jesús, que se dispone a la entrega radical de la vida. Lavar los pies significa considerar a los otros como más importantes; significa también buscar el bien de las personas porque, en su felicidad, encontramos la nuestra. La comunidad está invitada a reconocer que no tiene sentido si no se promueve el servicio y la entrega: «ama tu próximo como a ti mismo», dijo Jesús. Esto puede traducirse como: “Yo soy, si tú eres”, que se entiende mejor al contrario: “Yo no soy si tú no eres”. Es decir, necesitamos unos de otros: ¡aquí está la gran verdad! ¿Qué gestos de amor desinteresado practicas? " (Koinonía) 

miércoles, 11 de mayo de 2022

LA LUZ QUE NOS GUÍA

 


En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre."


Jesús viene a salvarnos, no a condenarnos. Entregó su vida para rescatarnos del mal. Él es luz. Una luz que nos revela la Verdad, que nos muestra al Padre. Nos dice quién es y cómo encontrarlo.
Jesús nos recata de las tinieblas. Si lo seguimos no nos extraviaremos. 
Él no nos juzga. Él nos ama y nos ilumina. Nos muestra el camino. La decisión de seguirlo o no, es nuestra. Seremos nosotros los que nos condenaremos a nosotros mismos si no lo seguimos. 

martes, 10 de mayo de 2022

JESÚS Y EL PADRE SON UNO

 


 Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: "¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente." Jesús les respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno."

 Jesús nos vuelve a decir que Él nos guía. Que si queremos ser sus discípulos hemos de escuchar su voz. Y Él nos habla de mil maneras, a través de los demás, de los más pobres, de mil circunstancias. ¿Sabemos escucharlo?¿Sabemos mirar las cosas con otros ojos? Porque sólo llegaremos al Padre, si no a través de Jesús. Ese Jesús presente en el otro, en el pobre, en el perseguido, en el que sufre...Ahí encontraremos al Padre.

"La pregunta de los judíos a Jesús es tendenciosa: si responde afirmativamente, lo acusan de blasfemo; si lo niega, desdice de su identidad y misión. Por eso, invita a los judíos a mirar a las obras que revelarán su labor mesiánica. Lamentablemente, hoy, las palabras están perdiendo valor y densidad: hay tantos líderes políticos, religiosos y sociales hablando y prometiendo, que ya no les creemos. Necesitamos ser testigos que demuestren con hechos concretos el involucramiento y compromiso con el amor. De hecho, la vida de los profetas, mártires y santos es la que habla por ellos: por eso son referentes para la comunidad. Si lográramos callarnos un poco para hacer más, nuestra vida y acciones revelarían quiénes somos. El mundo sería un poco mejor, habría más confianza y credibilidad, si viviéramos lo que predicamos. Dice la Biblia que la palabra, el dabar, se realiza luego de pronunciada: aprendamos a hablar después de actuar, para no dejar en suspenso una palabra que no sabemos si lograremos realizarla. ¡Seamos personas de Palabra! " (Koinonía)

lunes, 9 de mayo de 2022

NUESTRA PUERTA

 




En aquel tiempo, dijo Jesús: "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños."
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."


Jesús es la puerta. Todos estamos llamados a entrar por ella. No es una puerta con exclusiones. Jesús nos invita también a seguirlo. La idea de rebaño no es muy atractiva. No se trata de la noción de rebaño que nosotros tenemos. De alguien que sigue sin reflexionar. La idea de rebaño de Jesús es de comunidad. Lo hemos de seguir juntos, unidos. Sólo así podremos hacernos Uno con Él.

"Dentro del recinto del Templo de Jerusalén estaba la ley, símbolo del orden, el control, el miedo, todo en nombre de la seguridad nacional. Las relaciones eran formales, frías y orientadas por protocolos estandarizados. Llevaban al aplastamiento de las personas, obligándolas a pensar y actuar de la misma manera, en obediencia y sumisión al orden establecido. Fuera del recinto, se encontraba la vida libre, basada en el cuidado recíproco y el encuentro afectivo. Las relaciones eran abiertas, sin discriminaciones, basadas en el amor, la acogida y la benevolencia, capaz de transformar a las personas, saciando su búsqueda de sentido, curando sus enfermedades, abriendo nuevos horizontes y mejorando sus potencialidades. En su vida terrenal Jesús nos enseñó a abrir y cuando es necesario, también a derrumbar los recintos que mantienen la vida aprisionada por el egoísmo, el pecado, el prejuicio, la injusticia, la insensibilidad, la maldad, la falsedad, la indiferencia, el consumismo, la avaricia. ¿Qué tipo de relación comunitaria promueves? ¡Oremos por la humildad de nuestros guías espirituales! " (Koinonía)