miércoles, 31 de octubre de 2018

LA PUERTA DEL AMOR


"En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. Alguien le preguntó:
– Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Él contestó:
– Procurad entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos querrán entrar y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, vosotros, los que estáis fuera, llamaréis y diréis: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él os contestará: ‘No sé de dónde sois.’ Entonces comenzaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.’ Pero él os contestará: ‘Ya os digo que no sé de dónde sois. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ Allí lloraréis y os rechinarán los dientes al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que vosotros sois echados fuera. Porque vendrá gente del norte, del sur, del este y del oeste, y se sentará a la mesa en el reino de Dios. Y mirad, algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros; y algunos que ahora son los primeros serán los últimos."

Jesús es la puerta. Una puerta estrecha porque es la puerta de su corazón. La puerta del Amor. Una puerta que está hecha de entrega y donación. Una puerta que muchos cruzan sin saberlo. Y otros, que nos creemos muy religiosos, estamos ante la puerta del poder y los honores.
Para encontrar la puerta estrecha del corazón de Jesús, debemos ser sencillos y humildes. Debemos amar con todo nuestro corazón a los pobres, a los abandonados, a los perseguidos...Amarlos con una vida de entrega a estas personas.

"La salvación es la respuesta que Dios nos da, cuando hemos podido vivir con libertad su Palabra y la hemos hecho vida, es un camino que nos conduce al encuentro pleno con aquel que nos ha amado y ha realizado lo necesario para que encontremos la felicidad, por eso, pasar por la puerta estrecha es necesario, es el camino seguro que nos permitirá gozar plenamente de las promesas de Dios, hechas realidad en Jesucristo y presentes en medio de las comunidades que con fe sigue haciendo realidad el proyecto de Dios en su historia. La adhesión a Jesucristo y al proyecto del Padre en espíritu y verdad permitirá que seamos reconocidos, amados, elegidos, llamados y contados entre aquellos que hemos servido y cumplido plenamente con la voluntad de Dios. La salvación es una tarea diaria, es un modo de ser y de estar en medio de la sociedad y de la iglesia, es el camino que nos permitirá vivir las delicias del Reino. ¿Qué hago a lo largo de mis días para obtener la salvación? ¿Soy un auténtico seguidor de Jesús?" (Koinonía) 




lunes, 29 de octubre de 2018

EL VALOR DE LO PEQUEÑO


"Jesús decía:
- ¿A qué se parece el reino de Dios y a qué podré compararlo? Es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol tan grande que las aves anidan entre sus ramas. 
También dijo Jesús:
- ¿A qué podré comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para que toda la masa fermente."


Jesús nos muestra el Reino como algo que nace de lo pequeño. No son las grandes estructuras ni las grandes ceremonias las que harán crecer el Reino. Nace del grano de mostaza, de la levadura. Es el valor de lo pequeño.
"El contexto inmediato de la parábola enseña que Jesús iba a Jerusalén, desde la cual gira casi toda la historia de Israel. Allí les comparte a sus oyentes lo que puede llegar hacer el Reino de Dios, recordemos que Jesús nunca define el Reino, lo que hace son semejanzas, por ello, toma como ejemplo la semilla de mostaza y la levadura, porque desde lo pequeño nacen las expresiones de solidaridad y compromiso. El punto de partida de Dios, es el ser humano, que en una sociedad excluyente, hace crecer la esperanza y la posibilidad de soñar con un mundo mejor. El proceso de crecimiento de la semilla está en orden a favorecer a otros. El punto de partida de Jesús es el pequeño, el pobre. Por eso, habla de la mujer, comparando así el modo de trabajar de Dios con el modo humilde y callado de quién hace pan, reconociendo más que Dios actúa a través de ellos. ¿Qué significado tiene para ti el Reinado de Dios? ¿Cómo contribuyo a que se extienda?" (Koinonía) 




EL VALOR DE LA LEY


Un sábado se puso Jesús a enseñar en una sinagoga. Había allí una mujer que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado encorvada, y no podía enderezarse para nada. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:
– Mujer, ya estás libre de tu enfermedad.
Puso las manos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, enojado porque Jesús la había sanado en sábado, dijo a la gente:
– Hay seis días para trabajar: venid cualquiera de ellos a ser sanados, y no el sábado. 
El Señor le contestó:
– Hipócritas, ¿no desata cualquiera de vosotros su buey o su asno en sábado, para llevarlo a beber? Pues a esta mujer, que es descendiente de Abraham y que Satanás tenía atada con esa enfermedad desde hace dieciocho años, ¿acaso no se la debía desatar aunque fuera en sábado?
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron avergonzados; pero toda la gente se alegraba viendo las grandes cosas que él hacía."

Hoy vemos a Jesús devolviendo la dignidad a una mujer. En su tiempo no eran nada y esta, además, estaba encorvada. Ella no le ha pedido nada; pero Jesús la ve y la libra de su enfermedad. La actitud de Jesús ante las mujeres debería hacernos reflexionar. Se en algo fue contracorriente de su tiempo, fue en el trato con las mujeres. Le seguían, cosa que no ocurrió con ningún profeta.
También, en este texto, deja sentado, que el bien del hombre está por encima de la ley. El legalismo que aplasta a las personas no es justo. Las leyes se han dictado para ayudar al hombre. Si la ley lo esclaviza, esa ley no es justa. Y esto es igualmente válido para la religión como para la sociedad civil. En este caso Jesús habla del sábado, el domingo para nosotros. Es un día para celebrar, para unir al hombre con Dios con alegría. No impidiendo que se enderece y recupere su dignidad.




domingo, 28 de octubre de 2018

¡HAZNOS VER!


"Llegaron a Jericó. Y cuando ya salía Jesús de la ciudad seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. Al oir que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar:
– ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! 
Muchos le reprendían para que se callara, pero él gritaba más aún:
– ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se detuvo y dijo:
– Llamadle.
Llamaron al ciego y le dijeron:
– Ánimo, levántate. Te está llamando.
El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó:
– ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
– Maestro, quiero recobrar la vista.
Jesús le dijo:
– Puedes irte. Por tu fe has sido sanado. 
En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús."

Bartimeo quiere ver. Bartimeo sabe que Jesús puede devolverle la vista, y a pesar de las dificultades que le ponen los demás, sigue implorando. Bartimeo cree en Jesús; por eso recobra la vista.
Como nos explicará Koinonía es un texto lleno de simbolismo y que nos presenta la necesidad de la Fe para ver. Nuestra sociedad es de ciegos porque nos falta Fe. No vemos a los inmigrantes ahogados, a los desahuciados, a los enfermos, a los encarcelados...a los pobres. Es decir, no vemos a Jesús.

"El evangelio de Marcos narra la curación del ciego Bartimeo, el último «milagro» de Jesús narrado por Marcos. Tradicionalmente este pasaje se ha incluido en el género milagro, pero si se lo examina bien, carece de algunos elementos típicos de este género, como por ejemplo el gesto de curación o la palabra sanadora. Estamos, más bien, ante un relato, basado tal vez en un hecho histórico, que sobre todo quiere acentuar la importancia de la fe como fundamento del discipulado.
El relato, dentro de su sobriedad, está «cargado de detalles», que, sin duda, han sido puestos en el relato con segunda intención, para facilitar una interpretación y unas aplicaciones concretas. Marcos nos indica el lugar donde sucede este episodio: a la salida de Jericó, la ciudad de las palmeras en medio del desierto de Judá, la puerta de entrada en la tierra prometida (cf Dt 32,49; 34,1), paso obligado para los peregrinos que venían de Galilea, por el camino del Jordán, a Jerusalén, ciudad de la que dista algo más de 30
kilómetros. La Jericó del tiempo de Jesús estaba situada al suroeste de la mencionada en el AT. Había surgido en torno a la lujosa residencia invernal construida por Herodes.
Hay, además, una alusión explícita –aunque suene un tanto genérica– al nombre del ciego: Bar-timeo, «hijo de Timeo»; Mateo y Lucas no mencionarán este detalle. Junto con el de Jairo, es el único nombre propio que aparece en Marcos antes de iniciar el relato de la pasión. Algunos piensan que esto es debido al hecho de que probablemente este hombre formó parte de la comunidad cristiana palestinense.
El protagonista es un hombre ciego, doblemente pobre, por tanto. Lv 19,14, Dt 27,18, Is 59,9 son textos que nos ayudan a comprender la situación de los ciegos en Israel. La liturgia ha establecido un nexo entre este evangelio y la primera lectura de Jeremías porque en ambos casos se habla de un acontecimiento gozoso para los ciegos.
El diálogo comienza con una petición de Bartimeo, de hondo trasfondo veterotestamentario (cf Os 6,6), y que la liturgia eucarística ha incorporado en el acto penitencial: “Ten compasión de mí”. La petición va precedida por el título mesiánico de hijo de David. Esta es la única vez que aparece este título en el evangelio. Posteriormente el ciego le llamará “rabbuní” (término que solemos traducir por “maestro” y que el original de Marcos no traduce).
La gente lo manda callar para que no moleste. Este mandato no tiene nada que ver con el “secreto mesiánico” tan típico de Marcos, ya que aquí quien manda callar no es Jesús sino la gente. Cuando el ciego se entera de que Jesús lo llama, “soltó el manto” y, de un salto, se acercó a Jesús. Este detalle aparece también en 2Re 7,15. Es una manera de indicar el interés que produce el acontecimiento.
El diálogo posterior se narra de una manera esquemática: pregunta (¿Qué quieres que haga por ti?), petición (“Maestro, que pueda ver”) y respuesta (“Anda, tu fe te ha curado”). Como hemos dicho, faltan el gesto y las palabras de la curación. El acento recae en la fuerza de la fe. Esta es la que permite pasar de la tiniebla a la luz, del borde del camino al interior del camino, de la pasividad de quien mendiga a la actividad de quien sigue a Jesús hasta el final.

Hoy se habla mucho de las terapias sanadoras a través de la medicina natural, de las técnicas psicológicas, de tradiciones budistas, de los flujos de energía... y de los problemas sicosomáticos, que se curan de un modo también psico-somático... Los milagros se desnudan y se nos hacen mucho más explicables, mucho más del día a día. La vida está llena de «milagros» para quien sabe llevarla, por quien la lleva con coraje, con «fe». La «inteligencia emocional» (cfr. Daniel Goleman), la «inteligencia ecológica» (del mismo autor), la «inteligencia espiritual» (cfr. Danah Zohar), el holismo, la sinergia... nos trasladan a un «realismo mágico» aparentemente muy realista. La fe mueve montañas, ya lo dijo Jesús. Los milagros de nuestra fe no tienen por qué ser milagros-milagros, estrictamente sobrenaturales... Al menos, muchos de los de Jesús de Nazaret parece que no lo fueron, y los nuestros de hoy día todavía es más difícil que lo sean. Tal vez necesitemos simplemente «educar los ojos» con esa inteligencia emocional, ecológica, espiritual (no en la visión lineal en la que nos educaron en el viejo paradigma)... y volver a echar mano de la fe, del «coraje de existir» (Tillich)."(Koinonía) 



sábado, 27 de octubre de 2018

ÉL ESPERA NUESTROS FRUTOS




"Por aquel mismo tiempo fueron unos a ver a Jesús, y le contaron lo que Pilato había hecho: sus soldados mataron a unos galileos cuando estaban ofreciendo sacrificios, y la sangre de esos galileos se mezcló con la sangre de los animales que sacrificaban. 
Jesús les dijo:
- ¿Pensáis que aquellos galileos murieron así por ser más pecadores que los demás galileos? Os digo que no, y que si vosotros no os volvéis a Dios, también moriréis. ¿O creéis que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima, eran más culpables que los demás que vivían en Jerusalén?  Os digo que no, y que si vosotros no os volvéis a Dios, también moriréis.
Jesús les contó esta parábola:
- Un hombre había plantado una higuera en su viña, pero cuando fue a ver si tenía higos no encontró ninguno. Así que dijo al hombre que cuidaba la viña: ‘Mira, hace tres años que vengo a esta higuera en busca de fruto, pero nunca lo encuentro. Córtala. ¿Para qué ha de ocupar terreno inútilmente?’ Pero el que cuidaba la viña le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año. Cavaré la tierra a su alrededor y le echaré abono. Con eso, tal vez dé fruto; y si no, ya la cortarás."

Jesús siempre espera. Todos somos pecadores. Siempre creemos que los demás lo son más que nosotros, pero la realidad es, que nosotros somos pecadores. Que debemos dar frutos y no los damos, o no damos los suficientes. Pero Él es paciente. Espera nuestros frutos.
 "El Evangelio es una invitación a vivir la vida con intensidad, a dar frutos constantemente y a abonar la tierra con nutrientes. Es una invitación a vivir el amor y la misericordia de Dios, el proyecto del Reino. Estamos invitados a vivir de acuerdo a los criterios de Jesús, dando frutos, tal como lo explicita en la parábola de la higuera y el viñador. Todos hemos sido capacitados para hace el bien, para procurar caminos de justicia y de verdad, para construir un mundo centrado en la experiencia del amor y libre de cualquier clase de explotación y marginación; estamos invitados a mantener relaciones cordiales de respeto y tolerancia, estamos llamados a construir con otros un mundo posible. Así hacemos visible el proyecto de Dios, y nuestro ministerio de animar y acompañar a las comunidades tendrá sentido y fuerza, ya que el Señor nos ha constituido para ser servidores y ministros idóneos de su Palabra. ¿Qué frutos doy en mi comunidad? ¿Qué actitudes y comportamientos debo sacar de mi vida para ser signo creíble del plan de Dios?"(Koinonía) 


viernes, 26 de octubre de 2018

SABER INTERPRETAR Y JUZGARNOS


"Jesús dijo también a la gente:
- Cuando veis que las nubes aparecen por occidente, decís que va a llover, y así sucede. Y cuando el viento sopla del sur, decís que va a hacer calor, y lo hace. ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo en que vivís? 
¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo? Si alguien te demanda ante las autoridades, procura llegar a un acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te lleve ante el juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y los guardias te meterán en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo."
Jesús nos da hoy dos lecciones. La primera es, que debemos saber leer los signos de los tiempos. Dios nos habla a través de los acontecimientos, de la historia...y nosotros no sabemos escucharlo. Somos inteligentes para interpretar muchas cosas, pero no las más importantes. Los contemporáneos de Jesús, por ejemplo, no lo reconocieron. Nosotros seguimos sin reconocerlo. Por eso somos tan injustos con nuestros hermanos.
La segunda lección nos apremia a ser justos. Si supiéramos serlo, nos daríamos cuenta de nuestros errores y los subsanaríamos antes de llegar a los tribunales. Pero somos ciegos para ver nuestros defectos y valorar nuestros actos.   


jueves, 25 de octubre de 2018

EL FUEGO DE SU AMOR


"He venido a encender fuego en el mundo, ¡y cómo querría que ya estuviera ardiendo! Tengo que pasar por una terrible prueba, ¡y cómo he de sufrir hasta que haya terminado! ¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división. Porque, de ahora en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra."

Este texto puede desconcertarnos. Jesús no está defendiendo la guerra y la violencia. Nos dice que seguirle es abrazar su cruz. Es consciente de que su doctrina no la acepta todo el mundo. Molesta a los que dominan la sociedad. Jesús quiere que todo arda con el fuego de su Amor. Y esto molesta al poder y al dinero.

"El evangelio nos coloca en sintonía con la adhesión que debemos hacer por el proyecto de Jesús y las consecuencias que conlleva. El camino de Jesús, es el camino de la cruz, allí tiene sentido su bautismo, su entrega, servicio y compromiso por la salvación de la humanidad. Por eso la división, la oposición, presente en la familia, en la comunidad que no ha comprendido el mensaje transformador que trae. La fidelidad a su causa pasa por hacer cambio fundamentales en nuestra propia existencia, en aceptar el camino de la cruz y en vivir el proceso transformador y liberador, por eso, el fuego que purifica, que limpia, que transforma, ese fuego que arde y que recrea todas las cosas haciéndolas nuevas. Lucas nos presenta a Jesús como profeta y nos anuncia toda su experiencia de vida, pasión, muerte y resurrección como un proceso al que estamos llamados todos los que queremos ser seguidores y discípulos de Jesús. ¿Estoy dispuesto aceptar el camino del servicio, de la entrega, a pesar del dolor y la incomprensión que signifique? ¿Qué experiencias tengo de la cruz?"(Koinonía) 

miércoles, 24 de octubre de 2018

LLAMADOS A SER FIELES


"Y pensad que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que se la abrieran para robarle. Estad también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis. 
– Señor, ¿has contado esta parábola sólo para nosotros, o para todos?
Dijo el Señor:
- ¿Quién es el mayordomo fiel y atento, a quien su amo deja al cargo de la servidumbre para repartirles la comida a su debido tiempo? ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! De verdad os digo que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en volver, comienza a maltratar a los demás criados y a las criadas, y se pone a comer, beber y emborracharse, el día que menos lo espera y a una hora que no sabe llegará su amo y lo castigará. Le condenará a correr la misma suerte que los infieles.
El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni le obedece, será castigado con muchos golpes. Pero el criado que por ignorancia hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más."

Como ayer, Jesús nos pide que estemos preparados. Para ello hemos de ser fieles. No somos amos ni dueños, por muy arriba que estemos. Somos servidores. Y todo lo que se nos ha dado es para compartirlo con los demás, no para aplastarlos. Somos "mayordomos" en este mundo del que somos responsables. Si maltratamos a los demás, abusamos de ellos, vivimos a su costa, estamos traicionando nuestra misión: establecer el Reino del Amor y la Justicia en este mundo. Debemos ser fieles  esta misión. 


martes, 23 de octubre de 2018

ÉL LLAMA A NUESTRA PUERTA


"Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas. Sed como criados que esperan que su amo regrese de una boda, para abrirle la puerta tan pronto como llegue y llame. ¡Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos! Os aseguro que los hará sentar a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a medianoche o de madrugada."

Por desgracia, muchas veces estamos espiritualmente dormidos. Hay muchas cosas que nos distraen de Dios. Uno de los puntos centrales de la espiritualidad de San Juan Bautista de La Salle, es vivir constantemente en la presencia de Dios. Lograr tener conciencia de esta presencia. Es así como podemos estar dispuestos, sea cual sea la hora en que llegue. Es más, sólo así sabremos reconocerlo cuando llame a nuestra puerta. Porque Él se nos hace presente en el pobre, en el necesitado, en el inmigrante. 

lunes, 22 de octubre de 2018

RICOS ANTE DIOS


"Uno de entre la gente dijo a Jesús:
– Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. 
Jesús le contestó:
– Amigo, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
También dijo:
– Guardaos de toda avaricia, porque la vida no depende del poseer muchas cosas.
Entonces les contó esta parábola:
- Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: ‘¿Qué haré? ¡No tengo donde guardar mi cosecha!’ Y se dijo: ‘Ya sé qué voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes en los que guardar toda mi cosecha y mis bienes. Luego me diré: Amigo, ya tienes muchos bienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y goza de la vida.’ Pero Dios le dijo: ‘Necio, vas a morir esta misma noche: ¿para quién será lo que tienes guardado?’ Eso le pasa al hombre que acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico delante de Dios."

El deseo de acumular dinero sólo causa problemas al hombre. La avaricia rompe familias, divide la sociedad y crea injusticias flagrantes en nuestra sociedad.
Aquella persona quiere que Jesús dirima en un problema de herencias. Jesús responde señalando los problemas de l avaricia y la inutilidad de acumular dinero. No nos lo llevaremos al otro mundo. La verdadera riqueza ante Dios no es de dinero, sino de Amor. 
 "La idolatría de la economía no solo deshumaniza sino que va en contra del plan que Dios tiene para las personas. Las herencias y el reparto de bienes han destruido familias numerosas, el deseo de acaparar implica privar a otros de la posibilidad de disfrutar de una vida digna, de esto quiere advertirnos Jesús. En la Sagrada Escritura encontramos reglas establecidas para la distribución de herencias, con lo que se quería evitar la codicia, el evangelio queriendo sacar a la luz este tipo de comportamientos, nos permite ver el rostro de un Dios que tiene como principio el amor, la misericordia, la práctica de la equidad y justicia; el discípulo de Jesús no puede vivir pensando y actuando para sí, dejando de la lado la vida de familia y la construcción comunitaria. Estamos llamados en medio de este mundo envuelto por luces y sombras a ser signos visibles del Reino de Dios, constructores de una nueva humanidad, libre de la codicia, del deseo de lucro y del poder que destruye la vida humana. ¿Qué clase de tesoro estoy acumulando?" (Koinonía) 


domingo, 21 de octubre de 2018

LOS PRIMEROS EN SERVIR


"Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron:
– Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos a pedirte.
Él les preguntó:
– ¿Qué queréis que haga por vosotros?
Le dijeron:
– Concédenos que en tu reino glorioso nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 
Jesús les contestó:
– No sabéis lo que pedís. ¿Acaso podéis beber esa copa amarga que voy a beber yo, y recibir el bautismo que yo voy a recibir? 
Ellos contestaron:
– Podemos.
Jesús les dijo:
– Vosotros beberéis esa copa amarga y recibiréis el bautismo que yo voy a recibir, pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Les será dado a aquellos para quienes está preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con Santiago y Juan. Pero Jesús los llamó y les dijo:
– Sabéis que entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de gobernar con tiranía a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, que sirva a los demás; y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea esclavo de todos. Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos."

Por desgracia, seguimos actuando como Santiago y Juan. Creemos que seguir a Jesús significa ser importantes; sentarse a la derecha y la izquierda de Dios.

Ser discípulo es beber la misma copa amarga que Él bebió. Es vivir una vida de entrega, una vida dedicada al servicio de los demás, sin ser reconocidos. La grandeza del discípulo está en el servicio. No subimos a Dios siendo los primeros en el podio, sino subiendo peldaño a peldaño la escalera de la vida, confiando en Él.
Jesús dio su vida por todos los hombres. Ese es el camino del discípulo. Esta semana hemos leído distintos evangelios en que Jesús echaba en cara a fariseos y dirigentes espirituales de Israel, su hipocresía. No seamos nosotros como ellos y utilizando la religión para medrar. La religión nunca debe servir para dividir, para que unos sean más que los otros, para tener privilegios. Al contrario, debe llevarnos a servir, a amar, a unirnos todos a Dios, que habita en cada uno de nosotros. 
¿Queremos ser los primeros? Seamos los primeros en servir.




sábado, 20 de octubre de 2018

CONECTARSE AL ESPÍRITU


"Os digo que si alguien se declara a favor mío delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. 
Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre, pero no perdonará al que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo. 
Cuando os lleven a las sinagogas o ante los jueces y las autoridades, no os preocupéis por cómo tenéis que defenderos o qué tenéis que decir; porque en el momento en que hayáis de hablar, el Espíritu Santo os enseñará lo que habéis de decir."

En nuestra espiritualidad tenemos muy olvidado al Espíritu. Sin embargo, cuando Jesús abandonó esta tierra nos dejó al Espíritu. Es gracias a Él que podemos imitar, ser seguidores de Jesús. Es Él quien hace que venga el Reino.
Con nuestra oración, con la meditación, hacemos que nuestro corazón "conecte" con el Espíritu. Es entonces cuando nuestras palabras y nuestros actos son dirigidos por su Sabiduría.  


viernes, 19 de octubre de 2018

MIEDO AL MAL


"Se juntaron entre tanto miles de personas, que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:
- Guardaos de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a conocerse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en la oscuridad se oirá a la luz del día; y lo que habéis dicho en secreto y a puerta cerrada será pregonado desde las azoteas de las casas. 
A vosotros, amigos míos, os digo que no debéis tener miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Os voy a decir a quién debéis tener miedo: tened miedo a aquel que, además de quitar la vida, tiene poder para arrojar en el infierno. Sí, tenedle miedo a él. 
¿No se venden cinco pajarillos por dos pequeñas monedas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. En cuanto a vosotros mismos, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno. Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos."

Jesús nos dice que debemos protegernos del mal que mata el espíritu. Dios nos ayuda contra los otros males. Él siempre nos protegerá.
 "Todas las personas tenemos miedo. Hay personas que le temen a las alturas, otras a la soledad. Unos a las arañas, otros a los perros. Normalmente el miedo paraliza, no permite que tomemos decisiones, limita, desubica, desconcierta, nos aleja del plan de Dios y no nos permite actuar con libertad, de esto quiere advertirnos Jesús quién hace un llamado a sus discípulos para que descubran en la acción de Dios y en sus promesas la fuerza necesaria para no temer al poder político, económico, religioso y social de Israel. El grupo de los discípulos está invitado a reconocer que no se debe perder la esperanza y que deben continuar con la obra que se le ha encomendado, por eso, el miedo a quien puede destruir o matar el cuerpo no debe dominarlos, deben seguir trabajando por la vida, la paz y la justicia, de esa manera recibirán la recompensa que Dios les tiene preparada y podrán ser un signo de luz para la humanidad que sufre el tormento de los sistemas imperantes. ¿Cuál es mi relación con Dios?"(Koinonía) 

jueves, 18 de octubre de 2018

SANAR Y ANUNCIAR


"Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
Les dijo:
- Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’  Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá; si no, no se cumplirá.  Y quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; y sanad a los enfermos del lugar y decidles: El reino de Dios ya está cerca de vosotros."

El evangelio de hoy es de San Lucas, del que celebramos su festividad. Lucas nos brinda el evangelio de la misericordia de Dios, de los pobres, del Amor. En el fragmento de hoy, Jesús manda a 72 discípulos de dos en dos. El número 72 es simbólico. Expresa la totalidad. Jesús nos envía a todos. Ser enviado por Jesús requiere ciertas peculiaridades. Debemos ser agentes de paz: "corderos en medio de lobos". Nuestra misión debe ser siempre gratuita: "ni bolsa, ni monedero, ni sandalias". Debemos confiar en la providencia. La función es doble: sanar y anunciar el Reino. Se trata de ser signos de amor y de misericordia