miércoles, 30 de junio de 2021

COMO EL CIEGO AL BORDE DEL CAMINO




 Aquí estoy, Señor,
como el ciego al borde del camino,
cansado, triste, aburrido,
sudoroso y polvoriento,
sin claridad y sin horizonte;
mendigo por necesidad y oficio.

Aquí estoy, Señor,
en mi sitio de siempre pidiendo limosna,
sintiendo que se me escapa la vida,
el tiempo y los sueños de la infancia;
pero me queda la voz y la palabra.

Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz.
Costumbre, dolor, sufrimiento...
Sobre ellos han crecido duras escamas
que me impiden verte.

Pero al sentir tus pasos,
al oír tu voz inconfundible,
todo mi ser se estremece
como si un manantial brotara dentro de mí.

Te busco,
te deseo,
te necesito
para atravesar las calles de la vida
y andar por los caminos del mundo
sin perderme.

¡Ah, qué pregunta la tuya!
¿Qué desea un ciego sino ver?
¡Que vea, Señor!

Que vea, Señor, tus sendas.
Que vea, Señor, ante todo, tu rostro,
tus ojos,
tu corazón.

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", Colección feadulta.com)

martes, 29 de junio de 2021

PEDRO Y PABLO




 "En este texto el evangelio aclara qué es eso de seguir a Jesús. Esto significa entrar con él en una frágil barca en medio de las tempestades de la vida. Los discípulos creen ya en su persona, pero a la primera dificultad tiemblan. Jesús está tranquilo en la barca. Tan tranquilo que duerme. Seguir a Jesús es entrar en la conflictividad de la historia. Seguir a Jesús es vivir una vida en confrontación con los poderes políticos, económicos y hasta cósmicos que dominan este modelo de mundo. Seguirlo es comprometerse a cambiar el corazón, a atreverse a poner en la vida la bondad y la justicia. Algo que desconcierta a los poderes establecidos y por eso perseguirán a los seguidores de Jesús, como hicieron con Él hasta la muerte. Sin embargo, Jesús seguirá tranquilo en esta barca agitada de la iglesia y de la humanidad y sus palabras serán capaces de dominar el mar agitado de los acontecimientos de la historia." (Koinonía) 

lunes, 28 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LAS EXIGENCIAS DE LA VOCACIÓN

 


Aquel religioso se lamentaba de la falta de vocaciones. El Anacoreta le escuchó atentamente. Luego quedó un rato en silencio. Después le dijo:
- ¿Has meditado el evangelio de hoy? Jesús, a aquellos que quieren seguirle, les dice que Él no tiene donde reposar la cabeza y al otro que los muertos entierren a los muertos. Que han de dejarlo todo. Que han de renunciar a todo.
El religioso asintió con la cabeza mientras decía:
- Sí. Los jóvenes de hoy en día no quieren hacer sacrificios. No quieren hacer renuncias.
Sonrió tristemente el anciano y movió la cabeza negando:
- No. No es ese el problema. Los jóvenes de todos los tiempos han sido iguales. Y siempre encontrarás algunos que están dispuestos a darlo todo con generosidad.
Guardó un momento de silencio, y, luego, mirando fijamente al religioso a los ojos, añadió:
- Los jóvenes necesitan modelos, ejemplos...Si una Congregación religiosa fue fundada para educar a los niños pobres y la mayoría de sus obras son colegios para niños que pueden pagar; si hacemos voto de pobreza y vivimos en grandes casas, como personas de dinero...¿Cómo quieres que esos jóvenes se sientan empujados a seguir esa vocación? Te dirán que siendo profesores, casándose...pueden hacer lo mismo.
Volvió a guardar silencio. Luego concluyó:
- Si no cambiamos no tendremos vocaciones. Es cierto que la vocación la da Dios; pero los jóvenes necesitan referentes. Somos nosotros los que debemos exigirnos, los que debemos cambiar...Los que debemos ir a la otra orilla como Jesús, o a las periferias como nos pide el Papa Francisco...

domingo, 27 de junio de 2021

ACUDIR A JESÚS

 


En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente [que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."
Todavía estaba hablando, cuando] llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: "Talitha qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

"En el evangelio vemos que Jairo viene de vuelta de la sinagoga. A pesar de ser jefe de esa institución no ha encontrado en ella la salvación para su hija; el judaísmo, representado por la institución más importante después del templo, no conduce a la vida; la hija de Jairo, imagen del pueblo, está abocada a una muerte irremediable. Por eso Jairo, tal vez desesperado y desilusionado con aquel viejo sistema, acude a Jesús, buscando vida para su hija. Y estando con él se entera de que su hija ha muerto: ¿Para qué molestar más al maestro?, le dicen. La gente piensa que se molesta al maestro pidiéndole que dé vida. No saben que “él ha venido para que tengan vida y vida abundante”, como dice el evangelista Juan. Jesús, en estas circunstancias extremas, no se arredra: “No temas, ten fe y basta...”. Para quien cree la muerte es un sueño del que se puede despertar. Los primeros cristianos lo entendieron así cuando comenzaron a llamar a la necrópolis (= ciudad de los muertos), cementerio (= dormitorio). No lo ve así la gente, que, al enterarse de la muerte de la hija de Jairo, lloraba gritando sin parar –gesto de desesperanza total-, y que, cuando Jesús dice que la niña “no está muerta, sino dormida”, se ríe de él, considerando la situación irreversible. Ante la incredulidad no hay nada que hacer. Por eso, Jesús echa fuera a la gente –para quien no cree, la muerte es el final- y entra a donde está la niña con sus padres, junto con tres de sus discípulos.
Curiosamente, esos tres mismos discípulos están presentes también en la transfiguración y en el Huerto, y en ambas escenas se duermen. Este sueño es todo un símbolo. En la Transfiguración, Jesús habla con Moisés y Elías de su éxodo –esto es, de su paso de la muerte a la vida-; en el Huerto, Jesús pide a Dios fuerzas para aceptar el camino que le lleva a la muerte, como paso para la vida definitiva. Pedro, Santiago y Juan no tienen interés en aceptar este camino del maestro hacia la muerte, porque –al igual que los judíos- no creen que sea un paso hacia la vida definitiva. Tal vez, por esto, para que aprendan que Jesús es la imagen de un Dios que da vida, Jesús se los lleva consigo. Sorprende, no obstante, que, cuando Jesús devuelve la vida a la niña, insista vivamente a los discípulos para que no digan nada a nadie.
Se asemeja a veces la sinagoga, de la que Jairo es jefe, a nuestra vieja iglesia y a algunos de sus jefes, que no son capaces de sanar los males del mundo por estar centrados en mantener unas estructuras que no dan vida. Al igual que Jairo, nuestra iglesia, si quiere seguir siendo la iglesia de Jesús, tendrá que salir al encuentro del Maestro, rompiendo viejas estructuras que la mantienen cerrada al mundo. Y en ese encuentro con Jesús y su evangelio, oirá las mismas palabras que Jesús le dirigió a Jairo: “No temas, ten fe y basta”.
Tal vez sea este el mal de nuestra iglesia: tiene demasiado miedo y poca fe, y este miedo a perder seguridades, prestigio y poder le impide lanzarse a la aventura de remediar los males de un mundo abocado a la muerte; tal vez tenga que adherirse más al mensaje de Jesús y a su estilo de vida pobre, libre, solidario y entregado a los que viven en las márgenes del mundo. Sólo así podrá devolver la vida a tanto muerto que hay vivo, a tantos que gritan llorando sin parar, lamentándose de que no es posible luchar contra este injusto sistema mundano que margina a tanta gente, llevándola a las puertas de la muerte." (Koinonía)


sábado, 26 de junio de 2021

EL ANACORETA Y AYUDAR A "TODOS"

 


El Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- Si queremos seguir a Jesús debemos ayudar a todo el mundo. A "todos" - remarcó.
El joven le escuchaba atentamente.
- Fíjate en el evangelio de hoy. El que viene a pedir ayuda a Jesús es un centurión romano. Tenía todos los atributos para que un judío ni le escuchara. Un militar que los dominaba. Era romano, opresor, invasor. Pagano...Sin embargo Jesús, no sólo le ayuda, sino que lo pone como modelo de fe.
Miró a los ojos del joven seguidor y concluyó:
- A nosotros nos cuesta relativamente poco ayudar a aquel que piensa como nosotros, que es nuestro amigo...Dejamos abandonados, e incluso perseguimos, a aquellos inmigrantes de otra cultura, de otra religión, de otra raza...¡Cuánto nos falta todavía para ser verdaderos seguidores de Jesús!

viernes, 25 de junio de 2021

EL ANACORETA Y BAJAR DE LA MONTAÑA

 


El Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- Fíjate en el evangelio de hoy. Jesús baja de la montaña y se encuentra con un leproso que le pide que lo cure. 
Miró al joven y prosiguió:
- Y es que lo peor que podemos hacer es quedarnos en la montaña, aislados en nuestro pequeño mundo. Hemos de salir de él para encontrar a los demás. Para encontrar aquellos a los que podemos ayudar. 
Guardó unos momentos de silencio y luego añadió:
- Otras veces Jesús nos dirá que pasemos a la otra orilla... No nos podemos quedar encerrados en nuestro mundo, mirándonos a nosotros mismos, contentos y felices de nuestra vida. Jesús quiere que bajemos de la montaña, que salgamos de nuestro bienestar, en busca del pobre, del enfermo, del prisionero, del que no cree, del que es víctima de la injusticia...A la montaña, como hacía Jesús, hemos de subir de vez en cuando para recuperar fuerzas, pero es abajo donde nos llama nuestra vocación... donde está nuestro deber...

jueves, 24 de junio de 2021

LA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO

 


Hoy es la festividad del Precursor de Jesús. La Voz que clama en el desierto, que nos pide conversión, que nos invita a allanar los caminos hacia el Señor. El que saltó de alegría en el vientre de su madre al llegar María, ya embarazada de Jesús. El que murió por decir la verdad y recriminar a Herodes su mal comportamiento. El que bautizó a Jesús marcando el inicio de su vida pública. Con él se acaba el Antiguo Testamento y comienza el Nuevo. Un modelo a seguir por todos nosotros. Un ejemplo a seguir para llegar a Jesús y llevarlo a los demás.

miércoles, 23 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LOS DÁTILES DE LA PALMERA

 


Recogían dátiles de la palmera que tenían junto a la cueva. El Anacoreta dijo:
- Gracias a esta palmera tenemos buenos dátiles. Es lo que nos ha dicho el evangelio de hoy. Los árboles buenos dan frutos buenos. Lo mismo pasa con las personas. Si son buenas hacen cosas buenas.
Miró a los ojos de su joven seguidor y añadió:
- Por eso hay gente que están muy cerca de Dios aunque no lo sepan. Hacen obras buenas. Luchan por los débiles. Buscan la justicia. Ayudan a los desprotegidos... Quizá nos digan que no creen en Dios, pero están muy cerca de Él. Más que algunos que hablan todo el día de Dios, pero no hacen nada por los demás. Son injustos con los otros. Sólo se miran a ellos y pasan de largo ante el necesitado. Por nuestros frutos es por lo que sabremos si seguimos a Jesús o no.

martes, 22 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LA REGLA DE ORO

 


Comentando el evangelio del día, el Anacoreta dijo:
- La regla de oro es anterior a Jesús. El haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti, es una regla lógica de toda persona que se siente fraterna y solidaria con los demás.  Pero no es tan fácil de cumplir como parece. Por eso Jesús nos habla a continuación de la puerta estrecha.
Hizo una pausa y continuó:
- Jesús lo llevó al extremo. Se entregó totalmente a los demás. Esa es la puerta estrecha. La de pensar antes en los otros que en uno mismo. La de dar la vida por los demás...La llave de esta puerta es el Amor.

lunes, 21 de junio de 2021

EL ANACORETA Y EL ESPEJO

 


El Anacoreta miró a los ojos al joven discípulo y le dijo:
- Tenemos que mirarnos más al espejo.
El joven, sorprendido, respondió:
- Pero, si no tenemos espejos en las cuevas...
Rio el anciano y prosiguió:
- Lo decía metafóricamente. Quiero decir que debemos mirarnos más a nosotros mismos y, quizá, entonces criticaríamos menos. Normalmente, los defectos que vemos en los demás, son nuestros propios defectos. Por eso Jesús, en el evangelio de hoy, nos pide que no juzguemos. Que no veamos la paja en el ojo ajeno e ignoremos la viga del nuestro.
Pasó la mano por el hombro del joven discípulo y concluyó:
- Somos muy benévolos con nosotros mismos y muy exigentes con los demás. Suerte que Dios nos ama y nos juzgará con benignidad... 

domingo, 20 de junio de 2021

ÉL ESTÁ A NUESTRO LADO




 Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla." Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: "Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: "¡Silencio, cállate!" El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?" Se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!"

En el evangelio, el llamado relato de la tempestad presenta las dificultades por las que atravesaba la Iglesia primitiva en el contexto del imperio romano. El mar es símbolo de peligro; es una amenaza para quienes viven cerca de él, porque saben que por ahí vienen los perseguidores. La comunidad es esa pequeña nave que navega a la deriva. La fe de muchos naufraga ante las amenazas y las presiones del medio. Entonces es cuando hay que recordar que Jesús no ha abandonado la barca. El navega con ellos. Es capaz de derrotar la tempestad. La certeza de la presencia de Jesús fortalece la frágil fe de la comunidad.
Nos sentimos amenazados de muchas formas. La injusticia, la violencia y la corrupción por una parte; el consumismo, el relativismo y el sensualismo por otra. Sentimos la tentación de ceder. Fácilmente caemos en el pesimismo y la resignación. Desistimos de todo esfuerzo y dejamos que la historia empuje la barca a su propio viento. El ambiente nos ahoga y nos sentimos perdidos, desorientados o perplejos. Las palabras de Pablo resultan alentadoras: Cristo murió y resucitó; con él hemos muerto nosotros, y tenemos la firme esperanza de participar en su resurrección. Sólo la certeza de que Jesús camina con nosotros nos puede ayudar a vencer los miedos y las incertidumbres y a “remar mar adentro, hacia aguas profundas”.


sábado, 19 de junio de 2021

CORAZONES Y CORAZONES


 

Señor, hay corazones
que son como castillos, feadulta.com)
o como palacios,
o como cárceles,
o como ciudades inexpugnables,
o como cajas de caudales...
Todo lo guardan hasta que envejecen,
se desmoronan
y, yermos, mueren.

Y hay corazones
que son praderas,
casas solariegas, oasis confortables,
cielos con estrellas...
y no tienen muralla ni llave.
Todo lo comparten y siembran
hasta que nace, florece y fructifica,
y se enriquecen.

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", Colección feadulta.com)

viernes, 18 de junio de 2021

EL ANACORETA Y NUESTROS TESOROS

 


Después de cenar, antes de rezar Completas, les gustaba pasear contemplando la puesta de sol. El Anacoreta dijo:
- Todos buscamos algo en la vida. Algo así como nuestro tesoro personal. Muchos buscan un tesoro real, acumular dinero, riquezas, posesiones...Es un tesoro inútil. Cuando muramos se quedará aquí.
Anduvieron unos metros en silencio y luego prosiguió:
- Lo decía claramente el evangelio de hoy. Debemos reunir tesoros eternos. Hay una clave para saber cuál es nuestro tesoro: ver dónde ponemos nuestro corazón. Si lo ponemos en Dios, si lo ponemos en los demás, en los más débiles, en los que necesitan ayuda...vamos bien encaminados. Si lo ponemos en cosas materiales...todo lo perderemos.
Miró a los ojos de su discípulo y concluyó:
- Pongamos nuestro corazón en el amor a Dios y el amor al prójimo...Eso son tesoros eternos...

jueves, 17 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LA PALABRERÍA

 


Acababan de comer y el Anacoreta dijo:
- Una de las cosas que caracteriza nuestra época, es el exceso de palabrería. Continuamente estamos comunicándonos, ya sea directamente, o por internet o el móvil. Nos faltan momentos de silencio y reflexión.
Bebió un poco de agua y prosiguió:
- Eso hace que nos falte reflexión, que creamos que sabemos de todo y podemos opinar de todo. Fíjate en los tertulianos de los medios de comunicación. Saben de todo. O eso se creen. Esta falta de reflexión hace que nos creamos todo lo que dicen los medios y así proliferan las "fake news". Esto convierte nuestras palabras en palabrería.
Miró a su joven seguidor y concluyó:
- Y como decía el evangelio de hoy esto puede trasladarse a nuestra oración. Nos sobran palabras y nos falta meditación y contemplación... 

miércoles, 16 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LA SINCERIDAD

 


El Anacoreta dijo:
- Hemos de ser sinceros y transparentes en nuestra actuación. No sólo engañamos a los demás, sino que nos engañamos a nosotros mismos.
El discípulo asintió con la cabeza.
- ¿Realmente actuamos con sinceridad o somos hipócritas? ¿hacemos el bien porque amamos al prójimo o lo hacemos para que nos vean, para ganar prestigio? Una vida basada en la hipocresía es una vida falsa.
Miró a su discípulo y concluyó:
- Ayudar al otro, hacer penitencia, rezar...para que nos vean, es eso, pura hipocresía. Hace de nuestra vida una simple falsedad.

martes, 15 de junio de 2021

EL ANACORETA Y EL AMOR TOTAL



 
Tenían la costumbre de comentar el evangelio del día tras su meditación. El Anacoreta dijo:
- Fíjate. Hoy Jesús exige todavía más. Ayer nos pedía devolver bien por mal. Hoy nos pide que amemos a nuestros enemigos.
El joven discípulo respondió:
- Sí, pero esto es muy difícil.
El anciano sonrió y añadió:
- Sí, pero no hay cosa alguna, por difícil que sea, que el amor no pueda vencer. Ayer veíamos que la violencia sólo engendra violencia y que el odio crea más odio. Sólo el amor puede cambiar al enemigo en amigo. Porque cuando se ama de verdad a una persona, ese amor despierta amor a su alrededor. No hay medio más que el amor para atraer el amor.
Puso una mano sobre el hombro de su discípulo y concluyó:
- Pero para amar de verdad debemos olvidar nuestro ego. Y eso nos lleva luchar toda la vida...

lunes, 14 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LA VENGANZA

 


- ¿Recuerdas lo que te dije el otro día? - preguntó el Anacoreta a su joven discípulo - La justicia, muchas veces es una simple venganza.
Miro al joven i prosiguió:
- El evangelio de hoy nos lo recuerda. Lo del ojo por ojo y diente por diente, nos puede parecer lógico y justo; pero el devolver mal por mal, nunca ha resuelto ningún problema. Es más, encadena una sucesión de violencia cada vez mayor.
Guardó unos instantes de silencio antes de seguir:
- Las guerras no solucionan los problemas. No las gana el que tiene razón, si es que alguno de los dos la tiene totalmente, sino el que tiene más armas y más fuerza.
Miró a los ojos del joven y concluyó:
- Devolver bien por mal, amor por odio, es lo único que puede hacer reflexionar al otro y hacerle ver que ha de cambiar de conducta. Que no eres un enemigo, sino su hermano...


domingo, 13 de junio de 2021

LA FUERZA DE LAS SEMILLAS




 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

"La gran virtud de las parábolas es la de superar los obstáculos más obvios e inmediatos del entendimiento. Una parábola es un arco que se eleva por el aire y cae justo en su objetivo, evadiendo los obstáculos, enfocándose hacia su meta. Las parábolas de Jesús tienen un efecto similar. Frente a las interpretaciones oscuras y cargadas de sanciones con las que los maestros de la ley solían responder a sus interlocutores, las palabras de Jesús se imponen con una claridad demoledora. Frente a las intrincadas y sofisticadas interpretaciones de los maestros griegos, las enseñanzas de Jesús se presentan con una evidencia incontrovertible. Las palabras de Jesús hablan de la vida cotidiana: el campesino que salva su cosecha; de la persona que al cocinar administra con tino y prudencia la sal. Las palabras del profeta Ezequiel nos hablan del cedro, un árbol excepcional por su longevidad y por la calidad de su madera. Pablo nos hablará del cuerpo, como un domicilio provisional, y sin embargo imprescindible, para alcanzar una residencia permanente en un cuerpo resucitado.
El profeta Ezequiel compara la acción de Dios con la de un campesino que reforesta las cumbres áridas con cedros que se caracterizan por su tamaño excepcional, por la duración de su madera y por su singular belleza. El nuevo Israel será un rebrote joven plantado en lo alto de los montes de Judá; atrás quedaría la soberbia de la monarquía y todos los peligros de su desmesurada avidez de poder. El profeta tiene la esperanza de que su pueblo renazca luego del exilio y su estirpe perdure como lo hacen los cedros que pueden llegar a durar dos mil años.
Las parábolas de Jesús, en cambio, no hablan desde la perspectiva de los árboles grandes, sino de los arbustos que pueden crecer en nuestros jardines sin derribar la casa ni secar las otras hortalizas. La primera parábola habla de la fuerza interna de la semilla, que opera prácticamente sin que el campesino se percate. Si la semilla encuentra las condiciones favorables, florecerá. La labor del campesino se limita a preparar el terreno para que ofrezca esas condiciones que hacen posible el cultivo; a los cuidados indispensables para que la semilla germine y se fortalezca, y a la acción oportuna para cosechar los frutos. De manera semejante opera la acción del cristiano, favoreciendo la implantación de la semilla del Reino." (Koinonía)


viernes, 11 de junio de 2021

EL CORAZÓN DE MARÍA




 Ayer celebrábamos la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, la Fiesta del Amor. Una festividad que nos enseñaba la inmensidad del amor de Dios para nosotros. Un Jesús que se entregó hasta el final por toda la humanidad.
El Evangelio, sobre María, nos dice algo muy importante: "guardaba todas esas cosas (lo que veía y oía de Jesús), en su corazón." Si el corazón de Jesús nos enseña a amar hasta el final, el de María nos invita a guardar a Jesús en nuestro corazón. María se hizo esclava del Señor. Nos enseña, que nosotros hemos de escuchar la Palabra y guardarla en nuestro corazón, para ponerla en práctica; para transformarnos en otro Jesús. Para serle fieles hasta el final.

LA FIESTA DEL AMOR

 


- Hoy - dijo el Anacoreta - celebramos la fiesta del Amor.
Acababan de rezar Laudes y preparaban el frugal desayuno.
- Este es el sentido de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Tenemos claro que Jesús es Amor; pero, ¿nos dejamos amar? ¿confiamos realmente en Él? ¿Dejamos que habite en nuestro corazón?
Apartó la leche del fuego, ya que empezaba a hervir y continuó:
- El amor es como el fuego. Si no lo alimentamos se apaga. Por eso debemos meditar cada día. Por eso debemos dejarnos amar por Jesús. Por eso, sobre todo, debemos amar a los demás cada día, en cada instante.
Y se fueron a desayunar...


jueves, 10 de junio de 2021

ANHELOS DE DISCÍPULO




 Para salir de uno mismo
y andar por la vida,
para dejar lo ya conocido
y pasar por Samaría,
para conjugar tolerancia y radicalidad
a lo largo del camino,
para crear espacios evangélicos
y entrar en tu reino...
dame mirada corta, de orfebre,
que descubra, aprecie y ame
lo más diminuto y escondido,
y una mirada larga, de centinela,
para ver el horizonte que me espera
más allá de las montañas y la niebla.
Y esto, Señor, dámelo cada jornada
para poder gozar y recrear
lo que tu Espíritu siembra con mimo
en los espacios que piso y sueño
en este tiempo tan convulso y yermo
y con las utopías por los suelos.

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", Colección feadulta.com)

miércoles, 9 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LOS PREJUICIOS

 


Cuando el joven discípulo vio a la mujer que llegaba se escandalizó y se preguntó qué venía a hacer en un lugar de oración y retiro como la cueva del Anacoreta. Mayor fue su sorpresa cuando vio, que el anciano la recibía con los brazos abiertos, habló largamente con ella y la invitó a comer y a orar con ellos, antes de partir.
El Anacoreta, que había observado la reacción de su joven discípulo, le dijo:
- Esta mujer realmente ha llevado una mala vida. Nació en un barrio y con unos padres que la abocaron a la mala vida. Pero siempre ha querido cambiar y lucha por ello. Está realmente arrepentida. Te ha pasado como a los fariseos cuando vieron a aquella mala mujer que derramaba lágrimas a los pies de Jesús , los lavaba y secaba con sus cabellos...Aquella mujer salió perdonada de aquél encuentro. En cambio, los fariseos, no aceptaron a Jesús y permanecieron lejos de Dios.
Miró a los ojos al joven y concluyó:
- No prejuzgues nunca. No te fíes de las apariencias. La verdad del hombre está en su interior, en su corazón.
Y el joven discípulo se retiró avergonzado a su cueva...

martes, 8 de junio de 2021

EL ANACORETA, LA SAL Y LA LUZ

 


- ¿Sabes porque la Fe disminuye en el mundo? - preguntó el Anacoreta.
El joven discípulo guardó silencio, esperando que diera la respuesta el anciano.
- Porque los cristianos no somos ni sal ni luz en el mundo. Es más, parece que nos dé vergüenza proclamarnos creyentes. Y los que lo hacen, por desgracia, sus obras no son acordes con el camino marcado por Jesús.
Guardó unos momentos de silencio contemplando el sol que se escondía tras el horizonte y luego prosiguió:
- Si buscamos el dinero. Si despreciamos al inmigrante. Si somos injustos con los demás. Si no intentamos amar a todos...¿Cómo quieres que crean en lo que representamos? Nos hemos vuelto insípidos y sin luz. Sólo si nos unimos realmente a Jesús, volveremos a dar gusto y a iluminar a nuestra sociedad. Sólo si somos Amor y entrega para todos, podrán escucharnos. Así seremos, como nos pidió Jesús, sal y luz del mundo... 

lunes, 7 de junio de 2021

EL ANACORETA LAS BIENAVENTURANZAS

 


El Anacoreta y su joven seguidor comentaban el evangelio del día. El anciano dijo.
- Las Bienaventuranzas es uno de los puntos centrales de las enseñanzas de Jesús. ¿Lo creemos de verdad?
¿Consideramos felices a los pobres si todo el día estamos buscando ser ricos y tener más?¿Los que sufren son bienaventurados?¿Los que luchan, no por pasarlo bien sino por que el mundo sea más justo son más felices?
El joven seguidor quedó un tanto perplejo por lo que decía el Anacoreta, pero no se atrevió a decir nada. Sonrió el anciano y añadió:
- Ser pobre, tener hambre y sed, necesitar consuelo...no son, evidentemente, cosas buenas. El ser bienaventurados o no radica en nuestra actitud. Si realmente confiamos en Dios, nos abandonamos a su voluntad, el dinero, los alimentos, las diversiones...no tienen ninguna importancia. Si nos dejamos caer en sus brazos, todo se llena de Amor. Y sólo el Amor nos hace felices. Esta es la clave de las bienaventuranzas...

domingo, 6 de junio de 2021

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO


 

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" Él envió a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena." Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo." Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios." Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

En el momento central de nuestras celebraciones eucarísticas, proclamamos: «este es el Sacramento de nuestra fe». Con un artículo determinado «el». Como si sólo hubiera un sacramento. No decimos «este es uno de los 7 sacramentos», ni siquiera  «este es el sacramento más importante». Y es que realmente, sólo tenemos un sacramento: Jesucristo-Eucaristía. Los otros... no son sino «derivaciones», variaciones, aplicaciones a distintos momentos de la vida de fe. Y sin embargo hay no pocos bautizados que dicen no necesitar este sacramento central de la fe. Y quienes se acercan a él principalmente si es «día de precepto», y no siempre. Muchos no sabrían explicar por qué es «importante» o «necesario»: tal vez ofrezcan su testimonio de que se sienten bien al comulgar, que les ayuda a ser mejores, que les falta "algo" si no van a misa... Está bien... pero esto no ayuda gran cosa a los que preguntan «por qué debiera yo ir a la Eucaristía», «por qué es importante o necesario». Eso se queda corto. Tenemos que reconocer que hay una buena falta de formación bíblica, teológica y litúrgica (las tres) que ayude a valorar, disfrutar y aprovechar esto que Jesús nos dejó como Testamento de su vida. Como también evitar convertirlo en algo diferente a lo que Jesucristo quiso que fuera.
Jesús reformulará esa Alianza. Primero: habrá solo un mandamiento (nuevo): amarnos como él nos amó. Considerará discípulos suyos a los que hagan lo que él manda: amar como él. Y se compromete a estar con ellos todos los días hasta el fin del mundo, se compromete a darles su propia vida, a hacerlos hermanos e hijos. Y esto lo hace por medio de un gesto: compartir el pan y beber la copa. Son  discípulos suyos los que comen su cuerpo y beben su copa. Y este pacto/Alianza lo sella Jesús con su propia sangre. Como signo de su fidelidad y de su amor incondicional él ofrece toda una vida (eso es la «sangre») entregada/derramada desde el amor. Y pide a sus discípulos:

- A partir de ahora vosotros -todos juntos, en comunión- vais a ser mi Cuerpo, haciéndome presente en el mundo cuando yo ya no esté.

- Vais a hacer de vuestra vida una entrega hasta el final, como mi propia entrega

- Recibir su Cuerpo y Sangre es irnos convirtiendo en el mismo Jesús para hacer lo mismo que él hizo,  en memoria suya. Hasta poder decir, como san Pablo, «ya no soy yo... es Cristo quien vive en mí». (Ciudad Redonda)



sábado, 5 de junio de 2021

EL ANACORETA Y ACOGER

 


El joven discípulo se quejaba de que muchos visitantes no traían nada y el Anacoreta les invitaba y compartía lo poco que tenían con ellos. El anciano sonrió abiertamente y contestó:
- Nuestra persona debe ser la casa donde acoger a los demás. Debemos ser una casa que tiene siempre sus puertas y ventanas abiertas. Esto nos ayuda a ser personas sencillas, que hacemos el camino de la vida ligeros de equipaje.
Luego le miró con alegría y concluyó:
- Por poco que tengamos, siempre podemos compartir ese poco. El día que no tengamos nada...aquel día si que no podremos compartir nada material, pero siempre podremos compartir nuestro amor... 

viernes, 4 de junio de 2021

CUANDO OS FALLE VUESTRO SISTEMA




 Venid a mi...
ahora y cuando os falle vuestro sistema
y estilo de vida:

Cuando estéis cansados del pragmatismo,
la injusticia, el dolor y la violencia,
la mediocridad, el ruido, las limitaciones,
la pobreza, el ritmo acelerado y la incertidumbre,
el egoísmo, el vacío y el andar sin rumbo.

Cuando estéis agobiados por la impotencia,
la responsabilidad, el miedo y el fracaso,
la enfermedad, el hambre y la ofensa,
el deseamos, la impaciencia y el desempleo,
el futuro, los otros y vosotros mismos.

Venid a mi...
ahora y cuando os falle vuestro sistema
y estilo de vida.

Aquí estamos, Señor, cansados y agobiados,
desilusionados y sin rumbo fijo.

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", colección feadulta.com)

jueves, 3 de junio de 2021

EL ANACORETA Y EL RÍO SECO

 


El visitante dijo al Anacoreta que había perdido la ilusión por la espiritualidad. Que se sentía seco.
- He dedicado mi vida al apostolado y ahora nada tiene sentido. 
El Anacoreta lo tomó de la mano y lo hizo andar un rato por el desierto hasta llegar al cauce seco de un río. Entonces le dijo:
- Esto fue un río. Hoy es un cauce seco, por el que no pasa ni una gota de agua. ¿Sabes por qué?
El visitante negó con la cabeza. El anciano se explicó
- Este río perdió su fuente...se secó. Lo mismo ocurre a nuestra alma si se separa de la fuente de la vida que es Dios.
Puso una mano sobre el hombro del visitante y concluyó:
- Hiciste mucho apostolado. Estabas comprometido con los movimientos de tu Parroquia...¿Pero dedicaste tiempo a meditar, a guardar silencio, a contemplar a Dios en tu corazón? Seguro que no. Por esto se secó tu vida, se secó el río de la espiritualidad. Te separaste de tu fuente, que es Dios...

miércoles, 2 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LA FRATERNIDAD

 


El joven discípulo explicaba al Anacoreta el bien que le hacía la vida solitaria. Ante su sorpresa el anciano le señaló:
- Sí, pero recuerda que el domingo, con la Fiesta de la Trinidad, vimos que Dios es comunidad...Debemos buscar momentos de soledad...pero, incluso en esos momentos, nunca debemos olvidar a los demás.
Guardaron silencio, hasta que el Anacoreta dijo:
- Cuando yo era joven, se pusieron de moda las comunas hippies. Jóvenes que se iban al campo a vivir en comunidad. Pocas duraron; porque no es fácil vivir en comunidad. No se trata solamente de vivir juntos, sino de vivir fraternalmente.
Miro a los ojos del hombre y poniendo su mano sobre su hombro concluyó:
- La fraternidad nos hace sentirnos unidos a las demás personas, sabiendo que sus problemas también son los nuestros. Sólo esa unión permite que una comunidad sea viva, y sólo ese sentimiento de fraternidad hace que nuestra vida solitaria tenga sentido...

martes, 1 de junio de 2021

EL ANACORETA Y EL HOMBRE BUENO

 


Hablaban de un hombre que acababa de morir y al que todos consideraban un hombre bueno:
- Hizo de su vida una obra de arte que todos hemos podido contemplar y seguir. ¿Sabes cuál fue su secreto?
El joven discípulo no supo qué responder y esperó las palabras del Anacoreta:
- Vivía siempre en la presencia de Dios. Esa presencia amorosa le orientaba y le cuestionaba en el amor. Regía su vida.
Miró al joven y concluyó:
- Si somos capaces de vivir esa presencia constantemente, nos dejaremos penetrar de su amor y lo veremos en todo y en todos. Así sólo se puede obrar bien...