jueves, 31 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y LOS PRODUCTOS DE LIMPIEZA


El joven seguidor se reía mucho cada vez que el Anacoreta se dedicaba a limpiar la casa. El pobre anciano se armaba un lío con los productos de limpieza.
- Antes con un cubo, una bayeta y un chorro de lejía en el agua, lo limpiabas todo. Ahora necesitas el desengrasante, el desincrustante, el abrillantador, el limpiacristales, el vitroclean, el suavizante...Y no sé si todo queda más limpio.
Paró un momento mientras se decidía entre el que limpia más blanco, el que da chorros de luz o el que nunca engaña...
- Con la vida espiritual nos pasa lo mismo. Métodos de oración, mantras, respiraciones, música relajante, posturas especiales, textos profundos, oraciones actuantes, ángeles...Y nos olvidamos de lo fundamental, el cubo la bayeta y el chorro de lejía. Es decir, ponernos en presencia de Dios, escuchar la Palabra, el Evangelio y...sobre todo, intentar vivirlo.
Y perplejo ante el lavabo, preguntó:
- Y ahora que diablos de producto he de usar, ¿la botella rosa, la azul o la verde?...

miércoles, 30 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y LA INTOLERANCIA


Aquellos dos alumnos discutían en el autobús. Uno defendía el creacionismo a ultranza y el otro el evolucionismo. Acabaron insultándose el uno al otro. Cuando se apearon del transporte público, todos se sintieron aliviados. Ya en casa, el joven seguidor comentó:
- Cada día somos más intolerantes con los demás.
El Anacoreta no dijo nada, mientras quitaba las puntas a unas judías verdes y las ponía a hervir. Luego dijo:
- Tenemos ideas falsas sobre la intolerancia...No podemos aceptar todas las ideas, teorías, posturas...Eso es relativismo y no hace progresar el mundo. Si todo tiene el mismo valor...¿ por qué debemos defender nada?...¿por qué buscar la verdad si todo lo es?
Trinchó un poco de cebolla, ajo y perejil para luego pasar las judías verdes por la sartén, y prosiguió:
- Defender lo que uno cree verdadero no es intolerancia. Somos intolerantes, cuando no respetamos a las personas porque piensan diferente a nosotros. Yo puedo no estar de acuerdo con tus ideas creacionistas, pero no por eso he de despreciarte. Tú no estás conforme con mis ideas evolucionistas, pero no por ello me has de insultar.
Miró el reloj para ver los minutos que llevaban las judías hirviendo y concluyó:
- El no saber distinguir entre las ideas y las personas que las tienen, nos hace mucho daño. Nos impide repensar críticamente nuestras ideas y crea barreras emocionales entre nosotros. Estas barreras son las más difíciles de eliminar...
Y rectificó de sal las judías verdes...

martes, 29 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y SETENTA VECES SIETE...


Hablaban nuestros dos amigos sobre el evangelio del día. El joven seguidor dijo:
- Realmente, eso de perdonar setenta veces siete, es decir, siempre, es muy difícil por no decir imposible.
Sonrió el Anacoreta mientras decía:
- Sí. Pero este texto, junto al de amar a los enemigos, es central en el cristianismo. Lo entendió muy bien Gandhi, que no era cristiano, cuando dijo a propósito de la vida de Jesús: "Leyendo toda la historia de esta vida...me parece que el cristianismo está todavía por realizar...Mientras no hayamos arrancado la violencia de la civilización, Cristo no ha nacido todavía".
Guardó unos momentos de silencio y añadió:
- El ojo por ojo, nuestra justicia, que demasiadas veces no es sino venganza encubierta, las heridas sin cerrar en nuestro corazón, son fruto de la violencia.
Miró al joven seguidor y prosiguió:
- Ciertamente es muy difícil, y a veces negativo, hablar a la víctima sobre el perdón. Es algo que no puede exigirse, ni siquiera predicar. El perdón ha de brotar de nuestro interior. Y para ello debemos crear un clima propicio.
Puso una mano sobre el hombro del joven a la vez que decía:
- ¿Te has fijado? Nuestra sociedad ha ganado mucho en sensibilidad sobre los derechos humanos y, en cambio, cada vez vemos más normal utilizar la violencia para arreglar los problemas. "A estos les daba yo una buena paliza y verás como ya no roban más"."¡Qué esperan a mandar un misil a la cabeza de Gadafi!"."¿Terroristas? Con ellos empleaba la ley de fugas y todo resuelto". Cada vez oímos más frases como estas...Sin embargo, la violencia no soluciona el problema, lo aparca, lo oculta. El mal no se puede detener con el mal, ni la injusticia con la injusticia. El problema está en que querríamos soluciones rápidas...y eso no es posible.
El joven preguntó:
- Entonces, ¿qué podemos hacer?
Sonrió el Anacoreta al responder:
- Sembrar bondad. Sembrar paz. Sembrar amor. Reconocer nuestros errores, perdonarnos a nosotros mismos e intentar perdonar a los demás. Cerrar heridas, aunque quede la cicatriz.
Viendo la expresión del joven rió y concluyó:
- Ya sé. Parece muy utópico. Teorías, te dirán otros. Pero es tan difícil llevarlo a la práctica...Y es el único camino por el cambiaremos este mundo...

lunes, 28 de marzo de 2011

HEROES ANONIMOS

No salen en la prensa. No les dan un euro por contar su vida en la tele. No hacen subir ni bajar la bolsa. Nadie organiza campañas especiales para ellos en las elecciones. Posiblemente no frecuenten mucho las iglesias.
Sin embargo son esas personas, las que hacen que se pueda seguir creyendo en el ser humano. A mi me recuerda el evangelio de la viejecita dando de limosna todo lo que tenía, una miseria. Ésta da toda su vida. Sin valor a los ojos de la sociedad. Sin embargo está dando lo más importante, lo más valuoso: su vida.


Esos héroes anónimos son más numerosos de lo que creemos. Personas que se entregan totalmente a los demás, no porque esperen ninguna recompensa, sino porque saben amar...

   

domingo, 27 de marzo de 2011

EL POZO DEL AMOR...

"En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
- Dame de beber.
Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:
- ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?
Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:
- Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.
La mujer le dice:
- Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
Jesús le contestó:
- El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
La mujer le dice:
- Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
Él le dice:
- Anda, llama a tu marido y vuelve.
La mujer le contesta:
- No tengo marido.
Jesús le dice:
- Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.
La mujer le dice:
- Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.
Jesús le dice:
- Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.
La mujer le dice:
- Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.
Jesús le dice:
- Soy yo, el que habla contigo.
En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo:
- ¿Qué le preguntas o de qué le hablas?
La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
- Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías?
Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían:
- Maestro, come.
Él les dijo:
- Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.
Los discípulos comentaban entre ellos:
- ¿Le habrá traído alguien de comer?
Jesús les dice:
- Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer:
- Me ha dicho todo lo que he hecho.
Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:
- Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."


Es difícil comentar brevemente este texto. El evangelio de Juan es el más rico teológicamente de todos. El fragmento de hoy es largo, hasta el punto que en más de una parroquia cometerán el error de fragmentarlo. Os invito a que lo leáis con calma. Encontraréis mil y un detalles magníficos.
De entrada nos encontramos con algo que debió sorprender mucho a los apóstoles. Jesús hablando a solas con una mujer. Una mujer que no era judía, sino samaritana. Y una mujer de mala reputación. Tan sorprendente, que incluso la mujer se extrañó.
Primera lección: Jesús se nos presenta en la vida en el momento más inesperado. Y de la forma más inesperada. No como el ser superior que viene a enseñarnos, sino como el pobre caminante, que se nos muestra necesitado y nos pide agua. Y ante Él todos somos iguales.
Segunda lección: Jesús tiene sed de agua, pero posee otro tipo de agua de la que carece la samaritana y, por supuesto, nosotros: el agua del amor.
Tercera lección: Jesús conoce la vida turbulenta de la mujer y, por supuesto, la nuestra, y no la juzga. Simplemente se la recuerda y le ofrece un amor diferente que la saciará.
La mujer empieza a darse cuenta de que está delante de alguien distinto. Entonces le pregunta sobre dónde realizar el culto, si en el monte Garizim, como los samaritanos, o en el templo de Jerusalén. Cuestión que separaba a muerte a ambos pueblos.
Cuarta lección: Y me detengo en ella. Nosotros hoy le preguntaríamos sobre si hay que seguir el Concilio o no. Si la misa ha de ser cara o no al pueblo. Si los curas o frailes han de llevar sotana o no. Si el celibato ha de ser obligatorio o no. Quizá preguntaríamos, si condón sí o condón no. Si píldora sí o píldora no. Si católicos o evangélicos. Si....
Jesús nos miraría con pena y cariño a la vez y volvería a responder lo mismo: "...Ha llegado la hora en que los que rinden verdadero culto al Padre lo harán en espíritu y en verdad. El Padre quiere ser adorado así. Dios es espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad..." Jesús nos diría que estamos dando demasiada importancia a las formas y olvidamos el fondo. Hay santos con sotana o con clergyman negro y tirilla y los hay pederastas. Hay santos con jersey y tejanos y los hay pecadores. Con vuestras discusiones de tradicionalistas y progresistas estáis haciendo el ridículo. La espiritualidad no son formas, ritos, vestidos, exterioridades...la espiritualidad es dar culto en espíritu y en verdad, es decir AMAR.
Nietzsche dijo: "Sus discípulos tendrán que parecer más salvados, si quieren que crea en su Salvador" Con nuestro cristianismo triste, de condena, de miedo a la sociedad, de búsqueda de privilegios, no damos precisamente una imagen de salvados. Con un cristianismo que se reduce a unas horas y no llena toda nuestra vida ni marca nuestra forma de actuar y nos impulsa a cambiar la sociedad, nunca daremos una imagen de salvados. La imagen auténtica surge de nuestro interior, de lo que somos, si no, es maquillaje, una careta.
Jesús se nos acerca ofreciéndonos el agua del pozo del amor. Al parecer todavía no la hemos bebido, porque en nuestro interior no brota ese surtidor que ha de dar vida a nuestro alrededor. ¿De verdad creemos que gracias a nosotros el Amor reina en este mundo?

viernes, 25 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y EL CELIBATO (ELOGIO DE LA TERNURA)




Celebraban el Anacoreta y su joven seguidor la festividad de la Anunciación a María. El Anciano dijo:
- Cuando María exclamó: "Hágase en mi lo que has dicho", estaba mostrándonos a todos que el amor es un acontecimiento que nos desborda totalmente si nos dejamos poseer por él.
El joven comentó:
- Sí, pero si optamos por el celibato, renunciamos a él.
El Anacoreta movió la cabeza negando y explicó:
- Ese es un gran error. Con el celibato renunciamos a poseer físicamente, temporalmente, a concretar esa posesión en el sexo, a la procreación y a tener una familia. Pero NUNCA renunciamos al amor. Creo que nos abrimos a amar más y mejor. Descubrimos lo que es la ternura.
Guardó un rato de silencio y añadió:
- Solemos polarizar excesivamente en nuestras discusiones. Cuando hablamos de sexo, o caemos en la permisividad o caemos en el moralismo. O decimos que todo vale, o sólo hablamos de renuncia. Lo primero es confundir amor con genitalidad. El espiritualismo desencarnado nos sume en la represión.
Miró al joven y concluyó:
- La opción por el celibato, por eso no puede ser obligatorio, no tiene sentido si nos hace caer en la amargura y la represión. El auténtico celibato nos abre las puertas a la ternura. Ese es el carnet de identidad del que es célibe por el Reino: poseer una inmensa ternura, que le permite amar a todo el mundo...

jueves, 24 de marzo de 2011

PASAR A LA OTRA ORILLA...




Para los místicos, pasar a la otra orilla significa dejar las seguridades, adentrarse en lo desconocido, ir más allá...
Jesús les pidió a los discípulos que pasaran a la otra orilla después de la multiplicación de los panes. Allí les había dicho: "Dadles vosotros de comer..." Ahora, tras el triunfo, se encuentran solos. Es su primera noche oscura. Hasta el punto que no reconocen a Jesús cuando se acerca caminando sobre las aguas.
No han entendido nada. Siguen esperando que Jesús les de pan. Siguen creyendo que ellos han de dar pan a los hombres. No han entendido, que Jesús se da Él todo entero. No han comprendido que nosotros hemos de darnos por completo a los demás.
Y seguimos sin entenderlo. Por eso hemos transformado la Eucaristía en un rito mágico y no en el acto por el que Jesús, y nosotros con Él, nos entregamos al mundo entero...

miércoles, 23 de marzo de 2011

LA RAZÓN DE MI EXISTENCIA...


Hoy os dejo este precioso texto de Thomas Merton, de su libro "Nuevas semillas de contemplación". Espero os guste.

"Decir que he sido creado a imagen de Dios, es decir que el amor es la razón de mi existencia, ya que Dios es amor. El amor es mi verdadera identidad. El desinterés es mi verdadero yo. El amor es mi verdadera personalidad. El amor es mi nombre.
Así pues, si hago, pienso, digo o conozco algo que no sea sólo por amor a Dios, no puedo darme paz, descanso, plenitud ni alegría.
Para encontrar el amor tengo que entrar en el santuario donde está escondido, que es el misterio de Dios."
(Thomas Merton)

martes, 22 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y LA SORDERA INSTITUCIONAL...


En la comunidad del Anacoreta, vivía un hermano sordo como una tapia. Y para colmo, casi siempre llevaba el sonotone desconectado. Como además era una persona a la que le gustaba mucho hablar, se producían muchas situaciones cómicas, en las que, mientras unos hablaban de un tema, el seguía a su bola, mezclándose sujetos contrapuestos. Tras una de esas situaciones, el Anacoreta dijo riendo:
- Lo peor son las sorderas institucionales...
El joven seguidor miró sorprendido:
- ¿Y eso qué es?
Volvió a reír el anciano y se explicó:
- ¿No has escuchado el evangelio de hoy, en que Jesús nos invita a no hacernos llamar maestro, ni padre, ni instructor? Pues mira el caso que hemos hecho. Padres, monseñores, eminencias, excelentísimos, reverendísimos, sus santidades...Todo menos lo que Él quiere que nos llamemos, hermanos...
Y levantándose, concluyó:
- A eso llamo sordera institucional...En vez de una Comunidad de hermanos, en las que todos seamos iguales, hemos montado toda una jerarquía dividiéndonos entre los de arriba y los de abajo. Los que mandan y los que han de obedecer...Justo lo contrario que quería Jesús: que nos ciñéramos una toalla a la cintura y laváramos los pies a los demás...

lunes, 21 de marzo de 2011

EL ANACORETA Y LA MISERICORDIA...


El Anacoreta y su joven seguidor habían meditado el evangelio del día.

"Dijo Jesús:
- Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y se os dará; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad , y Dios os dará. Os verterán una medida generosa, apretada, rellena, rebosante; porque con la medida que midías, Dios os medirá a vosotros.

- ¿Por qué nos cuesta tanto ser misericordiosos? - preguntó el joven.
El Anacoreta, mirando por la ventana a la lejanía, respondió:
- Porque no somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos...Me dirás que aparentemente parece lo contrario. A nosotros nos lo perdonamos todo y a los demás nada. Justificamos todas nuestras acciones y miramos con lupa las de los otros...Pero eso lo hacemos precisamente como autodefensa. Nos negamos a ver nuestra miseria; la tapamos con mil razones y esto hace que juzguemos y condenemos a los demás. Decimos que ya no creemos en el hombre, porque no creemos en nosotros. 
Luego se sentó y concluyó:
- Sólo cuando estamos al borde de las lágrimas, cuando hemos desnudado nuestro interior y nos sentimos perdidos...podemos comprender las lágrimas, el sufrimiento y la desesperación del otro. Entonces, si somos capaces de perdonarnos a nosotros, es cuando podremos ser misericordiosos con los demás...Es cuando vemos que nosotros no somos nada, que podemos aceptar que el otro tampoco sea nada...
Y se fueron ambos a sus ocupaciones...

domingo, 20 de marzo de 2011

ESCUCHADLO



"En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
- Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
- Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
- Levantaos, no temáis.
 Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
- No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."

En lo alto del Tabor el Padre nos indica lo que debemos hacer: escuchadlo. A Abraham, hemos leído en la primera lectura, el Padre le ha dicho: Sal de tu tierra...Ambos mensajes son fundamentales. Tendemos a encerrarnos en lo nuestro y a hacer oídos sordos a lo que se nos dice. Sin embargo, a Dios sólo podemos encontrarlo saliendo de nuestra tierra, abandonando nuestro ego, siguiendo al Espíritu hacia el lugar que nos mostrará. Dejar nuestro mundo particular para escucharle a Él.
Podemos preguntarnos cómo nos habla Jesús.  Veíamos el domingo pasado dónde encontrar a Jesús: en el hambriento, el sediento, el desnudo, el encarcelado...Si Jesús está en el pequeño, en el pobre, en el otro...está claro que es por medio de ellos que nos habla. Si queremos escucharlo, hemos de escuchar el clamor de los pobres, de los que sufren, de los marginados de esta tierra...
Nosotros queremos quedarnos en el Tabor, construir tres tiendas. Jesús nos hace bajar de la montaña y nos lleva a encontrarnos con los hombres. Porque es através de ellos que nos habla. De esos hombres que nos decepcionan y en los que decimos que no creemos...
Jesús se transfigura en la montaña para mostrarnos que es Hijo de Dios; pero al instante nos hace bajar, para que lo reconozcamos entre los Hombres.

sábado, 19 de marzo de 2011

MÚSICA DEL SÁBADO: GENTES CON DERECHOS...

La guerra sigue adueñando nuestra tierra. Las encuestas siguen señalando que no aceptamos a los inmigrantes. Una pequeña parte del planeta derrocha lo que les falta a la mayoría.
Esta canción nos ayuda a reflexionar:


viernes, 18 de marzo de 2011

EL ANACORETA, LA MORAL Y LA BONDAD...


Tras escuchar el evangelio del día el joven que le seguía preguntó al Anacoreta:
- Si los fariseos cumplían la Ley, iban a rezar al Templo, leían las escrituras, ¿por qué Jesús los atacaba y decía que había que ser mejores que ellos?
El anciano sonrió afablemente, colocó sobre la mesa el frugal desayuno que había preparado para ambos, se sentó y dijo:
- Porque una cosa es la moral y otra la bondad.
El joven, que de momento no entendía nada, esperó que el Anacoreta se explicara, mientras ambos desmenuzaban unos mendrugos de pan duro sobrantes del día anterior, en el interior de la taza de leche. El Anacoreta levantó la mirada y prosiguió:
- Se puede ser una persona con una moral perfecta, como los fariseos, y no ser una persona buena. Jesús nos dice que hemos de ir más allá de la moral e introducirnos en el campo de la bondad.
Hizo una pausa.
- Nos dijo: "Sed buenos como vuestro Padre celestial es bueno". No nos dijo, sed morales, sed observantes, cumplidores...
El joven, que vio contrariado que el tarro de nescafé se había acabado, preguntó:
- Y ¿qué diferencia hay entre cumplir la moral y ser bueno?
Sonrió el Anacoreta, mientras se preguntaba de dónde sacaría otro tarro de nescafé para el desayuno, y respondió:
- Es cuestión de actitud. Mira, la moral obliga, la bondad facilita. La moral impone, la bondad seduce. La moral condena, la bondad no juzga. La moral "cumple", la bondad intenta hacer más. La moral da lecciones, la bondad da confianza. La moral hace orgulloso al que cumple, la bondad hace humilde al que intenta seguirla.
Guardaron los dos un rato de silencio. El joven que se había acabado su taza de leche con mendrugos duros de pan, dijo:
- Sí, pero, ¿cómo puedo saber si soy un fariseo moralista o un seguidor de la bondad de Jesús?
Volvió a sonreír el Anacoreta mientras alargaba un paquete de galletas, que sacó de no se sabe dónde, al joven, que evidentemente se había quedado con apetito, y respondió:
- El moralista se da cuenta pronto de que es imposible cumplir la moral en su totalidad y cada fallo que comete parece que le hunda en el fracaso total y que tenga que empezar cada vez de nuevo. El bondadoso también repara en que la bondad es inalcanzable, pero en vez de mirar sus fracasos, toma cada pequeño logro como un paso más en el camino hacia la perfección.
Miró al joven y concluyó:
- Jesús no nos pide que sigamos una ley impuesta desde el exterior, sino que nos dejemos llevar por el Espíritu.
Y recogieron la mesa y se fueron a lavar las tazas y los cubiertos...
  

jueves, 17 de marzo de 2011

CUANDO EMPIEZA LA NOCHE...


Existen muchas maneras de acabar el día... Marie Noël nos enseña esta:
"Cuando era pesimista,
me dedicaba al final de cada día
a rebuscar y limpiar mi conciencia llena de pecados.
Ahora hago las cuentas de manera diferente por la noche...
Observo, en mi corazón, todo cuanto he recibido
de los otros a lo largo de día,
cuánta gente de buen corazón a venido a ayudarme
en mi pobreza, mi impotencia,
en mi incapacidad;
las personas que me han hecho bien,
más numerosas que las que me han hecho mal.
Para todas ellas canto las alabanzas de la tarde,
mis letanías de agradecimiento.
Y después de echar las cuentas
y poner mis cosas en orden,
me quedo dormida dulcemente,
reuniendo en mis manos casi vacías
la bondad de Dios y la gracia del ser humano"
(Marie Nöel) 

miércoles, 16 de marzo de 2011

JONAS, EL RICINO Y NUESTRA INTOLERANCIA


La liturgia de hoy nos habla de Jonás. La primera lectura un fragmento de ese libro y el evangelio mostrándonos a Jesús, que responde a los que quieren una gran señal, que sólo tendrán la de Jonás. Siempre se comenta atribuyendo esta señal a los tres días en el sepulcro y la posterior resurrección. En realidad el Libro de Jonás es una gran metáfora y la señal de Jonás es mucho más amplia, que la muerte y resurrección. La señal más importante de Jonás, es que nos muestra que Dios es compasivo, clemente, paciente y misericordioso. Nos enseña que la salvación está destinado a todos
Siempre asociamos Jonás a la ballena o al monstruo marino. Sin embargo toda el libro de Jonás no tiene desperdicio.
Nos encontramos con un profeta gruñón, rebelde. Dios lo manda a Nínive, a predicar a los paganos. Los profetas siempre predicaban al Pueblo. Y se niega. Toma la dirección contraria. De ahí el naufragio y la ballena. La segunda vez va a Nínive. Predica y toda la ciudad se convierte. Dios se desdice de su castigo al ver la conversión. Y ahí está nuestro profeta, que en vez de alegrarse, agarra un gran cabreo:

" Jonás sintió un disgusto enorme. Irritado, rezó al Señor en estos términos:
- ¡Ah, Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso, que te arrepientes de las amenazas. Pues bien, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir."

Es entonces cuando Dios le da la gran lección del ricino. Jonás contemplaba desde la montaña la ciudad, esperando su destrucción. Dios, para que no tuviera calor hizo brotar un ricino que le daba sombra. Y luego un gusano que fue corroyendo la planta hasta matarla, dejando sin sombra a Jonás. Y, naturalmente Jonás se lamenta por la muerte del ricino. Dios le dice:

"- Tú te apiadas de un ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece, ¿y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran metrópoli, que habitan más de ciento veinte mil hombres que nos distinguen la derecha de la izaquierda, y muchísimo ganado?

Nosotros predicamos conversión...y luego nos enfadamos si se convierten, porque no son de los nuestros. Andamos preocupados por nuestras "cosas", por nuestro ego, por nuestra "perfección" y no nos damos cuenta de que los otros se han convertido, han cambiado, han entendido el amor mejor que nosotros.
Nosotros seguimos excomulgando, condenando, lanzando anatemas...Dios es compasivo y clemente. Paciente y misericordioso. Nosotros somos mezquinos y egoistas. No es de extrañar que se nos seque el ricino...

martes, 15 de marzo de 2011

ABBA NUESTRO

"Dijo Jesús:
- Y al orar, no os perdáis en palabras como hacen los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho. No seáis como ellos, pues ya sabe vuestro Padre lo que necesitáis antes de que vosotros se lo pidáis. Vosotros orad así:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga tu reino; hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo;
danos hoy el pan que necesitamos;
perdónanos nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación;
y líbranos del mal.
Porque si vosotros perdonáis a los demás sus culpas, también os perdonará  a vosotros vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."


Los apóstoles quieren aprender a rezar, como nosotros. Y los maestros espirituales nos hablan de técnicas de relajación, de métodos de oración, de mantras...Se nos sigue haciendo difícil rezar. Nos cuesta, porque olvidamos lo esencial. El padrenuestro, más allá de las palabras, nos enseña el espíritu con el que hemos de hacerlo:
- Con confianza: Convencidos de que Él ya conoce nuestras necesidades. Dios no espera la perfección de nuestra técnica, ni los éxtasis ni nuestras bellas palabras. Dios espera que nos abandonemos como hijos en sus brazos. Como niños pequeños que llaman Abba (papaíto) a su padre.
- Perdonando: No podemos acercarnos a rezar llenos de odios y rencores. No podemos llamar a Dios Abba, si no consideramos a todo hombre como un hermano. No podemos rezar si no vivimos como hermanos, si no sabemos encontrar a Dios en cada hombre.
- Desde el fondo del corazón: No importan las palabras, las fórmulas, las técnicas. Dios espera nuestro corazón. Si nuestro interior está rebosando amor, no hace falta nada más. Dios no está esperando oraciones pronunciadas como fórmulas mágicas. Lo importante no son las palabras, sino el amor que hay tras ellas. Dios espera que le amemos desde el fondo de nuestro corazón.



lunes, 14 de marzo de 2011

EXAMEN SOBRE EL AMOR...



 “Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.  Y dirá el Rey a los de su derecha:
- Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo.  Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis,  anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme. 
Entonces los justos preguntarán:
- Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?  ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos?  ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? 
 El Rey les contestará:
- Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.
Luego dirá el Rey a los de su izquierda:
- Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,  fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis. 
Entonces ellos preguntarán:
- Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos? 
El Rey les contestará:
- Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis. 
Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna.”

Todas las naciones se reunirán. Nos encontramos ante unos exámenes finales dedicados a todo el mundo. Podemos decir, que este texto sobrepasa a la religión. Nos encontramos en el momento definitivo y Dios no nos pregunta sobre qué religión practicamos, qué dogmas creemos, ni si somos fieles o no a unos ritos y pasamos muchas oras rezando. Dios nos pregunta sobre nuestro comportamiento ante el Otro, sobre todo, el necesitado, el hambriento, el encarcelado, el marginado. Y la sorpresa es general. Ni unos ni otros nos damos cuenta de que el Otro es Cristo.
Bien, muchos lo sabemos teóricamente. Escribimos, hablamos sobre el Amor, pero, ¿cambia esto algo en nuestra vida?
Tras dos mil años, nuestra sociedad sigue siendo tremendamente injusta a pesar de ideologías sociales, revoluciones...a pesar del cristianismo. Y es que nos contentamos con transformar al cristianismo en una teoría social...Olvidamos hacer de él una vida que cambie totalmente nuestra persona. Cada vez somos más sensibles a las injusticias sociales. Pero seguimos ignorando al necesitado cercano. A aquel familiar que solamente necesita una sonrisa...Aquel vecino que se siente ignorado por todos. Nos emocionamos ante las víctimas de una catástrofe, ante las imágenes de africanos famélicos...y despreciamos e ignoramos, cuando no insultamos, al inmigrante que vive junto a nosotros. Nos enrocamos en nuestra sociedad egoísta y consideramos a los otros importantes o no, según su utilidad. El inmigrante es acogido cuando con su cotización asegura nuestra seguridad social, cuando es una mano de obra barata...Estorba cuando es un lastre para nuestra crisis.
Juan, el discípulo amado escribió:
"Quien no ama al hermano al que ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (1Jn 4,20)
Por eso, en este examen que nos presenta Jesús, no se nos pregunta sobre Dios, sino sobre el hermano. O quizá mejor: se nos pregunta por cómo hemos amado a Dios en el hermano...

domingo, 13 de marzo de 2011

IR AL DESIERTO



"En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:
- Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó, diciendo:
- Está escrito: 'No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.'
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
- Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: 'Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.'
Jesús le dijo:
- También está escrito: 'No tentarás al Señor, tu Dios.'
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
-Todo esto te daré, si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
- Vete, Satanás, porque está escrito: 'Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.'
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían. "


El desierto es uno de los símbolos más ricos de la Biblia. Lugar de oración, de prueba, de tentación. Camino que hay que recorrer para alcanzar la tierra prometida. Allí habla Dios, pero también habita el Enemigo. Lugar de soledad y silencio.
El desierto nos da miedo, porque la soledad y el silencio no nos gustan. Hacen que nos encontremos con nosotros mismos, con nuestro centro. Y eso, suele ser muy duro.
Sin embargo necesitamos ir al desierto, como lo hizo Jesús al empezar su misión. Para clarificarnos, para conocernos, para descubrir nuestro camino. A estas alturas ya sabemos que el desierto no es un lugar, sino una actitud. Ir al desierto es ahuyentar de nosotros todos los ruidos, todas las ideas, todo aquello que nos distrae y nos aparta de nuestro verdadero yo. Allí, como Jesús, descubriremos y deberemos vencer las tres tentaciones. Tentaciones que se presentan a cada persona, pero también a la Iglesia como Comunidad. El Maligno, sutilmente nos lleva a tres situaciones, que nos apartan de Dios creyendo que lo alcanzamos:
- La tentación de colocar Dios a nuestro servicio. De utilizarlo y sacar provecho material de la Fe. De querer vivir a costa de la religión.
- La tentación de asociar la Fe a manifestaciones grandiosas, a milagros, revelaciones, grandes señales y olvidar que la Fe nace en lo humilde, lo sencillo...en un Niño desnudo en un pesebre.
- De confundir la Fe con el poder temporal, con el dominio en el mundo y en la sociedad. Con poseerlo todo...
Las tres tentaciones nos siguen y seguirán acechando. Jesús nos señala tres caminos:
- La Palabra. Meditar la escritura nos indicará en cada momento por dónde hemos de seguir. Buscar qué nos dice Dios en cada momento.
- No tentar a Dios. No creer que podemos dominarlo con nuestros rezos, ritos y ceremonias.
- Adorar a Dios. Que al fin y al cabo es la auténtica oración. Abandonarnos en sus brazos, en vez de seguir las mil fórmulas que nos ofrece la sociedad para triunfar.
Ya sé. Estas tres cosas no son muy atractivas. Busquemos esos momentos de desierto y, entonces, descubriremos su riqueza y su verdad. 



sábado, 12 de marzo de 2011

UNA IGLESIA ACOGEDORA


"Después de esto, salió Jesús y vio a un publicano, llamado Leví, que estaba sentado en su oficina de impuestos, y le dijo:
- Sígueme
Él dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví le obsequió después con un gran banquete en su casa, al que también había invitado a muchos publicanos y a otras personas. Los fariseos y sus maestros de la Ley murmuraban contra los discípulos de Jesús y decían:
- ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
Jesús les contestó:
- No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan."

Llevamos dos mil años de cristianismo y seguimos sin entender este texto. Estamos empeñados en hacer una Iglesia de puros, de perfectos observantes, y resulta que Jesús está banqueteando con pecadores. Juzgamos, condenamos, etiquetamos y nos olvidamos de lo principal: acoger. Jesús quiso una Comunidad acogedora, no una comunidad de perfectos.
Leví es ciertamente un pecador incómodo. Aprovecha su cargo para robar, oprimir al débil y además colabora con el invasor. No es el ladrón que ha nacido en un barrio marginal, ni la prostituta engañada por las mafias o empujada a ese oficio por la necesidad. (Serían pecadores en este caso). No. Leví se parece mucho más al político o al banquero corrupto de nuestros tiempos.
Je,je,je. Veo frotándose las manos a más de uno y diciéndome: ¿Entonces por qué criticas a la jerarquía que recibe al dictador bajo palio, o que se codea con los corruptos de nuestros tiempos?
Je,je,je. Respondo yo: Porque hay una "pequeña diferencia". Jesús se acerca al pecador para salvarlo, para curarlo, no para obtener privilegios y prevendas, ni apoyarle en sus caprichos.
La respuesta de Leví es un modelo de conversión.
A la llamada de Jesús:
- Lo deja todo: abandona al instante las cosas que le ataban al mal.
- Se levanta: sale de ese fango que le tenía aprisionado
- Sigue a Jesús: a partir de ese momento se convierte en un discípulo. Sabe que sólo va a volver a caer.
- Acoge a Jesús en su casa: A partir de este momento Jesús habitará en su corazón.
Pero para ello, primeramente, se ha necesitado la llamada de Jesús.
Si la Iglesia permanece encerrada en sí misma, sin abrirse ni acoger a todo el mundo, difícilmente será vehículo de la voz de Jesús, que diga sígueme a los hombres de este mundo. 
Jesús no lanza un solo reproche a Leví por su vida. Lo acepta y lo llama a su seguimiento.
Nuestra Iglesia ha de ser una Iglesia acogedora...

(No me permite poner ninguna imágen.¿Será una travesura más de mi "amigo"?)

viernes, 11 de marzo de 2011

NUESTRO AYUNO DE CADA DÍA...


Es curioso. Nuestra sociedad cierra los oídos, cuando no se burla, al ayuno cuaresmal y en cambio llena sus revistas de dietas de adelgazamiento y productos para sustituir las comidas. Nuestra sociedad no quiere oír hablar de penitencia y se pasa horas en el gimnasio o suda y resopla corriendo por la calle y los parques de la ciudad...Y es que aquello de que sarna con gusto no pica, es verdad. También es cierto, que en las dietas y el gimnasio vemos una utilidad. En el ayuno y penitencia, no. Pero porque no nos enterado de cuál es el verdadero ayuno y la verdadera penitencia. Y eso que Isaías, en nombre de Dios, ya nos lo dijo hace muchos siglos:

"El ayuno que yo quiero es éste: que abras las prisiones injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las tiranías, que compartas tu pan con el hambriento, que albergues  a los pobres sin techo, que proporciones vestido al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como la aurora y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder caminará ante ti y te seguirá y te seguirá la gloria del Señor. Entonces clamarás y te responderá el Señor, pedirás auxilio y te dirá: 'Aquí estoy'. Porque yo, el Señor, soy misericordioso."

La verdadera espiritualidad no puede ser una tapadera de la injusticia. La espiritualidad no presupone en ningún caso la tristeza, el sufrimiento, el dolor...sino todo lo contrario. Jesús se lo explicó a los discípulos de Juan:

"En aquel tiempo, se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron:
- ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
- ¿Es que pueden estar tristes los amigos del novio mientras él está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán."

A este texto le siguen las comparaciones del retal de tela nueva en el vestido viejo y del vino nuevo en odres viejos. Jesús les está diciendo que los esquemas antiguos no sirven . Ahora es el tiempo del Reino. Un tiempo que empieza en la justicia para que pueda existir la alegría. Si los hombres no luchamos para erradicar toda injusticia, nuestros ayunos y oraciones son inútiles. Nuestro egoísmo explica que en dos mil años de cristianismo, nuestra sociedad siga estando llena de injusticias, nuestro mundo esté dividido en norte y sur y sigamos hablando de primer, tercer y cuarto mundo...
Cuaresma es un momento privilegiado para que nos demos cuenta de que nuestro ayuno de cada día ha de ser nuestra lucha contra el mal, la injusticia, el egoísmo cotidianos.
Si estamos tristes, es que Jesús está muy lejos de nosotros. Es que no sabemos verlo en el pobre, el enfermo, el encarcelado, el inmigrante...Es que ni siquiera lo vemos en nosotros mismos...
Rezamos: "...el pan nuestro de cada día". La condición es que practiquemos  nuestro ayuno de cada día. Y ahora ya sabemos cuál es...

jueves, 10 de marzo de 2011

HOY...GANAR O PERDER


Ayer el profeta Joel nos indicaba que AHORA es el momento. Hoy en el Deuteronomio leemos:

"HOY pongo delante de ti vida y felicidad, muerte y desgracia.(...) Ante ti están la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz y uniéndote a Él, pues Él es tu vida..."

Jesús lo dice a todo el pueblo:

"El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga. Porque el que quiera salvar la vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde o se arruina a sí mismo?

Un texto es del Antiguo Testamento y el otro del Nuevo Testamento. Dicen cosas semejantes con lenguaje distinto. Las palabras transmitidas por Moisés muestran el dilema a escoger: vida o muerte. Señalan el camino de la vida: seguir la Voluntad de Dios.
Jesús nos muestra una paradoja: querer salvar la vida, hace que la perdamos...A veces hemos interpretado estas palabras como puro masoquismo: buscar el sufrimiento, desechar todo placer. Hemos hecho equivalente, tomar la cruz a buscar el dolor...
Jesús, en este texto, no hace una apología del masoquismo. Está oponiendo ego a seguimiento. Nos equivocamos, porque asociamos salvar la vida a tener más, ser más, acaparar más, pensar sólo en nosotros...En aquellos tiempos ser discípulo significaba seguir las huellas del maestro. Tomar la cruz es seguir a Jesús que no quiso salvar su vida, sino darla por todos. Tomar la cruz es seguir el camino del Amor que Él emprendió. Tomar la cruz es cargar con el sufrimiento y las alegrías de la Humanidad a nuestras espaldas. El camino de Jesús no se acabó en la cruz, como ciertas espiritualidades parecen dar a entender. El camino de Jesús le condujo a la Resurrección.
Cada día tenemos ante nosotros la muerte y la vida. Seguir a Jesús es escoger la vida, es escoger el Amor. Esto comportará sufrimientos, pero también el gozo inefable de la Resurrección. Luchar por establecer el Amor y la Justicia en este mundo, es hacer presente el Reino...

"Si morimos con Él,viviremos con Él"
(2Tim 2,11) 

miércoles, 9 de marzo de 2011

AHORA...¡VOLVED!


Es el grito que nos lanza el profeta Joel en la liturgia de hoy:

"Pero AHORA, oráculo del Señor, VOLVED a mí de todo corazón, con ayunos lágrimas y llantos; rasgad vuestro corazón, no vuestras vestiduras, volved al Señor vuestro Dios"

Y nos dice claramente dónde debe residir nuestro cambio. No un ayuno, un llanto meramente externo...sino un ayuno y llanto del corazón.
Pablo nos habla también del AHORA, el tiempo favorable:

"Porque Dios mismo dice: En el tiempo favorable te escuché; en el día de la salvación te ayudé. Pues mirad, éste es el tiempo favorable" (2Co 6, 2)

Antes nos ha dicho, que este tiempo es el de la reconciliación.
Y el Evangelio nos indica claramente el camino a seguir en esta Cuaresma:

"...cuando des limosna, no vayas pregonándolo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los alaben los hombres...Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha...
...cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente...Entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre...
...cuando ayunéis, no andéis cariacontecidos como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que la gente vean que ayunan...Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, de modo que nadie note tu ayuno, excepto tu Padre..."

Es la hora de cambiar, de recuperar la verdadera espiritualidad. Durante el carnaval nos hemos disfrazado. Es hora de arrancar el disfraz de nuestro corazón y mostrarlo tal cual es. Ayudar al hermano, porque lo amamos, no para que hablen de nosotros. Rezar para oír la voz de Dios en nuestro interior y saber cuál es su Voluntad. Ayunar para devolver todo aquello que hemos acumulado y que falta a los demás.
Cuaresma es el camino a la Pascua. El camino de la Resurrección. Ahora es el momento de intentar ser hombres nuevos y conseguir un mundo nuevo: el Reino. ¿Será mucho pedir, que cada día dediquemos unos minutos a reflexionar sobre ello?
El signo de hoy, la ceniza, nos recuerda que sólos no somos nada. Es  hora de volver a Dios. Él, siempre nos espera...
Aquí os dejo un apotegma de los Padres del Desierto:

"Aquel que pierde oro o plata podrá encontrarlos, pero el que pierde el tiempo no lo encontrará más." (Pl 73, 939)