viernes, 31 de diciembre de 2021

Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS


 

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

"Hemos llegado al último día del año y es el momento oportuno para agradecer al Dios de la vida, de la historia y del tiempo, todas las experiencias vividas durante este tiempo. Es el momento de evaluar y asumir que todo, cuanto hemos vivido, ha sido un regalo de Dios, sin merecerlo. No podemos olvidar que nos encontramos en este mundo tan ambivalente, lleno de signos de muerte, pero también repleto de signos de vida, de alegría, de encarnación y resurrección. Es en esta realidad tan compleja, donde el misterio de la Navidad vuelve a aparecer como un gran llamado que nos encamina, hacia la dignidad humana querida por Dios. La Navidad nos conduce a la Epifanía. Y entre estas dos grandes columnas de la revelación cristiana, Dios sigue apostando por la vida en abundancia para todos sus hijos e hijas. Que todo el camino recorrido durante este año, nos haga mucho más conscientes, para asumir nuestra dignidad y nuestra responsabilidad en la construcción de un mundo más justo y más humano. ¡Feliz año nuevo 2022!" (Koinonía)


Hemos llegad

jueves, 30 de diciembre de 2021

EL NIÑO CRECÍA

 


En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.


"Jesús crecía y se fortalecía como un ser humano normal. Dios se iba manifestando en su vida, en su manera de ser y de actuar. La encarnación de Dios, en la persona de Jesús, nunca le generó ventajas. Por eso el Evangelio jamás presentó a Jesús como un superhombre, sino como un hombre normal, que iba haciendo su proceso existencial. Él mismo sintió que Dios lo iba acompañando en el proceso de su vida, pero que le permitía ser libre en sus niveles más tremendos. Dios estaba con él, no para librarlo de los problemas, ni para impedir que su pie tropezara, sino para ser el sostén y la fuerza en su vida. La propuesta o invitación que hace la encarnación a un creyente, es a que asuma la vida humana con seriedad y responsabilidad, con total libertad; a fin de que, todo cuanto haga y viva, sea desde la experiencia de profunda humanidad que Dios suscita en el corazón de quienes siguen a Jesús de Nazaret." (Koinonía) 

miércoles, 29 de diciembre de 2021

VER AL SALVADOR

 


Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel."
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."
 
Simeón pasó su vida esperando al Salvador y supo reconocerlo en un niño pobre. Ejemplo para nosotros que debemos reconocerlo en el pobre, en el necesitado, en el despreciado, en el enfermo...en aquel que no cuenta nada para nuestra sociedad.

"Es preciso ver con propios ojos la salvación que viene de parte de Dios. Jesús es el portador de la salvación que Dios ofrece a la humanidad entera. Ninguna religión, ningún sistema político, ninguna cultura o sociedad puede arrogarse el derecho de creerse dueña y depositaria de la salvación. Dios ha dado su palabra definitiva a través de Jesús de Nazaret, de su palabra y de su obra. Es el Templo de Jerusalén el escenario donde se desarrolla todo el tema de la presentación de Jesús. Será en esa misma ciudad lugar donde Jesús padezca la muerte que le causa el egoísmo del mundo, pero también donde experimente la resurrección. Será también desde Jerusalén que comience a extenderse la semilla de la libertad que Simeón proclamó al ver al pequeño Jesús. Hoy los cristianos tienen la invitación de ser agentes de liberación para el hombre y la mujer de hoy. El cristiano está llamado a ser liberador, tal como lo fue Jesús de Nazaret. ¿Estarías dispuesto a experimentarlo?" (Koinonía)

martes, 28 de diciembre de 2021

LOS INOCENTES DE HOY

 


Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".

Herodes mandó matar a los inocentes por miedo a perder su poder. Hoy, seguimos matando inocentes para conservar nuestro poder. Los inmigrantes siguen muriendo en el mediterráneo. Nuestro tráfico de armas hace que se produzcan miles de víctimas inocentes. Con mil excusas no dejamos nacer a los que hemos concebido. Siguen muriendo personas de hambre por nuestra codicia y avaricia. Estos son los inocentes de hoy.....

"Los sistemas de poder, al sentirse amenazados, no tiene problema en eliminar y asesinar, hasta la vida de los inocentes. El egoísmo no conoce límites. Es esto lo que recuerda el relato evangélico de hoy. Herodes al sentirse amenazado pierde los estribos y declara la muerte a todos aquellos que están al servicio de la vida. Eso suele pasar en la vida cotidiana en los países de nuestro continente, también al interior de las religiones. La experiencia de Jesús, al ser vivida de manera radical, se convierte en una amenaza para los sistemas de poder. Hoy, se hace necesario que el cristianismo llegue a ser una propuesta amenazante para los detentadores de poder del mundo. No podemos seguir viviendo un cristianismo sin profecía, sin compromiso serio y profundo, en favor de la vida digna y contra las políticas de muerte, vengan de los sectores que vengan. ¿Te animas a vivir como Jesús vivió y a experimentar la marginación, la violencia que le impusieron a él y a los que fueron fieles a su causa?" (Koinonía)

lunes, 27 de diciembre de 2021

VIÓ Y CREYÓ

 


El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

 
"Celebramos la fiesta del Apóstol Juan, quién narró, de manera exquisita, la vida y obra de Jesús de Nazaret en un relato evangélico: el cuarto Evangelio. En este relato, la comunidad de Juan dejó bien claro, desde el prólogo, que el Verbo se hizo carne y puso su morada en medio del mundo. Esta realidad de la encarnación, pero también de la muerte y resurrección de Jesús, es lo que en definitiva tiene que regir la vida de todo hombre y mujer que quiera adherirse a Él. Celebrar la fiesta de este Apóstol en días de Navidad, es una invitación a dejar que la novedad de Jesús de Nazaret haga nueva nuestra vida, a fin de poder ser testimonio delante del mundo del amor de Dios que quiere la vida en abundancia y la felicidad total para sus hijos e hijas. Si le creemos a Jesús ¿Aceptamos su propuesta novedosa? ¿Estamos dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias aceptando el Reino que Jesús predicó?" (Koinonía)

domingo, 26 de diciembre de 2021

SAGRADA FAMILIA

 


Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados."
Él les contesto: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?"
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

"El evangelio de Lucas en el que se nos cuenta la pérdida del niño Jesús en el Templo, fue escrito probablemente unos cincuenta años después de este suceso. Doce años es, aproximadamente, la época en que los niños comienzan a sentirse independientes. Para Lucas, esta primera subida de Jesús a Jerusalén es el presagio de su subida pascual y por ello, estos acontecimientos hay que leerlos a la luz de la muerte y resurrección del Señor.
La sabiduría de Cristo ha consistido para Lc en entregarse desde su joven edad “a su Padre”, sin que esto quiera decir que supiera ya adónde le llevaría esa entrega. Pero en ella va incluida ciertamente la decisión de anteponer su cumplimiento a toda otra consideración. Sus padres no tienen aún esa sabiduría. María parece que llega a presentirla. Pero, de todas formas, respetan ya en su hijo una vocación que trasciende el medio familiar. Y esto es algo muy valioso para cada una de nuestras familias. La educación de los hijos tiene que comenzar por una actitud de sincero respeto. Si no, es imposible que surja la compresión y el amor." (Koinonía)

sábado, 25 de diciembre de 2021

PALABRA Y LUZ




 En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

"Este evangelio de Navidad nos presenta dos símbolos importantes para la vida del cristiano: la Palabra y la Luz. La tradición cristiana, desde su mismo comienzo, se sintió conmovida ante aquel profeta de Nazaret. Y lo expresó, con el lenguaje de entonces, diciendo que la divina Sabiduría, la Palabra en lenguaje helenista -no hebreo-, como que apareció en Jesús, y nos trajo un mensaje esperanzador. Sus «palabras de vida eterna», como las describió Pedro entusiasmado, promueven vida digna para todos los seres humanos. Esa Palabra de Sabiduría ya existía desde la eternidad y habitó entre nosotros, y vive hoy presente en medio de la humanidad sufriente y necesitada. Nuestra misión como seguidores admirados del maestro Jesús, es asimilar su sabiduría, guardada sobre todo, en la tradición de la comunidad eclesial, vivirla, y así, extenderla, como lo hizo Jesús mismo: sin imponerla para nada, sin prisa, sin violencia, con humildad, sabiendo reconocer que está ya sembrada en la bondad de tantos corazones que nos rodean. Acoger la Navidad que hoy celebramos con gozo y esperanza, es una invitación llena de ternura a acoger con el corazón el mensaje que Jesús hizo carne de su carne: “ámense unos a otros como los he amado yo”.
Los evangelios subrayan la condición humildísima del nacimiento de Jesús, una condición a la que permaneció coherente toda su vida. Hermanos y hermanas, ser seguidor de Jesús es asumir su mismo camino, el camino de la encarnación en los retos y desafíos de una cultura y de una época; una pasión incondicional por la Utopía de Dios, Malkuta Yahwéh, como la llamará Jesús, en arameo, cuando se haga mayor. Celebrar la Navidad no es solo un recuerdo, es una actualización: luchar dentro de nosotros, y dentro de nuestros pueblos y las circunstancias de cada quien, para que la dignidad de hombres y mujeres sea respetada, para que en todo el planeta, esta humanidad a veces tan desorientada, consiga un orden de paz, de convivencia, de respeto, de trabajo, de justicia distributiva, de cuidado y recuperación del planeta que tanto hemos herido.
En este espíritu, esencia del cristianismo, ¡Feliz Navidad para todos!" (Koinonía)


viernes, 24 de diciembre de 2021

LA MISIÓN DE JUAN

 


En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz."

Zacarías proclama la misión de su hijo Juan: anunciará al pueblo la salvación. Preparará el camino al Señor. Esta profecía la reza la Iglesia cada mañana en la oración de Laudes. Es una invitación a dejarnos iluminar, a seguir al Señor por los caminos de paz. Hoy víspera de Navidad nos ayuda a comprender el verdadero espíritu de esta fiesta: servirle con santidad y justicia todos los días.  

"Zacarías se llenó de Espíritu Santo y profetizó. Es un dato interesante que hay que saber analizar, dentro del movimiento que hace el personaje. Zacarías, mientras está en el Templo, en su trabajo de “oficial de la religión”, no le cree a Dios. Es un hombre envejecido, porque la religión le quitó vitalidad y novedad. Él como buen hombre de religión estaba acostumbrado a vivir la ritualidad sin contenidos, que observaba en sus más mínimos detalles, sin tener la esperanza de que algo nuevo pudiera suceder. Zacarías, mientras está en el Templo no puede vivir su dimensión profética. Esta realidad aflora en él, cuando va a casa y asume su rol de padre. Lejos del templo, en la casa, es donde percibe a Dios como novedad. Descubre que Dios siempre tendrá más imaginación que todas las religiones. Zacarías debe aprender a hacerse cómplice de Dios, y asumir que en esta complicidad, muchas cosas no coincidirán con su tradición religiosa y cultural. ¿Estamos dispuestos a abandonar tradiciones para asumir la novedad del Evangelio?" (Koinonía) 

jueves, 23 de diciembre de 2021

SE LLAMARÁ JUAN

 


A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va a ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él.

"Siempre hemos comentado el «Sí» de María, dentro de la Historia de la Salvación, y la importancia de ese Sí para que la encarnación aconteciera. Pocas veces, más bien casi nunca, se ha dicho palabra alguna sobre el No que pronunció Isabel, tan importante en la Historia Salvífica como el Sí de María. Las maternidades de estas dos mujeres estuvieron marcadas por las palabras que pronunciaron. El SÍ de María, que es expresión de su apertura al don del Espíritu y el NO de Isabel (¡No!, se llamará Juan), que rompió con la tradición del siempre fue así, para ser fiel a la voluntad de Dios. De hecho, Juan significa “el que es fiel”
Dejémonos inspirar por la valentía de estas dos mujeres de fe, María e Isabel. Que ellas acompañen la experiencia de Navidad de este año y que nos transmitan su coraje, para saber decir sí o no, según la inspiración del Espíritu, y ser así capaces de generar vida nueva, hasta llegar a ser cristianos que ardamos en el amor." (Koinonía)

miércoles, 22 de diciembre de 2021

EL DIOS DE LOS HUMILDES Y SENCILLOS

 


En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

"Lucas coloca en el canto de María, conocido como el Magníficat, el lamento y la queja de los pobres, excluidos y descartados de la sociedad del tiempo pasado, y también los de hoy. María representa a toda la gente que ha sufrido la violencia producida por los sistemas políticos, económicos, sociales y religiosos. Al mismo tiempo se hace vocera de la liberación que está llegando y se ha inaugurado de manera definitiva, por medio de su Hijo, a punto de nacer. María es una cómplice de Dios, cómplice de la liberación; cómplice de los pobres, de las víctimas y de todos aquellos que han padecido la injusticia en carne propia. Ella es la vocera de los hombres y mujeres que en todos los pueblos, culturas y religiones han sido fieles a Dios y a los procesos de humanización que están en el designio salvífico desde siempre. El cristiano está llamado a colocarse de parte de Dios y al hacerlo se coloca de parte de las víctimas y de los desheredados de la historia." (Koinonía) 

martes, 21 de diciembre de 2021

MARÍA PRESUROSA




 Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

María, tras su sí, se dirige presurosa a casa de su prima Isabel. La primera acción tras recibir a Jesús en su interior es servir, ayudar, estar al lado del que la necesita. María, modelo de cristianos.

"Con el símbolo de María, que corre a visitar a su prima Isabel, Lucas quiere indicar la manera como el Israel fiel, que vive fuera (en la ciudad de Nazaret, en la región de Galilea) del centro del poder político y religioso (Jerusalén), se pone en camino para ayudar al Israel oficial, al que vive según las normas y rúbricas de la religión judía tradicional, simbolizado en el relato por la persona de Isabel, quien era de la tribu de Judá: lugar donde se alzaba Jerusalén, ciudad capital, centro del judaísmo oficial. María saluda a Isabel. El saludo de María lleva la alegre noticia de la liberación que Dios mismo ha venido a hacer a la humanidad a través de Jesús de Nazaret. Como el ángel, que entró en casa de María; ésta entra en casa de Isabel. Es el encuentro de dos mujeres embarazadas, que parirán personajes claves para la nueva creación. El Cristianismo nació para dignificar la vida de las mujeres ¿Ha sido fiel el cristianismo a la tarea de dignificar a la mujer?" (Koinonía) 

lunes, 20 de diciembre de 2021

MARÍA, NUESTRO MODELO

 


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin."
Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.

Estos días previos a la Navidad, la liturgia se centra en María. Hoy Lucas nos cuenta la Anunciación. El sí de María, ejemplo de los sí que debemos dar a Dios en nuestra vida. Ella se hace esclava. María es el modelo de seguidora de Jesús. Ella acepta siempre la voluntad de Dios.

"La obra de la salvación comienza de forma inesperada. Dios va a romper las lógicas nacionalistas y religiosas en el proceso de la encarnación de Jesús. Ahora es una mujer la que recibe la propuesta de Dios para colaborar en la obra de la redención. Dios ya no entra en contacto con el Templo, ni con los funcionarios “machos” del Templo, sino que se relaciona con una mujer marginada, desconocida, sin importancia social y, por lógica socio-cultural, sin renombre religioso. Es con ella con la que Dios va a comenzar la aventura de la construcción de la nueva creación. Otro dato que llama la atención, es que toda esta nueva creación arranca en un pueblo extraño, jamás pronunciado en el Antiguos Testamento: Nazaret. Dios siempre sorprende porque sabe salirse de los esquemas, muchas veces mezquinos, en que la religión suele cuadricularlo todo. María se sabe colocar al servicio del Señor. Se convierte entonces, en la cómplice de los planes de Dios. ¿Te atreves a ser cómplice de Dios, como lo fue María?" (Koinonía)

domingo, 19 de diciembre de 2021

JESÚS NOS VISITA

 


En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

"Acercarnos a celebrar el nacimiento de Jesús conlleva recordar la condición de mujer y la fe de María. El episodio llamado de la visitación, del evangelio de Lucas, nos relata el encuentro de dos mujeres madres. María, la galilea, va a Judá, la región en la que un día el hijo que lleva dentro de ella será rechazado y condenado a muerte (Lc 1,39). Ante el saludo de la joven, el niño que Isabel está a punto de dar a luz “salta de gozo” (vv. 41 y 44). La madre alude poco después a lo que siente dentro de sí; se trata de la alegría del niño –el futuro Juan Bautista– alrededor de quien habían girado hasta el momento los acontecimientos narrados en este primer capítulo de Lucas. Juan cede ahora el paso a Jesús. El gozo es la primera respuesta a la venida del Mesías. Experimentar alegría porque nos sabemos amados por Dios es prepararnos para la navidad.
Isabel pronuncia entonces una doble bendición. Como ocurre siempre en manifestaciones importantes, Lucas subraya que lo hace “llena del Espíritu Santo” (v. 41). María es declarada “Bendita entre las mujeres” (v. 42), su condición de mujer es destacada; en tanto que tal es considerada amada y privilegiada por Dios. Esto es ratificado por el segundo motivo del elogio: “Bendito el fruto de tu vientre” (v. 42). Este fruto es Jesús, pero el texto subraya el hecho de que por ahora está en el cuerpo de una mujer, en sus entrañas, tejido de su tejido. El cuerpo de María deviene así el arca santa donde se alberga el Espíritu y manifiesta la grandeza de su condición femenina. En su visitante, Isabel reconoce a la “madre del Señor” (v. 43), aquella que dará a luz a quien debe liberar a su pueblo, según lo anunciaba el profeta Miqueas (5,2-5).
Bendecir (bene-dícere) significa decir/desear el bien, ensalzar, glorificar. Con anterioridad al nacimiento de Jesús, aparecen en los evangelios bendiciones por parte de Zacarías, Simeón, Isabel y María. Todos bendicen a Dios por lo que hace. Pero, al mismo tiempo, Jesús bendice a los niños, a los enfermos, a los discípulos, al Padre. Toda bendición va dirigida a Dios. La oración de bendición es, sobre todo, alabanza de acción de gracias. De este modo celebramos la Eucaristía. Pero también la bendición se extiende a todas las criaturas incluso a las inanimadas: ramos, ceniza, pan y vino. Son bienaventurados los santos y especialmente “bendita” es María, la madre de Jesús.
El Espíritu Santo ayuda a Isabel a pronunciar una bendición: “¡Bendita eres entre todas las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre!”. Desde entonces, millones de veces lo hemos dicho todos los cristianos en el “Ave María”. Son benditos, bienaventurados o dichosos los que creen en Dios, los que practican la Palabra, los que dan frutos, los pobres con los que se identifica Jesús.
María creyó. Ésta fue su grandeza y el fundamento de su felicidad: su fe. María se convierte en maestra de la fe, aceptando cuanto se le anuncia de parte de Dios, aunque ella no se pudiera explicar el modo como se realizaría aquel plan. Toda la vida de María se fundamenta en su fe, en la adhesión que ha prestado desde el primer momento a la revelación que llegó hasta ella." (Koinonía)


sábado, 18 de diciembre de 2021

EL PAPEL DE JOSÉ

 


El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados."
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Nos acercamos a la Navidad. Estamos ya dentro de lo que se denomina Feria de Adviento. Hoy el evangelio nos presenta la narración de Mateo del nacimiento de Jesús. Nos encontramos con la figura de José. Como María se plegó a la voluntad de Dios. Y desde la sombra, veló por Jesús. Modelo para los educadores, que, sin querer ser protagonistas, ayudamos a nuestros alumnos a crecer y hacerse hombres.

"Hoy resaltamos, gracias a los datos que ofrece el relato evangélico, la figura de José, el hombre humilde, que supo desestructurar su vida del modelo patriarcal y machista de su sociedad; también reconocemos en él, al hombre obediente, que entró en la lógica de Dios y asumió el rol que el Señor le pedía cumplir en la obra de la salvación. Humildad y obediencia son características de este hombre, ejemplo de masculinidad reconciliada y de la humanidad que se abre con gozo y esperanza a la novedad. Si Jesús es quien cumple las promesas mesiánicas, la figura de José es como la de Abraham en el pasado. Cuán importante es para estos días, que nos preparan a la Navidad, encontrarse con José: el hombre justo. El hombre trabajador, honesto y fiel, que supo representar en su historia al mismo Padre Dios. Aprendamos del buen José a ser como él. Aprendamos de su humildad y obediencia y seamos como él, fieles a la causa de Dios." (Koinonía)

viernes, 17 de diciembre de 2021

SUS ANTEPASADOS

 


Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

"San Mateo, al colocar la genealogía de Jesús al comienzo de su relato, quiere indicarnos cosas profundas sobre Jesús. Lo primero que indica es la historicidad de Jesús Mesías y lo segundo es que Él cumple todas las promesas mesiánicas ancladas a la historia del pueblo de Israel. Mateo indica con la genealogía, por él creada, que el origen y la vida de Jesús se constituyen en la base de una nueva creación, más determinante que la antigua. Es Jesús, para la lógica teológica de Mateo, quien le da unidad y cohesión a la historia de salvación, es el fundamento de relacionalidad de toda la historia, por ello, es Él quien puede colocar en “caminada” a la nueva humanidad. Toda la genealogía de Jesús está llena de gran simbolismo. Él tiene relación con patriarcas, héroes, reyes y hasta con personajes desconocidos. Todo esto indicando que Jesús es un judío en el que no hay duda y que por lo tanto es Él quien cumple a cabalidad las promesas mesiánicas, que el pueblo esperaba desde antiguo." (Koinonía)

jueves, 16 de diciembre de 2021

LA MISIÓN DE JUAN

 


Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios. Entonces, ¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti." Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."
Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos.

La misión de Juan también es la nuestra. Mostrar el camino para encontrar a Jesús. Hacerlo con nuestra vida, con nuestro ejemplo. No frustremos el designio que Dios tiene para nosotros, es decir, nuestra vocación.

"Los que colocan trabas para entrar en una relación más exigente y estrecha con Dios son los funcionarios de la religión. Hoy vemos como los fariseos y los doctores de la ley rechazaron la propuesta que, Juan el Bautista, el precursor, presentó de parte de Dios. Los funcionarios de la religión suelen vivir en seguridad con los ritos, las doctrinas y las prácticas de piedad. Muchas veces eso les impide asumir una propuesta de cambio, basado en la novedad y la agilidad de una vida más humana y más acorde con los valores éticos.
Toda persona que abrace la experiencia de novedad que trae el Reino que Jesús vivió y proclamó, está invitado a vivir una vocación precursora, como la que vivió Juan el Bautista. Cada cristiano está invitado a ser liberador de sus hermanos, para que entrando en la novedad del Evangelio, muchos seres humanos se adhieran total y plenamente a Jesús, el Señor, y se logre transformar la historia según el presupuesto querido por el Padre Dios." (Koinonía) 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

EL CAMÍ DE JESÚS




 En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: "Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?""
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: "Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí."

La idea del Mesías que tenían Juan y sus contemporáneos, no encajaba demasiado con lo que veían de Jesús. Pero el responde mostrando lo que hace, que ya anunciaron los profetas: el bien. Curar, devolver la vista, hacer andar...en una palabra: servir a los demás, amar. Y ese ha de ser nuestro camino, si de verdad queremos seguirle. 

"Jesús no juzga a nadie. Él anuncia la alegría de una Buena Noticia que llega a los pobres y marginados de la sociedad y de la religión. Todo parecía estar bien hasta allí… Pero Jesús es mucho más atrevido y su anuncio llega hasta los más ilegales de la sociedad. ¿Ofrecer la salvación a las prostitutas y publicanos? Esto como que no encaja en ninguna lógica. No encajó en tiempos de Jesús ni ahora en la conciencia de muchos cristianos, ya que esos sujetos no estaban a la lista de los destinatarios del amor de Dios. Más aún, en la conciencia de muchos, esas personas tendrían que pagar por haber vivido así. Fue esa manera de ser de Jesús lo que alarmó al Bautista y al pueblo. Jesús ofrece una salvación gratuita que alcanza a todos, que va más allá de las lógicas de una religión. Por eso el Bautista necesita cerciorarse sobre el mesianismo de Jesús. La respuesta de Jesús es clara: responde con la bondad que Él está esparciendo por la tierra." (Koinonía) 

martes, 14 de diciembre de 2021

DECIR SÍ DE VERDAD

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."

Por desgracia, seguimos a Jesús de palabra, pero a la hora de actuar, hacemos lo contrario de lo que hemos prometido. Quienes teóricamente somos aquellos que seguimos a Jesús más de cerca, suele ser solamente de palabra. Y personas que, observando su fama, parecen estar más lejos de Jesús, son en realidad los que lo siguen, aunque sea sin ser conscientes de ello. 
Otra vez el evangelio nos invita a reflexionar sobre la importancia de nuestros actos. En que la respuesta a Jesús ha de ser con el corazón, no con las palabras. 

"Jesús es fuerte y claro en su predicación. Su radicalidad a muchas personas, no solo del pasado sino al interior del cristianismo, hoy en día, no les gusta. Más aún, en el ámbito religioso, muchas veces se ha suavizado su mensaje y en algunos casos se han silenciado las grandes propuestas que convulsionan las lógicas tradicionales que propone a los que quieren ser discípulo suyo. Hoy, en el relato evangélico, nos encontramos con una de esas "locuras" de Jesús de Nazaret, cuando dice: «los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que vosotros en el reino de Dios». Lo que Jesús dice, es muy claro: tantas veces las prácticas de religión hacen que el creyente se cierre a la novedad, al amor de Dios que salva sin mérito alguno. Mientras que hombres y mujeres que no son adeptos a la religión terminan siendo más humanos, más solidarios, más justos, amables y bondadosos. Hay que estar atentos. Hay que abandonar la seguridad que da la religión, que en definitiva mata la novedad del amor." (Koinonía) 

lunes, 13 de diciembre de 2021

LA AUTORIDAD


 

Jesús entró en el templo y, mientras estaba en él, enseñando, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos y le preguntaron:

– ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado tal autoridad?

–Yo también os voy a hacer una pregunta: ¿Quién envió a Juan a bautizar: Dios o los hombres? Si me respondéis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Ellos se pusieron a discutir unos con otros: “Si respondemos que le envió Dios, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’ Y si decimos que fueron los hombres, tenemos miedo de la gente, porque todos tienen a Juan por profeta.” Así que respondieron a Jesús:
–No lo sabemos.
Entonces él les contestó.
–Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

Los sacerdotes y los ancianos estaban preocupados por la autoridad (su autoridad). Para ellos no era importante lo que se decía, sino quién lo decía. Ellos creían tener toda la autoridad y poseer toda la verdad.
A nosotros nos puede ocurrir lo mismo. Según quién dice o quién hace las cosas las aceptamos o no. Corremos el riesgo de buscar seguridades y no lo que Dios quiere de nosotros. Utilizamos la religión para nuestro provecho.  En nuestra actuación siempre hemos de buscar seguir la voluntad de Dios. Por eso hemos de meditar la Palabra y ponerla en práctica. Ahí está la autoridad.

domingo, 12 de diciembre de 2021

¿CÓMO DEBEMOS ESPERARLO?

 


En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: "¿Entonces, qué hacemos?"
Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo."
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: "Maestro, ¿qué hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No exijáis más de lo establecido."
Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga."
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga."
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

Hoy es el domingo de la alegría (gaudete). Así nos lo dice Isaías en la primera lectura. "Alégrate ciudad de Sión". Porque Él está aquí, nos protege y nos salva. Juan nos pide que nos convirtamos. Y nos dice que la mejor manera de recibirlo es haciendo justicia, luchando contra la desigualdad...en una palabra, entregándonos al otro. Alegres y entregados.

"¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que muchos nos podemos formular hoy. La respuesta de Juan Bautista no es teoría vacía. Es a través de gestos y acciones concretas de justicia, respeto, solidaridad, y coherencia cristiana, como demostramos nuestra voluntad de paz, vamos construyendo un tejido social más digno de hijos de Dios, vamos conquistando los cambios radicales y profundos que nuestra vida y nuestra sociedad necesitan. Pero para eso, es necesario purificar el corazón, dejarnos invadir por el Espíritu de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al cambio y disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción de un futuro no remoto más humano, que sea verdadera expresión del Reino de Dios que Jesús nos trae, y así poder exclamar con alegría: ¡venga a nosotros tu Reino, Señor!" (Koinonía)

sábado, 11 de diciembre de 2021

SABER RECONOCER

 


Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él les contestó: "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos." Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el Bautista.

Nos cuesta reconocer a los que nos hablan en nombre de Dios. Nuestros ojos están ciegos a la realidad. Nos cuesta reconocer a Jesús que se nos acerca en los otros, sobre todo en los débiles y necesitados. Buscamos el triunfo humano. Seguir a Jesús siempre nos llevará a la incomprensión.

"Jesús estaba convencido de que quien hace una propuesta de novedad en la historia, haciendo que la vida, la verdad y la justicia se impongan al servicio de la gente, en especial de los más pobres y sencillos, está destinado a enfrentarse a las fuerzas del poder social y religioso que dominan esa sociedad. Por eso hoy, más que nunca, hemos de preguntarnos quién es Jesús y también cuál es el Dios en el que él creyó y enseñó. Si no se clarifica esto, puede ser fatal, pues se está confundiendo a Dios con un ídolo más. Jesús al quebrar muchas de las seguridades que su pueblo tenía sobre Dios invitó a seguir a sus discípulos la experiencia radical del amor. Quien entra en relación profunda con Jesús y con el Padre Dios que él reveló adquiere los elementos necesarios para sospechar y cuestionar hasta sobre aquello que es lo más sagrado de lo que disponemos los humanos: la imagen de Dios que hemos adquirido, gracias a la tradición religiosa y cultural heredada." (Koinonía)

viernes, 10 de diciembre de 2021

SIMPLES EXCUSAS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores." Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios."

La cuestión es buscar excusas para no ser verdaderos discípulos. Si lo que se nos pide son sacrificios y entrega, diremos que es fundamentalismo. Si se nos pide ir a las fronteras, ensuciarnos con el barro de la vida, diremos que es relajación y falta de espiritualidad. Sin embargo, ahí tenemos el evangelio, el claro ejemplo de la vida de Jesús, que nos indica el camino.

"Jesús de Nazaret, que ha valorado a Juan el Bautista y a quien siguió, ahora se distancia de él, por su forma dura y rígida que caracteriza al predicador del desierto. Siente que la predicación del Bautista está marcada por lo lúgubre y lo triste, haciendo de su predicación una realidad caracterizada por la angustia y la carencia de alegría y felicidad. Mientras que el estilo de Jesús es el anuncio de una Buena Noticia portadora de armonía, gozo, alegría y entusiasmo por la vida. La comparación que sale de la boca de Jesús deja ver los dos estilos abiertamente distintos entre ambos.
La Buena Noticia de Jesús estará marcada por una propuesta de inclusión de todas aquellas personas excluidas por la sociedad y la religión. El gozo de la Buena Noticia genera alegría sin igual. La Iglesia está llamada a parecerse más al que es llamado “comilón y borracho”, porque el Reino es una experiencia de tal novedad, que escandaliza a los que viven en la rigidez de la religión." (Koinonía) 

jueves, 9 de diciembre de 2021

LOS IMPORTANTES PARA DIOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el reino de Dios, y gente violenta quiere arrebatárselo. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. El que tenga oídos que escuche."

"Los “últimos” son los más importantes para Dios y para Jesús. Esto es lo que tendría que gobernar el ser y el quehacer de la Iglesia, que se quiere sentir fundada por Jesús y militante del Reino que Él predicó y ratificó con su propia vida. Nada ni nadie puede hacer que se pierda de vista lo que era fundamental para el Jesús histórico. Y lo que fue fundamental para él, es lo que tendría que ser fundamental para el grupo de sus seguidores. Por eso en el evangelio de hoy, cuando se presenta la figura de Juan el Bautista, quien siguiendo la tradición profética de Malaquías, encarna la vuelta de Elías, que tenía que venir para indicar la llegada del día del Señor, Jesús hace una alabanza a Juan, la más grande a un hombre nacido de mujer. Pero de inmediato indica que los pequeños y pobres son los más importantes en el Reino de Dios. Los pobres y pequeños son constituidos por el mismo Jesús en el tribunal ético de la historia." (Koinonía) 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

UNA MUCHACHA DEL PUEBLO




 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.

"La concepción de Jesús es un acontecimiento histórico. María vive una experiencia novedosa, ya que Dios mismo la escoge para que participe en la obra de la salvación. La iniciativa parte de Dios y la propone a María. El relato evangélico muestra el diálogo a través el cual María y Dios se ponen de acuerdo. Una joven acepta la propuesta de Dios y todo comienza a ser nuevo. Dios, para entrar en la historia a través de la Encarnación, no dialoga con la religión sino que lo hace con un ser humano, símbolo de los pobres: una mujer. Ella es símbolo de los que creen a Dios. Ella, a diferencia de Zacarías, sí le cree a Dios y espera el tiempo nuevo de la humanización total. María no experimenta temor, experimenta turbación, por el grandísimo proyecto al que Dios la quiere vincular. María a través del ángel recibe la invitación del llamado de Dios a cumplir una misión singular. Desde entonces ella y todo el género humano es “lleno de gracia”" (Koinonía)