miércoles, 30 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LOS ÁNGELES

 


Desayunaban la leche de la cabra, cuando el discípulo preguntó:
- Ayer celebramos San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Pero, ¿qué son realmente los ángeles?
El Anacoreta, como de constumbre, no respondió inmediatamente. Dejó a un lado el cuenco de leche y dijo:
- No sabemos nada de la naturaleza de los ángeles. La Biblia los nombra y nos habla de su actuación. Un ángel es siempre un enviado de Dios. A veces son mensajeros, otros protectores. Pero siempre son seres que nos hacen el bien de parte de Dios.
Volvió a guardar silencio. Luego sonrió y añadió:
- Todos, en nuestra vida, hemos tenido alguien que no conocíamos y que nos ha ayudado, nos ha consolado, nos ha orientado...Y ¿sabes lo más importante? Nosotros también podemos ser ángeles para los demás. Si nos acercamos con amor, si intentamos ayudar, si alargamos la mano a un desconocido...somos un ángel para él.
Y se acabó el cuenco de leche de cabra... 

martes, 29 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LA VERDADERA CARIDAD




Después de cenar y antes de rezar Completas, el Anacoreta y su joven discípulo, hablaban mientras contemplaban la puesta de sol. El Anacoreta dijo:
- Amor y Caridad son dos palabras que utilizamos mucho los cristianos; pero corremos el riesgo de que se queden sólo en palabras. Fíjate, por ejemplo, en el comportamiento de Europa con los inmigrantes. Los confinamos. Los demonizamos. Hay quien los tacha de delincuentes. Otros de culpables de la pandemia...Pero sólo unos pocos los ayudan de verdad.
Guardó unos momentos de silencio y prosiguió:
- Amamos a los que nos gustan. Ayudamos a los que creemos de los nuestros. Pero Jesús era el Buen Pastor que abandonaba las 99, para ir en busca de la oveja perdida. (En nuestro tiempo nos quejamos del dinero empleado en ayudar a los inmigrantes, que nosotros destinaríamos a los autóctonos). 
Volvió a guardar silencio y añadió:
- Y nosotros no valemos por lo que sabemos, lo que tenemos...sino por lo que amamos. Y debemos amar sin límites. El único límite deben ser nuestras posibilidades.
Miró por última vez la ténue luz que quedaba en el horizonte y concluyó:
- La verdadera caridad, el verdadero amor, es entregarse totalmente a los demás. Lo demás son simples palabras...
Y se fueron a rezar Completas.

lunes, 28 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL ANCIANO


 
Llegó muy cansado. Tras un rato de reposo, dijo al Anacoreta que le había ofrecido agua de la fuente:
- A mi edad no debía haber venido. Soy demasiado anciano.
El Anacoreta lo miró con simpatía y le dijo:
- Mira. Uno no es anciano por la edad. Serás anciano el día que ya no tengas razones para vivir. Cuando no tengas esperanza y cuando carezcas de ideales. 
Le miró a los ojos y añadió:
- Mientras cada mañana, al despertarte, te venga a la mente la ilusión por hacer las cosas que habías planeado antes de irte a dormir, no serás anciano. Hay personas que no tienen mucha edad, pero que no tienen ilusión por nada. Esos son los verdaderos ancianos...

domingo, 27 de septiembre de 2020

DECIR Y HACER

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acerco al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero." Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."

La parábola que hoy nos propone Jesús –en el evangelio de Mateo, como todos estos domingos– denuncia igualmente la falsa conciencia religiosa. La viña es la realidad del mundo, en la que el trabajo siempre es arduo y urgente. A esa viña el Padre envía a sus dos hijos. La respuesta de los dos es ambigua. Sin embargo, sólo el compromiso del que inicialmente se había negado al trabajo nos permite descubrir quién actuó coherentemente. De este modo Jesús denuncia a aquellos dirigentes y a todo el pueblo que públicamente se compromete a servir al Señor, pero que es incapaz de obrar de acuerdo con sus palabras. Actitud que contrasta con aquellos que aunque parecen negarse al servicio, terminan dando lo mejor de sí en la transformación de la viña.

Esta parábola plantea un dilema que pone al descubierto la praxis de sus oyentes y que, leída a la luz de los acontecimientos de la época de Jesús nos muestra cómo los que eran considerados pecadores por el aparato religioso eran, en realidad, los únicos atentos a la voz del profeta. La conversión no es un asunto de solemnes proclamas o de prolongados ejercicios piadosos, sino un llamado impostergable a la justicia y al discernimiento. Las palabras de Jesús herían la sensibilidad religiosa de sus contemporáneos que se consideraban auténticos seguidores de Yavé e inigualables hombres de fe, porque colocaba delante de ellos el testimonio de aquellas personas que eran consideradas una lacra social: las prostitutas y los publicanos.

Prostitutas y publicanos no sólo eran profesiones terriblemente despreciadas, sino que quienes las ejercían eran considerados personas asquerosas e inadmisibles entre la gente de bien. Jesús ridiculiza todas esas valoraciones lanzadas desde los pedestales del sistema religioso y muestra, con los hechos, que ni siquiera la presencia de un profeta tan grande como Juan Bautista es capaz de transformar las conciencias anquilosadas y estériles de aquellos que se consideran salvados únicamente por el alto cargo que ejercen en el aparato religioso.

Más allá de una interpretación limitada al contexto judío del momento de Jesús, esta palabra suya puede y debe elevarse a categoría universal y a principio teórico: el de “la primacía del hacer sobre el decir, de la praxis sobre la teoría”. Un hermano dijo que sí, muy dispuesto, pero sus hechos desmintieron sus palabras: su palabra verdadera, su palabra práctica, fue un no. El otro hermano pareció estar desde el princpio fuera del camino de la salvación, por sus palabras negativas e inaceptables; pero a pesar de sus palabras, él, tal vez recapacitó en su corazón, y, de hecho fue a la viña: «hizo» la voluntad del Padre. Decir/hacer, teoría/praxis, pensar/practicar...: el Evangelio está claramente decantado a un lado, sin vacilaciones, en estas disyuntivas. (Koinonía)




sábado, 26 de septiembre de 2020

NO SE TRATA DE...




No se trata de ¿cómo murió?, sino de ¿cómo vivivió?
No se trata de ¿cuanto ganó?, sino de ¿cuánto dió?
Estas son las unidades para medir el valor de todos los seres humanos,
y no su nacimiento.

No se trata de ¿tenía dinero?, sino de ¿tenía corazón?
¿cómo representó el papel que Dios le dió?
¿tuvo siempre una palabra amable, una sonrisa?
¿supo enjugar una lágrima?

No importa cual fue su templo
ni cual fue su credo.
Lo que importa es si ayudó a los necesitados.
No importan los elogios que, al morir, le hizo la prensa.
Lo que importa es cuántos lloraron su muerte.
        
        (Anónimo)

viernes, 25 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL DESAPEGO



El discípulo explicaba al Anacoreta, que desde que estaba en el desierto y no tenía nada, y no buscaba nada, se sentía mucho más feliz que antes.
El anciano lo miró con simpatía y le dijo:
- Es que la base del sufrimiento es el apego a las cosas. Cuando para ser felices creemos que debemos tener cosas, aunque sean buenas, nos exponemos a la desilusión de no alcanzarlas. Y si las alcanzamos, inmediatamente deseamos otras diferentes.
Miró al horizonte y concluyó:
- La vida sencilla, el desapego, el aceptarlo todo como un regalo, es donde radica la verdadera felicidad...

jueves, 24 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL DESIERTO



 El discípulo preguntó un día al Anacoreta:
- Si el desierto es tan importante para progresar en la vida espiritual, ¿por qué no hay más cristianos viviendo en él?
Rió el anciano. Luego mirando a su discípulo, dijo:
- El desierto no es un lugar. Es un símbolo.
Guardó unos momentos de silencio, y luego prosiguió:
- El desierto es el territorio de la verdad. Es donde vivimos lo esencial. Allá donde eliminamos todo lo que nos sobra y nos distrae. En la ciudad también podríamos vivir en el desierto. De hecho hay mucha más gente de la que pensamos, que así lo hace.
Miró a los ojos a su discípulo y concluyó:
- Vivir en la presencia de Dios, luchando por un mundo mejor y más justo,  intentando amar a todo el mundo, buscando la verdad en todo, es vivir en el desierto... 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y "NUESTRA" MISIÓN

 


El discípulo comentaba ante el Anacoreta, que no entendía por qué, obras apostólicas importantes, acababan en nada o desaparecían cuando el promotor moría.
El Anacoreta miró sonriendo al joven y le dijo:
- El problema está en que nos empeñamos en hacer "nuestra" obra, en vez de hacer la obra de Dios. Fíjate en la vida de los grandes Fundadores. Se esforzaron en hacer la obra de Dios, no "su" obra. Algunos eran de familia rica; pero no emplearon el dinero para crear su Congregación. Dieron su dinero a los pobres y empezaron de cero.
Reflexionó unos instantes y añadió:
- Fíjate en el Evangelio. Cuando Jesús manda a sus discípulos de misión, lo hace enviándolos de dos en dos. La misión siempre es comunitaria. No es obra de una persona sola. Y los manda sin dinero. Nosotros nos centramos en planificar, buscar fondos...Esto nos hace caer en la tentación de hacer "nuestra obra". Y lo que debemos hacer es la obra de Dios. Lo que debemos hacer es buscar cumplir, seguir, su Voluntad. Esa es la verdadera misión...

martes, 22 de septiembre de 2020

BIENAVENTURANZAS DEL SENTIDO COMÚN

 


Bienaventurados los que saben reirse de ellos mismos:
    no acabarán nunca de divetirse.
Bienaventurados los que no confunden una montaña con una madriguera de topo:
    se evitarán muchos disgustos.
Bienaventurados los que miran dónde ponen los pies:
    evitarán muchas pieles de plátano.
Bienaventurados los que son capaces de descansar y dormir sin buscar excusas:
    acabarán siendo juiciosos.
Bienaventurados los que saben callar y escuchar:
    aprenderán muchas cosas nuevas.
Bienaventurados los que son sufientemente inteligentes para no tomárselo todo con seriedad:
    serán apreciados por todos los que los tratarán.
Bienaventurados los que están atentos a la llamada de los otros, pero sin creerse indispensables:
    serán sembradores de alegría.
Bienaventurados vosotros si sabéis mirar con seriedad las cosas pequeñas y con tranquilidad las cosas serias:
    llegaréis lejos en la vida.
Bienaventurados vosotros si sabéis admirar una sonrisa y olvidar una mueca:
    vuestro camino estará lleno de sol.
Bienaventurados vosotros si sois capaces de interpretar benévolamente las actitudes de los otros, aunque las apariencias os digan lo contrario:
    os tendrán por ingénuos, pero la caridad exige este            precio.
Bienaventurados los que reflexionan antes de actuar y los que rezan antes de reflexionar:
    se evitarán hacer muchas tonterías.
Bienaventurados vosotros si sabéis callar y sonreir, cuando os cortan la palabra, cuando os llevan la contraria u os hacen enfadar:
    el Evangelio empieza a penetrar en vuestro corazón.
Bienaventurados, sobretodo, vosotros, los que sabéis reconocer al Señor en todos los que encontráis en el camino:
    habéis encontrado la Luz y el verdadero Sentido Común.

lunes, 21 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LA SENCILLEZ EN LA MEDITACIÓN

 


Mientras cenaban, hablaban sobre la meditación. El discípulo estaba preocupado porque había ensayado diferentes métodos de meditación y no quedaba satisfecho con ninguno. El Anacoreta dejó la cuchara en la escudilla y le dijo:
- Las técnicas a veces, en vez de ayudar, nos complican las cosas. El secreto de la meditación está en la sencillez. Buscar el silencio en nuestra mente y no preocuparse de más.
Tomó unas cucharadas más de sopa y prosiguió:
- Cuentan que un sacerdote veía a una anciana pasarse horas ante el crucifijo de la iglesia. Un día le preguntó: "¿Qué le dices al Señor durante tantas horas ante la cruz?" La mujer le respondió: "Nada; yo le miro y Él me mira." Esa es la verdadera meditación. Estar tranquilamente en su presencia...

domingo, 20 de septiembre de 2020

UN AMOR GRATUÍTO

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."

En la parábola de los trabajadores descontentos con la paga se refleja el modo de actuar de Dios contrario a nuestra mentalidad utilitarista. El contexto de la parábola del evangelio de Mateo debió ser la controversia de Jesús con las autoridades judías por su continua relación con personas de dudosa reputación, como publicados, pecadores, enfermos, paganos, y «niños y mujeres». Precisamente, aquellos que estaban considerados impuros y, por tanto, excluidos del círculo de santidad. Pero en el contexto de la comunidad mateana se percibe el conflicto producido entre los judeocristianos y paganos cristianos que confluyen en la misma comunidad. Era inaceptable que los recién conversos tuvieran el mismo trato de los que han pertenecido desde tiempos antiguos al pueblo elegido. Es claro que el encuentro entre judaísmo y cristianismo en el seno de una misma comunidad resultó bastante complicado. Así lo manifiestan otros escritos del nuevo testamento como la carta a los gálatas.
La parábola, narrada por Jesús, parte de un hecho real. El propietario representa a los terratenientes que a base de aranceles habían quitado las tierras a los campesinos. Así mismo, los desocupados eran los que lo habían perdido todo y se alquilaban por cualquier cosa para poder vivir. Por supuesto que había quienes siempre eran clientes fijos del propietario, es decir, aquellos a quienes siempre se les contrataba, y estaban los que iban apareciendo a última hora. La clave de la parábola no está en la actitud equitativa del patrón, pues el podría pagar como quisiera. Lo que llamó la atención a los oyentes es que haya preferido a los que no eran sus trabajadores (los de la última hora) sobre los que si lo eran (los de la primera hora). Situación incomprensible desde todo punto de vista.
El sistema religioso del tiempo de Jesús y de las primeras comunidades centraba la práctica religiosa en el mérito y la paga. La salvación se había convertido en un mercado de compra y venta. Jesús cuestiona a fondo esta mentalidad que tanto mal le ha hecho al pueblo. La salvación es don gratuito de Dios. Y la gracia tiene que ver con el amor misericordioso. Dios no maneja nuestros esquemas contables interesados y lucrativos. Para Dios, tanto los primeros como los últimos son objeto de su inmenso amor y misericordia.
Hoy tenemos que superar todo espíritu de competencia y codicia. Tenemos que superar sobre todo el «exclusivismo» que todavía late en el subconsciente cristiano: ya no lo decimos ni lo sostenemos, pero muchos lo siguen pensando: nosotros, nuestra religión, sería la única verdadera, y por tanto la superior, la definitiva, la insuperable, aquella en la que las demás religiones (¡y culturas!) deberán confluir... Si ya muchos han abandonado aquella visión veterotestamentaria de que «las naciones y los pueblos vendrán a adorar a Dios en Sión» –porque sociológicamente ya no parece previsible ni viable que el mundo vaya un día a ser todo él cristiano–, no dejamos de tener esa conciencia de «exclusivismo» cuando nuestras autoridades y jerarquías condenan autoritariamente y sin diálogo alguno opiniones sociales, criterios éticos, que se dan en distintas sociedades, apoyados en el convencimiento de que nuestra verdad es incuestionablemente superior a la de los demás, por principio, y que tendríamos derecho a imponerla en la sociedad (aunque sea laica, aconfesional, plural) sin necesidad siquiera de dialogar y convencer a la población... Es una actitud de complejo de superioridad que no tiene ninguna justificación.
La apertura a todos, el reconocimiento sincero de que no tenemos un «gratuito e inmerecido derecho de primogenitura», que no somos «los (únicos) elegidos», que los que hemos considerado tradicionalmente «últimos» (o en todo caso, posteriores a nosotros) no lo son, que Dios es «gratuito» y sin favoritismos... son asignaturas pendientes todavía para las Iglesias cristianas...
No cabe duda de que aceptar en profundidad el mensaje evangélico de hoy de que «los primeros serán los últimos», nos exige un cambio de mentalidad a fondo. También el pluralismo religioso y el diálogo intercultural hay que elencarlos entre esos grandes desafíos generados por el descubrimiento más profundo de la «gratuidad de Dios» que la parábola del evangelio de hoy vuelve a poner ante nuestros ojos.



sábado, 19 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL HOMBRE QUE LUCHABA POR LA PAZ

 


Llegó a la cueva buscando paz. Le explicó al Anacoreta:
- He pasado la vida luchando por la paz y no he conseguido nada. He ido a los países en guerra y no me han querido escuchar. He estado en campos de refugiados y me han dicho que lo que querían era comer. Me he dirigido a los comerciantes de armas y me han echado diciendo que ellos viven de la guerra. He dado mil conferencias en mil países y han seguido preparando la guerra para preservar, me decían, la paz. Y lo que es peor. En mi corazón tampoco hay paz.
Lo miró con simpatía el Anacoreta. Guardó ese rato de silencio, mirando al horizonte, que era habitual en él, antes de responderle:
- La paz no se consigue "luchando". Ni siquiera hablando de paz. Se trata de que seas hombre de paz. Haz de seguir la oración de San Francisco. Has de "poner" paz. Entonces te sentiras solidario con las víctimas de la guerra, del terrorismo, del desamor, de las infidelidades de toda marginación..
Se detuvo un instante, y mirándole a los ojos le dijo:
- Y sobre todo recuerda que la la paz del corazón es el corazón de la paz. Esfuérzate por conseguir que la paz reine en tu corazón, en tu interior. Verás cómo entonces serás creador de paz a tu alrededor...

viernes, 18 de septiembre de 2020

GUARDAME

 


Señor,
    quédate con nosotros durante todo el día
    i guía todos nuestros actos,
    palabras y pensamientos.
Guarda nuestros pies,
    para que no caminen ociosos,
    sino que vayan al encuentro
    de las necesidades de los otros.
Guarda nuestras manos,
    para que no se abran para hacer el mal,
    sino para abrazar y ayudar a todos.
Guarda nuestros labios
    para que no digan falsedades
    ni cosas indebidas
    y no hablen mal del prójimo.
    Al contrario,
    que siempre estén dispuestos
    para animar a todos y bendecirte a Ti,
    Señor de la vida.
Guarda nuestros oídos,
    para que no pierdan el tiempo
    escuchando palabras falsas o sin sentido,
    sino que estén siempre atentos
    a escuchar tu misterioso mensaje,
    para hacer hoy tu voluntad.

(De una oración del siglo VIII)
    

jueves, 17 de septiembre de 2020

HAZNOS UN GRUPO ALEGRE



 
(Oración para rezar una clase, un grupo deportivo, un grupo de apostolado, un grupo de amigos...)

Señor Jesús,
haznos un grupo abierto, confiado y pacífico,
lleno del gozo de tu Espíritu Santo.
Un grupo entusiasta,
que sepa cantar la vida,
vibrar delante de la belleza,
estremecerse ante el misterio
y anunciar el Reino del Amor.
Que llevemos la fiesta en el corazón
aunque sintamos
la presencia del dolor
en nuestro camino,
porque sabemos, Jesús,
que tu has vencido el dolor y la muerte.
Que no nos acobarden las tensiones
ni nos ahoguen los conflictos;
que podamos ayudarnos entre nosotros
porque contamos , en nuestra debilidad,
con la fuerza creadora y renovadora
de tu Santo Espíritu.
Regálanos, Señor, 
una gran dosis de buen humor
para que sepamos desdramatizar
las situaciones difíciles
y sonreir abiertamente a la vida.
Haznos expertos
en deshacer nudos y romper cadenas
abrir surcos y tirar semillas,
curar heridas y mantener viva la esperanza.
I concédenos ser, humildemente,
en un mundo abatido por la tristeza,
testimonios y profetas 
de la verdadera alegría.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL HOMBRE QUE LO CRITICABA TODO

 


Veía los defectos en todo y en todos. Desde que llegó no paró de juzgar negativamente todas las cosas. Los políticos, los científicos, los médicos, los profesores...Todos lo hacían mal. Todo era un desastre.
El Anacoreta lo dejó hablar sin interrumpirlo. Cuando el hombre ya no dijo nada, permaneció todavía un rato en silencio. Luego dijo:
- Veo que sabes muy bien lo que no hay que hacer. Las cosas que hacen mal los otros. Pero yo te pregunto ¿qué es lo que hay que hacer?
El hombre lo miró sorprendido y respondió:
- Eso no es cosa mía. Son los políticos, los científicos, los médicos, los directores de colegio, los que han de elaborar el plan correcto.
Sonrió para sí el Anacoreta y le dijo:
- Perdona, si no sabes qué es lo que se debe hacer. Si no tienes planes e ideas para cambiar las cosas, no entiendo cómo puedes saber lo que está mal y cómo puedes criticar lo que hacen los demás y exigirles que cambien.
Le miró a los ojos y concluyó:
- Realmente debes ser muy infeliz si todo lo ves mal. Esfuérzate en ver las cosas positivas y en poner tu granito de arena para mejorar las cosas y serás mucho más feliz...

martes, 15 de septiembre de 2020

UN OBJETIVO PARA NUESTRA VIDA

 

¿Buscamos un objetivo para nuestra vida?
En el mundo faltan tres millones de médicos:
Seamos médicos de los pobres.
Más de mil millones de personas
no saben leer ni escribir: 
Seamos sus maestros.
Dos de cada tres personas no comen lo necesario:
Seamos sembradores y consigamos que las tierras 
yermas den cosechas para alimentarlos.
Nuestros hermanos necesitan de nosotros:
Seamos sencillamente nobles trabajadores
en cualquier disciplina, porque nuestro trabajo es nobleza
cuando está pendiente de una estrella.
No pongamos nuestra vida en via muerta.
Pero neguémonos también  
a la aventura donde cuenta más el orgullo
que el servicio.
Denunciemos, pero ayudemos:
protestemos, pero construyamos.
Que nuestra rebeldía sea Amor.
Que cada uno de nosotros sea una pequeña parte,
una chispa de este Amor.
Organicemos la epidemia del bien,
que todos se contagien.
Son fuertes aquellos que quieren
y creen en construir. 
Construyamos la felicidad de los otros...
y el futuro tendrá nuestro rostro.
¿Buscamos un objetivo para nuestra vida?
El mundo está deshumanizado: seamos personas.

lunes, 14 de septiembre de 2020

EL HOMBRE...

 

No queremos vivir como forasteros en este mundo
o como los veraneantes a los que sólo ves cuando hace calor.
El mundo es nuestra casa desde siempre,
la única casa que tenemos.

Está bien y es bueno que
pongamos nuestra fe en la semilla,
en la tierra y en el mar,
pero sobre todo, pongamos nuestra fe en el hombre.

Está bien y es bueno que
nos entristezcamos con la tristeza de la rama que se seca,
del planeta que nos envía luz ya muerta,
con el animalillo que se ha hecho daño...
pero sobre todo,
entristezcámonos con la tristeza del hombre.

Todos,
todos los bienes de la tierra
nos ayudan a ser felices.
La luz que resplandece,
el agua que corre
y la vida que se despierta cada mañana,
y el dinero que nos hace falta,
pero sobre todo,
que nos haga felices hacer feliz a todo hombre...

domingo, 13 de septiembre de 2020

PERDONAR SIEMPRE



 "En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."

"En el evangelio de Mateo, otra vez Pedro salta a la escena para consultar a Jesús sobre temas candentes en el ambiente judío en que crece la comunidad cristiana. Pero la actitud de Pedro es la del discípulo que quiere claridad sobre la propuesta del maestro. No es la actitud arrogante de los Fariseos y Letrados que quieren poner a prueba a Jesús y encontrar un error garrafal que ofenda la ortodoxia judía para tener de qué acusarlo.

Pedro pregunta por el límite del perdón. Pero para Jesús, el perdón no tiene límites, siempre y cuando el arrepentimiento sea sincero y veraz. Para explicar esta realidad, Jesús emplea una parábola. La pregunta del Rey centra el tema de la parábola: ¿no debías haber perdonado como yo te he perdonado?

La comunidad de Mateo debe resolver ese problema porque está afectando su vida. El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, a obrar con los demás según los criterios de Dios y no los del sistema vigente. Como diría el juglar de la fraternidad, Francisco de Asís, “porque es perdonando como soy perdonado”.

En la catequesis tradicional de la Iglesia católica se exigían cinco pasos, quizás demasiado formales, para obtener el perdón de los pecados: «examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, confesarlos todos, y cumplir la penitencia» -así lo expresaba uno de los catecismos clásicos-. De tal manera que el perdón y la reconciliación, si bien son una gracia de Dios, también exigen un camino pedagógico y tangible que ponga de manifiesto el deseo de cambio y un compromiso serio para reparar el mal y evitar el daño." (Koinonía)

 



sábado, 12 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL DISCÍPULO IMPACIENTE



Hacía unos días que el el discípulo se mostraba inquieto y nervioso. El Anacoreta, aprovechando un momento después de la frugal cena, mientras contemplaban cómo el sol se ocultaba tras el horizonte, le preguntó:
- Hace unos días que te veo inquieto. ¿Qué es lo que te ocurre?
El joven bajó la mirada y respondió: 
- Estoy desanimado. No avanzo en mi camino espiritual. Me parece que estoy perdiendo el tiempo.
El anciano guardó silencio. Siguió mirando la puesta de sol que ya llegaba a su fin. Luego le dijo:
- Para progresar  en el camino espiritual no hay que tener prisa. No se trata de correr. Cuando era joven, asistí a unos Ejercicios Espirituales en que el predicador nos presentó una meditación en tres puntos: Primer punto, San Antonio penetra en el desierto. Segundo punto, San Antonio sigue penetrando en el desierto. Tercer punto, San Antonio penetra tanto en el desierto que se sale por el otro lado.
Soltó una carcajada el joven seguidor y el Anacoreta se explicó:
- Sí, hace reír; pero eso es lo que puede ocurrirnos si tenemos demasiada prisa, si no tenemos paciencia y queremos avanzar demasiado.
Miró a los ojos del joven y concluyó:
- Debemos caminar con firmeza, pero sin prisa. Se trata de ir paso a paso. Y si hemos de detenernos, pues nos detenemos. El camino espiritual no es una carrera.
Y se fueron a rezar Completas...

viernes, 11 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL HOMBRE QUE QUERÍA HACER EL BIEN

 

Llegó al mediodía con el sol abrasador del desierto. El Anacoreta le invitóa a entrar en el frescor de la cueva y le ofreció agua de la fuente. Cuando ya se hubo repuesto de la caminata le dijo al anciano:
- Quiero hacer el bien a los demás. Lo logro cierto tiempo, pero siempre hay algo que lo estropea todo y el bien que creía  haber hecho se tuerce y he de volver a empezar. Por más que lo intento, siempre sucede lo mismo.
Lo miró el Anacoreta con simpatía, y tras un corto silencio le dijo:
- Tienes que ser positivo y no desanimarte. El bien se construye poco a poco. Impregnar de bien a las personas requiere mucho tiempo y paciencia.
Le miró a los ojos y concluyó:
- Además. El bien crece en el interior del hombre. Y eso no lo vemos. Por eso no debemos juzgar a nadie. Podemos creer que ese bien no sirve para nada, que aquella persona no cambia y sin embargo el interior de aquel hombre está cambiando aunque no lo veamos. Sigue haciendo el bien con paciencia y no te preocupes por los resultados.

jueves, 10 de septiembre de 2020

EL NIÑO QUE TENÍA MAL CARÁCTER


Sí, era un niño que tenía muy mal carácter.
Un día su padre le dió una bolsa llena de clavos y le dijo, que cada vez que perdiera la calma, tendría que clavar un clavo en la tapia de madera de detrás de la casa.
El primer día el niño clavó 37 clavos en la tapia. Pero, poco a poco, se fue calmando, porque descubrió que era más fácil controlar su mal carácter que clavar los clavos en la tapia.
Al fin, llegó el día en que el niño ya no perdía la calma por nada; y se lo dijo a su padre. Entonces el padre le sugirió que por cada día que controlara su carácter, tenía que arrancar un clavo de la tapia.
Pasaron los días y el niño pudo decir al fin que había arrancado todos los clavos de la tapia.
Entonces el padre llevó de la mano al niño hasta la tapia.
- Mira hijo - le dijo - Lo has hecho bien, pero fíjate en todos los agujeros que han quedado en la tapia. Ya nunca más será la tapia de antes. Cuando dices o haces algo con mal carácter, dejas una cicatriz como estos agujeros de la tapia. Es como darle una cuchillada a alguien; aunque saques el cuchillo, la herida ya está hecha. No importa las veces que pidas perdón, la herida está ahí. Una herida física es tan grave como una herida verbal. Los amigos son verdaderas joyas que hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a superarte. Te escuchan, comparten una palabra de ánimo y siempre tienen su corazón abierto para recibirte. Demuéstrales cómo los amas.

(Anónimo)

miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL REGRESO DE LA CUMBRE


Estaban ya haciendo su frugal comida, cuando el Anacoreta dijo:
- Un error muy grande de la espiritualidad es creer que siempre hemos de permanecer en la cumbre. Las cumbres no son para vivir en ellas.
El joven seguidor cuestionó:
- Pero ¿no es ese el fin de la espiritualidad, llegar a la cumbre?
Sonrió el anciano y respondió:
- No. el fin de la espiritualidad es hacerse uno con el Uno. Y para ello has de volver a descender. Has de volver a la vida cotidiana. Si tu ascenso a la cumbre ha sido real, lo verás todo de manera diferente. Subir a la cumbre ha de servirte para, cuando bajes, llenarlo todo de Amor. El otro no será un extraño. Es entonces cuando podrás ver al otro como un hermano. Es así como podrás ver a Dios en el pobre, en el perseguido, en el enfermo, en el inmigrante...
Guardó un momento de silencio y luego concluyó:
- Créeme. Querer quedarse en la cumbre es la mayor tentación. Ningún escalador se queda a vivir en la cumbre. Bajan para compartir su experiencia...

martes, 8 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LA ESCALADA


Estaban desgranando unas judías que habían recogido de su pequeño huerto. El Anacoreta dijo:
- El crecimiento en la vida espiritual, es como una escalada.
El joven discípulo no dijo nada y esperó que el anciano prosiguiera.
- A medida que se va subiendo el paisaje es cada vez más espectacular. Está bien observarlo, pero no nos debemos detener. Nuestro objetivo es llegar a la cima.
Guardó unos momentos de silencio y mirando a los ojos del joven añadió:
- Pero también, en medio de la escalada, muchas veces nos encontramos rodeados de niebla. No vemos nada. Debemos continuar. En la vida espiritual nos pasa lo mismo. Tras momentos plenos que recordamos como esos bellos pasajes, nos llegan momentos en  que no vemos nada. Parece que Dios ha desaparecido; pero debemos continuar.
Se levantó, fue a la fuente a llenar un caldero para dejar las judías en remojo.
- Cuando llegamos a la cima el espectáculo es maravilloso; pero ¡ojo! A veces también vuelve la niebla. Porque, ¿sabes? la vida espiritual no se mide por los momentos maravillosos, sino por los momentos en que creemos a pesar de todo, a pesar del silencio de Dios.
Y se levantó para entrar en su cueva... 

lunes, 7 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LOS BUITRES


No se supo de dónde venía, pero un día llegó junto a la cueva una cabra escuálida, que apenas podía caminar. Se acercó a la fuente. Bebió un poco y luego se alejó algo y se dejó caer. Al poco tiempo había muerto. No tardaron demasiado en llegar los buitres. El Anacoreta y  su joven seguidor contemplaban cómo despedazaban al animal; cómo cada uno intentaba quedarse con la mejor parte, se empujaban, se picoteaban...El anciano dijo:
- Nuestra sociedad cada día se parece más a estas aves carroñeras. Somos individualistas, sólo pensamos en nosotros. Educamos a nuestros niños a competir en vez de a compartir.
Guardó un momento de silencio y luego prosiguió:
- La pandemia ha hecho que nos olvidemos de los que mueren en el mar intentando llegar a Europa. Nos hemos olvidado de los que mueren de hambre. No pensamos en los campos de refugiados...Sólo pensamos en nosotros.
Miró a los ojos a su discípulo y concluyó:
- ¿Crees que las prisas por obtener una vacuna son para salvar a las personas? No. Son por conseguir las patentes. Son para tener a las demás naciones a su merced...Son por el maldito dinero.
Y se fueron a rezar Vísperas... 

domingo, 6 de septiembre de 2020

LA CORRECCIÓN FRATERNA


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

El evangelio de Mateo nos presenta el pasaje que se ha denominado comúnmente de la corrección fraterna. A través de él se puede percibir los conflictos internos que vivía la comunidad mateana. Nos encontramos, entonces, ante una página de carácter catequético que pretende enfrentar y resolver el problema de los conflictos comunitarios. El pecado no es solamente de orden individual o moral. Aquí se trata de faltas graves en contra de la comunidad.
El evangelista pretende señalar dos cosas importantes: no se trata de caer en un laxismo total que conduzca al caos comunitario. Pero tampoco se trata de un rigorismo tal que nadie pueda fallar o equivocarse. El evangelista coloca el término medio. Se trata de resolver los asuntos complicados en las relaciones interpersonales siguiendo la pedagogía de Jesús. No es un proceso jurídico lo que aquí se señala. El evangelista quiere dejar en claro que se trata ante todo de salvar al trasgresor, de no condenarlo ni expulsarlo de entrada. Es un proceso pedagógico que intenta por todos medios salvar a la persona. Ahora bien, si la persona se resiste, no acepta la invitación, no da signos de arrepentimiento... entonces sí la comunidad se ve obligada a expulsarse de su seno. Al no aceptar la oferta de perdón la persona misma se excluye de la comunión.
Nuestro compromiso como creyentes es luchar por la verdad. Nuestras familias y comunidades cristianas deben ser, ante todo, lugares de reconciliación y de verdad. Exigir respeto por las personas que se equivocan pero que quieren rectificar su error es imperativo evangélico. Tampoco se trata de caer en actitudes laxistas o que respalden la impunidad. Pero, ante todo, el compromiso con la justicia, la verdad y la reconciliación es una actitud profética.

¿Cómo vivimos los valores de la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación al interior de nuestras comunidades? ¿Qué actitud asumimos frente a los medios de comunicación que manipulan y tergiversan la verdad? ¿Nos sentimos corresponsables de la suerte de nuestros hermanos?




sábado, 5 de septiembre de 2020

PLEGÁRIA INTERIOR


Porque te busco a ti, lo encuentro todo;
porque escucho tu voz, todo es melodía;
porque es a ti a quien me libro
lo hago siempre con toda mi alma,
porque ya no sé amar si no es amándote.

Mi Fuerza y mi Fracaso eres Tu.
Mi Herencia y mi Pobreza eres Tu.
Tu eres mi justícia, Jesús.
Mi guerra y mi paz.
¡Mi libre Libertad!
Mi Muerte y mi Vida, Tu.

Tu, Palabra de mis gritos,
Silencio de mi espera,
testimonio de mis sueños.
¡Cruz de mi cruz!

Tu, causa de mi amargura,
perdón de mi egoísmo,
juez de mis pobres lamentaciones,
razón de mi esperanza.

Tu, mi Tierra Prometida.
Tu, la Pascua de mi Pascua..
!Tu, la mía,
nuestra Gloria para siempre, Señor Jesús!

viernes, 4 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y EL PRINCIPIANTE EN LA MEDITACIÓN


Aquel joven llegó preocupado a consultar al Anacoreta:
- Estoy empezando a meditar y no acabo de ver qué es lo más importante para meditar bien. Unos me dicen que es la postura. Otros el vaciar la mente. Hay quien me dice que la repetición de un mantra y el control de la respiración...
El Anacoreta lo miró con simpatía y le dijo:
- Todo lo que me has citado es  importante. Yo añadiría a la lista, la constancia...
Sonrió y mirando al horizonte y añadio:
- Pero yo te aconsejaría que no te preocupes excesivamente de estas cosas. Simplemente siéntate en presencia del Señor e intenta amarlo con todo tu corazón...

jueves, 3 de septiembre de 2020

Y UNO APRENDE...


A lo largo del tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma

Y uno aprende
que el amor no quiere decir meterse en la cama,
y que una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender...
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar las propias derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno empieza a construir
todos sus caminos en el hoy y ahora,
porque el terreno del mañana
es demasiado inseguro para planificarlo...
y los futuros tienen el riesgo
de hundirse a la mitad.

Y después de un tiempo
uno aprende que si es en exceso,
incluso el calor del sol quema.

Así, uno planta su propio jardín
y adorna su propia alma,
en lugar de esperar que alguien traiga las flores.

Y uno aprende que
en realidad puede resistir,
que en relidad uno es fuerte,
que en realidad uno vale.
Y uno aprende y aprende...
y cada día uno aprende.

(Adaptado de un poema de Jorge Luis Borges)