sábado, 30 de junio de 2018

EL MINISTERIO DE JESÚS


"Al entrar en Cafarnaún, un centurión romano se le acercó para hacerle un ruego. Le dijo:
– Señor, mi asistente está en casa enfermo, paralítico, sufriendo terribles dolores.
Jesús le respondió:
– Iré a sanarlo. 
– Señor – le contestó el centurión –, yo no merezco que entres en mi casa. Basta que des la orden y mi asistente quedará sanado. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando a uno de ellos le digo que vaya, va; cuando a otro le digo que venga, viene; y cuando ordeno a mi criado que haga algo, lo hace.
Al oir esto, Jesús se quedó admirado y dijo a los que le seguían:
– Os aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre. Y os digo que muchos vendrán de oriente y de occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, los que deberían estar en el reino serán arrojados a la oscuridad de fuera. Allí llorarán y les rechinarán los dientes. 
Luego Jesús dijo al centurión:
– Vete a tu casa y que se haga tal como has creído.
En aquel mismo momento, el criado quedó sanado. 
Jesús fue a casa de Pedro, donde encontró a la suegra de este en cama, con fiebre. Le tocó Jesús la mano y la fiebre desapareció. Luego se levantó y se puso a atenderlos. 
Al anochecer llevaron a Jesús muchas personas endemoniadas. Con una sola palabra expulsó a los espíritus malos, y también curó a todos los enfermos. Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías: Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades."

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús realizando una de las cosas principales que hizo durante su vida: curar. Lo vemos curando al criado del centurión (otro evangelista nos dice al hijo), a la suegra de Pedro y acaba diciéndonos, que por la noche, cura a muchos endemoniados.
La frase final nos da la clave: Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades. Él vino a salvarnos. Y si nosotros queremos ser sus discípulos, debemos hacer lo mismo. Cargar con el mal, entregarnos para que el mundo sea mejor. Luchar por la justicia. Y fijémonos, que de quien alaba la Fe, es de un romano, de alguien que no pertenecía al Pueblo de Dios. 
"Si algo nos enseñan los evangelios sobre el ministerio de Jesús es que él estuvo en los escenarios donde la vida reclamaba sus derechos, anhelaba dignificación y justicia. Este movimiento existencial del Maestro fue posible no sólo por su fe en Dios, la coherencia de sus palabras y la autoridad de sus acciones, sino por su reacción ante la fe, las palabras y las situaciones de los agobiados y los oprimidos por el poder político y religioso. Las narraciones del evangelio de hoy de la curación del hijo del centurión y de la suegra de Pedro evocan este moverse a compasión de Jesús. La fe recíproca, la palabra compartida y el gesto interhumano tienen que ser acontecimientos de humanización. Reivindiquemos la palabra como lo expresa el poeta venezolano Rafael Cadenas en su poesía: “Que cada palabra, lleve lo que dice. Que sea como el temblor que la sostiene. Que se mantenga como un latido. […] Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas”. ¿Tu vida es “palabra y experiencia de Dios”?"(koinonía). 


viernes, 29 de junio de 2018

PEDRO Y PABLO


"Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta. 
 – Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
Simón Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. 
Entonces Jesús le dijo:
– Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo."

 "Celebramos la fiesta de Pedro y Pablo. El sentido de esta solemnidad radica en que ambos apóstoles representan modos diversos, auténticos y complementarios de seguimiento a Jesús y de construcción de Iglesia, en medio de los avatares internos que se dan en la formación de la identidad, estructura y dinámica de una comunidad cristiana naciente, y en los contextos sociopolíticos y religiosos adversos y desafiantes. Las primeras comunidades cristianas van a ir experimentando la necesidad de volver a la memoria del Maestro, recuperar los sentidos de su praxis sanadora y retomar el envío que les hizo a predicar el Reino más allá de las propias fronteras, para constituir la comunidad fraterna de los hijos e hijas de Dios. En el trasfondo de este proceso está la pregunta de Jesús –que pudo ser para cualquier otro discípulo– y válida para nosotros, y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Dado que es la persona del evangelio y su causa, el Reino de Dios, las que nos sostienen y nos hacen, como a Pedro y a Pablo, responsables de la comunidad eclesial."(koinonía)


jueves, 28 de junio de 2018

JESÚS, NUESTRA ROCA



"No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.’ Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ 
Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre! 
Cuando Jesús acabó de hablar, la gente estaba admirada de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como sus maestros de la ley."

Jesús nos indica hoy que lo importante no son las oraciones que hacemos, los ritos que cumplimos, ni siquiera el apostolado que hacemos. Todo esto no vale nada si no hacemos lo posible por buscar cuál es la voluntad del Padre y la cumplimos.
Y todo lo que hacemos debemos fundamentarlo en la roca, es decir, en Jesús. Cuando lo fundamentamos en la moda, la popularidad, el prestigio...no tardará en desmoronarse todo.
"Hemos llegado al cierre del Sermón de la Montaña y Jesús culmina sus enseñanzas con un criterio de discernimiento clave para la vida personal y comunitaria: no son los grandes discursos, ni las búsquedas de “milagros” y el prestigio adquirido, los rasgos de una auténtica religiosidad, sino el actuar según a la voluntad de Dios y su justicia. Para la vida cristiana este actuar supone varios rasgos evangélicos. Primero, capacidad para afinar el corazón a la reacción y anhelo de misericordia de los pobres y sufrientes. Segundo, actitud de lucha y pasión por crear condiciones de vida más justas y pacíficas. Tercero, ejercicio de una voluntad libre capaz de actuar movida por la responsabilidad y la solidaridad. Cuarto, cultivo de una fe lúcida y una espiritualidad encarnada que responda a las cuestiones vitales de la vida cotidiana. Quinto, mantener una visión profética atenta a los signos y desafíos de los tiempos. Sexto, donar sangre martirial que no es otra cosa que vivir tan humanamente como él vivió asumiendo con alegría las consecuencias. ¿Toda tu persona trasmite estos rasgos evangélicos?"(koinonía) 



miércoles, 27 de junio de 2018

SER AUTÉNTICOS


"¡Cuidado con los falsos profetas! Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conoceréis, pues no se recogen uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da buen fruto; pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar mal fruto, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. De modo que por sus frutos los conoceréis."

Koinonía nos señala hoy cinco pistas para distinguir los verdaderos de los falsos profetas:

"Lectura evangélica nos invita a estar vigilantes. En esta oportunidad la enseñanza de Jesús adquiere tono de advertencia: ¡Cuídense de los falsos profetas! Releída hoy, esta exhortación del Maestro exige de toda persona y de la comunidad eclesial «caer en la cuenta» de los falsos mensajeros que actúan como mesías políticos comprando conciencias, haciendo negocio con la palabra de Dios y creando mecanismos religiosos que deshumanizan. En este sentido, ¿Cómo distinguir a un auténtico profeta? (1) El profeta es una persona incómoda porque no hace componendas con poder opresor alguno, dado que su origen e identidad provienen de Dios y su Palabra. (2) Los auténticos profetas ponen su energía en el mensaje que humaniza la palabra de Dios. (3) Tienen una experiencia radical de Dios por su lucidez histórica, por su arraigo espiritual y su capacidad contemplativa. (4) El mensaje que trasmite el profeta lo verifica con la propia vida y en la historia prospectivamente. (5) Denuncian la idolatría cultual, la depravación política y el comercio espiritual. ¿Estás dispuesto a vivir proféticamente?"
Pero lo que nos dice Jesús hoy, también se dirige directamente a nosotros. La forma de demostrar que somos verdaderos discípulos, es siendo auténticos, es con nuestras obras. Si rezamos mucho y sermoneamos mucho, pero nuestras obras no son de verdadero amor al prójimo, somos lobos disfrazados de corderos. 



martes, 26 de junio de 2018

LA PUERTA DE LA VIDA


"No deis las cosas sagradas a los perros, no sea que se revuelvan contra vosotros y os hagan pedazos. Y no echéis vuestras perlas a los cerdos, para que no las pisoteen. 
Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros. Esto es lo que mandan la ley de Moisés y los escritos de los profetas. 
Entrad por la puerta estrecha. Porque la puerta y el camino que conducen a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos; pero la puerta y el camino que conducen a la vida son estrechos y difíciles, y pocos los encuentran."

La llamada "regla de oro", es mucho más antigua que Jesús. Ya la encontramos, por ejemplo, en Confucio. Es una regla ética universal. Aquí está enunciada de forma positiva: haced a los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros. Nos invita a actuar en favor de los demás. Esto no es fácil. Es la puerta estrecha. El dinero y el poder nos abren todas las puertas y todos los caminos. La humildad, el servicio, la sencillez, son ridiculizados por nuestra sociedad. Pero esta es la puerta que conduce a la VIDA. Debemos buscarla. 


lunes, 25 de junio de 2018

COMPRENDER, NO JUZGAR


"No juzguéis a nadie, para que Dios no os juzgue a vosotros. Pues Dios os juzgará de la misma manera que vosotros juzguéis a los demás; y con la misma medida con que midáis, Dios os medirá a vosotros. ¿Por qué miras la paja que tu hermano tiene en su ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si tú tienes un tronco en el tuyo, ¿cómo podrás decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’¡ ¡Hipócrita!, sácate primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

En nuestra sociedad nos pasamos el día juzgando a los demás. Desde la religión que practica, la política que sigue, el club al que pertenece, la moda que sigue...Y lo que es peor, juzgamos sus actos. No nos damos cuenta, que la mayoría de veces, lo que hacemos, es proyectarnos. Vemos en el otro nuestros propios defectos.
Jesús nos invita a ver a los demás con ojos limpios. A aceptarlos tal cual son, con sus diferencias legítimas. Es más nos invita a mirarlos con los ojos que Él los mira: ojos misericordiosos, ojos amorosos.
Antes de juzgar al otro debemos mirarnos a nosotros mismos. Nosotros somos responsables de nuestros defectos, y son estos los que debemos corregir. Al otro lo ayudaremos con nuestra comprensión, no con nuestros juicios severos. 

domingo, 24 de junio de 2018

EL PRECURSOR


"Al cumplirse el tiempo en que Isabel había de dar a luz, tuvo un hijo. Sus vecinos y parientes fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bueno con ella. A los ocho días llevaron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero la madre dijo:
– No. Tiene que llamarse Juan.
Le contestaron:
– No hay nadie en tu familia con ese nombre.
Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber qué nombre quería ponerle. El padre pidió una tabla para escribir, y escribió: 'Su nombre es Juan.' Y todos se quedaron admirados. En aquel mismo momento, Zacarías recobró el habla y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos estaban asombrados, y en toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido. Cuantos lo oían se preguntaban a sí mismos: '¿Qué llegará a ser este niño?' Porque ciertamente el Señor mostraba su poder en favor de él.
El niño crecía y se hacía fuerte espiritualmente, y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se dio a conocer a los israelitas."

Os dejo el comentario de Koinonia que es muy completo:

"El evangelio nos presenta el nacimiento de Juan rodeado de signos extraordinarios. Zacarías, su padre, recibe el encargo de cuidarlo en una revelación que tiene en el Templo, mientras ejerce los servicios sacerdotales. En ese texto se señala la vocación profética de Juan y el motivo de su nombre: Dios se apiadará de su pueblo y le enviará un mensajero que lo conduzca por el camino que lleva al encuentro con Dios. La misión del Bautista servirá de marco a la acción evangelizadora de Jesús, quien retomará el llamado a la conversión y preparará una comunidad para la irrupción definitiva del Reino. Así se configura y perfila la auténtica vocación de Juan, que denuncia las contradicciones de su tiempo y anuncia la esperanza de un ungido de Dios que habrá de transformar radicalmente la situación del pueblo.
En el nacimiento de Juan se cumple lo anunciado a Zacarías y se hace realidad la promesa. La esterilidad de unos padres, vencida por el nacimiento de un hijo, es fuente de alegría, jubilo y regocijo que envuelve y contagia a vecinos y parientes, como ya lo había predicho el mensajero de Dios.
En la narración del nacimiento, Lucas matiza dos aspectos importantes: el de la misericordia de Dios que se manifiesta en favor del pueblo, al quitarle la afrenta de la esterilidad que pesaba sobre Isabel, precisamente sobre la esposa de un sacerdote encargado del servicio litúrgico en el templo de Jerusalén, y por otra parte, el significado del nombre de Juan («Dios ha mostrado su favor»), con el cual se subraya la presencia de la misericordia Divina, que recae no sólo sobre una persona en particular, Isabel en este caso, sino que alcanza a la totalidad del pueblo.
Al relato de nacimiento de Juan sigue el de su circuncisión, imposición del nombre, y su manifestación pública. Por la circuncisión, Juan queda indeleblemente marcado con la «señal de la Alianza», signo visible de la incorporación al pueblo de Israel. Esa marca en la propia carne hace de Juan partícipe de la bendición prometida por el Señor a su pueblo elegido, le capacita para celebrar la Pascua como fiesta de la comunidad y confirma sus esperanzas de compartir con todos sus antepasados la restauración futura y definitiva. El rito de la circuncisión comportaba igualmente la obligación de una escrupulosa observancia de la ley de Moisés. La incorporación del precursor del Mesías al pueblo de Israel es muy importante para Lucas, no sólo porque prefigura la incorporación del propio Jesús a ese mismo pueblo, sino también porque Lucas se esfuerza por demostrar que el cristianismo es una derivación lógica del judaísmo. Por eso tiene que quedar bien claro que los pilares de ese nuevo modo de vida, son de raíces profundamente judías.
La imposición de un nombre como el de «Juan» rompe radicalmente con la tradición familiar. Como era costumbre, los vecinos y parientes dan por hecho que el niño se llamaría como el padre. El acuerdo entre la madre y el padre en un nombre que no era familiar aparece como un signo donde se refleja el favor de Dios. La Misericordia divina no sólo se manifiesta a un matrimonio anciano, de vida intachable, sino que alcanza a la totalidad de Israel. De ahí que al recuperar Zacarías el habla, todos los vecinos se interroguen sobre el futuro de ese niño.

Esta fiesta nos invita a reflexionar sobre la misericordia, la compasión y la generosidad divina, que caracterizan este nuevo período de la historia de la salvación que comienza a manifestarse con el nacimiento de Juan Bautista. Misericordia sin límites y sin medida, que engrandece y libera, que es signo de vida porque rescata a unos ancianos de la muerte por causa de la esterilidad. Nos interpela también sobre nuestra experiencia de la misericordia de Dios, sobre la manera como la estamos haciendo explícita en gestos y actitudes: acogida, solidaridad con los rechazados, invitación a todos aquellos que desean un mundo nuevo «según el corazón de Dios» a comprometerse en la construcción del mismo. ¿Cuál es nuestra misión con respecto al anuncio de la irrupción de la presencia definitiva de Dios en nuestras vidas?" 



sábado, 23 de junio de 2018

EN LOS BRAZOS DE DIOS


"Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero. 
Por tanto, os digo: No estéis preocupados por lo que habéis de comer o beber para vivir, ni por la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves que vuelan por el cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan en graneros la cosecha; sin embargo, vuestro Padre que está en el cielo les da de comer. Pues bien, ¿acaso no valéis vosotros más que las aves? Y de todos modos, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? 
¿Y por qué estar preocupados por la ropa? Mirad cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, os digo que ni aun el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¿no os vestirá con mayor razón a vosotros, gente falta de fe? No estéis, pues, preocupados y preguntándoos: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué nos vamos a vestir?’ Los que no conocen a Dios se preocupan por todas esas cosas, pero vosotros tenéis un Padre celestial que ya sabe que las necesitáis. Por lo tanto, buscad primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios, y todas esas cosas se os darán por añadidura. No estéis, pues, preocupados por el día de mañana, porque mañana ya habrá tiempo de preocuparse. A cada día le basta con sus propios problemas."

Vivimos en una sociedad con un futuro incierto. Siempre ha sido así, pero hoy más. Se suponía que nuestros hijos vivirían mejor que nosotros. Esto parece que ya no es así. El sistema capitalista que auguraba un crecimiento continuo, ya no lo ve tan claro. Es normal que nos preocupemos por el mañana.
Jesús nos dice que no nos preocupemos. No nos dice que dejemos de trabajar, de innovar, de avanzar...Nos dice que, sobre todo, debemos confiar en Dios. Debemos luchar, pero dejándonos abrazar por Dios. Es un sus brazos que encontraremos la solución a los problemas.

"Hoy acontecen tiempos de dispersión y de incertidumbres, donde la vida se nos propone “dando tumbos”, sin rumbos sostenibles y de modo fragmentaria. La trampa ideológica que impera es la identificación con la fugacidad, donde no importen las opciones, las decisiones, los proyectos que construyamos, porque de lo que se trata es constatar que existir carece de sentido. Pero una vez más las enseñanzas de Jesús respiran novedad: Él nos exhorta a vivir a des-tiempo. Lo cual significa recuperar la capacidad de búsqueda, de brega y de lucidez que nos permitan interpretar prospectivamente la vida personal y comunitaria desde la óptica y el acontecer de Dios en la historia. En medio de la inmediatez, corremos el peligro de empeñar nuestra dignidad, de vender nuestra conciencia; perder la memoria y la capacidad de proyección humana. Ya lo expresó el escritor portugués José Saramago de forma lapidaria, «Si toda una sociedad se vuelve ciega, si olvida la solidaridad, el deber, el respeto, se convierte en una especie de nido de serpientes». ¿Percibes la novedad y la esperanza que entraña este Evangelio?" (Koinonía) 



viernes, 22 de junio de 2018

NUESTRO VERDADERO TESORO


"No acumuléis riquezas en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. Acumulad más bien vuestras riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye, ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones entran a robar. Porque donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón. 
Los ojos son como la lámpara del cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso; pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo será oscuridad. Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra no será la propia oscuridad!"

Hoy Jesús nos dice dos cosas.
La primera, que pongamos nuestro corazón en Dios, no en las riquezas, en el poder. Es decir, que fundamentemos nuestra vida en el Amor.
La segunda es consecuencia de la primera. Fundamentar nuestra vida en Dios, en el Amor nos hace ver las cosas de otra forma, nos hace ver más allá. Esta mirada cambia todo nuestro ser y hace que seamos luz para los demás.
Los cristianos no siempre somos luz para los demás. Señal de que no ponemos nuestro corazón en el Amor, en Dios. La historia de la Iglesia está llena de errores por haber buscado el poder, privilegios, las riquezas, antes que ha Dios. 
Si somos cristianos de verdad, nuestro tesoro debe ser Dios y es allí donde hemos de poner nuestro corazón.


jueves, 21 de junio de 2018

NUESTRA ORACIÓN


"Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. Vosotros debéis orar así: 
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre. 
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
así como se hace en el cielo. 
Danos hoy el pan que necesitamos. 
Perdónanos nuestras ofensas 
como también nosotros perdonamos
a quienes nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación, 
sino líbranos del maligno. 
Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis."

El problema de rezar tantas veces el padrenuestro, es que ya no nos fijamos en lo que decimos. Y esta oración es mucho más, es una lección de cómo debemos orar.
Primero debeos fijarnos en que debemos rezar en plural. Nunca rezamos sólo para nosotros. Aunque sea retirados en nuestra soledad, nuestra oración siempre debe ser comunitaria.
Nos dirigimos a Dios como Padre. No nos dirigimos a un Dios lejano, al que tememos, sino a un Padre al que amamos.
En el padrenuestro vemos el mandamiento del amor. En la primera parte pensamos en el Padre, en ese Dios al que hemos de amar sobre todas las cosas. En la segunda parte pensamos en el prójimo. Este prójimo, que como a nosotros, no le debe faltar nada y al que debemos perdonar para que Dios nos perdone. Un prójimo, que como a nosotros, lo queremos libre de todo mal.
Sea cual sea nuestra oración, siempre hemos de tener en cuenta estos puntos. Esta es la lección que nos dio Jesús. 


miércoles, 20 de junio de 2018

"QUEDAR BIEN"


No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo. Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa.  Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Jesús se dirige a los judíos hablándoles de tres prácticas de la religiosidad muy importantes para ellos: la limosna, la oración y el ayuno. Ataca a una religiosidad de escaparate. Jesús no quiere que utilicemos la religión para "quedar bien", para quedar ante los demás como los mejores.
Demasiadas veces nuestras obras de caridad no buscan el bien de los demás, sino que nos buscamos a nosotros mismos. Esto es totalmente contrario a lo que es la verdadera espiritualidad para Dios.
 "Este texto del evangelio de Mateo es fundamental para la liturgia y la vida eclesial por dos elementos. Primero, porque es uno de los ejes del sermón de la montaña (5,1–7,29), sermón que venimos leyendo de manera continuada hasta final del mes, y desde el cual hemos de interpretar nuestra vida cristiana. Segundo, habla de lo que sostiene la religiosidad y la espiritualidad de los seguidores de Jesús: el vínculo personal y comunitario con Dios y la práctica de la justicia como actitud indispensable y fundamento de la vida auténtica. Aparentar santidad nada tiene que ver con actuar misericordiosamente conforme a la voluntad de Dios, sino con una actitud ególatra en razón de ganar prestigio y admiración ante los demás. Esto no es más que un tipo de religiosidad hipócrita y de espiritualidad vacía. La práctica y celebración cristiana adquieren sentido en la relación con Dios como fundamento de la justicia que se vive y se practica. ¿Cuáles son las motivaciones e intenciones que te mueven para hacer obras de misericordia?"(Koinonia)




martes, 19 de junio de 2018

EL ANACORETA Y EL OTRO


El joven seguidor preguntó al Anacoreta:
- ¿Por qué das tanta importancia al otro y dices que no podemos amar a Dios sin amar al otro?¿No podemos amar a Dios directamente?
El anciano guardó un largo silencio. Luego, mirando al joven a los ojos, respondió:
- Porque en los ojos del otro, vemos al Otro. ¿Amar a Dios sin amar al otro? Si a Dios nadie lo ha visto ¿cómo puedes estar seguro de que aquello a lo que amas es Dios? El mensaje de Jesús fue este: hemos de amar a Dios sobre todas la cosas, y esto lo hacemos amando al otro con todas nuestras fuerzas.
Hizo otra pausa y prosiguió:
- En tu meditación personal sentirás al Otro dentro de ti, y este te hará salir de ti mismo y amar al otro que es tu prójimo. Si no ocurre esto, tu meditación sólo es narcisismo.
Y se fueron a rezar completas. 

PERFECTOS COMO EL PADRE


"También habéis oído que antes se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¡Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así! Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡Hasta los paganos se portan así! Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto."

Lo que Jesús nos pide aquí nos parece inalcanzable: "sed perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto". Pero este es nuestro modelo. Un Padre que ama todo como a hijos. Y esa es la razón por la que debemos amar a nuestros enemigos. Porque ellos también son hijos de Dios.

 "Hoy más que nunca, las relaciones interpersonales, sociales, económicas y políticas, se miden por la capacidad de competir, rendir y producir. Con estas condiciones, el ser humano no sólo tiende a la depresión, al fracaso y al cansancio sistemático, sino a considerar al otro como una amenaza y un “terrorista” en potencia, justificando cualquier tipo de violencia. Ante estas situaciones, las enseñanzas de Jesús que nos trasmite el texto de Mateo, nos proponen y comunican sentidos inéditos y radicales: practicar el amor y la justicia efectiva como camino de crecimiento que moviliza a la persona y a los grupos humanos por medio de la colaboración solidaria, la responsabilidad social y la capacidad de crear condiciones pacíficas y de justicia en las cuales nos realicemos plenamente. Este camino exige transformar a los sujetos y las estructuras sociales en una nueva comunidad capaz de cumplir el derecho y el querer de Dios, que no es sino su proyecto de llevar hasta las últimas consecuencias las perfectibles posibilidades de humanización, de futuro «para todos» y para las generaciones venideras." (koinonia) 


lunes, 18 de junio de 2018

EL ANACORETA Y LA COMPRENSIÓN


El anciano y su joven discípulo paseaban al atardecer. El calor empezaba a apretar y a aquella hora era agradable pasear. El joven seguidor comentaba el aumento de la delincuencia en su barrio, la corrupción, las injusticas que se producían en la sociedad.
- Abría que castigarlos correctamente, darles una verdadera lección. Que se sepa que el mal no queda impune.
El anciano sonrió con aquella sonrisa característica suya, cuando no estaba del todo conforme con lo que oía. Luego dijo:
- Sí. Pero sabes una cosa, hay que comprender a las personas. Esto significa que no debemos limitarnos a considerar el mal que realizan. Hemos de buscar las razones que lo han empujado, sus circunstancias personales. Es entonces cuando podremos perdonar.
Miró a los ojos a su discípulo ya añadió:
- ¿Sabes una cosa? Es devolviéndoles el bien por el mal que han hecho como los haremos cambiar. Reléete el evangelio de hoy.
Y siguieron paseando en silencio.