jueves, 30 de septiembre de 2021

EL CAMINO SINODAL

 



En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios". Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."

"El Evangelio es una invitación a releer la memoria que da razón de ser a la Iglesia: el estilo y la praxis misionera de Jesús de Nazaret, que retan a abrir fronteras de todo tipo, a buscar caminos; a conocer las periferias humanas; a seguir inspirando procesos y transformaciones que rehabiliten el espíritu de la humanidad. Un doble desafío se desprende de la memoria misionera que hace comunidad de discípulos y discípulas hoy. El primero, impulsar procesos de diálogo y conversión pastoral como una forma de buscar nuevos modos de participación y celebración eclesial donde todos y todas se sientan responsables de la vida y misión de la iglesia. El segundo, propiciar por todos los medios posibles, la generación de espacios de discernimiento colectivo en el que se renueve, a la luz de Espíritu, la opción por la vida, reconciliación y paz como pueblo de Dios, Iglesia de los Pobres. El horizonte de sentido es claro: “el camino sinodal es el camino que Dios se espera de la iglesia del tercer milenio” (Papa Francisco)." (Koinonía) 

miércoles, 29 de septiembre de 2021

VER EL CIELO ABIERTO

 


En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

"La fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael celebra la santidad como manifestación de Dios a la humanidad. Hoy lo que representa la santidad parece estar atravesado por prejuicios y actitudes de sospecha que impiden ver la profundidad de la experiencia. En este sentido, la Escritura y el quehacer teológico de los primeros siglos han dejado claro que Dios es santo (Is 6,3); que Jesús, «El Mesías-Hijo» fue proclamado por seguidores y adversos como el Santo de Dios (Lc 4,34); y que con su pasión, muerte y resurrección acontece el Espíritu Santo sobre toda la historia y toda persona (Jn 20,22.33). Con lo cual, la santidad se erige como un estilo de vida propuesto a todo ser humano: la santidad es una vida impulsada por el Espíritu capaz de construir relaciones trascendentes que nos afirmen como sujetos verdaderamente humanos frente a toda apatía y violencia históricas. Porque “no hay santidad creíble sino es plenamente humana” y humanizadora. ¿Le creemos a Jesús «El Mesías, Hijo de lo Humano»?" (Koinonía)

martes, 28 de septiembre de 2021

NOS LLAMA A TODOS


 

En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

La llamada a seguir a Jesús no es exclusiva de sacerdotes y religiosos. Jesús nos invita a TODOS a seguirle.
Seguirlo no es hacerse sacerdote o religioso, que lo es para algunos, sino dejarlo todo para cambiar la sociedad. Jesús nos llama a entregarnos totalmente. A imitarle en su misión, que fue la de perdonar, curar, ayudar, AMAR...
Seguir a Jesús es luchar para hacer que el Reino se instaure en nuestra sociedad. Y a esto, estamos llamados todos. Nos llama a ser luz para los demás. Y aunque nuestra luz sea pequeña, muchas lucecitas juntas, pueden iluminar el mundo.

lunes, 27 de septiembre de 2021

EL MÁS PEQUEÑO, EL MAYOR


 

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: "El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante."
Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir." Jesús le respondió: "No se lo impidáis; el que no está contra vosotros, está a favor vuestro."

"El imaginario religioso de nuestra época está permeado por una lógica que presenta a un dios no bondadoso, como una forma de justificación de las acciones humanas atravesadas por la maldad y sus consecuencias denigrantes para la dignidad y coexistencia. Frente a este instinto que funciona en todos los estamentos de la vida, el Evangelio propone «acoger, cuidar y hacernos como niños», como una forma de “poder oblativo” que no se aprovecha de la vulnerabilidad, dependencia e inocencia humanas de quienes están desprotegidos y anhelan cuidado esencial. El auténtico poder de la comunidad e iglesias cristianas es aquel que nace en Dios, como inversión de su voluntad, desde el amor que se irradia como condición de posibilidad de la fraterna sinodalidad universal. El desafío del Evangelio está en reconocer que los bienes mesiánicos y el querer de Dios, tienen lugar en la construcción de relaciones confiables y sostenibles, abarcando a todos los pueblos y culturas, brindándoles la posibilidad de humanizar. ¿Cómo impiden nuestras estructuras y mentalidades el acontecer del Evangelio?" (Koinonía)

domingo, 26 de septiembre de 2021

HACER EL BIEN NO ES EXCLUSIVO DE NADIE




 En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros." Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos la infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga."

"Apenas transmitida por Jesús la lección sobre quién es el mayor (Mc 9,33-37), se produce un incidente que tiene que ver con la exclusividad de los miembros del grupo seguidor de Jesús. Juan cuenta a Jesús que han impedido a un hombre expulsar demonios en su nombre, porque no se trataba de uno de los miembros del grupo (v. 38). No hay una pregunta –cómo hacer en casos semejantes, qué posición asumir, etc.–. La respuesta de Jesús es sabia, «nadie que obre un milagro en mi nombre puede después hablar mal de mí» (v. 39), y «el que no está contra nosotros, está con nosotros». En la tarea de construcción del Reino nadie tiene la exclusiva. Tal vez los discípulos no tenían claro o no recordaban que su pertenencia al grupo de Jesús fue un don de pura gratuidad; ninguno de ellos presentó ante Jesús un concurso de méritos para ser elegido; fue Jesús quien se presentó ante ellos, se les atravesó a cada uno en su camino y los llamó, aun a sabiendas de que no eran ni los mejores, ni lo más representativo de su sociedad. En ese sentido también otros y otras pueden seguir siendo llamados. En cada hombre y en cada mujer Dios ha sembrado las semillas del bien; cómo y cuándo esas semillas comienzan a germinar y dar frutos, es decisión de cada uno.
A veces nos parecemos a Juan y al resto de discípulos, nos ponemos celosos de quienes sin pertenecer a la institución hacen obras mejores que las nuestras. Y sale inevitablemente la frase: «pero ése o ésa es de tal o cual religión, o de tal o cual grupo...». Anteponemos a la vocación universal de hacer el bien y a la práctica del amor, unos intereses mezquinos y unos criterios de autoridad y de exclusividad que no son los de Jesús (cf. Mc 9,39)
El diálogo de Jesús con sus discípulos refleja la situación de la comunidad para la cual Marcos escribe su evangelio. Una comunidad quizás muy consciente de lo que eran las exclusiones, pero al mismo tiempo en peligro de ser exclusivista, con una excusa quizás aparentemente sana: «ser o no ser de los nuestros», «ser o no ser del camino», «estar o no estar en el proceso...», y en fin otras talanqueras que pretendidamente intentan justificarse con la excusa de defender la «pureza» de la fe o del «credo» o del «orden» o, en definitiva, de «defender los derechos» de Dios.
Pues bien, cuando se cae en el extremo de «defender» a Dios, o los «derechos» de Dios, lo que se logra en definitiva es minimizar a Dios, ponerlo en ridículo ante el mundo, y la consecuencia más inmediata, la que previó Jesús y quizás la que ya se veía en la primera comunidad, era la del escándalo a los más pequeños. A Jesús le preocupan los «pequeños», no sólo los menores de edad, sino los que apenas empiezan a intuir la dinámica del Reino con la subsiguiente imagen de Dios que él propone.
Con todo, a través de los siglos, los peligros de la comunidad primitiva se convirtieron en hechos reales: cuántos creyentes promotores del bien, de la justicia y de la paz fueron excluidos sólo porque «no eran de los nuestros»... Cuántos Josués y Juanes se han empeñado todavía en «defender» una pretendida «exclusividad» que, por supuesto, nadie posee, con lo cual lo que logran es escandalizar a muchos, haciéndoles creer que Dios es tan pequeño, que puede reducirse a los estrechos límites de un grupo o de una institución.
Si logramos tomar conciencia de que Dios es más grande que un grupo o una institución y que en ningún momento nuestra vocación es la de defender unos supuestos «derechos de Dios», sino simplemente «servir», ponernos en función de construir el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien está luchando por construir aquí la Utopía (el Reino)!" (Koinonía)



sábado, 25 de septiembre de 2021

UN CAMINO DIFÍCIL




 En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres." Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

Jesús vuelve a anunciar su Pasión y Muerte y sus discípulos siguen sin entender. Y nosotros seguimos sin comprender que el camino de Jesús, que seguirlo no es un camino de rosas. Encontraremos momentos de gozo y alegría, pero es imprescindible pasar por la "noche oscura". Esos momentos en que no entenderemos nada, en que no veremos nada. Es muy importante saber confiar. Abandonarse en sus brazos. Debemos estar convencidos que, si seguimos su voluntad, la luz aparecerá para iluminarnos.

"A partir de las expectativas existentes en el siglo I, los discípulos interpretan el mesianismo de Jesús como movimiento político militarista con alcance intervencionista. Esta mentalidad se verá resignificada con la inspiración que imprime la relectura de la vida del propio Maestro como el «Mesías-Hijo de lo Humano» que se entrega solidariamente por los suyos. Con lo cual, se ponen en cuestión las lógicas del poder imperial, y emerge un paradigma de «poder-oblativo» con la praxis humanizadora del Mesías. «Poder oblativo» que acontece cuando Él se encarga de la vida de los pobres y las víctimas, acoge y rehabilita a la humanidad sufriente y pecadora pública, comunica la subversión del proyecto de Dios, suscitando una fe que cura y posibilita comunidades discipulares (sinodales) en función del Reino. Hoy, es urgente releer la vida cristiana a la luz de la identidad del «Mesías-Hijo de lo Humano» como rescate de los bienes mesiánicos que apuntan a una vida «ecohumanizadora», especialmente para los empobrecidos, cuyas esperanzas merecen ser escuchadas y concretadas." (Koinonía)

viernes, 24 de septiembre de 2021

NOS VOLVEMOS A PREGUNTAR, ¿QUIÉN ES JESÚS?

 


Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día."

Los apóstoles intuían quién era Jesús; pero no lo entendieron hasta después de la Resurrección. ¿Entendemos quién es Él? Si nuestra vida no es una vida de amor y total entrega, seguimos sin saber quién es.

"Lucas trasmite la percepción de que, incluso antes de la pascua, los discípulos tenían intuiciones sobre la identidad de Jesús. Esta fe incipiente será un cimiento para la recuperación de la memoria del Maestro en las comunidades postpascuales. El título mesiánico, «el Hijo de lo Humano», “revela la trascendencia de la humanidad de Jesús, en el entendido de que ahí, en lo propio de su praxis, sus palabras y su gestos, está mediando la revelación misma de Dios, su acción histórico-salvífica para con los pobres y descartados por la lógica imperial” como dice Rafael Luciani. Jesús de Nazaret es Mesías por la esperanza que tiene en el cambio de las condiciones de vida del pueblo referidas a la libertad política, convivencia ética, bienestar territorial y expresión de la espiritualidad de los pobres de la tierra. Las comunidades cristianas de hoy no pueden olvidar el talente profético de su identidad y el quehacer político que implica seguir a Jesús de Nazaret. ¿Nuestra fe está atravesada por este imaginario creador y alternativo? " (Koinonía)

jueves, 23 de septiembre de 2021

¿QUIÉN ES JESÚS?

 


En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?" Y tenía ganas de ver a Jesús.

"La identidad de Jesús se concretiza en el modo como actuó y vivió y no en la publicidad de su ministerio público, motivación que despierta en Herodes el deseo de verlo: curiosidad, sensacionalismo y temor. La densidad de la vida y misión de Jesús acontecen de manera relacional: vienen de Dios y en favor del otro, del prójimo. El Maestro de Nazaret no aparece como alguien de sí para sí, sino de Dios para su pueblo. El modo como Jesús vive y establece relaciones exhiben su praxis sanante y humanizadora desde otra lógica del poder que no se caracteriza por ser símbolo de fuerza e imposición , sino de reconciliación y rehabilitación de lo humano. El acontecimiento «Jesús», tiene que seguir representando la realidad y desafiando a la nueva humanidad que se ofrece como paradigma, atrayendo a los excluidos y olvidados por la sociedad, a la vez que provocará el rechazo de los que representan al poder en sus palpables formas. ¿Sentimos el mismo temor de Herodes? Dejemos que el Evangelio cuestione “nuestro poder”" (Koinonía) 

miércoles, 22 de septiembre de 2021

POR TODO EL MUNDO

 


En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Cuando se tiene 73 años es un poco duro leer este evangelio. Uno está convencido de que es necesario ir por todo el mundo si queremos que la sociedad acepte la Palabra y se vuelva más humana y más espiritual. Pero uno ya se siente sin fuerzas y viéndose en la última etapa de la vida. Y es que no se puede seguir a Jesús sin dejarlo todo, sin bastón, ni alforja, ni dinero...Quizá hemos realizado nuestro apostolado con demasiadas cosas...
"La misión de la Iglesia es contribuir mediante la conversión sinodal a la «ecohumanización de la vida y todas sus formas», es decir, el proceso de humanización de las personas y el cuidado de la casa común. Lo que humaniza no es simplemente el reconocimiento de la realidad sino el respeto de los espacios y la capacidad de hacer concreta la coexistencia armoniosa y pacífica entre los grupos humanos que habitan en un territorio y sociedad. De esta convivencia y diálogo nace una relación trascendente de humanización entre los sujetos, pueblos y culturas.
Así como los discípulos recorrieron pueblos enteros anunciando la Buena Noticia, la Iglesia tiene que dar paso a nuevas formas de ser y de vivir activando procesos y dinámicas en las que respetemos la diversidad, promovamos la hospitalidad universal y concretemos la paz territorial y global. Como forma de anuncio de la Buena Nueva hagamos nuestro el clamor de la mártir hondureña, Bertha Cáceres: “Humanidad, despierta, ¡ya no hay tiempo!" Es urgente cambiar de rumbo." (Koinonía)

martes, 21 de septiembre de 2021

SALIR A LAS PERIFERIAS

 


En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."

El Papa Francisco nos invita a marchar a las periferias, a la frontera. Es decir, nos invita a seguir el ejemplo de Jesús, que busca a los "enfermos". Quedarnos encerrados en nuestro gueto de creyentes, de "perfectos", es una tentación y un error. Esto puede hacer que nos manchemos con el barro de la vida. Pero es preferible a la limpieza de la inacción y del egoísmo. 
"En la densidad y complejidad del presente, a nosotros oyentes y servidores del Evangelio, la permanente actualidad del llamamiento de Jesús a seguirlo nos interpela. Se enfatiza el carácter sinodal de nuestra identidad: caminantes que recorremos juntos, como discípulos, miembros del pueblo y asamblea de Dios, participando efectivamente en el discernimiento (procesos) y en la toma de decisiones (estructuras). (Sínodo Amazónico, números 86-119). Para que esta experiencia de seguimiento sinodal, auténtica forma de vivir y actuar cristiano, tenga lugar, las Iglesias de hoy necesitan una conversión como la de San Mateo, cuya fiesta hoy celebramos. Una conversión de estructuras y de mentalidad que supone no una búsqueda de nuevos métodos para un anuncio más eficaz del Kerygma, sino vivir en proceso de transformación eclesial a partir de una permanente actitud hacia las periferias geográficas y, sobre todo, las existenciales, pues desde ellas es que se convierte el centro. ¿Es nuestro seguimiento sinodal? ¿Se mueve a compasión y cuidado?" (Koinonía) 

lunes, 20 de septiembre de 2021

SER LUZ PARA TODOS




En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener."

Jesús nos invita a ser luz. Es decir, a ser positivos para los demás. Ayudarlos a crecer y a ser mejor. Y nos pide sinceridad. Ser luz es ser transparentes. No podemos llevar dos vidas. Tarde o temprano todo se sabe y entonces seremos escándalo para los demás. Oscuridad en vez de luz.
"En esta coyuntura histórica, como discípulos de Jesús, somos «convocados sinodalmente» a vivir-nos con transparencia evangélica. Este modo de vida trae como consecuencia asumir, con lucidez y atención, la existencia humana según el querer humanizador de Dios. Es un vivir encarnado incomprensible para la cultura de la imagen, de la banalidad y del pasatiempo en la que nos encontramos inmersos. Vivir-nos evangélicamente es hacerlo desde la atención, “constituyéndonos un bloque sensorial, psíquico y espiritual, presente y consciente, ante toda la dinámica existencial de la propia vida, ante la expresividad del mundo, ante la sinfonía de detalles cotidianos en los que esa expresividad se concreta”, como lo dice Armando Rojas. Ello implica, ante toda ideología, absolutización de la palabra y orden establecido de violencia, un vivir-nos evangélicamente lúcido donde la gratuidad y la libertad vienen como encarnación solidaria y autopedagógica en los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres, excluidos y cuantos sufren. ¿Obramos a consecuencia según el Evangelio?" (Koinonía)

domingo, 19 de septiembre de 2021

PARA SER EL PRIMERO...SER EL ÚLTIMO

 


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado."

Este evangelio de hoy ha sido central en mi vida. Es el evangelio de todos los que nos dedicamos a la educación de niños y jóvenes. Nos señala dos cosas muy importantes: que ante ellos debemos ser servidores. Que al acogerlos a ellos es a Jesús a quien acogemos. Este es nuestro camino para llegar al Padre.
"En el evangelio de Marcos, el «camino» representa el itinerario de formación de un buen discípulo. Jesús no quiere un grupo de fanáticos que le entonen vivas, sino un grupo de personas responsables capaces de asumir un proyecto. Por esta razón, sus esfuerzos se concentran en la enseñanza de sus seguidores. Pero, la instrucción parte de los desaciertos y de las respuestas erráticas que ellos van dando a lo largo del trayecto hacia Jerusalén.
Jesús debe superar el miedo cultural que invade a sus discípulos y que les impide dirigirse a su «Maestro» con toda confianza. Para esto utiliza una estrategia pedagógica ingeniosa: toma pie en la discusión de los discípulos que estaban concentrados no en su enseñanza, sino en la repartición de los cargos burocráticos de un hipotético gobierno, y reconduce la discusión mediante un ejemplo tomado de la vida diaria. El «niño» era una de las criaturas más insignificantes de la cultura antigua. Por su edad, no estaba en condiciones de participar en la guerra, ni en la política ni en la vida religiosa. Jesús coloca a uno de los pequeños en medio, y muestra cómo el presente y el futuro de la comunidad está en colocar en el centro no las propias ambiciones, sino las personas más postergadas y simples. Sólo así se revierte el sistema social de valores. Y sólo así, la comunidad es una alternativa ante el «mundo», que ya sabe poner en el centro a las personas adineradas. La novedad de Jesús consiste en hacer grande lo pequeño, lo doméstico e insignificante.
Eso que Jesús revelaba –con una paradoja– era muy serio: Jesús identificaba su propia suerte y la de Dios con la suerte de los niños, los que no tienen derechos ni quién mire por ellos, los últimos, los despreciados, los no tenidos en cuenta. Porque en realidad todo él se identificaba con ellos: se había puesto de su lado, había asumido su causa como propia. Por eso decía que todo servicio hecho a ellos se le hacía a él mismo y, en definitiva, al Dios Padre de todos. Nuevamente ponía la jerarquía de valores de la sociedad al revés o, mejor, al derecho, «como Dios manda». Una sociedad que mira sólo por los de arriba –o en la que las decisiones que se toman sólo miran a favorecer a los que están arriba– no está en el orden que Dios quiere, no garantiza ni la Utopía ni la Vida." (Koinonía)


sábado, 18 de septiembre de 2021

TENEMOS QUE DAR FRUTO

 


En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto el ciento por uno." Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga."
Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esa parábola?" Él les respondió: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando."

"Decía el Papa Juan Pablo II que vivimos en un mundo complejo y fragmentado. Comprobamos que la realidad es compleja. No hay un debate académico, político, económico o ecológico que no hable de los diversos riesgos y amenazas por las que pasa este mundo y del colapso de un sistema socio-económico que no es el más amigable con gran parte de la humanidad y del planeta. En este escenario, la palabra de Dios cae como semilla para dar fruto, a pesar de las dificultades y desesperanzas. Durante varios días del mes hemos meditado esta unidad literaria de San Lucas y hemos estado atentos a las enseñanzas y obras de Jesús en medio de sus paisanos. Ahora en la parábola del sembrador con su explicación exige de nuestra parte, como seguidores del Maestro, hacer germinar los frutos de justicia y de solidaridad como él. Que forjemos una espiritualidad y una convicción sólida en esa Palabra, en ese proyecto de salvación con el único objetivo de implantar la soberanía de Dios, cuidando de la vida." (Koinonía)

viernes, 17 de septiembre de 2021

LA DIGNIDAD DE LA MUJER


  

Después de esto, Jesús anduvo por muchos pueblos y aldeas proclamando y anunciando el reino de Dios. Le acompañaban los doce apóstoles y algunas mujeres que él había librado de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas estaba María, la llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; también Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; y Susana, y otras muchas que los ayudaban con lo que tenían.

Ayer veíamos a un fariseo escandalizarse porque una mujer llora a los pies de Jesús, se los perfuma y los besa. Y esa mujer es una pecadora. Hoy, Lucas nos cuenta que Jesús, además de los doce apóstoles estaba acompañado por algunas mujeres. Nos dice que las había librado de espíritus malignos. Es decir, que también eran pecadoras. Lo más llamativo es, que ningún profeta antes de Él, había admitido mujeres en su grupo. Jesús, sin embargo, las defiende, las acoge. No es de extrañar que sean ellas las que encontramos al pie de la Cruz.
Jesús defiende y proclama con su actitud la dignidad de la mujer. Nuestra sociedad no acaba de hacerlo. La Iglesia se resiste a colocarlas donde Jesús lo hizo.
Defender la dignidad de la mujer no es una moda. Es seguir el ejemplo de Jesús.

jueves, 16 de septiembre de 2021

PERDÓN Y AMOR

 


En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora." Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte." El respondió: "Dímelo, maestro." Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?" Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más." Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente."
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama." Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados." Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."

"Con cierta frecuencia, escuchamos decir a las personas que el perdón es de Dios, asumiendo con ello que entre las personas no existe la disposición para dicha acción. Pues bien, el evangelio de Lucas centra nuestra atención en este relato para hablarnos de la capacidad de amar y perdonar que tenemos. En medio de la escena de la mujer que se aferra a Jesús con sus atenciones, una parábola que reafirma una única idea: a quien mucho se le perdona, mucho se le ama. A la mujer, pues, se le está perdonando mucho, dado el amor que manifiesta. Su amor es un indicador de lo que se le está perdonando. Desde luego, esto muestra que Dios en su infinita misericordia perdona a quien se arrepiente y que los gestos de la mujer, exagerados y escandalosos para el grupo de fariseos ahí reunidos, son la muestra de amor auténtico en su proceso de conversión. Ante ello, Jesús perdona, ama, salva a esta mujer. Y nosotros, ¿seguiremos dejando a Dios nuestra capacidad de amar al otro totalmente?" (koinonía) 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

POR TODAS LAS MADRES DEL MUNDO




 En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

"Este relato, sin lugar a dudas, es el testimonio más sublime del significado del discipulado en Juan. Es la imagen clara de un proceso que asume hasta las últimas consecuencias el seguimiento del Maestro. Lo más interesante es que quien lo encarna es María, la madre de Jesús. Una mujer que al principio vacilaba y se sentía insegura por las ocurrencias de su propio hijo y verla ahora como la maestra de discípulos y misioneros, es una enseñanza enorme. La advocación que celebra hoy la Iglesia Universal es la de Nuestra Señora de los Dolores, una advocación de corte hispanoamericano. Que en la meditación de esta advocación y ejemplo de María, Madre y Maestra, podamos orar por las miles de mujeres, campesinas, viudas, indígenas, estudiantes y obreras que con su radicalidad, entrega y compromiso nos hacen pensar y experimentar que el Reino de Dios está más cerca; que no hay que desfallecer; que debemos permanecer al pie de la cruz aguardando por la utopía y la esperanza: que un mundo nuevo es posible." (Koinonía) 

martes, 14 de septiembre de 2021

EL SENTIDO DE LA CRUZ




 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."

El sentido de la cruz no es el del sufrimiento por el sufrimiento, ni la crueldad de un Padre que exige la sangre de su Hijo para perdonar al hombre. 
La cruz, para el cristiano , no se entiende sin la Resurrección. Jesús se entregó totalmente. Esto le llevó a la muerte. Como tantas personas que, por su entrega total a los demás, acaban siendo perseguidos y ejecutados. Pero la sangre de Jesús es la sangre del Hijo. Su muerte no acaba en la Cruz. La Resurrección es la que da sentido a esa muerte y nos dice que, si seguimos el ejemplo de Jesús, nuestros sufrimientos no serán inútiles. La Exaltación de la Cruz es la elevación de ese suplicio ignominioso, a la muestra de Amor por todos los hombres. El sufrimiento, para un cristiano, no tiene sentido si no es consecuencia del Amor y la entrega  a los demás. 

lunes, 13 de septiembre de 2021

¿QUIÉN TIENE VERDADERA FE?

 


En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga." Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace." Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: "Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe." Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

La Fe, muchas veces, la tiene aquél que menos pensamos. Creemos que la tiene quien reza mucho, pertenece a varias cofradías, habla todo el día de Dios...Y como el centurión, a veces está, en aquel que se da a los demás, que busca la salud de los más sencillos, que sabe ayudar y amar...y que se considera indigno.

"En publicaciones de internet, como los "memes", se hace referencia constante al hecho religioso. Algunos dejan entrever de forma pintoresca que no necesariamente profesar una religión te hace mejor persona. Pareciera que el bien y el amor no dependen absolutamente de creer en Dios o de profesar una religión. En el evangelio hay un fenómeno parecido en la petición que el centurión hace a Jesús. Tras el amplio discurso de las bienaventuranzas, Jesús entra a Cafarnaún y ahí se presenta un grupo de ancianos que interceden por un centurión que tiene a un servidor enfermo. Lo sorprendente del relato es la fe de este hombre que con humildad reconoce a Jesús como su Señor. Este centurión, si bien, goza de empatía con el judaísmo, no tiene nada que ver con Jesús, pero enseña a través de su confesión, que la fe es más grande que la de muchos creyentes judíos. Dios siempre nos sorprende y muchas veces obra en las personas que menos lo esperamos, incluso fuera de los espacios religiosos o institucionales." (Koinonía)

domingo, 12 de septiembre de 2021

¿CONOCEMOS DE VERDAD A JESÚS?

 


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!" Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará."

Pedro está convencido de que Jesús es el Mesías. El problema es que, como sus conciudadanos, tiene una idea equivocada de cómo es el Mesías. Esperaban un rey, un dominador, alguien que les liberara de los romanos...Por eso no acepta que Jesús diga que va a sufrir, que lo perseguirán y que será ejecutado. De ahí la fuerte reacción de Jesús. Sus discípulos tampoco entienden el verdadero ser de Jesús. No saben, que seguir a Jesús, es estar dispuesto a todo por salvarlos a todos; es pensar en los demás antes que en uno mismo; es tomar la cruz y "perder" la vida.

"El camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para reconocer la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del camino que su interés no era el poder, en ninguna de sus variedades, sino el servicio, en cualquiera de sus formas, sin embargo, sus seguidores se empeñaban en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro. Jesús, entonces, debió recurrir a palabras duras para poner en evidencia la falta de visión de quienes lo seguían. Pedro, Juan y Santiago, líderes del grupo de Galilea, siguen aferrados a la ideología del caudillo nacionalista o del místico líder religioso y no descubren en Jesús al «siervo sufriente» que había anunciado el profeta Isaías.
Este episodio marca el centro del evangelio de Marcos y es el punto de quiebre en el cual el camino de Jesús sorprende a sus seguidores. Ninguno está de acuerdo con él, aunque él esté realizando la voluntad del Padre. En medio de esta crisis del grupo de los discípulos, Jesús decide continuar el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus discípulos, torcida por las ideologías sectarias y triunfalistas.
El anuncio que Jesús hace de las dificultades que van a venir, la «Pasión», la «Cruz», deben ser tomadas siempre como una consecuencia inevitable, no como algo buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni debemos buscarla nosotros..." (Koinonía)

sábado, 11 de septiembre de 2021

FUNDAMENTARSE EN JESÚS




 En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.
¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina."

Construir nuestra vida sobre roca, es construirla sobre la Palabra. Cimentarse en la Palabra. no para quedarse en palabras, sino para actuar. Se trata de ponerla en práctica, de seguir el ejemplo de Jesús, de hacernos uno con Él. Construir sobre roca, es construir sobre Jesús.

"La parábola de la casa construida sobre roca, representa una llamada significativa para una época que necesita cambios. Durante los últimos años hemos sido testigos de que este modelo económico neoliberal rompe con el circuito "vital" de la vida (valga la redundancia) porque a costa de proteger a unos pone en peligro a otros. Este modelo además de socavar una profunda y creciente desigualdad entre las personas, la radicaliza con la naturaleza. Por eso, se hace urgente poner en práctica acciones como: cuidar el agua, los animales y a nosotros mismos. De acuerdo con esto, el llamado de Jesús a sus discípulos, a través de la parábola, es claro. Muchos escuchamos atentamente sus palabras y comprendemos sus implicaciones, pero Jesús no pronuncia la parábola para eso, sino para que se practiquen sus enseñanzas, no son una cátedra para hacer el bien sino muestra el bien que debemos hacer. Ahora qué reflexionas esta Palabra ¿qué estás haciendo para edificar tu proyecto vida en Jesús?" (Koinonía)

viernes, 10 de septiembre de 2021

SOCIEDAD DE CIEGOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano."

"Hay un capítulo de la serie de televisión los "Simpsons" en la que Bart se hace amigo de un niño musulmán y Homero, padre de Bart, condicionado por los prejuicios de la sociedad estadounidense, sospecha de la familia musulmana por su condición de migrante del medio Oriente. En fin, la trama pone de relieve los prejuicios y condicionamientos que se crean de manera arbitraria dentro de la sociedad a causa de la raza, la religión y el género. En el evangelio de hoy, Jesús por medio de una serie de parábolas nos invita a limpiar nuestra mirada, mente y corazón de los juicios y prejuicios que creamos en contra de los demás. En la comunidad del reino de Dios no debemos ser fiscales los unos de los otros; se hace necesaria la autocrítica de nuestras propias actitudes. En un mundo que necesita del amor y de la solidaridad para con los inmigrantes, no pueden existir actitudes antifraternas y de odio en contra de otros seres humanos." (Koinonía) 

jueves, 9 de septiembre de 2021

AMOR TOTAL

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."

Jesús nos pide un amor total. Un amor como el del Padre. Ciertamente no es fácil. Es una utopía. Pero es ese horizonte hacia el que debemos dirigirnos. Es esa meta que siempre debemos tener presente para aprovechar nuestro camino.
"El proyecto de Jesús exige más de nosotros mismos, más de nuestra humanidad y más acciones concretas en y a favor de la vida. No hay opciones para quien piensa ser del común, o simplemente hacer lo que toca: siempre es necesario dar más de sí. Jesús reinterpretando la Ley, enseña que en el Reino de Dios no hay cabida para quienes desean estar bien sin más. En esta ocasión, Jesús relaciona el amor al enemigo con la problemática de los préstamos de dinero, redefiniendo así el concepto de enemigo; no es necesariamente aquel que trata a otro con violencia. Enemigo también es aquel que aparentemente de forma “legal” explota al prójimo, mediante el cobro indebido de intereses, y exige derechos sobre lo empeñado. De esta manera, Jesús nos enseña a hacer más eficaz el amor hacia los enemigos implicándolo con la compasión y la justicia. ¿Piensas que somos capaces de amar a los enemigos? ¿podemos practicar la justicia y el amor sin reservas?" (Koinonía) 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

HOY FESTEJAMOS A MARÍA

 


El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios con nosotros"."

La festividad de hoy se conoce en Catalunya como la Festa de les Mare de Déus trobades (Fiesta de las Vírgenes encontradas). Las mucha ermitas en las que hay imágenes de la Virgen que se encontraron, normalmente pastores, hoy celebran su festividad: Nuria, Queralt, Falgars.... Como no existe ningún texto en los evangelios que nos narre el nacimiento de María, leemos el que nos la presenta como Madre de Jesús y a José, que recibe en sueños la comunicación de este hecho. Vemos en él a aquel buen hombre que hará de padre de Jesús aquí en la tierra de manera que sus conciudadanos, lo conocerán como el hijo del carpintero.
"Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Natividad de María, la madre de Jesús. En los evangelios canónicos no aparece ningún texto que haga referencia a esta fiesta. En el escrito apócrifo denominado Protoevangelio de Santiago se describe el anuncio y nacimiento de María en el noveno mes. Por eso la tradición oriental y occidental ha señalado el 8 de septiembre como fecha de este acontecimiento. En todo caso son relatos llenos de fantasía religiosa, muy hermosos por cierto. María es tienda, casa, sagrario, escogida por Dios para realizar su plan de salvación ofrecido a toda la humanidad. María es fuente de vida y salvación porque en sus entrañas se gesta la Palabra misma de Dios. Palabra que crea, libera, salva. Palabra que comunica vida en plenitud. María no es un mero instrumento utilizado por Dios para hacerse humano. María coopera libre y voluntariamente con la historia de salvación. Con el nacimiento de María renace la esperanza para la humanidad desesperada. ¿Qué significado tiene para ti y tu comunidad la presencia de María?" (Koinonía) 

martes, 7 de septiembre de 2021

ESCOGIÓ A DOCE DE ELLOS

 


En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Jesús pasa la noche orando antes de elegir a sus apóstoles. Gente sencilla. Gente del pueblo. Y bajando del monte, ya en el mundo real, les da ejemplo de lo que debe ser su misión. Curar a todos los que se le acercaban. Ser misericordia para todos.

"Entre las personas escogidas por Jesús para trabajar en y por el Reino de Dios hay un grupo heterogéneo, ninguno es llamado por currículo, estado social o perfil definido, simplemente son personas del pueblo: artesanos, pescadores, campesinos, personas llamadas a hacer parte de algo nuevo. En este llamado hecho por Jesús son doce los elegidos por su nombre, un número significativo en la tradición judía, que ahora no representa a las doce tribus sino al nuevo pueblo de Dios destinado a una misión. Éstos serán llamados apóstoles, palabra que literalmente significa “enviado” y, según la tradición bíblica, eran los profetas considerados «enviados de Dios». Teniendo en cuenta esto, Lucas llama a este grupo "apóstoles del Reino", una comunidad formada para servir a los demás. Hoy Jesús sigue orando a Dios y llamando a hombres y mujeres por sus nombre para integrarlos en el proyecto que busca cuidar y proteger la vida en todas sus expresiones. ¿Estas dispuesto a formar parte de esta Comunidad de misioneros de la vida?" (Koinonía)

lunes, 6 de septiembre de 2021

¿LA LEY O HACER EL BIEN?



 
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: "Levántate y ponte ahí en medio." Él se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: "Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?" Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: "Extiende el brazo." Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

Los fariseos defienden la ley. Jesús prefiere hacer el bien. Este dilema está presente en la humanidad desde siempre. Ciertamente la ley es necesaria para el bien común, para que reine el orden. Pero este es el quid de la cuestión: el objetivo de la ley es el bien de todos; pero llega un momento en el que la ley se considera lo fundamental y nos olvidamos de su objetivo: el bien de todos.
Jesús nos señala claramente, que hacer el bien está por encima de la ley. Esto, como a Él, nos causará problemas. Es más cómodo atenerse siempre a la ley.
   "«¿Salvar una vida o destruirla?». Esta interrogante de Jesús es urgente para evaluar nuestras acciones. Nunca antes en la historia, nuestro planeta, con sus animales, peces, árboles, glaciares y la misma humanidad, se había visto en un nivel de alto riesgo como hoy. El evangelio del día presenta la acción sanadora de Jesús que restituye la humanidad de un hombre con su mano paralizada. No obstante, los fariseos, con su actitud controversial, no ven con buenos ojos la acción de Jesús realizada en sábado. Para Lucas, es claro que el Dios de Jesús es el Dios de la vida y que el sábado se hizo para el hombre y para que éste honrara a Dios, preservando, cuidando y cultivando la vida. Que este texto nos permita reflexionar sobre el don de la vida en cada una de nuestras acciones, sobre todo, en las que implican el cuidado de nuestra existencia, la de los demás y, en especial, la del planeta, nuestra casa común, como dice el Papa Francisco." (Koinonía)

domingo, 5 de septiembre de 2021

SABER ESCUCHAR

 


En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá", esto es "Ábrete". Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos."

"El evangelio de hoy nos dice que los paganos también fueron destinatarios del anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús. Que saliendo Jesús de nuevo de la región de Tiro, se dirigió por Sidón hacia el mar de Galilea, por en medio de la Decápolis, territorio pagano (La «deca-polis», una especie de unidad política de diez ciudades de una muy marcada influencia greco-romana; todavía hoy, sus monumentos son muy llamativos para los turistas y los estudiosos de arqueología). Y le trajeron un sordomudo, y le pidieron que le impusiera las manos.
Es una de las poquísimas veces que vemos a Jesús fuera de su país. Si creemos a los evangelios, parecería que Jesús, prácticamente, no viajó al extranjero. Es importante señalar que en aquel entonces, ir al «extranjero» era también –sobre todo para los judíos, que se consideraban los únicos elegidos– ir al «mundo de los paganos»... no como hoy.
En este fragmento del evangelio de Marcos observamos a Jesús pues en medio de gente «de otra religión», no judía… Puede ser significativo para nosotros el comportamiento que tenga hacia esas personas que no creen en el Dios de Abraham que cree Jesús...
En efecto. Vemos en primer lugar cómo Jesús no está entre los gentiles o paganos con una actitud «apostólica» o «misionera», no lo vemos preocupado por «catequizarles». No parece preocupado por hacer entre ellos proselitismo religioso: no trata de convertir a nadie a su religión, a la fe israelítica en el Dios de Abraham. Y tampoco vemos que Jesús aproveche su paso para «impartir la doctrina», «enseñar y divulgar las santas máximas de su religión». Más aún: observamos que ni siquiera predica, los evangelios no nos refieren ningún discurso religioso suyo. ¿Muy curioso, no? Más bien, simplemente, «cura». Es decir: no teoría, sino práctica. Hechos, no dichos. «Dar trigo», no «predicar».
Tampoco puede decir nadie que Jesús pasase por el territorio pagano con los ojos cerrados, o con indiferencia, o como si no tuviera «nada que hacer» allí… Más bien diríamos que lo que considera es que no tiene mucho que «decir». No lo vemos discurseando, ni dando su «servicio de la palabra», sino curando y sanando. No habla del Reino (lo que es su «estribillo» constante y hasta su «obsesión» en el interior de los límites de Israel); fuera de su territorio religioso calla sobre el Reino, y se limita a «hacer Reino». O como dice la gente al verle: «hace el bien», no habla sobre el bien. (Y ya sabemos que «ubi bonum, ibi Regnum», «donde se hace el bien, allí está el Reino de Dios», allí está reinando Dios, una fórmula que nos hace caer en la cuenta de una cierta tautología que se da entre «bien» y «Reino»; ya lo decía la antífona-canto del salmo 71: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia, tu Reino es Paz, tu Reino es Gracia, tu Reino es Amor...»; la mejor definición del Reino, descriptiva, no teórica).
Pero bien mirado, aunque Jesús no predica en esa región pagana, sí «ev-angeliza», en el sentido más exacto-etimológico de la palabra: da la «buena noticia» («eu-angelo»). No «informa sobre ella», no trata simplemente de «trasmitir conocimientos salvíficos», ni siquiera de «poner signos» o simplemente de «anunciar-decir», sino de «hacer presente», de «poner ahí», de construir esos «hechos y prácticas» que, en silencio, «hablan por sí mismos» y que por eso mismo son «buena noticia».
«Evangelización práctica», pues, no teorías, ni puras palabras. No estamos despreciando la teoría, la doctrina, la teología, la palabra... ni creemos que para Jesús no tuviera importancia. Lo que estamos queriendo decir –fijándonos en Él– es que también para nosotros, como para Él, el puesto de estas dimensiones «teóricas» es un puesto «segundo»; el primer puesto es para la Vida, para la acción, para la práctica del bien que identifica el Reino, no para la palabra que lo anuncia. Lo último que en definitiva perseguimos, es la práctica, los hechos, la realidad. La teoría, la palabra, la concienciación... también forman parte de la realidad, pero no como objetivos últimos, sino como «instrumentos» para la consecución plena de la Utopía-objetivo último.
Excelente lección para nuestros tiempos de pluralismo religioso y de diálogo interreligioso. Tal vez nuestro histórico «celo apostólico y misionero» por la «conversión de los infieles», por la «llamada de los gentiles a la fe cristiana», por la «cristianización de las naciones de otra religión», o por «la expansión de la Iglesia» o su «implantación en otras áreas geográficas»... debieran mirar a Jesús y tomar nota de su peculiar conducta misionera. Hoy, tal vez necesitaríamos callar más, y simplemente actuar, como hizo Jesús. Es decir, dialogar interreligiosamente comenzando –como se suele decir técnicamente– con el «diálogo de vida»: juntarnos con los «otros» y comjuntar nuestros esfuerzos en la construcción de la Vida (en la construcción del bien: «¡ibi Regnum!», ¡allí está el Reino!). Porque si logramos estar unidos en la construcción de la «Utopía de Dios» (no importa el nombre con que se la designe, claro está), estaremos de hecho unidos en la adoración (práctica) del Dios del Reino. La doctrina, el dogma, la teología... vendrán después. Y caerán por su propio peso, como fruta madura, cuando el diálogo ya sea una realidad palpable en la práctica de la vida diaria.
«Todo lo hizo bien, hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos»: este versículo 37 tal vez sea una mala traducción, o una derivación de la exclamación que, probablemente, suscitó a los observadores la conducta de Jesús: «Ha hecho todo el bien [que ha podido], hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos». O sea, sí que predicó Jesús a los gentiles, pero con «el lenguaje de los hechos», y no pidiendo una conversión «mental» a su religión, o a una nueva Iglesia que él no estaba pensando fundar, sino compartiendo con ellos su «conversión a la Utopía». Jesús no trataba de convertir a nadie a una nueva religión, sino de convertir a todos al Reino, a la Utopia de un mundo nuevo, dejando a cada uno en la religión en la que estaba. La conversión importante no es hacia una (u otra) religión, sino hacia la Utopía, sea cual sea la religión en la que se dé.
La misión del misionero cristiano se debe inspirar en Jesús. El misionero –y todos nosotros, en determinadas circunstancias– no debe buscar la conversión de los «gentiles» a la Iglesia, como su primer objetivo, sino su conversión a la Utopía (sea cual sea el nombre con el que el “otro” la llame, y recordando que de nomínibus non est quaestio, que «de nombres no hay que discutir»). Esa conversión, claro está, no es de diálogo teórico, ni de predicación doctrinal sólo... sino de «diálogo de vida» y de construcción de la Utopía." (Koinonía)