jueves, 28 de febrero de 2013

LA PARÁBOLA DE LA DIFERENCIA



"Había una vez un hombre rico, que vestía ropas espléndidas y todos los días celebraba brillantes fiestas. Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual, lleno de llagas, se sentaba en el suelo a la puerta del rico. Este mendigo deseaba llenar su estómago de lo que caía de la mesa del rico; y los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron junto a Abraham, al paraíso. Y el rico también murió, y lo enterraron.
El rico, padeciendo en el lugar al que van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro con él. Entonces gritó: 
- ¡Padre Abraham, ten compasión de mí! Envía a Lázaro, a que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho entre estas llamas. Pero Abraham le contestó: 
- Hijo, recuerda que a ti te fue muy bien en la vida y que a Lázaro le fue muy mal. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú en cambio estás sufriendo. Pero además hay un gran abismo abierto entre nosotros y vosotros; de modo que los que quieren pasar de aquí ahí, no pueden, ni los de ahí tampoco pueden pasar aquí.
El rico dijo:
- Te suplico entonces, padre Abraham, que envíes a Lázaro a casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos. Que les hable, para que no vengan también ellos a este lugar de tormento.
Abraham respondió:
- Ellos ya tienen lo que escribieron Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!
El rico contestó:
- No se lo harán, padre Abraham. En cambio, sí que se convertirán si se les aparece alguno de los que ya han muerto. Pero Abraham le dijo:
- Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite." 

Frente a esta parábola podemos caer en la trampa de quedarnos con los accesorio y olvidar lo fundamental. No se trata de hacer aquí una teología sobre el cielo y el infierno. Sobre quién se salva y quién no.
Lo primero que llama la atención en esta parábola es, que el rico carece de nombre y el pobre se llama Lázaro. El apelativo que se ha atribuido al rico de Epulón, no es un nombre, sino un mote:"comilón","banqueteador". Ese rico somos todos los que no carecemos de nada.
El rico no hace ningún daño al pobre, simplemente lo ignora. Pero eso basta para que, tras la muerte, su destino sea precisamente el contrario de Lázaro.
Aquí nos encontramos con un toque de atención, no sólo para los ricos, sino para todos los que, sin serlo, no nos falta lo necesario para vivir y, sin embargo, ignoramos a las dos terceras partes del mundo que pasan necesidad. Para los que en esta época de crisis, no hacemos nada para solucionar los desahucios, para que no falte la comida en ninguna familia.
Ese pecado de omisión nos atenaza de tal manera, que aunque resucite un muerto, el pobre se llama Lázaro, precisamente, no le haremos caso. 
Jesús habla a los judíos. Por eso les dice: "ya tienen lo que escribieron Moisés y los profetas". A nosotros nos dice: "Ahí tenéis el Evangelio".
Desgraciadamente los cristianos, o no leemos el evangelio, o nos hemos vuelto insensibles a él, o lo edulcoramos de tal manera, que pierde todo su sentido. Sin embargo es ahí donde encontramos lo que hizo y dijo Jesús, que es lo que debemos hacer los que queremos ser sus discípulos y trabajar por la venida de su Reino. Esta es la parábola de la diferencia...

miércoles, 27 de febrero de 2013

LA MISIÓN DE JESÚS



"Yendo camino de Jerusalén llamó Jesús aparte a sus doce discípulos y les dijo:
– Como veis, ahora vamos a Jerusalén. Allí el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros para que se burlen de él, le golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó con ellos a Jesús, y se arrodilló para pedirle un favor. Jesús le preguntó:
– ¿Qué quieres?
Ella le dijo:
– Manda que estos dos hijos míos se sienten en tu reino uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús contestó:
– No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa amarga que voy a beber yo?
Le dijeron:
 – Podemos.
Jesús les respondió:
– Vosotros beberéis esa copa de amargura, pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Será para quienes mi Padre lo ha preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo:
– Sabéis que, entre los paganos, los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos y los grandes descargan sobre ellos el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás; y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos."

Jesús aprovecha el camino hacia Jerusalén para explicar a sus discípulos su misión. Les habla de su muerte y de su resurrección. Ellos no se enteran o no quieren enterarse. Siguen preocupados por la gloria, por ser importantes.
Jesús les dice que de lo que se trata es de seguir el mismo camino que Él va a seguir. Ser discípulos es acompañarle en su misión. Y vuelve a repetirles lo que les decía en el texto de ayer: "el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás". Habla incluso de ser esclavo.
Llevamos 2000 años de Iglesia y seguimos más preocupados por la gloria, por el poder, por dominar, que por servir. Y esa era la misión de Jesús. Y esa es la misión de los que queremos ser sus discípulos. Servir hasta dar la vida por los demás.
Cuaresma nos indica el camino del servicio. Ojalá los cardenales en el cónclave se dejen iluminar por el Espíritu y elijan a alguien que no busque la gloria, ni el poder, sino el servicio total a los hombres (que es el servicio total a Dios).
Por nuestra parte, hagamos el esfuerzo de entregarnos, de pensar en el bien de los otros, de servir; aunque una vez y otra caigamos y debamos levantarnos...

martes, 26 de febrero de 2013

SERVIR



"Después de esto, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
- Los maestros de la ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros. Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único Jefe es Cristo. El más grande entre vosotros debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido."

Al leer este texto y observar las noticias que aparecen en nuestros días sobre el Vaticano, podemos caer en la tentación de aplicar lo que aquí leemos a la Iglesia jerárquica y quedarnos nosotros tan felices. 
Pero el Evangelio hemos de leerlo para aplicárnoslo nosotros, no para aplicarlo a los demás. Las consecuencias de aquellas tres tentaciones del desierto, es convertirnos en alguien semejante a esos maestros de la ley y fariseos que nos señala Jesús. Todos debemos preguntarnos si hacemos lo que decimos o no.  Todos debemos preguntarnos, sacerdotes y religiosos los primeros, si nuestra espiritualidad es profunda o es una mera fachada, una forma de aparentar lo que no somos. Todos debemos preguntarnos si utilizamos la religión para escalar socialmente, para tener poder.
La enseñanza principal de este texto está al final: "el más grande entre vosotros debe servir a los demás."
El verdadero cristiano es aquel que sirve, como lo hizo Jesús, que, para darnos ejemplo, lavó los pies a sus discípulos. De ahí salió el título dado al Papa de "siervo de los siervos de Dios", olvidado y sustituido por Pontífice, Su Santidad...
"Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada." Y eso lo hemos de tener en cuenta todos los cristianos, porque todos somos Iglesia, "Ecclesia", comunidad de los seguidores de Jesús. 
La conversión en esta Cuaresma, es precisamente esto. Saber reconocer nuestra hipocresía y decidirnos a hacer de nuestra vida un servicio continuo a los demás...  

lunes, 25 de febrero de 2013

LA MEDIDA ES NUESTRO AMOR


"Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo. No juzguéis a nadie y Dios no os juzgará a vosotros. No condenéis a nadie y Dios no os condenará. Perdonad y Dios os perdonará. Dad a otros y Dios os dará a vosotros: llenará vuestra bolsa con una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Dios os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás."

Este texto no nos dice que hemos de ser interesados. Es decir, dejar a los demás tranquilos, hacer la vista gorda, para que no se metan con nosotros. Dar para que nos den. Amar para que nos amen. El texto nos está diciendo, que la medida con la que seremos medidos es nuestro amor. 
Ante la injusticia no podemos quedarnos callados ni quietos, con la excusa de no juzgar. Ante la injusticia debemos reaccionar con amor. Amor que nos hará defender a las víctimas y amor que hará que intentemos abrir los ojos del injusto.
Amar para que nos amen, para obtener un premio, no deja de ser un amor interesado. Hemos de esforzarnos para amar, porque ese es el camino del discípulo de Jesús. Nosotros estamos sumergidos en un mundo que todo lo calcula, que transforma las relaciones en un mero intercambio de servicios. Jesús nos pide que amemos como Dios nos ama: gratuitamente, sin interés. Nos pide que seamos compasivos, es decir que "padezcamos con el que sufre", como lo hace el Padre. 

domingo, 24 de febrero de 2013

SEGUIDLE


"Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un monte a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan. Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus ropas se volvieron muy blancas y brillantes. Y aparecieron dos hombres conversando con él: eran Moisés y Elías, que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo , que iba a tener lugar en Jerusalén. Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:
– Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Pero Pedro no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los envolvió en sombra; y al verse dentro de la nube, tuvieron miedo. Entonces de la nube salió una voz que dijo: 'Este es mi Hijo, mi elegido. Escuchadle.'
Después que calló la voz, vieron que Jesús estaba solo. Ellos guardaron esto en secreto, y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto."

Jesús sube al monte a orar con tres de sus discípulos. Mientras ora se transfigura. Habla con Moisés y Elías de su muerte en Jerusalén. Los apóstoles, "adormilados", no entienden nada. Pero están tan bien, que Pedro propone hacer tres chozas... Y se produce la manifestación de Dios, que declara que Jesús es su Hijo amado y nos da un mandato: Escuchadle.
Los apóstoles no explican lo sucedido a nadie; quizá porque no lo comprendieron.
Este texto nos presenta a Jesús como culminación de la Ley (Moisés) y los profetas (Elías). El único al que le brilla el rostro y los vestidos es a Jesús. Jesús se ha transfigurado orando. La oración también nos puede transfigurar a nosotros. No nos hará brillar la cara ni los vestidos, pero hará que aquello que veamos quede transfigurado, nos hará ver las cosas con otra mirada.
La voz de Dios nos señala dos cosas: que Jesús es su Hijo elegido, y que hemos de escucharle.
La forma que tenemos actualmente para escucharle, es leyendo y meditando el evangelio. La verdadera oración nos hace transfigurados y transfiguradores. La verdadera oración, la meditación seria del Evangelio, su Palabra, no sólo nos transfigura a nosotros, haciéndonos discípulos auténticos, sino que hace que veamos al otro transfigurado, transformado en Jesús. Es así como podemos ver a Jesús en el prójimo. La verdadera oración nos lleva siempre hacia el Otro. Pedro que estaba medio dormido y no entendía nada, quería quedarse en aquel ambiente de paz. Pero la verdadera oración nos lleva siempre a reconocer a Jesús en el pobre, en el necesitado, en la persona víctima de la injusticia, en todo hombre...
Esta es una recomendación para esta Cuaresma y para toda nuestra vida: "Escuchadle".

sábado, 23 de febrero de 2013

MÚSICA DEL SÁBADO: DAMUNT TEU NOMÉS LES FLORS (SOBRE TI SOLO LAS FLORES)

En su blog, la gran escritora y amiga Olga Xirinacs nos dejó el otro día este precioso poema de Josep Janés i Olivé. Ella, como buena pianista nos recordaba, que Frederic Mompou lo había transformado en música. Aquí tenéis esta bella canción. No es la versión de Josep Carreras, más conocida, sino de Carmen Bustamante, de gran delicadeza.




DAMUNT DE TU NOMÉS LES FLORS


“Damunt de tu, només les flors


eren com una ofrena blanca:


la llum que daven al teu cos


mai més seria de la branca;


 tota una vida de perfum


amb el seu bes t’era donada.


Tu resplendies de la llum


per l’esguard clos atresorada.


 ¡Si hagués pogut ésser sospir


de flor! Donar-me com un llir,


a tu, perquè la meva vida


 s’anés marcint sobre el teu pit.


i no saber mai més la nit,


que al teu costat fora esvaïda.”

viernes, 22 de febrero de 2013

LAS LLAVES DEL REINO



"Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.
–Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
Simón Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
Entonces Jesús le dijo:
– Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo."

Jesús pregunta quién es Él. Le responden con personajes del Antiguo Testamento. Pedro se sitúa ya en el Nuevo: "Tú eres el Mesias, el Hijo de Dios vivo". El haber dado ese paso hacia adelante, hace que Jesús le elogie porque ha escuchado al Padre y le dice que sobre él construirá su iglesia. 
El término utilizado en el evangelio es "ecclesia", que se traduce por comunidad.  Jesús está refiriéndose a la comunidad de los que van a seguirlo a lo largo de la historia, de todos sus discípulos. Los que hemos transformado esta comunidad en una estructura compleja, hemos sido los hombres, tras Constantino. Los que hemos transformado la Comunidad de Jesús en comunidades encontradas, somos los hombres con nuestro egoísmo y nuestro orgullo, confundiendo Reino de Amor con reino de poder. 
Demasiadas veces olvidamos la continuación de este texto. Tras los elogios de Jesús, cuando explica su futuro, su Pasión y muerte, Pedro no lo acepta y es calificado de Satanás. Quién todo lo podía por seguir a Jesús, se ve ahora rechazado por no aceptarlo tal cual es.
El mensaje que hoy nos ha de quedar claro,  es:
. Es mediante la oración, escuchando al Padre que podremos saber quién es Jesús para poder seguirlo.
. Para formar parte de su Comunidad, de su Iglesia, hemos de aceptar su vida y seguirlo. No podemos hacer un Jesús a medida.
. Las llaves del Reino, lo que nos permitirá cambiar este mundo, es esa aceptación de Jesús que se entrega por todos los hombres, no el poder y la pompa.




jueves, 21 de febrero de 2013

PEDIR O NO PEDIR


"Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre.
¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!
Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros. Esto es lo que mandan la ley de Moisés y los escritos de los profetas."

Los hombres nos vamos de un extremo a otro. O bien, apoyándonos en este texto, convertimos la oración en una lista de peticiones, o hacemos de la oración un acto narcisista en el que nos olvidamos de Dios y buscamos solamente la paz interior, mirarnos plácidamente el ombligo.
Últimamente se ha denostado mucho la oración de petición, hasta el punto de barrerla de la espiritualidad. Sin embargo, Jesús, en este texto, nos dice claramente que hemos de pedir. Pero nosotros olvidamos un detalle. Jesús nos dice que el padre dará a los que pidan. Dará "cosas buenas". ¿Quién sabe qué cosas son las buenas, el padre o el hijo? Normalmente es el padre. A nosotros nos gustaría transformar la oración en una máquina expendedora. Echamos las monedas de la oración, marcamos el producto que deseamos y el Padre nos las concede. Eso es desvirtuar la oración y tener una imagen de Dios totalmente equivocada.
Y aún queda otro detalle. Jesús no se queda en la oración. Pasa a lo que debemos hacer: "Haced con los demás lo que queréis que los demás hagan con vosotros." La oración debe acercarnos siempre al otro. No encerrarnos en nosotros mismos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

LA SEÑAL ES JESÚS



"La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles:
– La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque así como Jonás fue señal para la gente de Nínive, así también el Hijo del hombre será señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es más que Salomón. También los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se convirtieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es más que Jonás."

Si creemos que Jesús se refiere solamente a los judíos de su tiempo, estamos equivocados. La "gente de este tiempo" también somos nosotros.
Los hombres de todos los tiempos hemos buscado señales, hemos querido un Dios interviniendo constantemente en la historia, para solucionar nuestros problemas y en nuestro provecho. La señal está ahí: Jesús. Él nos señala el camino hacia Dios. Y ese camino pasa a través del hombre.
Toda la vida de Jesús es una señal. Nos indica que a Dios se llega dando de comer al hambriento, dando de beber al sediento, haciendo caminar al paralítico y devolviendo la vista al ciego. El camino hacia Dios es el camino de la justicia. El poder, la riqueza, el dominio, la violencia,  los actos sorprendentes...no nos llevan a Dios. El camino hacia Dios, es el camino de la sencillez, de la ternura, de la solidaridad. Jesús, hecho señal, tiene un nombre: AMOR. Esa es la señal, la única señal, que nos indica el camino hacia Dios...

martes, 19 de febrero de 2013

ABBA NUESTRO



"Y al orar no repitáis palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. Vosotros debéis orar así:
‘Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
así como se hace en el cielo.
Danos hoy el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a quienes nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación,
sino líbranos del maligno.’
Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis."

Mateo coloca el Padrenuestro en el Sermón de la Montaña, que es para él, el núcleo de la enseñanza de Jesús. 
Sabemos que Jesús solía rezar solo, por la noche o al amanecer, en la montaña. Pero aquí les enseña a sus discípulos una oración comunitaria. Por eso está redactada en plural. 
Nos advierte de que evitemos al mucha palabrería y que la reduzcamos a un mero pedir. La contemplación siempre será la oración más profunda.
Comienza llamando a Dios Abba, el apelativo cariñoso con el que los hijos llamaban a su padre. Siguen después tres deseos :
. Que el nombre de Dios sea santificado. Es decir, que el nombre de Dios sirva para hacer el bien y para bendecir.¡Cuántas veces se ha utilizado a Dios contra el Otro!
. Que venga su Reino. Es decir, el Reino de justicia en el que todos sean hermanos. El Reino de los pobres.
. Que se haga su voluntad en el cielo y en la tierra. La voluntad del Padre que nos ama, no la de los hombres que dominan y esclavizan.
Tras estos deseos, llegan cuatro peticiones que recogen las necesidades más importantes del hombre:
. El pan de cada día. Que nadie en la tierra pase hambre. Que todo el mundo pueda vivir con dignidad.
. El perdón de nuestras deudas. Un perdón transformador, consecuencia de que nosotros también sabemos perdonar. Se trata de buscar un mundo en el que reine el amor y no el odio.
.  No caer en la tentación. Esas tres tentaciones que vimos el domingo pasado: el ansia de tener, el ansia de poder, la utilización de Dios en nuestro provecho.
. Que nos libre del mal. Ese mal que desgraciadamente acecha al hombre y nos amarga y nos destruye.
Y vuelve a insistir en la importancia del perdón. El odio, la venganza, son venenos que nos alejan de Dios.
No convirtamos la oración que Él nos enseñó en rutina y meras palabras. Se trata de aplicarla a nuestra vida.

lunes, 18 de febrero de 2013

ATEOS CRISTIANOS Y CRISTIANOS ATEOS



"Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme.’ Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.’
Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces ellos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis.’ Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna."

Con este título pretendo señalar, que el texto de hoy nos indica, que ni son todos los que están ni están todos lo que son. Aquí creyentes y no creyentes quedan sorprendidos. Ni unos ni otros habían visto a Jesús en el Otro. Pero Él nos dice claramente, que el que ha amado al débil, al hambriento, al forastero, al enfermo...al Otro, ese le ha amado a Él. No se trata de cumplir leyes, que hay que cumplirlas, ni de hacer ritos perfectos, que quizá también hay que hacerlos. Pero eso es insuficiente. Dios ni se lo mira, si no amamos al necesitado. 
El hombre, desde el principio de los tiempos ha buscado a Dios. En las estrellas, en los animales, en las plantas...incluso en el faraón o el emperador. Jesús se encarna para mostrarnos dónde hemos de encontrar a Dios: en el pobre, en el necesitado, en el hambriento, en el encarcelado...Nosotros, arrastrados por las tres tentaciones que veíamos ayer, no lo aceptamos. Nos buscamos nuestros ídolos: el dinero, el poder y un dios a medida. Un dios al que contentamos con un cumplimiento externo y con unas ceremonias. Pero Jesús nos muestra claramente dónde está el verdadero Dios: en el pobre, en el Otro; porque todo hombre tiene sus pobrezas y sus miserias.
Por eso, más de un ateo verá con sorpresa cómo Dios le recibe con los brazos abiertos y más de un creyente, que se creía muy creyente, descubrirá que su dios no era Dios, era solamente un ídolo.
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AVISO IMPORTANTE:
Si recibís un correo a mi nombre, que dice que lleva un mensaje privado, no lo abráis. Es un virus. Un troyano que me mandaron a su vez por medio de  un correo. Ya he limpiado mi ordenador, pero sé que logró replicarse en las direcciones de mi correo. Perdonad las molestias ajenas a mi voluntad.

domingo, 17 de febrero de 2013

NUESTRAS TENTACIONES



"Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo le puso a prueba. No comió nada durante aquellos días, y después sintió hambre. El diablo le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'No solo de pan vivirá el hombre.'
Luego el diablo lo llevó a un lugar alto, y mostrándole en un momento todos los países del mundo  le dijo:
– Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países, porque yo lo he recibido y se lo daré a quien quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.'
Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templo y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque la Escritura dice:
'Dios mandará a sus ángeles
para que cuiden de ti y te protejan.
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.'
Jesús le contestó:
– También dice la Escritura: 'No pongas a prueba al Señor tu Dios.'
Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo."

El texto de hoy nos presenta a Jesús en el desierto. Dice el fragmento, que es el Espíritu el que lo conduce allí. Y lo que encontrará en el desierto es la tentación. Jesús se encuentra ante las tres tentaciones que recibe todo hombre, antes y ahora. Ante Jesús se presentan los tres enemigos del Hombre: el ansia de poseer, el ansia de poder y el utilizar a Dios, a la religión, en nuestro propio provecho. Nos basta con observar la sociedad actual, la corrupción, los artimañas para conseguir el poder y el estado de las Iglesias y la utilización de las religiones como excusa para la guerra, para darnos cuenta, que estas son nuestras tentaciones.
Jesús responde claramente. El poseer, el dinero, simbolizado por las piedras convertidas en panes, no dan la felicidad, ni solucionan los problemas de este mundo. 
El poder corrompe y debe estar sometido a la voluntad de Dios. Es decir, ha de servir para procurar el bien del hombre.
Utilizar la religión para el propio provecho es tentar a Dios. Es utilizar su nombre en vano. Desgraciadamente lo hacemos demasiado a menudo. Jesús, durante su vida, utilizó el nombre de Dios para curar, sanar, devolver la vista, perdonar...Nunca en su propio provecho.
Las tentaciones de Jesús son las tentaciones de la Humanidad. Si somos de verdad sus discípulos, debemos superarlas como Él lo hizo. Si somos cristianos no podemos basar nuestra vida en tener cosas, ni en el poder sobre los demás. Pero todavía menos, desvirtuar la religión, convirtiéndola un un arma contra los demás y en causa de injusticia, odio y persecución.
En todo caso, las tentaciones nos ayudan a reconocer nuestros límites, a vernos débiles y frágiles. Pero, a la vez, a tener la seguridad de que con Él podemos vencerlas, porque ya las venció durante su vida en este mundo... 

sábado, 16 de febrero de 2013

MÚSICA DEL SÁBADO: ALABADO SEA EL SEÑOR

La música religiosa ortodoxa rusa es fantástica y te ayuda relamente a interiorizar. Aquí os dejo esta muestra, compuesta por Sergei Rachmaninoff: "Alabado sea el Señor"



Y la música digital de Mannel:

viernes, 15 de febrero de 2013

¿AYUNO?



"Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
–  ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán."

El evangelio de hoy nos indica dos cosas: que el ayuno está supeditado al amor y que Jesús empieza nuevos tiempos.
Una espiritualidad desviada nos pide el ayuno para agradar a Dios. Esto parte de una imagen falsa de un dios que quiere el sufrimiento del hombre. Ayunar por seguir unas normas, para que nos vean, como nos decía el evangelio del miércoles, no tiene ningún sentido. Isaías ya lo dijo en nombre de Dios: "El ayuno que yo quiero es este: libera a los que has encarcelado injustamente, desata las correas del yugo, deja libres a los oprimidos y rompe todo tipo de yugos. Comparte tu pan con los que pasan hambre, acoge en tu casa a los pobres vagabundos, viste al que va desnudo. No los desprecies que son tus hermanos."
Nuestro ayuno ha de ser un ayuno solidario o no es cristiano. 
Con Jesús empieza la búsqueda del Reino. Es decir, la búsqueda de la justicia, de la alegría, de la paz.
¿Ayuno? Sí, pero unido a la felicidad del amor y al gozo de vivir.  

jueves, 14 de febrero de 2013

EN LA NOCHE, DIOS...


Buscamos a Dios, pero Él guarda silencio. Dios y noche están unidos en los místicos: la noche oscura del alma...Cuaresma es un camino de búsqueda. Un camino de de desierto y de noche. Ignacio Larrañaga tiene un texto precioso que os dejo aquí:
"Me dijeron que alcanzara una estrella con la mano. Comencé por subir a los tejados, para alcanzarla. Continué escalando montañas. Me empiné sobre las crestas de las cordilleras, allá donde no llegan los cóndores. ¿Y la estrella? Cada vez más lejos de mi mano. Eso soy: simplemente un impulso, llama desprendida del leño, eterno peregrino que siempre busca y nunca encuentra. ¿Cuándo habrá para mí un planeta o una patria donde descansar y dormir? Te aclamo y reclamo. Te afirmo y confirmo. Te exijo y necesito. Te anhelo y conjuro. Te añoro y ansío. Mis alas están ya fatigadas de tanto volar. En este atardecer de oro, ahora que se apagaron los fuegos del día y la serenidad inunda la tierra, suba hasta ti mi humilde súplica: Tú que sostienes los mundos en tus manos, calma y colma todas mis expectativas. Tengo sueño. Quiero dormir."
Y en la noche...encontraremos a Dios.

miércoles, 13 de febrero de 2013

AHORA, VOLVED A MI



"En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos:
- No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa.  Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien,  para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa." 

Iniciamos hoy la Cuaresma. El profeta Joel, en la primera lectura, nos dice en nombre de Dios: "Ahora volved a mi".
Esta cuaresma es una invitación a volver al Señor. Jesús nos indica cómo hacerlo. Nos indica los tres pasos que comentamos el lunes: Limosna, oración y ayuno. Traducido a nuestro lenguaje sería: generosidad y justicia con los demás, relación con Dios y dominio de uno mismo. Pero añade un punto muy importante: todo hay que hacerlo desde el interior de nuestro corazón, sin hipocresía. ¿Cómo podemos llamarnos cristianos si somos corruptos? Nuestra oración, nuestra limosna, nuestro ayuno, son pura hipocresía si los utilizamos para aparentar, para que nos consideren, para nuestro provecho. Ayer una pareja se suicidó en Calviá tras recibir la orden de desahucio. ¿Cómo puede un cristiano, eclesiástico además, decir que los suicidios no están en relación con la crisis? Nuestro ayuno, nuestra oración, nuestra limosna, son pura hipocresía si nuestro hermano es desahuciado, muere de hambre, vive en la calle...
¿Cuándo comprenderemos que el camino hacia Dios pasa por el hermano?

martes, 12 de febrero de 2013

EL ANACORETA Y LA LÁMPARA


Era negra noche. Cuando entraron en la casa no se veía absolutamente nada. El joven seguidor fue tanteando la pared hasta que encontró el interruptor. Entonces se hizo la luz.
El Anacoreta dijo entonces:
- Mira. Esta lámpara es como la oración. ¿Existía la habitación antes de encenderla? Claro que sí; pero no la veíamos. La oración es la luz que nos permite ver a Dios. Él está ahí, pero muchos no lo ven, y, por ello, piensan que no existe. Falta la luz de la oración. De la verdadera oración, no la repetición simple de fórmulas, sino la unión afectiva a Dios. Fe y oración están unidas. Si fortalecemos nuestra oración, aumentamos nuestra Fe. Si vamos dejando la oración, nuestra Fe se hace cada vez más débil... 
Miró al joven seguidor y concluyó:
- La Cuaresma es un buen momento para profundizar en nuestra oración.

lunes, 11 de febrero de 2013

SUBAMOS A JERUSALEN


Con esta frase, Jesús, inicia la marcha hacia su destino final. Un destino que no acaba en la Cruz, sino en la Resurrección. Con el tiempo de Cuaresma, los cristianos, queremos acompañar a Jesús en esa marcha hacia el cumplimiento de su misión.
En el Rincón intentaremos seguir este camino.
Tradicionalmente, la Cuaresma, nos viene asociada a tres prácticas: ayuno, limosna y oración. De entrada esto nos suena a tiempos pasados y hace que no nos parezca demasiado atractiva. Sin embargo, estas tres prácticas, siguen siendo de total actualidad:
- El ayuno nos invita a llevar una vida austera. Lo hacemos para conservar la línea, para estar "guapos" y olvidamos que hay motivos más profundos para hacerlo. Como solidaridad a tantas personas que no tienen ni lo más esencial para llevar a sus bocas. Para darnos cuenta que los valores espirituales son más importantes que los físicos. Con voluntad de reparar los excesos que hacemos y el olvido en el que tenemos a los más necesitados. Ayunar hoy, es renunciar a todas esas cosas superfluas que hemos convertido en imprescindibles. Es darnos cuenta de que, aquello que nosotros tomamos de más, se lo estamos quitando a los otros.
- La limosna es una manera de hacer efectiva nuestra lucha por la justicia y la reestructuración de los sistemas sociales. Hoy la limosna es la solidaridad con el esfuerzo de la sociedad por salir de la crisis y por un nuevo orden social. Limosna no es solamente dar dinero al que nos pide. Es luchar para hacer caer las estructuras injustas, que tanto daño hacen a la mayoría de los hombres. Dar limosna no es dar lo que nos sobra. Es darnos nosotros totalmente por el bien de la humanidad.
- La oración, que es la escucha de la Palabra de Dios para llevarla a la vida. Este tiempo se presta de una forma especial, para buscar esos momentos de soledad y silencio en los que nos encontremos cara a cara con Dios meditando su Palabra. Orar es meditar a la luz de la Palabra, nuestra vida y la de los hombres. Comparar qué nos dice la Palabra con lo que nosotros hacemos. Es llevar todas las injusticias del mundo y ponerlas a los pies de Dios. Orar es tomar fuerzas para volver a la vida, convencidos de que con su ayuda podemos cambiar el mundo.
La Cuaresma nos invita a recorrer con Jesús ese camino de desierto, esa marcha hacia una Fe viva, real, no de palabras, sino de hechos. Un camino para encontrarnos con nosotros mismos, para crecer. Un camino que nos lleva a los demás, al encuentro del que sufre, del que no tiene nada, del ciego y del paralítico...Al encuentro del Otro, que no es, sino Jesús en la Cruz. 
Juntos, en la noche de Pascua, "pasaremos" a la verdadera Vida de Jesús resucitado, a un mundo de justicia, al Reino del padre, por la fuerza del Espíritu. Subir a Jerusalen, es dirigirnos al Amor.

domingo, 10 de febrero de 2013

LOS PESCADORES PESCADOS


"En una ocasión se encontraba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y se sentía apretujado por la multitud que quería oír el mensaje de Dios. Vio Jesús dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los pescadores habían bajado de ellas a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca y comenzó a enseñar a la gente. Cuando terminó de hablar dijo a Simón:
– Lleva la barca lago adentro, y echad allí vuestras redes, para pescar.
Simón le contestó:
– Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes.
Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:
– ¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
Porque Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho.También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón:
– No tengas miedo. Desde ahora vas a pescar hombres.
Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús."

Jesús atrae a las personas con su palabras. Ha de subirse a una barca para poder hablar. Los pescadores, Pedro, Juan y Santiago, remiendan sus redes mientras escuchan. Algo debió removerse en su interior, que cuando Jesús les pide algo contrario a sus costumbres, obedecen. Aquellos pescadores pescaban de noche. Y para postre, aquella noche no habían pescado nada. Poco se imaginaban que ellos iban a ser los pescados. Se produce la sorpresa. La pesca es extraordinaria y las dos barcas apenas aguantan el peso de lo obtenido. La reacción de Pedro nos extraña. Ante lo ocurrido se confiesa pecador. Y a la llamada de Jesús, él y los otros dos, lo dejan todo y le siguen. Nosotros quizá nos habríamos quedado en la superficie, en lo material. Le habríamos pedido formar una sociedad de pesca que se adueñaría con todo el mercado del lago de Genesaret. Ellos no se quedan en el milagro, en la superficie. Ellos ven la persona. Descubren a Jesús y lo dejan todo para seguirlo. La pesca prodigiosa les ha hecho descubrir a Jesús, les cambia la vida. Juan, en su evangelio, a los milagros les llama signos. No hemos de quedarnos en el hecho, sino mirar más allá, a dónde nos llevan, qué quieren indicarnos.
Jesús les invita a cambiar su vida; a dejar los peces, lo material, y dedicarse a los hombres, a cambiar el mundo.
A lo largo del día, desde nuestro despertar hasta el acto de dormirnos, ocurren en nuestra vida muchos "signos", llamadas de Jesús a ir hacia los demás, a luchar por la justicia, a amar...
Dejémonos pescar también nosotros, como Pedro, Juan Y santiago. Una humanidad en crisis está esperando pescadores que la salven, hombres que anuncien la Palabra y luchen por un mundo mejor...Porque seguirlo a Él, es ver la vida con otros ojos y entregarse a los demás. Jesús nos invita también a nosotros a pescar "mar adentro", dejar nuestras seguridades y arriesgarnos por los hombres. Eso es trabajar por la consecución del Reino...

sábado, 9 de febrero de 2013

MÚSICA DEL SÁBADO: CANCIÓN DE LA OVEJA PERDIDA

Para niños de 0 a 90 años.



Y otro fragmento de Mannel:




Les persones som com la música; un instrument per transmetre sentiments. Perquè cada sentiment és com una cançó, una cançó que tot i ser la mateixa cançó, ens diu una cosa diferent cada cop que la tornem a sentir. Cada cop que la tornem a viure, que l’expressem, que la pensem Perquè tot és música i tots som músics i intèrprets, quan pensem la música com un sentiment. (Mannel)

Las personas somos como la música; un instrumento para transmitir sentimientos. Porque cada sentimiento es como una canción, una canción que a pesar de ser la misma, nos dice algo diferente cada vez que volvemos a escucharla. Cada vez que volvemos a vivirla, que la expresamos, que la pensamos...Porque todo es música y todos somos músicos e intérpretes, quando pensamos la música como un sentimiento. (Mannel)

viernes, 8 de febrero de 2013

ACOSTARSE EN PAZ


Os contaba un día, que San Juan Bautista de La Salle, el fundador de mi Congregación, nos pedía que recordáramos continuamente , que estábamos en la presencia de Dios. Para él, eso era vivir en oración constante. Os dije, que en un pequeño libro, dejó una serie de frases de las Escrituras que nos sirvieran para recordar esa presencia ne los diferentes momentos del día. Os puse la frase que nos dejó para el momento de levantarnos. Hoy os dejo la frase para el momento de acostarnos. Es un fragmento del Salmo 4:
"En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo".
Meditar esta frase, en los tiempos intranquilos que vivimos, creo que puede hacernos mucho bien. Cada día nos depara más sorpresas, más problemas...Confiar en Dios puede ayudarnos a tranquilizarnos. No como un opio, como droga, sino como esperanza de que nuestros esfuerzos obtendrán resultado. No olvidemos que a Dios lo encontramos en los otros. Nuestros esfuerzos comunes, si confiamos en Él, seguro que tarde o temprano tendrán éxito. Nuestro error es esperar que los demás solucionen los problemas. Hemos de empezar por resolver los más cercanos, la familia, la escalera, el barrio...Y así, entre todos, lograremos un mundo mejor.

jueves, 7 de febrero de 2013

EL ANACORETA Y COMPARTIR LA SOLEDAD


El Anacoreta y su joven seguidor, a veces, pasaban horas juntos sin decirse nada. El joven preguntó si no estaban perdiendo el tiempo. El anciano se puso a reír, tomó un libro de la estantería y le dijo:
- Lo que hacemos es compartir nuestra soledad. Mira lo que dice Henri Nouwen al respecto: "Un amigo es más que un terapeuta o un confesor, aun cuando un amigo pueda a veces curarnos y ofrecernos el perdón de Dios. Un amigo es esa otra persona con la cual podemos compartir nuestra soledad, nuestro silencio y nuestra oración. Un amigo es esa otra persona con quien podemos mirar un árbol y decir: 'Mira, ¡qué hermoso es!', o sentarnos en la playa y mirar cómo el sol va desapareciendo lentamente bajo el horizonte. Con un amigo no tenemos que decir ni hacer nada especial. Con un amigo podemos permanecer en silencio y saber que Dios está allí, con los dos".
Luego le preguntó:
- ¿Te parece que perdemos el tiempo?

miércoles, 6 de febrero de 2013

EL ANACORETA Y NUESTRAS HERIDAS


Acababan de ver el telediario. El Anacoreta se giró hacia su joven seguidor y dijo:
- Es curioso. Nadie acepta ser culpable de nada. Todos, en cambio, creen culpables a los demás . Solemos ser muy claros juzgando a los demás, pero juzgarnos a nosotros nos cuesta mucho. Nos resulta muy difícil vernos tal como somos.
Apagó la televisión y siguió hablando:
- Sin embargo es muy importante saber tocar nuestras heridas; conocernos tal cual somos. Es bueno replegarnos de vez en cuando en nosotros mismos, y ver nuestros fallos. No para quedarse en ellos y dar vueltas constantemente en nuestra miseria, sino, para reconociéndolos, poner remedio y seguir caminando hacia adelante.
Luego sonrió levemente y añadió:
- Tampoco es bueno estarle recordando constantemente a los demás los fallos que han cometido sin querer ver lo mucho bueno que hacen. Las heridas, las nuestras y las de los otros, son para superarlas. No para quedarse apegados morbosamente a ellas. Las heridas, las nuestras y las de los demás, son para curarlas. No para hurgar en ellas.
Volvió a sonreír y concluyó:
- Suerte que el que nos juzgará el último día será Él...