jueves, 4 de abril de 2013

LITURGIA Y EVANGELIO


El otro día una amiga me dijo:
- Yo, para conectar con Dios no necesito ir a Misa.
Me la miré sonriendo y le respondí:
- Para encontrar a Dios quizá no, pero para encontrar a los otros, sí.
Y es que hemos perdido el sentido comunitario del cristianismo. Hemos olvidado que la primera misa fue una cena de despedida en la que Jesús se entregó a sus amigos en el pan y el vino.. también hemos olvidado que en los primeros siglos, hasta llegar al dichoso Constantino, los cristianos se reunían alrededor de una mesa y era compartiendo el pan y el vino que se sentían unidos a Dios, sientiéndose unidos entre ellos.
El otro día leí también en internet, la crítica de un "sesudo" liturgista, al Papa Francisco, diciendo que la ceremonia del lavatorio de pies que hizo el Jueves Santo no era litúrgica, porque había en medio una muchacha y el Ordo dice que han de ser 12 hombres. Posiblemente no era litúrgica, pero de lo que estoy seguro es de que era evangélica. Y la liturgia, si no nos conduce al Evangelio, es decir, a proclamar la Buena Nueva, no tiene ningún sentido. 
No se trata de cargarnos la liturgia y volver a reunirnos alrededor de una mesa (o quizá sí, no sé). Pero si se trata de renovarla y darle su verdadera finalidad, que es conducirnos a la oración y  a la unión con Dios, todos juntos. Guardar ritos, porque son históricos, si hoy no dicen nada, no tiene sentido. Los símbolos lo son en cuanto significan algo. En la liturgia hay signos bellísimos que vale la pena recuperar. Pero otros son irrecuperables, porque ya no significan nada.
Criticar al papa porque no se ha ajustado al Ordo, es hacer pasar las normas por encima de las personas. Pero no olvidemos que "el sábado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el sábado." La liturgia se ha hecho para ayudar al hombre a acercarse a Dios junto con sus hermanos, no al hombre para esclavizarse a una serie de normas.
Me temo que el problema de mi amiga y de todos los que afirman lo mismo, se solucionaría si la liturgia les ayudara a encontrar a Dios en medio de una comunidad fraterna y que sabe compartir. Es decir, si todo lo que hacemos en la iglesia nos llevase al evangelio...Luego,prefiero tener un papa evangélico a un papa liturgista.

2 comentarios:

  1. El tener una comunidad con la que poder compartir y celebrar te despierta en ocasiones del letargo en el que muchas veces nos hace caer el día a día

    Y este recién estrenado Papa está abriendo de nuevo ventanas y dejando que entre el aire fresco, que ya se nos había olvidado lo bien que se puede respirar cuando eso ocurre, después de tanto tiempo con todas las ventanas cerradas a cal y canto, prohibiendo la circulación no solo del aire, sino a veces incluso de las personas

    ¡Ah! y por supuesto que yo también le prefiero

    Un abrazo

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