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"El
 reino de los cielos se puede comparar a un tesoro escondido en un 
campo. Un hombre encuentra el tesoro, y vuelve a esconderlo allí mismo; 
lleno de alegría, va, vende todo lo que posee y compra aquel campo. 
 
También se puede comparar el reino de los cielos a un comerciante que anda buscando perlas finas;
cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que posee y compra la perla." 
El evangelio de hoy es un fragmento del que comentamos el domingo. Por eso os pongo el comentario de Koinonia (Servicio Bíblico Latinoamericano) 
"Esta hermosa parábola orienta en algo esencial del reinado de Dios, 
escondido en la historia, en cada corazón, en los movimientos 
sociales, en los luchadores en favor de un planeta limpio. Está 
enterrado. No es evidente a simple vista. No aparece en la primera 
página de los periódicos. Hay que buscarlo. Hay que convertirse en 
buscadores del mayor tesoro de la vida. Somos peregrinos. La vida es un 
ejercicio de búsqueda del tesoro. El que lo encuentra transforma su 
vida. Todo se reorganiza de nuevo: el dinero, la sexualidad, la carrera 
universitaria, la enfermedad, el amor, el rostro de Dios. Con la 
expresión de Jesús de vender todas las posesiones para comprarlo nos da a
 entender  el vuelco total en la vida de quienes lo encuentran. Venderlo
 todo significa que la antigua manera de vivir se ha trastocado por una 
nueva manera de vivir: una vida centrada en el Dios del reino , en su 
proyecto, en su agenda pendiente en la historia, en los valores  de ese 
otro mundo posible tal y como Dios lo sueña."   | 
miércoles, 2 de agosto de 2017
ESCONDIDO
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