lunes, 21 de julio de 2025

LOS SIGNOS DE DIOS

 


Algunos de los fariseos y maestros de la ley dijeron entonces a Jesús:
– Maestro, queremos verte hacer alguna señal milagrosa.
Jesús les contestó:
– Esta gente malvada e infiel pide una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches dentro de la tierra. Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se convirtieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es más que Jonás. También en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es más que Salomón.

Pedimos señales a Dios y estamos rodeados de ellas. En la naturaleza. En las personas sencillas que dan su vida por los demás. En personas que encontramos y nos ayuda aunque no las conocemos...Jesús está a nuestro lado. Se acerca a nosotros de muchas maneras. Si sabemos mirar, veremos estos signos.

"Esto de los signos es complicado. Lo que para unos es un signo clarísimo para otros es algo que carece de significado. Para otros incluso puede ser signo de lo contrario. No en vano hubo gente en el tiempo de Jesús que estaba convencida de que lo que Jesús hacía, lo hacía por el poder del demonio.
Ahora recuerdo que, cuando estábamos en el seminario, hablábamos mucho del testimonio. Decíamos que teníamos que dar testimonio con nuestro estilo de vida, con nuestra forma de hablar y comportarnos. Y criticábamos a la iglesia y a sus comunidades porque nos parecía que no daban testimonio del Evangelio, de la buena nueva de Jesús. Y no nos dábamos cuenta de que la realidad es la que es, de que el testimonio, los signos, son siempre ambiguos, dependen mucho de la situación del que los observa. Y que mucho más importante que el signo es hacer lo que creemos que tenemos que hacer. No vaya a ser que terminemos haciendo lo que hacemos para quedar bien, para que nos vean, para la galería.
Tenía razón Jesús. Los judíos que pedían un signo para creer en él, en el fondo no querían creer. Ningún signo les iba a llevar a la fe. Porque la fe es una decisión personal. Ni el signo de Jonás ni la sabiduría de Salomón, ni un milagro que haga ocultar el sol a mediodía, hará que crean los que no quieren creer. Ni por supuesto la vida ejemplar de muchos cristianos que en tantas partes se están dejando la piel para servir a sus hermanos, especialmente a los pobres y necesitados. Desviarán la atención hacia las riquezas de la iglesia o hacia los comportamientos pecaminosos de algunos cristianos, todo para darse una razón para no cambiar de vida, para no aceptar que el mensaje del Reino tiene tal fuerza en sí mismo, que va más allá de esta pobre Iglesia que lo difunde. Bien decía Pablo que “llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros” (2 Cor 4,7).
Así que, como Jesús, menos preocuparnos del que dirán y de los signos y más dedicarnos a hacer lo que tenemos que hacer para construir el Reino. Como Jesús."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

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