"Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.
A los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel había dicho a María antes de que estuviera encinta."
Los pastores, alertados por los ángeles, se dirigen al encuentro de Jesús. Está con sus padres, recostado en un pesebre. Si queremos encontrar a Jesús, no es en medio de la riqueza y el poder que lo encontraremos. Lo encontraremos en el lugar más humilde, entre los pobres. Estos días muchos han escrito que Jesús nacía entre los refugiados de Siria. Pero seguimos sin entenderlo y Europa sigue girándoles la espalda. Jesús nace en el corazón de toda persona buena. Jesús nace en nuestro corazón si sabemos acogerlo en el otro.
Hoy festejamos también a María. El evangelio nos la presenta como una muchacha sencilla y humilde. Una madre que guardaba todas las cosas que ocurrían en su corazón. María meditaba. María pasa por el evangelio como de puntillas. Pero la encontramos en el principio y al pié de la cruz. María nos entrega a Jesús en Belén y lo recoge en el Calvario, cuando nosotros lo matamos. Pero ese Jesús resucitó y sigue junto a nosotros.
Hoy también es la octava de Navidad. A los ocho días de su nacimiento, los judíos circuncidaban y ponían nombre a sus hijos. Es lo que hicieron José y María.
Que María nos lleve siempre a Jesús. Que Jesús sea para nosotros fuente de paz.
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