"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Hoy Jesús nos habla del Reino y vuelve a utilizar la imagen del sembrador y de la semilla como ejemplo. El Reino necesita de un sembrador. Debemos esforzarnos para darlo a conocer por todo el mundo. Pero debemos tener claro que su crecimiento, sus frutos, no son cosa nuestra. Y nosotros nos creemos que son nuestros esfuerzos quienes lo harán crecer. Dedicamos muchas reuniones, grandes medios, y quizá olvidamos, que lo importantes es nuestra siembra con el ejemplo. Lo que debemos hacer, es VIVIR el Reino.
El texto que he puesto arriba continúa con la parábola del grano de mostaza. La pequeña semilla se transforma en un árbol. Jesús sigue insistiendo en que no son las grandes acciones, los grandes medios, los que hacen crecer el Reino. Es la pequeñez del ejemplo de nuestro vida la que lo hará crecer. Ni las grandes acciones, ni los libros importantes, ni los templos grandiosos harán crecer el Reino. Es nuestra pequeña entrega diaria a los demás. Nuestra vida sencilla reflejo de su Palabra. Esto es lo que hace crecer el Reino.
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