"En aquel tiemo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme.
Los leprosos, en Israel, eran unos excluidos de la sociedad, unos marginados. Debían abandonar las poblaciones. Vivían apartados y si alguien los tocaba era considerado impuro. Si se creían curados, eran los sacerdotes quienes debían certificarlo. Pues bien, un leproso se acerca a Jesús, le implora la curación, y nos dice el evangelio de hoy que Jesús le impone las manos y lo toca. Y queda limpio de la lepra.
Los leprosos son símbolo de los marginados de hoy. Marginados por el color de la piel. Marginados por su género u orientación sexual. Marginados por su condición social. Marginados por su origen. Marginados por la enfermedad. Ellos también nos piden que los "curemos". El ejemplo de Jesús es claro: para curarlos nos hemos de acercar a ellos. Los hemos de tocar. No bastan las palabras. Hablamos mucho de ellos, basta ver los blogs, facebook, twuitter...para comprobarlo. Pero lo que debemos hacer es actuar. Implicarnos con ellos. Tomarlos de la mano e incorporarlos a la sociedad. Hacernos hermanos de los marginados. Mostrar a toda la sociedad, con nuestra conducta, que no son diferentes, que son hombres e hijos de Dios como lo somos todos.
Así debería ser.El Papa Francisco nos lo muestra por esto estamos en el Año de la Misericordia, Montserrat
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