En la vida existen momentos en que debemos pararnos. Momentos en que debemos buscar el silencio. Momentos de desierto. Es entonces cuando nos movemos entre la plenitud y el vacío. El todo y la nada. La soledad más absoluta y la comunión con el cosmos. Thomas Merton nos lo dice en este fragmento de su libro "Nuevas semillas de contemplación":
"El mundo y el tiempo son la danza del Señor
en el vacío.
El silencio de las esferas es la música
de una fiesta de bodas.
Cuando más nos empeñamos en no comprender
los fenómenos de la vida,
tanto más les atribuimos extrañas finalidades
y complejos propósitos por nuestra cuenta
y tanto más nos sumimos en la tristeza,
el absurdo y la desesperación.
Pero no importa demasiado,
porque, por más que nos desesperemos,
no podemos alterar la realidad de las cosas
ni enturbiar la alegría de la danza cósmica,
siempre presente.
De hecho, nos hallamos en medio de ella,
y ella se halla en medio de nosotros,
porque sus latidos se dejan sentir en nuestra sangre,
lo queramos o no.
Pero sigue en pie el hecho de que somos invitados
a olvidarnos deliberadamente de nosotros,
a deshacernos de nuestra abominable solemnidad
y unirnos a la danza general."
(Thomas Merton)
Como un pequeño átomo en el Universo.Feliç día Joan Josep, Montserrat
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