viernes, 15 de octubre de 2021

SENCILLEZ Y REPOSO




 Por aquel tiempo, Jesús dijo: 
- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.  Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.

Este evangelio es el de la misa de Santa Teresa. Ella fue una mujer sencilla; por eso encontró al Padre. Porque sólo los sencillos pueden encontrarlo de verdad. No son las grandes teologías, los razonamientos profundos, los que nos lo descubren como realmente es. Personas que saben mirar en su interior. Que miran con el corazón. Por eso debemos aprender de las personas sencillas. Esa gente que, sin hacer ruido, dedican su vida a los demás. Ellos nos muestran dónde encontrar a Dios: en el pobre, en el abandonado, en el perseguido, el despreciado...
Este evangelio también nos dice que, si estamos cansados, Jesús nos hará descansar. Es en Él que encontraremos reposo frente a los avatares de esta vida. Una sociedad que cada vez nos aleja más de la verdadera paz. En Jesús encontraremos el verdadero reposo.

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