Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre. ¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!
Tradicionalmente el tiempo de Témporas era para pedir buenas cosechas o agradecer las que habían sido abundantes. Por eso este Evangelio en el que Jesús nos invita a pedir con insistencia. A veces hemos criticado la oración de petición, sin embargo, es el mismo Jesús que nos invita a realizarla. Y es que, pedir, supone que nosotros trabajamos para obtener. El Padre sabe lo que nos conviene y Él nos concederá lo mejor para nosotros.
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