miércoles, 13 de octubre de 2021

¿SOMOS FARISEOS?

 


En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"

¿Somos fariseos? Esta es la pregunta que todos deberíamos hacernos. El Evangelio ha de interpelarnos; nos habla hoy. ¿Hasta qué punto exijo a los demás lo que soy incapaz de hacer?¿Oculto mi falta de amor a los demás detrás de prácticas, ritos, actos vacíos?

"Jesús cuestiona a los fariseos y a los legistas por el sentido que le dan al pago del diezmo y su incoherencia. El diezmo consiste en ofrecer una parte de los productos a otras personas ya que todos los bienes vienen del creador¸ aunque el fariseo, posiblemente, reconozca los dones divinos, es mezquino con los hermanos. Al dejar a un lado la justicia y el amor a Dios omite que la norma de la justicia es la misericordia y, por consiguiente, no ama porque no reconoce que todo es don del amor de Dios. De ahí que en lugar de amar a Dios y al prójimo, el fariseo tiene un amor ególatra y pretende ser justo. En cuanto a los legistas, quienes representan la dimensión cultural, imponen prescripciones que son cargas pesadas para el pueblo, que ellos no están dispuestos a asumir. Este evangelio puede ayudarnos a revisar la vida, principalmente, cuándo presumimos del amor de Dios y de vida piadosa, pero somos expertos en juzgar severamente a los demás. (Koinonía) 

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