En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás."
Pedimos signos, pero no sabemos verlos. El Concilio Vaticano II nos habló de los Signos de los Tiempos, pero seguimos ignorándolos. Dios nos habla por la vida, en los acontecimientos, en las necesidades de los demás. Todo lo que ocurre nos dice alguna cosa, lleva un mensaje. Pero se necesita silencio, meditar, reflexionar. Necesitamos unirnos a Jesús para escuchar y entender estos mensajes. Pandemia, emigrantes que mueren cada día en el mediterráneo, personas que duermen en la calle, sequías e inundaciones, adolescentes desorientados...¿nada de esto nos interpela?
"Lucas presenta el tiempo de la predicación de Jesús como un tiempo de gracia y de salvación. Pero su generación busca milagros, le mira con malignidad, en lugar de convertirse por el anuncio del Reino. Jesús les dice que vean a Jonás, ya que éste es señal de un Dios misericordioso, la misma que ofrece Jesús a la humanidad, su entrega es el don total de la misericordia de Dios. El relato habla de la reina de Sabá, símbolo del paganismo que se abre al tiempo de gracia inaugurada por el anuncio de Jesús. Pretender otras señales significa no comprender el tiempo jubilar que implica la presencia de Jesús. La expresión se levantará en el juicio indica la resurrección del Señor, donde serán asociados los que se convierten por Jesús/signo. Esta conversión se convierte en acusación para los que no acogen el Reino. Jesús es más que Jonás, porque éste anunció la conversión contra su propia voluntad mientras que Jesús anunció la conversión siendo Él mismo la misericordia." (Koinonía)
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