jueves, 14 de octubre de 2021

¿ESCUCHAMOS A LOS "PROFETAS"?

 


En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!" Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

Nosotros también ensalzamos a personas que hemos sacrificado en vida. Fabricar esos "mausoleos" postmortem, tras no haberles hecho caso, es la excusa para seguir ignorando sus palabras. También hemos de reflexionar, que si seguimos a Jesús y hablamos en su nombre, encontraremos dificultades e incomprensión.

"Después de cuestionar a los Fariseos de su tiempo, Jesús lo hace ahora con los legistas. El primer cuestionamiento gira en torno a su vanidad frente a la Palabra de Dios; a diferencia de los profetas que la anuncian, ellos la sofocan con un sinnúmero de prescripciones dando muerte a la misma Palabra. Como sus padres aniquilaron a los profetas, debido a que la sabiduría de Dios siempre es perseguida. Por eso mismo, a la generación de Jesús se le pedirán cuentas de todos los justos y de todos los profetas, a la vez que su muerte redentora les obtendrá perdón y la misericordia. Otro de los cuestionamientos a los legistas es porque se llevaron la llave del conocimiento de Dios transmitiendo la imagen de un Dios sin misericordia. Finalmente, los “ayes” de Jesús son expresiones contundentes contra la soberbia de los escribas y fariseos, que lo acosan implacablemente. Jesús intuye que este camino lo llevará a la cruz." (Koinonía) 

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