jueves, 16 de marzo de 2023

¿SOMOS UN REINO DIVIDIDO?

 


En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama."

Uno de los mayores problemas del cristianismo es la división. No aceptamos que el otro haga el bien si no es de "los nuestros".  No aceptamos la diversidad. Y un Reino dividido va a la ruina. Dicho con otras palabras: un reino dividido no es el Reino de Dios. Este es el Reino de la fraternidad, la solidaridad, del Amor.
 
"A Jesús le cuestionan sus acciones de bondad especialmente quienes no creen que es posible cambiar o transformar la vida empobrecida u oprimida. Y es que hay personas que se acostumbran a todo, incluso a mal vivir, condenándose a formas o estilos de vida que las van autodestruyendo. La Buena Noticia del Reino invita a salir del conformismo y de la resignación recordándonos que no todo esta perdido. Es por ello que Jesús exhorta a tomar partido: frente al bien y al mal es necesario asumir una postura coherente. En nuestros días, tantas realidades injustas condenan a muchas personas y nuestro desinterés o silencio indiferente se vuelven cómplices. Asistimos a diario al atropello de los derechos humanos, al descuido y destrucción del planeta, a la deshumanización provocada por la excesiva virtualidad. ¿Contribuimos al bien o nos desangramos hasta morir?" (Koinonía) 

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