viernes, 3 de marzo de 2023

PERDONAR Y PERDONARNOS

 



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto."

Saber perdonar y perdonarnos a nosotros. Ambas cosas son difíciles. Pero es una de las claves del verdadero cristiano. Hay que intentarlo aunque requiera tiempo. Recordemos el Padrenuestro: Perdónanos como nosotros perdonamos...¿Cómo podremos exigir perdón si nosotros somos incapaces de hacerlo?

"No es fácil pedir perdón y estar en paz, si nos han o hemos ofendido. Jesús nos recuerda que el equilibrio personal, familiar y comunitario se alcanza manteniendo la armonía en nuestras relaciones. Alimentar el orgullo nos conduce a vivir ofendidos y distanciados. El camino de la reconciliación pasa por el reconocimiento de la propia fragilidad, pues lo que rechazamos en las personas conecta con nuestras inseguridades y prejuicios. Perdonar y pedir perdón es un camino no exento de dolor u obstáculos, pero su recorrido nos hace personas más comprensivas y humanas. Aprendamos a madurar el amor que no se fija sólo en las diferencias o deficiencias sino, ante todo, en las oportunidades de crecimiento. Hagamos un momento de oración en el que podamos reconciliarnos con nosotros mismos; pidamos a Dios la gracia de comprender y aceptar a los demás, que su gracia nos ayude a saber convivir en armonía y en paz." (koinonía) 

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