En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?"
Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos." Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
El texto de hoy es para reflexionar qué hemos hecho de la Iglesia, qué hemos hecho de la viña. Los fariseos mataron al Hijo. Nosotros corremos el riesgo de echarlo de la Iglesia. Hacer de ella una suma de leyes y preceptos. Hacer de ella una forma de poder. Echar de ella a los humildes y sencillos...La Iglesia ha de ser la comunidad de los hijos de Dios. El lugar fraterno donde reine el Amor. ¿De verdad es eso la Iglesia?
"El mensaje de Jesús acerca del Reino es simple, pero provocador; sus palabras y parábolas generan en alguna esperanza y en otros, rechazo. El riesgo está en acomodar o amoldar el mensaje a nuestra conveniencia sin que nos confronte y, por ello, no transformemos nada, retrasando la presencia del Reino de Dios. Aunque nos convertimos en fieles custodios de la tradición de la Iglesia, terminamos encerrados en nuestros pequeños mundos religiosos, dejando de ser luz y fermento para el mundo. Vemos las resistencias que encuentran las propuestas del magisterio del Papa Francisco– Fratelli Tutti o Querida Amazonía– que busca reforma y transformación. La novedad del Evangelio se tiene que vivir como posibilidad de vida nueva, aunque esto represente renuncias significativas o se tenga que nadar a contracorriente del sistema mundo. Ojalá identifiquemos que el Reino es mucho más que la Iglesia y sus planes evangelizadores." (Koinonía)
Molt encartat el comentari. Gràcies
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