martes, 30 de abril de 2024

LA VERDADERA PAZ



 Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo. Ya me oísteis decir que me voy, y que vendré para estar otra vez con vosotros. Si de veras me amaseis os habríais alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el que manda en este mundo. Él no tiene ningún poder sobre mí, pero así ha de ser, para que el mundo sepa que yo amo al Padre y que hago lo que él me ha encargado.

Jesús nos deja la paz; su paz. La verdadera paz. Una paz profunda, enraizada en el corazón, que hace que no temamos a nada ni a nadie. Una paz que nos da la serenidad total. Una paz que nos permite amar a todo el mundo, no tener enemigos. Es la paz que a Él le permitió entregarse hasta dar su vida por todos los hombres.
Nos dice que no es la paz de este mundo. Nosotros hemos seguido la falacia de "Si quieres paz, prepara la guerra". Creemos que, cuantas más armas tenemos, como más sofisticadas son, como más grandes son nuestros ejércitos, aseguraremos mejor la paz. Repasemos la historia y veremos que en la tierra no ha habido un solo minuto sin guerra en algún lugar.
En la misa nos deseamos, nos transmitimos la paz unos a otros. Que realmente sea la paz profunda que nos da Jesús. Esa paz con la que nos despide el celebrante antes de marcharnos.   

lunes, 29 de abril de 2024

LOS SENCILLOS LO CONOCEN


  
Por aquel tiempo, Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.

Es algo que nos cuesta entender: para conocer a Dios no necesitamos grandes estudios, ser poderosos, ser muy inteligentes. Para conocer a Dios debemos ser sencillos, humildes. El que sabe muchas cosas no suele ser receptivo porque cree que lo sabe todo. El sencillo es aquel que se fia de los demás, que quiere aprender, que busca...
Es el pobre, el perseguido, el que está en dificultades, el que reconoce a Dios. Porque Dios está en ellos. Por eso es ahí donde debemos buscarlo.
El sencillo nos da ejemplo de paciencia, de aceptación. Reconoce que el yugo que Dios le impone es ligero. Sabe vivir el día a día con alegría y agradecimiento. Sabe que la felicidad está muy lejos del poder, del dominio, del tener...Sabe que la felicidad radica en ser...

domingo, 28 de abril de 2024

SIEMPRE UNIDOS A JESÚS


 
Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.
Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos.

Jesús es la vid y nosotros somos los sarmientos. Esta imagen nos muestra claramente la unión que debemos tener con Jesús. Al igual que un sarmiento no puede producir fruto desgajado de la vid, nosotros no podemos dar fruto alguno si estamos separados de Jesús.
Estar unidos a Jesús significa seguirle, imitarle. Hacer nuestras su Palabra. ¿Conocemos realmente el Evangelio? No se trata solamente de escucharla en la misa o de seguirla en conferencias de teólogo. Se trata de meditarla, de interiorizarla, de hacerla nuestra. No deberíamos irnos a dormir sin haber tenido unos momentos de meditación de la Palabra; sin haber examinado lo que hemos vivido durante el día, a su luz.
Si realmente estamos unidos a Jesús lo encontraremos en los demás. Lo sabremos ver en el prójimo, en el pobre, en el necesitado, en el perseguido, en el inmigrante...Y si realmente lo vemos, amaremos a esas personas, nos entregaremos a ellas como lo hizo Jesús.
Estar unidos a Jesús es saberlo ver en nuestro interior. Vivimos excesivamente exteriorizados...y olvidamos que Él está en nuestro corazón.
Solamente así, unidos a Él, podremos dar frutos.

sábado, 27 de abril de 2024

SUBIR A LA MONTAÑA

 

Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!
María dijo:
- Mi alma alaba la grandeza del Señor y mi Espíritu se alegra en Dios mi salvador.

Hoy, como pasó el otro día con san Jorge, en Catalunya, es solemnidad la festividad de Nuestra Señora de Montserrat. Por eso comentamos este evangelio.
María, al saber que su prima Isabel, a pesar de su avanzada edad, va a ser madre, corre a ayudarla.
María nos ayuda también a nosotros desde la montaña de Montserrat. María ayuda con presteza, sin vacilar, porque quedó llena del Espíritu Santo y porque llevaba a Jesús en sus entrañas.
Nosotros, como ella, si el Espíritu está sobre nosotros y Jesús está en nuestro corazón, debemos dirigirnos con presteza en auxilio del que nos necesita. Debemos despertar la alegría en quienes nos rodean y ser fuente de Amor para todos.
El sábado próximo, los lasalianos de Catalunya, nos encontraremos en Montserrat tras realizar la subida a pie desde diferentes puntos. Que María siga iluminando nuestros colegios y nos lleve hacia su Hijo.
Muchas felicidades a todas las Montserrats.

viernes, 26 de abril de 2024

SER SAL, SER LUZ


 Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea.
Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo.

Debemos ser sal y ser luz. La sal potencia el sabor de los alimentos. La luz hace que podamos ver los colores. Con la afirmación de que somos la sal y la luz del mundo, Jesús nos dice que debemos enriquecer  la vida de los demás. Que debemos dar Vida. Perder el gusto salado es no ayudar a los demás a vivir en positivo, a sacar lo mejor que llevan dentro de ellos. Ocultar la luz es no mostrar a todo el mundo que la bondad existe. Es encerrarnos en nosotros mismos, ignorando la vida y los problemas de los demás.
Ser sal y ser luz es Amar plenamente a nuestro prójimo. Es hacer de este mundo algo lleno de Vida y no algo sin gusto ni color. Es llenarlo todo de Amor.

jueves, 25 de abril de 2024

ANUNCIAR LA BUENA NUEVA

 
Y les dijo: Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.

Hoy, festividad de San Marcos, leemos un fragmento de su evangelio.
Jesús nos invita a ir por todo el mundo anunciando la Buena Nueva, es decir el Evangelio, su Palabra. Aquellos discípulos, que, hasta hacía poco, permanecían encerrados y llenos de miedo, salieron y se repartieron por todo el mundo, anunciando la Buena Nueva y entregando su vida, como hizo Jesús.
Nuestra sociedad, cada día con más fuerza, nos insta a vivir nuestra Fe en particular. Nos dice que se trata de algo privado y personal. Sin embargo, Jesús nos pide que la vivamos en comunidad. Que no tengamos miedo de anunciarla. Que la Buena Nueva es la salvación de todos. Ciertamente que no se trata de "obligar" a nadie a creer. A utilizarla como un arma política más. La Buena Nueva, a demás de con palabras, debemos anunciarla con nuestra vida, con nuestro comportamiento. Una vida de fraternidad, entregada a los más débiles, luchando por la justícia. Demostrar, en nuestro día a día, que la Buena Nueva no es otra cosa que el Amor. Un amor que lo llene todo en nuestra forma de vivir. 

miércoles, 24 de abril de 2024

NOS MUESTRA AL PADRE

  

Jesús dijo con voz fuerte: El que cree en mí no cree solamente en mí, sino también en mi Padre, que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado. Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien le condena, porque yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo. El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien le condene: las palabras que he dicho le condenarán el día último. Porque yo no hablo por mi propia cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que digo, lo digo como el Padre me ha ordenado.

Jesús nos lo dice claramente. Verlo a Él es ver al Padre. Jesús nos lo muestra. Es a través de Él que podemos conocerlo y se nos hace cercano.
Se muestra como el enviado por el Padre para darlo a conocer. Es a través del Evangelio, de la Palabra, que conocemos a Dios. Nos dice dónde debemos buscarlo. Nos enseña que amando a los demás, especialmente a los pobres, a los necesitados, pero también a nuestros enemigos, es como amamos a Dios.
Jesús es luz y nos saca de la oscuridad de la ignorancia. Sólo a través de Él podemos conocer de verdad al Padre. Por eso debemos meditar sus palabras. Por eso el Evangelio debe ser nuestra lectura y meditación diarias.

martes, 23 de abril de 2024

UNIDOS A LA VIÑA

 

Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.
Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos.

Hoy en Catalunya, Sant Jorge es solemnidad por ser su patrón y tiene misa propia. Os transmito el evangelio que se lee hoy aquí.
Ayer Jesús nos decía que Él es el Buen Pastor. Hoy nos dice que es la Viña Verdadera cuidada por el Padre que es el Viñador. Sin nombrarlo, nos habla del Reino, de esta Unidad entre Él y nosotros, con la imagen de la viña y los sarmientos. Sólo tenemos vida si permanecemos unidos a Él, como los sarmientos a la viña. Hemos de vivir de su sabia, de su Palabra, del Amor que Él nos comunica. Y debemos dar fruto. Mucho fruto, si realmente somos sus discípulos.
Ante estas palabras debemos examinarnos. ¿Damos realmente frutos?¿Desprendemos Amor en nuestras vidas?¿Estamos unidos a Jesús, participando en la Eucaristía y sabiéndolo ver en el necesitado? 
Vivir unidos a la Viña, a Jesús, es la forma de dar fruto, de ser sus discípulos.

lunes, 22 de abril de 2024

PUERTA Y GUÍA


Jesús añadió: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.
Volvió Jesús a decirles: Os aseguro que yo soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.
El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

Jesús nos dice hoy que Él es la puerta. Para llegar al Padre debemos pasar por Él. Ya nos dijo, que quien no le conoce a Él no conoce al Padre. Jesús nos dice quién es y dónde encontrarle. 
Jesús es nuestro guía. Va delante nuestro conduciéndonos a los buenos pastos.
A Él no lo entendieron. ¿Lo entendemos nosotros? Nos vuelve a recordar que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Es decir para que alcancemos de verdad la Vida; para que vivamos plenamente. Ayer comentábamos la profundidad de la palabra vida en el evangelio de Juan. La Vida que Jesús nos da es la verdadera Vida: vivir en el Amor. Vivir siendo amados y amando. Vivir conscientemente, unidos a Jesús que nos la transmite y nos guía.

domingo, 21 de abril de 2024

ES EL BUEN PASTOR

 

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas.
Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre.

Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor. Un buen pastor es aquel que cuida las ovejas porque las ama, no porque le pagan. Un pastor que une, no que divide. Un pastor que se preocupa por cada una y que presentará la cara frente al lobo para salvar sus ovejas. Un pastor que da vida.
En el evangelio de Juan, el concepto Vida es muy importante. Es mucho más que existir. El que realmente vive es aquel que ama. A lo largo de la jornada hacemos muchas cosas, pero sólo vivimos aquellas que hacemos con amor. Nuestro trabajo, por ejemplo, es vida, cuando es vocacional. Cuando lo hacemos porque lo amamos y porque sabemos que con él hacemos un bien a los demás. Nuestra vida es realmente Vida cuando es entrega y amor. Si lo que buscamos son beneficios, poder, fama, en lo que hacemos, somos simples asalariados.
Jesús dio su vida por nosotros, por darnos la Vida.

sábado, 20 de abril de 2024

PALABRAS DE ESPÍRITU Y VIDA

  

Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
– ¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Seguir a Jesús no es fácil. Los sacerdotes, fariseos, maestros de la ley no le entendían y no lo seguían. Pero hoy vemos cómo sus mismos discípulos empiezan a abandonarlo. Les costaba aceptar su enseñanza. ¿La aceptamos nosotros?¿Seguimos verdaderamente a Jesús?
Cuando nos dice que hemos de perdonar setenta veces siete. Cuando nos dice que hemos de devolver bien por mal. Cuando nos dice que debemos amar a nuestros enemigos...¿Le hacemos caso y le seguimos de verdad?
Sabemos que su Palabra es espíritu y es vida. ¿La seguimos con todas nuestras fuerzas?
Si somos de verdad sus seguidores, responderemos como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna."

viernes, 19 de abril de 2024

EL PAN QUE NOS UNE

 

Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre.
Jesús enseñó estas cosas en la reunión de la sinagoga en Cafarnaún.

Jesús habla de la Eucaristía, pero los judíos no lo entiende. Pero Él insiste en que debemos comer su cuerpo y beber su sangre.
¿Entendemos nosotros el verdadero sentido de la Eucaristía? Aquel cuerpo ofrecido en la cruz y aquella sangre derramada son las que recibimos en la Eucaristía. Y son ese pan y ese vino los que nos hacen vivir "por Él". Nos hacen ser uno con Él. Es la Eucaristia la que nos transforma en Hermanos de todo el mundo. La que debe ayudarnos a servir, a entregarnos a los más pobres. La que hará que vayamos tras la oveja perdida. El problema está en que la convertimos en un acto rutinario, sin vida. Entonces no puede darnos la Vida, no nos puede hacer vivir para siempre.
La Eucaristía es el pan que nos une. Nos une a Jesús y nos une entre nosotros.

jueves, 18 de abril de 2024

EL PADRE Y LA EUCARISTÍA

 

Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. En los libros de los profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos.’ Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí.
No es que alguien haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. Os aseguro que quien creeu tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.

Jesús sigue hablando del Padre y del Pan de Vida. Empieza por decirnos que la iniciativa es del Padre. Es Él quien nos lleva a Jesús, quien nos lleva a la vida. Pero nosotros somos libres de aceptarlo o no. De unirnos a Jesús o no. Y es Jesús el único que conoce de verdad al Padre y nos lo puede mostrar con su Palabra.
 También nos habla de la Eucaristía, del Pan de Vida. Ese Pan que partió en la Última Cena y sigue partiendo y repartiendo en cada misa. Alimentarnos de él significa transformarnos en Jesús. Si después de cada comunión nuestra vida no se parece más a la de Jesús. Si no nos entregamos más, compartimos, amamos...no lo hemos recibido de verdad. No olvidemos que este Cuerpo es el que da Vida al mundo.


miércoles, 17 de abril de 2024

LA VOLUNTAD DEL PADRE

  

Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed. Pero, como ya os dije, vosotros no creéis aunque me habéis visto. Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.

Jesús vuelve a decirnos que Él es el Pan de Vida. Se ha entregado para cumplir la voluntad del Padre. Esta voluntad es, que todos nos salvemos, que no se pierda nadie.
Este Pan de Vida se nos hace real en la Eucaristía. Cuando compartimos este Pan, nos hacemos uno con Él. El pan de la Eucaristía nos da la vida eterna.
La voluntad del Padre es que todos nos salvemos. Para ello debemos seguir a Jesús.

martes, 16 de abril de 2024

EL PAN DE VIDA


 - ¿Y qué señal puedes darnos – le preguntaron  para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Dios les dio a comer pan del cielo.’
Jesús les contestó:
– Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.
Ellos le pidieron:
– Señor, danos siempre ese pan.
Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.

Los contemporáneos de Jesús recuerdan el "manná" que recibieron en el desierto. Querrían algo semejante, que saciara sus necesidades sin esfuerzo. Nosotros, también a veces creemos, que si rezamos, Dios cubrirá nuestras necesidades materiales.  Jesús les dice, y nos dice, que hay otro pan más importante. Él es ese pan de Vida, el pan dado por el Padre.
Seguir a Jesús es recibir la verdadera Vida. Saciar el ansia de paz, de justicia, de alegría...Saber encontrar en nuestro mundo lo que de verdad es importante: el AMOR.
Seguir a Jesús, recibir su pan de Vida, es saber compartir, considerar a todos como hermanos, entregar nuestro corazón a todo el mundo. Esta es la verdadera VIDA que és Jesús. 

lunes, 15 de abril de 2024

BUSCAR A JESÚS

 

Al día siguiente, la gente que permanecía en la otra orilla del lago advirtió que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberíades a un lugar cerca de donde habían comido el pan después de que el Señor diera gracias. Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
– Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Esta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.
Le preguntaron:
– ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Jesús les contestó:
– La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.

Tras la multiplicación de los panes y los paces, la gente busca a Jesús. No lo encuentran donde pensaban. Han de ir a la otra orilla. Es la primera lección del evangelio de hoy: Jesús está donde menos lo pensamos. En la otra orilla. Jesús está allí donde están los que lo necesitan. está bien que lo busquemos en los templos, pero Él está con los hombres, con los pobres, con los que lo necesitan.
Debemos buscar a Jesús, pero debemos preguntarnos cuál es la razón por la que lo buscamos.¿Es para obtener beneficios?¿Para pedirle cosas? La oración de petición es legítima, pero, si nos quedamos en ella, nuestra Fe es muy raquítica. Debemos buscarlo para seguirle, para imitarle, para intentar ser como Él. Porque Él es el camino que nos lleva al Padre. 

domingo, 14 de abril de 2024

RECONOCERLO Y COMPARTIRLO

  

Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
– Paz a vosotros.
Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo
– ¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?  Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
– ¿Tenéis aquí algo de comer?
Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo:
– A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:
– Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.

Los discípulos de Emaús explican a los otros, escondidos en el cenáculo, su encuentro con Jesús. Él aparece en medio de ellos con su saludo: Paz a vosotros.
Siguen sin creer, llenos de miedo. jesús les ha de demostrar que no es un fantasma, que es Él de carne y hueso. Que todo lo ocurrido ya estaba escrito en las Escrituras. 
Jesús les da la misión que tenemos todos sus seguidores: anunciar a todo el mundo que deben convertirse y que el Padre les perdona. 
Todos debemos anunciar nuestra Fe. No es para encerrarnos en ella, para guardarla para nosotros, sino para compartirla, para vivirla en comunidad.
La paz que Él nos da, debemos llevarla a todo el mundo, debemos compartirla con todos.
Primero debemos reconocer a Jesús, saber encontrarlo. Después hemos de repartirlo, mostrarlo, hacer que los demás también lo reconozca. Que lo sepan ver en el pobre y en el necesitado. Y esto lo haremos amando, repartiendo la paz a nuestro alrededor.

sábado, 13 de abril de 2024

¡ESTÁ CON NOSOTROS!

  

Al llegar la noche, los discípulos de Jesús bajaron al lago, subieron a una barca y comenzaron a cruzarlo en dirección a Cafarnaún. Era completamente de noche, y Jesús todavía no había regresado. En esto se levantó un fuerte viento que alborotó el lago. Ellos, cuando ya habían recorrido unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús que se acercaba a la barca andando sobre el agua y se llenaron de miedo. Él les dijo:
– ¡Soy yo, no tengáis miedo!
Entonces quisieron recibirle en la barca, y en un momento llegaron a la orilla adonde iban.

Los apóstoles están navegando en la oscuridad. Para Juan el mar simboliza la vida y la oscuridad la ausencia de Dios. El viento alborota el mar. nuestra vida no siempre es pacífica y tranquila. Muchas veces se nos presentan dificultades y problemas. Parece que Dios está lejos de nosotros, que estamos solos. 
Él está ahí, pero no sabemos verlo. No pensamos que Él puede andar sobre el agua. Que Él está por encima de nuestras dificultades.
Jesús siempre nos repite: no tengáis miedo. Él siempre está ahí, pero no siempre sabemos verlo. Cuando todo nos va bien es fácil verlo, rezar, decirle que le amamos. Pero cuando todo se revuelve a nuestro alrededor, cuando todo se complica, cuando las dificultades nos amenazan, Él está ahí con nosotros, pero hay que saber verlo. Si lo vemos, como los apóstoles, llegaremos pronto a la seguridad de la orilla. 

viernes, 12 de abril de 2024

SABER COMPARTIR

  

Después de esto, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberíades). Mucha gente le seguía porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe:
– ¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?
Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió:
– Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco.
Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
– Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebadad y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Jesús respondió:
– Haced que todos se sienten.
Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
– Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
– Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.
Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.

Jesús se preocupa porque toda aquella gente que le sigue para escucharlo no tienen que comer. Entonces, ante las dudas de sus discípulos que sólo ven el dinero que costaría alimentarlos, surge aquel niño con cinco panes y dos peces. Y Jesús, hace, que con aquellos pocos alimentos, coma toda la multitud y sobre gran cantidad.
Quizá el milagro estuvo, en hacer que todo el mundo, como el niño, compartiera lo que llevaba, resultando que había para todos y más.
Otra vez vemos, como los sencillos, los humildes, representados por aquél niño, son más generosos y pueden resolver problemas que los poderosos no solucionan. ¿Habría hambre en el mundo si compartiéramos como el niño? La Unión Europea quiere endurecer las leyes para que no entren tantos inmigrante en Europa. ¿Si realmente empleáramos nuestro capital en ayudar a que en sus países de origen se erradicara la pobreza, no sería la solución para que no los abandonaran?
La multiplicación de los panes se asocia siempre a la Eucaristía. ¿Hemos pensado que al comulgar nos hacemos Uno con Jesús y con todos los fieles, y que eso supone hacernos como Él, es decir, dar nuestra vida, entregarnos, compartirlo todo con los demás?