Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
– ¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Seguir a Jesús no es fácil. Los sacerdotes, fariseos, maestros de la ley no le entendían y no lo seguían. Pero hoy vemos cómo sus mismos discípulos empiezan a abandonarlo. Les costaba aceptar su enseñanza. ¿La aceptamos nosotros?¿Seguimos verdaderamente a Jesús?
Cuando nos dice que hemos de perdonar setenta veces siete. Cuando nos dice que hemos de devolver bien por mal. Cuando nos dice que debemos amar a nuestros enemigos...¿Le hacemos caso y le seguimos de verdad?
Sabemos que su Palabra es espíritu y es vida. ¿La seguimos con todas nuestras fuerzas?
Si somos de verdad sus seguidores, responderemos como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna."
Senyor, Tú tens Paraules de VIDA eterna.
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