No te extrañes si te digo: ‘Tenéis que nacer de nuevo.’ El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son todos los que nacen del Espíritu. Nicodemo volvió a preguntarle: – ¿Cómo puede ser eso? Jesús le contestó: – ¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y somos testigos de lo que hemos visto; pero no creéis lo que os decimos. Si no me creéis cuando os hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo vais a creerme si os hablo de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. |
Jesús se lo dice a Nicodemo y nos lo dice a todos: Tenéis que nacer de nuevo.
Por el bautismo hemos nacido de nuevo del agua. Pero también debemos nacer del Espíritu, es decir del Amor. Seguir a Jesús es cambiar de vida, es verlo todo con ojos diferentes, con la óptica del Amor.
Él, entregándose, siendo levantado en la cruz, nos salvó a todos. Así nos enseñó el camino a seguir. También nosotros debemos cambiar de vida, dejar atrás nuestros egoísmos y entregarnos totalmente a los demás. Seguir el camino del Amor, que es su camino.
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