Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!
María dijo:
- Mi alma alaba la grandeza del Señor y mi Espíritu se alegra en Dios mi salvador.
Hoy, como pasó el otro día con san Jorge, en Catalunya, es solemnidad la festividad de Nuestra Señora de Montserrat. Por eso comentamos este evangelio.
María, al saber que su prima Isabel, a pesar de su avanzada edad, va a ser madre, corre a ayudarla.
María nos ayuda también a nosotros desde la montaña de Montserrat. María ayuda con presteza, sin vacilar, porque quedó llena del Espíritu Santo y porque llevaba a Jesús en sus entrañas.
Nosotros, como ella, si el Espíritu está sobre nosotros y Jesús está en nuestro corazón, debemos dirigirnos con presteza en auxilio del que nos necesita. Debemos despertar la alegría en quienes nos rodean y ser fuente de Amor para todos.
El sábado próximo, los lasalianos de Catalunya, nos encontraremos en Montserrat tras realizar la subida a pie desde diferentes puntos. Que María siga iluminando nuestros colegios y nos lleve hacia su Hijo.
Muchas felicidades a todas las Montserrats.
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