viernes, 3 de septiembre de 2010


La inmensidad del mar...Sentarse en la soledad de una playa o sobre la roca de un acantilado y contemplar la inmensidad del mar...Es un buen lugar para meditar en la inmensidad de Dios y en la vida...
Dejándonos llevar, poco a poco, por el ir y venir de las olas, por ese ritmo tan semejante al de nuestra respiración, llega un instante en que nos sentimos una sola cosa con ese mar...Es como sentirse inmersos en Dios...Vivir en comunión con todo,con todos, con el Todo...
Sin casi darnos cuenta, nos vemos sumidos en el silencio...El sonido del mar ya no es sonido...El ir y venir de las olas es el latido de nuestro corazón...Entonces, en ese silencio, encontramos a Dios...y nos sentimos profundamente amados...

6 comentarios:

  1. Me has recordado los ratos que paso en la playa de Cóbreces o en el acantilado (le llaman el volao) cuando voy por allí, y desde luego esos momentos a mi son de los que más me acercan a Dios, aunque, como siempre, me cueste bastante dejarme llevar como dices, ya sabes, me gusta el silencio, pero me cuesta mucho hacerlo en mi interior, aunque me encantaría poderlo sentir así

    Un abrazo

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  2. Es cierto lo que dices hermano Juan Josep; pero también poco a poco hemos de aprender a encontrar a Dios en medio del ruido, porque el gran silencio se hace en el interior de nosotros.
    Si no hay ese silencio dentro, por más silencio que haya en el exterior no nos encontraremos con Dios.
    Él tiene la gracia de darnos todos los silencios para escucharle.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  3. Despues de la incandescencia, de la tierra, y despues de haver pasado por multiples heras,geograficas, fisicas y de seres vivos enque las especies animales tuvieron su oportunidad:creo que fué una preparación del terreno para que el hombre pudiera avitarlo.
    Somos hijos de la creación, somos terremotos, somos volcanes, somos rayos y centellas, somos truenos:pero tambien somos serenos, sufridores, apaciguados, silenciosos, sentimentales y amorosos.
    No se! es la prueva de como dejamos la herencia del padre y cuya responsavilidad, caera solo sobre nosotros una abraçada

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  4. Extasiarse y perderse en la naturaleza

    Como San Francisco de Asis, hermano Sol, hermana Luna...


    Silenciando la Mente.

    Que hermoso debe ser poder hacer esto.

    Una abraçada, germá, que Deu et beneixi, Montserrat

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  5. La maravilla y el regalo de poder llegar a Dios en la luz del sentimiento de Unidad ...
    contemplar a Dios en nosotros,y en sus manifestaciones...
    Que hermosos regalos se nos dan algunas veces,cuando comprendemos que en el momento presente,y en la quietud de la unidad del afuera y el adentro ,Dios se mueve en susurros espirituales que nos dicen: Aquí estoy...contigo,y en ti.

    Hermosas palabras las que has compartido,gracias desde el fondo de mi alma.
    Mucha paz para ti.

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  6. Me encanta el sonido del mar, su aroma, su visión...soy marinera. Me da paz, sosiego y me ayuda a pensar en todo.

    Un abrazo

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