miércoles, 21 de diciembre de 2016

BENDITA TÚ


 "Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre.¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!"

María acaba de enterarse de que su prima, ya anciana, Isabel está embarazada como ella, y lo deja todo para ir a Ainkarem, una aldea de montaña, a asistirla y compartir su alegría con ella. 
María no se guarda para ella lo que se le acaba de notificar. Marcha de prisa a compartirlo. Todo el texto está lleno de alegría. Isabel queda llena del Espíritu Santo al escuchar el saludo de María. Juan salta de gozo en el vientre de su madre. María es declarada dichosa por haber creído.
María nos enseña a compartir y a servir a los demás. Y este compartir y este servicio, siempre son causa de alegría. Creer en la voluntad de Dios y seguirla, siempre es fuente de gozo y de bien.
Nosotros, como María, hemos de llevar a Jesús a los demás. ¿Sabemos compartirlo con los demás o nos lo guardamos para nosotros? 

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