viernes, 31 de marzo de 2023

NO SER INTOLERANTES

 


En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: "Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?" Los judíos le contestaron: "No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios." Jesús les replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre."
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad." Y muchos creyeron en él allí.

Los judíos se mostraron intolerantes con Jesús. Se habían quedado con unas normas, con unas tradiciones, que no les dejaban avanzar. Él les enseñaba un nuevo camino y lo hacía enviado por el Padre. Ellos no lo aceptaron. Nosotros también corremos el riesgo de quedarnos anclados en ritos, norma... y no escuchar la Palabra, y sobre todo no seguir su ejemplo.

"La real e íntima comunión de Jesús con Dios lo lleva a expresarse con libertad sin temer a sus adversarios. La compasión entrañable que experimenta hacia los más vulnerables, las curaciones, su palabra amorosa, los lugares que transita y habita, las opciones que toma están inspiradas por ese Dios al que él llama «mi Padre». Los guardianes de la religión, quienes presumen de respeto a lo divino, lo cuestionan, lo incriminan, lo condenan. El peligro es tener un discurso que, en lugar de mostrar el amor y la misericordia de Dios, nos vuelva escrupulosos e intolerantes. Recordemos que, por nuestro testimonio, muchas personas se pueden acercar o alejar de la comunidad de fe. Es bueno recordar el reto que tenemos los cristianos, en un mundo cada vez más secularizado, de mostrar con acciones humanizadoras, y no con adoctrinamientos, nuestra fe.. ¿En qué lugares o espacios te sientes invitado a dar testimonio de tu fe?" (Koinonía) 

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