Tras la cena y antes del rezo de Completas, el joven discípulo preguntó al Anacoreta:
- ¿Qué es lo más importante de la vida?
Guardó un rato de silencio antes de contestar. Luego sonrió y respondió:
- Te darán muchas respuestas a esta pregunta. Depende de los intereses de cada uno; porque lo importante es conectar con el principio que debe mover nuestras vidas. Fíjate que te digo "que debe..." Porque los intereses pueden ser muy diferentes: el poder, el placer, el dinero, la sabiduría, la justicia...
Volvió a callar. Luego, mirando a los ojos del discípulo concluyó:
- Aquello que debe ser el principio de nuestra vida, es el amor...El fuego del amor nos purifica. El amor de Dios pone orden en nuestro interior con suavidad. El amor a los demás, llena de sentido nuestras vidas, nos hace uno con todos y con todo...
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