"La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es «el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana». Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1-13)." (Fratelli Tutti, 92)
Lo peor que puede ocurrirnos es olvidar la importancia del amor. A lo largo de la historia hemos querido imponer nuestras creencias, muchas veces con violencia o colocándose al lado del poderoso. Hemos convertido así la espiritualidad en una ideología.
El amor es, o debe ser, el eje de la sociedad. Sólo el amor nos hace hermanos y consigue que caminemos en la misma dirección. Sólo el amor hace que respetemos nuestras diferencias. Sólo el amor consigue la paz verdadera.
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