domingo, 31 de julio de 2022

LA VERDADERA RIQUEZA

 



En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia."
Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"
Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande
sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:
¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? "
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

"A Jesús, como Maestro, se le acercan dos hermanos en litigio y le suplican que ponga orden entre ellos, que haga justicia. Jesús responde yendo a la raíz de los problemas, que está en el corazón del ser humano. Para Él es más importante desenmascarar la codicia que nos domina, que hacer valer los derechos de cada uno. Con lo primero, se conseguirá lo segundo.
Sus palabras son magistrales: “evitad toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida”. Jesús no invita al conformismo. Lo primero es la justicia, querida por Dios, predicada por Jesús: que todos tengan pan, educación, techo... fruto de la comunión, de la solidaridad, nuevo nombre de la justicia: eso es el Reino, la Nueva Humanidad. Pero puede ocurrir que cuando tengamos lo justo, lo que nos corresponde como hijos y hermanos, ambicionemos más. Esta codicia nunca nos permitirá ya descansar. Es muy difícil ya decirse a uno mismo: “Hombre, tienes muchas cosas guardadas para muchos años, descansa, come, bebe, pásalo bien...” normalmente, no hay quien detenga ya el dinamismo de la codicia. Hay que estar alerta. ¿Hasta dónde llegar en la acumulación de bienes?
La codicia de unos pocos o de unos muchos impide el desarrollo de los pueblos. Y llama la atención la medida actual de la codicia en el mundo: según un informe de la OCDE (mayo 2013), el 10% más rico de las sociedades de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tenían 9,5 veces más ingresos que el 10% más pobre en el 2010 respecto al 2007, cuando los ingresos de los ricos eran 9 veces superiores a los de los pobres. Más: la crisis ha acelerado la brecha entre ricos y pobres en los países que integran esa organización. Las desigualdades aumentaron más entre 2007 y 2010 que en los 12 años precedentes.
En los últimos años (2016), tenemos una humanidad que bate sus records, sumida en la desigualdad mayor de su historia: 85 personas tienen una riqueza equivalente al patrimonio de la mitad pobre de la humanidad.
La palabra de Jesús en el Evangelio de hoy no puede quedar reducida a una consideración de la necesidad personal individual de «no ser avaro o codicioso»... Hoy ha de ser aplicada también a la situación planetaria, de la estructura económica mundial, de un mundo que sigue y sigue acentuando sus diferencias, la desigualdad, la brecha entre pobres y ricos. Todavía hay quienes alimentan recelos respecto al concepto de «pecado estructural»... En definitiva, no hay que discutir de literatura, o de «cuestión de nombres». La teología de la liberación tiene muy claro que el pecado –¡y las virtudes!– pueden ser no sólo personales/individuales, sino también sociales, estructurales. Ya sabemos que las estructuras «no son personas que cometan pecados»; nadie es tan ingenuo que confunda eso. Lo que queremos decir es que el mal, el pecado, con frecuencia se corporifica, toma cuerpo, en las estructuras sociales, de modo que impone la posibilidad y expande la facilidad, la propensión para un tipo de actitudes y de actos perversos, pecaminosos, más allá de las voluntades y las buenas intenciones personales. La Utopía, el Mundo nuevo, el Sumak Kawsay –¡el Reino de Dios!, como la llamaba Jesús–, no estará realizado cuando esté en todos los corazones (personales, individuales), sino cuando tome cuerpo también en estructuras que lo hagan posible, realizable, verificable." (Koinonía)

sábado, 30 de julio de 2022

EL DESTINO DE LOS PROFETAS

 


En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.


"Después de una semana oyendo hablar del Reino de Dios, junto al testimonio de la vida de algunos santos, en el evangelio de hoy se nos presenta el “reino de la frivolidad”: un Herodes que se lleva a la mujer de su hermano; una mujer que busca quitar del medio al Bautista; una hija que acepta ser mediadora de los planes de venganza de su madre; y un rey a quien le pesa más el qué dirán los invitados que la justicia.
Nuestro mundo también tiene mucha frivolidad. No hay más que mirar alrededor, ver las noticias o entrar en internet. Afortunadamente, en nuestro mundo también hay muchas “semillas del Reino”. ¿Qué pesa más…? ¿Quién lo sabe? Y además, no nos toca a nosotros juzgar, como decíamos ayer.
Lo que nos toca a nosotros es crecer en consciencia, darnos cuenta de lo que pasa, descubrir esas semillas de Vida, acogerlas, cultivarlas, repartirlas... La parábola del Reino como pequeña semilla vuelve a iluminarnos al final de esta semana.
Algo así fue la vida de Santiago, la de Santa Marta… y la de tantos otros hombres y mujeres santos. También de aquellos “santos de la puerta de al lado”, que nos dice Francisco: aquellas personas que, con su vida sencilla, abren caminos a la verdad, al bien y a la belleza, para bien de muchos. Porque su corazón está abierto al Dios del Reino, y en su vida acogen el Reino de Dios. Entre dudas y certezas, con sus luces y sombras… Así es como crece todo lo importante. Sin perder la esperanza." (Luis Manuel Suarez CMF)

viernes, 29 de julio de 2022

MARTA, UNA CREYENTE

 


En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

"La Iglesia celebra a Marta de Betania junto con María y Lázaro, sus hermanos; ella aparece en las tradiciones del evangelio de san Juan en relatos que desembocan en la glorificación de Jesús. Marta significa “señora”. Atenta a la presencia del Maestro, fue discípula ejemplar. En un delicado reproche por la muerte de su hermano, Jesús la invita a abrir su mirada al horizonte de Dios. Ella accede a dejar en manos de Jesús su corazón inquieto, da un salto de fe y se confía a esa promesa de vida perdurable más allá de la muerte. Marta es portavoz femenina de la fe en Cristo Resucitado. Mujer de familia a la que le tocó luchar y padecer las contrariedades de la vida, hizo cuanto pudo para mantener ese vínculo de unidad entre hermanos, desafiando a la misma muerte. Ella es hermana de ese ejército de madres, hijas y hermanas de nuestro pueblo que rescatan numerosas vidas con sus lágrimas y sacrificios. ¿Qué haces para darle vida a quien te rodea? " (Koinonía)

jueves, 28 de julio de 2022

SABER ELEGIR



 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?"
Ellos le contestaron: "Sí."
Él les dijo: "Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo bueno y lo antiguo."
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

"Hoy Jesús nos presenta el Reino como una gran red, con la que los marineros salen a pescar... y que recoge todo lo que hay. Y que cuando está llena, se sube a la barca y se va seleccionando, para quedarse con lo bueno y desechar lo que no sirve.
Es normal: no todo es lo mismo. Como se dice por aquí, “no da igual ocho que ochenta”. Para el Dios del Reino hay cosas que tienen mucho valor, pero hay otras que no sirven, porque no construyen humanidad, Reino, Vida.
La vida es el tiempo de la libertad. Se nos ha regalado un tiempo y unas capacidades, y con ello podemos hacer muchas cosas. Podemos construir... o destruir. También podemos darnos cuenta y arrepentirnos. La vida es también tiempo de perdón y de reconciliación.
Por eso, al final, no será lo mismo una vida entregada -de las múltiples maneras que se puede entregar-, que una vida guardada, malgastada – de las muchas formas que también se puede hacer esto-. El final de la vida será la verdad y la consolidación de lo que fue.
Dios quiere que todos los hombres y mujeres se salven... En su casa hay sitio para todos, y ya nos lo ha preparado. A la vez, Dios respeta nuestra libertad. Malgastar la vida es como decidir quedarse fuera de la fiesta, del banquete que nos ha preparado... y que ya estamos pudiendo gustar aquí en la tierra.
La vida eterna es vivir con Dios y con los otros. La muerte eterna es vivir sin Dios y sin los demás. Ambas empiezan ahora, pero se consolidarán al final... aunque no nos toca a nosotros determinarlo, sino al Dios de Jesucristo, que respeta nuestra libertad a la vez que es misericordioso.
Sobre todo, no nos toca a nosotros hacer el juicio antes de tiempo. La red con los peces tiene su selección al final, no durante la pesca.
Sigamos caminando, dando pasos hacia la Vida y ayudando a otros a vivir ya de la plenitud que Dios nos ofrece.
Ojalá que nadie se quede fuera de la fiesta…" (Luis Manuel Suarez CMF)

miércoles, 27 de julio de 2022

ENCONTRAR EL REINO


 
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra."


Hoy Jesús nos habla de la importancia del Reino. Tanta, que no tiene precio.  Debemos abandonarlo todo, entregarnos totalmente para adquirilo.
No se llega al Reino solamente con oraciones, ritos, palabras...El Reino exige nuestra entrega total. Y mirando a Jeús, nos damos cuenta de que esa entrega debe ser a los pobres, a los débiles, a los enfermos, a los abandonados...a los demás.

martes, 26 de julio de 2022

COMBATIR EL MAL CON EL BIEN

 


En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".


En nuestra sociedad, como veíamos ayer, el bien y el mal están mezclados. Y lo que es peor, a veces, no tenemos claro lo que es el bien y lo que es el mal. 
Pero muchas veces campa a sus anchas por el mundo sin que nadie haga nada para eliminarlo. Guerras, puertas cerradas a los emigrantes, gente sin hogar, desahucios, todo tipo de violencia...El Padre hará justicia al fin de los tiempos. Pero mientras tanto, con nuestro compromiso y entrega, debemos intentar paliar todo lo posible, el mal que nos rodea. Y sólo tenemos una forma de combatir el mal...haciendo el bien.

lunes, 25 de julio de 2022

SER SERVIDORES


 
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."

Para ser los primeros, hemos de ser los últimos. Para ser los amos, hemos de ser los servidores. Es la lección que Jesús da a Santiago y Juan y que, en la Iglesia, hemos olvidado demasiadas veces. Lo que nos hace ser auténticos discípulos, es el servicio. Si somos servidores encontraremos de verdad a Jesús. Él fue servidor: curó, perdonó, lavó los pies de sus discípulos...¿Por qué nosotros buscamos grandeza y que nos tengan por importantes?

"Santiago (Jacobo) de Zebedeo perteneció al círculo de los discípulos más cercanos a Jesús junto con Juan, su hermano, y Pedro. En la tradición de los evangelios sinópticos se han depositado varios trazos de su figura entre los que destaca su pasión por el reino mesiánico. Se deja entrever que su familia anhelaba un mesianismo político-guerrero; por eso no era fácil asimilar el mesianismo pacifista de Jesús, viendo al pueblo de Dios sofocado por el pago de los tributos a los romanos, las tasas de la casa herodiana y las ofrendas y diezmos del templo y la religión. Esas formas opresoras de ejercer la autoridad no deben ser reproducidas en la comunidad discipular del Reino. La autoridad del Mesías es de servicio y de ofrendar la vida para rescatar a los hijos de Dios. Por eso es tan importante la conversión pastoral en la que ha insistido el Papa Francisco y tantas resistencias ha tenido. ¿Notamos formas de autoritarismo entre nosotros? ¿Qué mecanismos ejercemos para que la autoridad sea servicial? " (Koinonía)

domingo, 24 de julio de 2022

ÉL SIEMPRE NOS ESCUCHA

 


Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos."
Él les dijo: "Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.""
Y les dijo: "Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle."
Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"

"La oración forma parte de la vida del pueblo judío. Los piadosos volvían su espíritu a Dios varias veces al día. Jesús aprende, desde el pueblo y su tradición a orar. Como buen judío, aprendió a rezar en la familia y en la sinagoga. En su ministerio, su oración toma adquiere una particularidad: su acercamiento a Dios, “su Abbá”. Lucas lo describe en oración varias ocasiones (3,21; 5,16; 6,12; 9,29). Los exegetas reconocen en Lucas la transmisión más fiel de la oración del Padrenuestro y que es la más breve. Del arameo pasó al griego y así la incluyó Lucas en su narración.
PADRE, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: o sea que Dios sea conocido, dado a conocer, alabado, amado, bendecido, glorificado y agradecido por todas las gentes del mundo. Que el nombre del Señor, o sea el mismo Dios, reciba estimación, amor veneración, y piadosa adoración por todos y cada vez más. Hay que volver a notar el orden de la oración en el Padrenuestro. Primero que Dios sea reverenciado y amado.
VENGA TU REINO: es una oración misionera. Lo que buscan los misioneros es hacer que Dios reine en las gentes de las tierras que ellos están misionando desde sus culturas e idiosincrasia. Y es lo que debemos desear y pedir y buscar todos en todos los tiempos: que reine Dios. Que venga su Reino. Si primero buscamos el Reino de Dios, todo lo demás vendrá por añadidura. Es un deseo de que Dios reine en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro hogar, en la sociedad, en la nación y en el mundo entero. ¡Y en cuantas naciones y personas todavía no reina!
DANOS EL PAN DE CADA DÍA. Pedimos para cada día el pan, sin afanarnos por el futuro, porque Dios estará también en el futuro y El proveerá. Como el Maná del desierto, el pan de cada día es un don maravilloso de la bondad del Señor. Con esta petición del pan diario le estamos queriendo pedir que nos libre del desempleo o de la demasiada carestía, y de las inundaciones y sequías que acaban con los cultivos, y de las guerrillas que impiden a los campesinos recoger sus cosechas, empleo para el esposo que tiene que mantener una familia, ayudas económicas para esa madre abandonada; protección para el anciano echando a un lado por la sociedad. El corporal y el espiritual. Todos los días los necesitamos, por eso tenemos que pedirlo todos los días.
PERDONANOS NUESTROS PECADOS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. El perdón es un arte que se consigue con infinitos ejercicios. San Agustín enseña que a algunos no les escucha Dios la oración que le hacen, porque antes no han perdonado a los que los han ofendido, o no le han pedido perdón al Señor por sus pecados. Sin pedirle excusas por los disgustos que le hemos proporcionado, ¿cómo queremos que nos conceda las gracias que le estamos suplicando?. Es un recuerdo muy oportuno para que no se nos vaya a ocurrir nunca la mentirosa idea de creernos buenos. Dios pone una condición para perdonarnos: no podemos obtener perdón del cielo, si no perdonamos en la tierra. El día del Juicio no tendrás disculpas: te juzgarán como hayas juzgado. Te condenarán si no quisiste perdonar a los demás, y te absolverán si supiste perdonar siempre (San Cripriano): El Padre Celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan.
ÉL LES DARÁ EL ESPÍRITU SANTO. El objetivo final y el contenido de la oración cristiana es llegar a recibir el Espíritu que es capaz de renovar la faz de la tierra, incluidos nosotros. El Espíritu Santo es la fuerza que viene de lo alto con poder avasallador y aleja los vicios y nos trae muchos buenos pensamientos y deseos. El Espíritu Santo quiere ser nuestro Huésped, y es enviado por el Padre Celestial si se lo pedimos con fe y perseverancia. El Espíritu Santo es el que nos hace comprender las Sagrada Escrituras. El Espíritu Santo cuando viene nos ofrece: orar mejor, arrepentirnos de nuestros pecados y tener deseo de dedicarnos a agradar a Dios. " (Koinonía)

sábado, 23 de julio de 2022

EL BIEN Y EL MAL

 


En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'""


El bien y el mal están mezclados. No solamente en el mundo, sino en nosotros mismos. Somos una mezcla de bien y de mal, de virtudes y defectos...Por eso no somos nadie para clasificar a las personas entre buenas y malas. Y menos aún en decidir eliminar las malas.
El Padre, que es todo misericordia, nos conoce y espera que vayamos corriegiendo lo que de mal hay en nosotros.  Y no olvidemos que, al final de la vida, nos juzgará del Amor...

"Cuando se corrompen las personas y las relaciones negando a la mayoría la sostenibilidad básica, sobrevienen toda clase de males que atentan contra la seguridad y la vida misma. ¡Cuidado! Pues Dios lo que pide de nosotros es la enmienda y no el empeoramiento; en muchas sociedades han creído que la solución a la seguridad nacional se encuentra en las armas y la carrera militar. ¡Craso error! En el evangelio, Jesús advierte sobre la cizaña que en muchas ocasiones acompaña nuestra vida y nuestras relaciones; la invitación es aceptarnos y convivir con todas las personas como parte de nuestro crecimiento y santificación; no dice que esto será fácil pero no podemos excluirnos ni descalificarnos pues en cada persona hay algo de cizaña impidiendo su crecimiento y felicidad." (Koinonía)

viernes, 22 de julio de 2022

"LA APÓSTOL"

 


El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."


"María Magdalena fue una destacadísima discípula de Jesús, probablemente originaria de Magdala, una población ribereña del poniente del lago galileo. La tradición evangélica no le conoce parientes o esposo alguno y la cuenta entre “las testigos” más firmes de los eventos pascuales ocurridos en Jerusalén que dieron origen a la fe cristiana; tanto así que es conocida como “La Apóstol” de los apóstoles por ser ella la primera en ‘haber visto al Señor’ y anunciarle a la comunidad la Buena Nueva Pascual. Los evangelios testifican que ella, junto con otras mujeres, habría formado una comunidad discipular en sentido pleno, y no solo como benefactoras del movimiento de Jesús. Su figura es clave en la configuración de las tradiciones originarias de la Iglesia que testifican una pluralidad y diversidad que luego se vería sofocada. Es oportuno observar los aportes invaluables del discipulado femenino en nuestros medios católicos y asimilarlos para no seguir defendiendo estructuras patriarcales y patriarcalizantes. ¿Quiénes son nuestras lideresas en la fe? ¿Qué admiramos del discipulado femenino?  " (Koinonía)

jueves, 21 de julio de 2022

VER Y OIR

 

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: Por qué les hablas en parábolas?"
Él les contestó: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo les cure."
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron."


"Muchas veces asistimos a “malentendidos”: gente que al oír un mensaje, lo interpreta mal, o lo tergiversa, o simplemente no lo entiende. Puede ser que el que emitió el mensaje lo haya hecho de manera confusa. Pero en otras ocasiones, ocurre que otras personas, oyendo el mismo mensaje, sí lleguen a entenderlo correctamente, con lo cual hay un problema en el receptor…
¿Qué es lo que ha pasado? Pues que la comunicación humana depende de muchas más cosas que de las palabras. Qué distinto es cuando hay “sintonía” o concordia entre dos personas que cuando no la hay. En el primer caso, se intuyen muchas cosas y se suele interpretar bien lo que la persona quiere comunicar. En cambio, cuando no hay buen ambiente, es frecuente que las palabras se malinterpreten, reavivando el conflicto.
Algo así nos dice hoy Jesús en el evangelio: “porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos”. Cuando el corazón está lleno de odio, o cerrado a la escucha, ya podemos intentar explicarnos, que lo más normal es que no seamos entendidos; ya podemos intentar aclarar las cosas, que no va a ser fácil. ¿Quién no ha vivido esto alguna vez? ¿Y quién no ha tenido, alguna vez, el corazón endurecido, de forma que no ha llegado a entender lo que otro le quería decir, por muy buena intención que pusiera?
Esto, que nos pasa entre las personas, nos puede pasar también con Dios. Por eso ante Él, como ante los demás, viene bien ser conscientes de cómo nos presentamos: si con un corazón abierto, transparente, o bien con un corazón endurecido, por el motivo que sea.
Dicen que sólo desde el amor se conoce de verdad. Porque el amor es capaz de ver más allá, más adentro, más verdaderamente. Dios nos mira con amor infinito, por eso nos conoce mejor que nosotros mismos. Ojalá que nosotros podamos mirar a Dios y a las personas con amor, porque será como podamos conocerLe y conocerlas de verdad." (Luis Manuel Suarez CMF, Ciudad Redonda)

miércoles, 20 de julio de 2022

ABRIRNOS A SU PALABRA



Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó de seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga."


El Señor es el sembrador. Su Palabra la semilla. Nosotros somos la tierra. La Palabra dará fruto en nosotros si somos buena tierra. Por desgracia, muchas veces, dejamos que el dinero, el poder...se coman esa semilla. Otras veces somos poco receptivos. Estamos llenos de mi cosas, que nos distraen de la Palabra. También, a veces, la Palabra queda ahogada por nuestras preocupaciones...Pero el Señor sigue sembrando. Si nosotros acogemos su Palabra amando a los demás, entregándonos a los más débiles, esta crecerá ufana y dará gran cantidad de fruto.

martes, 19 de julio de 2022

LA FAMILIA DE JESÚS



En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo."
Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos"
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre."

"El pasaje de hoy nos presenta a un Jesús enseñando, que recibe la visita aparentemente inesperada de sus familiares: su madre y sus “hermanos”, que en nuestra tradición se ha interpretado como “parientes cercanos”. Es un dato que aparece en varios pasajes de los evangelios. Podemos suponer que entre Jesús y sus parientes había un cariño inicial, a la vez que, cuando Jesús sale de su pueblo a predicar de forma itinerante por Galilea, es lógico que hubiera una extrañeza en sus familiares. Y que alguna vez salieran a buscarlo, como se nos dice.
La reacción de Jesús denota mucha libertad, fruto de la conciencia de misión que ha desarrollado: “mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de mi Padre del cielo”. Jesús ha venido a nosotros a través de María, centro de su familia humana. A la vez, Él viene a inaugurar una nueva familia donde lo definitivo no son los lazos de la sangre, sino el ser hijos de Dios y vivir según su voluntad.
Nuestra familia de origen es importante: es el regalo a través del cual se nos dio la vida, a muchos también nos ha transmitido la fe, y a la que tanto debemos. A la vez, hay otra familia más grande y más importante: la que formamos todos los hijos de Dios y los que pueden llegar a serlo.
Que el Señor nos conceda sabernos miembros de esa gran familia de Dios, y vivir en consecuencia, como hijos y hermanos." (José Luis Suarez, CMF. Ciudad Redonda)

lunes, 18 de julio de 2022

EL SIGNO: SU ENTREGA



En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo."
Él les contestó: -Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará mas signo que el de Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón."

"En el Evangelio de hoy, Jesús se molesta de que algunos escribas y fariseos le pidan un signo. Quizá no se hubiera molestado tanto si esa petición hubiera venido de la gente sencilla… o más bien es que la gente sencilla confía sin más, y no pide tantos signos. Quizá vio en aquellos fariseos un afán de controlar lo incontrolable, o de asegurar lo que no es real si no hay confianza.
Nuestra fe en Jesús se apoya en la confianza: la confianza en su Palabra, reflejo de su Vida, transmitida a través de los testigos de la primera hora, que vivieron con Él, y que se nos ha transmitido en la tradición viva de la Iglesia, vivificada por el Espíritu Santo. Desde ahí, es verdad que también podemos hacer “experiencia” de su presencia… aquí y ahora, porque gracias a ese Espíritu, Jesucristo es contemporáneo a toda época y a toda persona.
El gran “signo” de Jesús es su vida entregada, a lo largo de sus días entre nosotros, que se significa de modo pleno en la Pascua: la cruz y la resurrección, como los tres días y las tres noches de Jonás en la ballena, que le hicieron nacer de nuevo.
Unidos a él, también nosotros podemos nacer de nuevo, siempre que no le pidamos más pruebas que las que Él nos da: su vida entregada y la presencia del Espíritu en nosotros, a través de la comunidad de la Iglesia, en su Palabra, en su Eucaristía y demás sacramentos, en los más necesitados…
Ojalá que Jesús no encuentre en nosotros individuos exigentes, sino personas sencillas, de las que pueda decir: “te doy gracias, Padre (…) porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has enseñado a la gente sencilla” (Mateo 11, 25). " ( José Manuel Suarez CMF, Ciudad Redonda)

domingo, 17 de julio de 2022

LO MÁS IMPORTANTE: AMAR

 


En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano."
Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."

"Lucas nos presenta finalmente una anécdota perteneciente al fondo de las tradiciones recibidas por el evangelista en el círculo de sus discípulos, especialmente mujeres. Marta y María, hermanas de Lázaro, reciben en su casa al Señor.
El caso de Marta y María es aprovechado una vez más por Lucas para resaltar el valor de la escucha de la Palabra de Dios. Sin entrar en la teoría del valor de la contemplación sobre la acción, que se ha querido ver en las dos actitudes opuestas de Marta y María, lo cierto de la anécdota es que el Reino de Dios no puede dejarse distraer por una preocupación demasiado exclusiva por las realidades terrenas. Por otra parte, escuchar la Palabra de Dios es todo, menos ocasional.
Nos encontramos con un cuadro familiar en el que Jesús visita en su casa a unas amigas suyas. Ellas, Marta y María lo reciben en su casa. Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio para atender al huésped, y Jesús la reprende porque anda inquieta “con tantas cosas”... Marta no encuentra la colaboración de nadie. La hermana, en efecto, se ha sentado a los pies de Jesús y está ocupada completamente en la escucha de su palabra.
El Maestro no aprueba el afán, la agitación, la dispersión, el andar en mil direcciones “del ama de casa”. ¿Cuál es, pues, el error de Marta? El no entender que la llegada de Cristo significa, principalmente, la gran ocasión que no hay que perder, y por consiguiente la necesidad de sacrificar lo urgente a lo importante.
Pero el desfase en el comportamiento de Marta resulta, sobre todo, del contraste respecto a la postura asumida por la hermana. María, frente a Jesús, elige “recibirlo”, Marta, por el contrario, toma decididamente el camino del dar, del actuar; María se coloca en el plano del ser y le da la primacía a la escucha.
Marta se precipita a “hacer” y este “hacer” no parte de una escucha atenta de la palabra de Dios, por lo que corre el peligro de convertirse en un estéril girar en el vacío. Marta se limita, a pesar de todas sus buenas intenciones, a acoger a Jesús en su casa. María lo acoge “dentro de sí”, se hace recipiente suyo. Le ofrece hospitalidad en aquel espacio interior, secreto, que ha sido dispuesto por él, y que está reservado para él. Marta ofrece a Jesús cosas, María se ofrece a sí misma.
Según el juicio de Jesús, María ha elegido inmediatamente, “la mejor parte” (que, a pesar de las apariencias, no es la más cómoda: resulta mucho más fácil moverse que “entender la palabra”). Marta, desgraciadamente, que no quiere que falte nada al huésped importante, que pretende llegar a todo, acaba dejando pasar clamorosamente por alto “la única cosa necesaria”. Marta reclama a Jesús, no sabe lo que él prefiere. El problema es precisamente éste: descubrir poco a poco qué es lo que quiere Jesús de mí. Por eso es necesario parar, dejar el ir y venir, y sacar tiempo para escuchar la Palabra de Jesús y comprender cuál es realmente la voluntad de Dios sobre mi vida." (Koinonía)

sábado, 16 de julio de 2022

HERMANOS EN SU NOMBRE

 

En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones".

Como Jesús debemos ser pacíficos. Ayudar al débil sin condenarlo. El día en que todos nos consideremos hermanos, seremos de verdad sus discípulos y el Reino estará con nosotros.

"La conspiración farisea viene luego de una serie de episodios en los que las leyes sabáticas parecen socavadas con las enseñanzas y obras de Jesús; por eso quieren eliminarlo. Jesús no confronta a sus adversarios, sino que opta por distanciarse, dando como resultado que la Buena Nueva del reino se extienda pacíficamente. Los discípulos de Jesús encontraron en las palabras de Isaías la razón de su comportamiento, elegido para portar la justicia a las naciones sin violencia alguna. Los movimientos pacifistas se han multiplicado, gracias a la conexión tecnológica que se da entre las personas y grupos humanos. El pacifismo no consiste solamente en desactivar el armamentismo y las vías violentas para resolver conflictos, sino en promover la justicia mediante la información y la educación, la tolerancia y el intercambio cultural, la igualdad de género y los derechos humanos, el comercio justo y la ecología, entre otras tantas iniciativas que suscita el Espíritu de Dios. ¿Podremos este día desactivar la revancha, el resentimiento y el odio para sumar a la paz? " (Koinonía)

viernes, 15 de julio de 2022

LEY O MISERICORDIA

 


Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".

El Amor está por encima del sacrificio. La misericordia por encima de las normas. La persona por encima de la ley. Cada vez que faltamos a la caridad con la excusa de cumplir una ley...nos estamos equivocando y nos alejamos de Dios en vez de obedecerle. Porque Él quiere misericordia. No, sacrificios.

"Se tenía por un trabajo prohibido frotar espigas en sábado para sacarles los granos. El reposo sabático obligaba a omitir cualquier “acto creador”, pero Jesús antepone la vida digna a la ley. Aduce un par de argumentos de las propias Escrituras: transgredir lo santo (el caso de David) frente al hambre, y servir al templo (el caso de los sacerdotes) frente al descanso. Jesús propone una santidad superior, bajo el principio de la misericordia, que está por encima de cualquier ley sabática o de santidad. La misericordia ha de prevalecer frente al legalismo. La misericordia es el gran manantial que tenemos para evitar la ruina total que significa desligarnos unos de otros, en un afán de cumplir determinadas normativas, usos o costumbres, y que termina por poner a unos encima de otros. Pensemos en el conflicto que se genera en ofrecer la absolución o la eucaristía a las personas divorciadas. Difícil el acompañamiento pastoral frente a las restricciones. ¿Qué podemos hacer para acompañar desde la misericordia a quienes se sienten excluidos? " (Koinonía) 

domingo, 10 de julio de 2022

PAUSA

 

Saludos a todos. Estaré unos días sin publicar. Voy a unas reuniones de formación y aprovecharé para desconectar un poco. Posiblemente el viernes ya publicaré alguna cosa. Buena semana a todos. Un abrazo.

NUESTROS HERMANOS

 


En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
Él contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo."
Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida."
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?"
Él contestó: "El que practicó la misericordia con él."
Díjole Jesús: "Anda, haz tú lo mismo."

"La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al pueblo.
Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas). Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones, desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en el camino, por el no reconocimiento de sus derechos.
La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para hoy.
Este texto, tan ampliamente conocido en la liturgia, se inicia con una pregunta de un maestro de la ley, o letrado, frente lo que hay que hacer para ganar la vida eterna. Jesús, a su vez, le devuelve la pregunta para que el letrado la busque en su especialidad, él tiene la respuesta en la ley... El letrado, citando de memoria Dt 6,5 y Lv 19,18, hace una apretada síntesis del sentido frente a los 613 preceptos y obligaciones que se alcanzaban a contar en la cuenta de los rabinos, para responder en dos que son fundamentales: Amar a Dios y al prójimo... Jesús aprueba la respuesta.
El letrado interroga nuevamente, pues en el Levítico el prójimo es el israelita y en el Deuteronomio se reserva el título de hermanos únicamente para los israelitas... Jesús, en lugar de discutir y entrar en callejones sin salidas, no busca plantear nuevas teorías e interpretaciones frente a la ley antigua y su práctica, sino que propone una parábola como ejemplo vivo de quién es el prójimo.
Podemos contemplar en la parábola los personajes y sacar de allí las consecuencias de enseñanza para el día de hoy: un hombre (v. 30) anónimo que es victima de los ladrones y cae medio muerto en el camino; un samaritano (v. 33) un medio pagano – o tal vez un pagano completo- cuyo trato y relación con los judíos era casi un insulto a sus tradiciones; un sacerdote (v. 31) y un levita (v. 32), la contraposición y la diferencia entre dos rangos de poder religioso, pues el levita era un clérigo de rango inferior que se ocupaba principalmente de los sacrificios, “testimonios” de un culto oficial y de los rituales a seguir en la religión establecida.
La relación entre cada uno de los personajes de la parábola es distinta: el sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano, por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a defender la vida que está amenazada y desposeída.
Prójimo, compañero, dice Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar, el compatriota, pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda. El ejemplo del samaritano despreciado nos muestra que ningún ser humano está tan lejos de nosotros, para no estar preparados en todo tiempo y lugar, para arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque son nuestro prójimo." (Koinonía)

sábado, 9 de julio de 2022

MÁS QUE LOS GORRIONES

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuanto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que pueda destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo no cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros, hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".

Jesús continúa indicándonos las dificultades que tendremos por ser sus discípulos. Pero también insiste en que el Padre no nos abandonará. Somos muy valiosos para Él. Las dificultades no deben impedir que sigamos proclamando la Palabra. 

"Continúa el discurso de Jesús con diversas instrucciones y palabras motivadoras para abrazar con espíritu discipular las consecuencias de anunciar del Evangelio. La misión no es solo sinónimo de gloria, éxito o momentos satisfactorios; la persecución y el sufrimiento también son parte de ella. ¡La cruz siempre será camino obligado para resucitar! Así Jesús asumió las cruces de su vida en las tensiones, angustias y miedos; pero también desde la fe, el consuelo, la esperanza y la fuerza del Padre que lo sostuvo en los momentos de prueba. En tres ocasiones exhorta a la comunidad a no tener miedo. Porque el miedo es sinónimo de timidez, cobardía y mediocridad. Por tanto, el miedo no puede ser un obstáculo ni una excusa para dejar de anunciar el Evangelio ni para reconocer a Jesús vivo y presente en nuestra historia. Dar testimonio de Jesús es sentirnos parte de su vida, causa y sacrificios. ¡Que su Palabra nunca nos deje cómodos ni indiferentes porque pueda ser signo de que no la escuchamos! " (Koinonía)

viernes, 8 de julio de 2022

CORDEROS Y LOBOS

 


En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis; en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre: el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre".


Ser discípulo de Jesús puede comportar dificultades, problemas, incomprensión, persecución...En esos momentos debemos dejar hablar al Espíritu por nosotros. No debemos buscar las dificultades, pero seguir siendo fieles a pesar de ellas, es la forma de predicar con nuestra vida. Nunca debemos responder con violencia, sino con Amor. Eso es el Espíritu hablando por nosotros.

"Jesús advierte a los apóstoles las implicaciones del discipulado del Reino. Seguirlo a Él significa correr su misma suerte, asumir las dificultades y contrariedades que por su causa se presenten. El verdadero apóstol, si vive sin falsear o anestesiar demasiado el Evangelio, casi siempre será incómodo y, como consecuencia, sufrirá calumnias y persecuciones. Jesús no envía a hacer proselitismo para ganar adeptos ni provocar maliciosamente sin causa, sino a testimoniar el amor del Padre y a anunciar con “parresía” (valentía o audacia) la Buena Nueva del Reino. ¡Cuánto necesitamos de cristianos que hablen proféticamente y que no se acomoden a las estructuras de pecado! Es lamentable porque muchas veces nos hacemos cómplices de sistemas generadores de muerte. A veces somos demasiado calculadores dando demasiada importancia a la reputación y los privilegios. ¡Pidamos a Dios nos dé espíritu profético! Quienes seguimos a Jesús no debemos pretender utilizar su nombre como escudo para evitar las “incomodidades” o para refugiarnos en nuestras propias seguridades. ¿Has vivido el rechazo por hablar la verdad? ¡No tengas miedo!  " (Koinonía)