miércoles, 29 de febrero de 2012

EL ANACORETA Y EL PASADO


Aquella mujer sufría por su pasado. Siempre se lamentaba de lo que había hecho y lo que había dejado de hacer. De sus errores y fracasos, pero también de que lo bueno había pasado ya. El Anacoreta la hizo sentar, le sirvió un café con leche con galletas y le dijo:
- Hija mía has de asumir tu pasado, lo bueno y lo malo. Los triunfos te han hecho vivir y crecer. Los fracasos te han de servir de experiencia. Mirar hacia atrás ha de ayudarte a ser prudente, pero a seguir caminando hacia delante. 
La miró con ternura y añadió:
- Has de reconciliarte con tu pasado. Los remordimientos sólo sirven para paralizarnos. Has de cerrar tus heridas. Y eso sólo se consigue perdonando y, sobre todo, perdonándote...
Luego concluyó:
- Sólo aceptándote con tus virtudes y tus defectos; sólo asumiendo tus fracasos y tus éxitos, podrás seguir viviendo feliz y creciendo cada día... 

4 comentarios:

  1. Imagino mi querido amigo, que hemos aprendido más a perdonar que a perdonarnos a nosotros mismos, más a amar al otro que amarnos nosotros, hacía que no te comentaba, pero quiero que sepas que siempre de reojillo, paso por tu casa y siempre me voy con una sonrisa ancha!, no dejes nunca sin voz a nuestro Anacoreta, y he dicho bien, ya no es tuyo, es un poco de todos nosotros, miles de besosssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  2. Todos queremos vivir tranquilos, y con sosiego: pero siempre nos debemos de proteger de mal intenciones, y personas negativas, que ponen zancadillas y nos hacen infelices.

    No se puede perdonar,si no te lo piden: se olvida el rencor, pero la memoria esta para no olvidar,y cuando se piensa : duele y esto ba acompañado de caracter divil, hace el resto una abraçada

    ResponderEliminar
  3. Joan , y yo que creo que si lo aceptas o no .... es igual ; ¡¡ te jorobas y sigues¡¡
    Pobre mujer , nadie entiende que su sufrimiento se debe al descubrimiento tardio por el deporte .l... ¡ quiere correr ¡¡ y no puede...
    Un beso, con o sin aceptación .

    ResponderEliminar
  4. Sí, Gloria, pero hay diferentes maneras de jorobarse y seguir. Podría presentarte a una persona de 93 años que podría ser la más feliz del mundo. Tiene la cabeza clara. Anda más deprisa que yo. Puede comer de todo (cosa que yo no puedo hacer). Sin embargo es profundamente infeliz. En vez de vivir su presente, se pasa el día recordando las heridas del pasado y dándole vueltas a sus errores y a los ajenos.Por internet también se ven algunas así. Siempre lamentándose de algo que hicieron o les hicieron y se olvidan de vivir ahora. Un abrazo: Joan Josep

    ResponderEliminar