miércoles, 5 de septiembre de 2012

EL ANACORETA Y LA LLAMADA INTERIOR


Tras rezar Completas, el Anacoreta y su joven seguidor estaban en la terraza contemplando la luna llena, que lo iluminaba todo con su luz plateada.
Tras un largo silencio el anciano dijo:
- Si logramos hacer el silencio en nosotros, podemos escuchar la llamada interior.
Hizo una pausa y siguió:
- Esa voz nos muestra el sentido real de nuestra existencia. Es la llamada a emprender el camino auténtico, aquel que nos corresponde a cada uno de nosotros.
Volvió a hacer una larga pausa antes de proseguir:
- Si supiéramos que la verdadera felicidad está en adecuar nuestra vida exterior con esa voz interior, todos nos esforzaríamos por escucharla.
El joven seguidor preguntó:
- ¿Cómo podemos escucharla?
Sonrió el Anacoreta y respondió:
- Con la meditación. Ella hace que logremos el silencio interior. Ella nos ayuda a analizarnos a nosotros mismos. Ella nos enseña a escuchar nuestro cuerpo y descubrir nuestro mundo interior. Ahí es donde descubrimos la llamada, nuestra vocación, a qué estamos destinados en este mundo. Eso hace que nuestra vida cobre sentido. Si seguimos esa llamada, por grandes que sean las dificultades, seremos felices...
Y permanecieron en silencio contemplando la luz de la luna...y escuchando su voz interior, que les llamaba a amar...

4 comentarios:

  1. Bon día Joan Josep.
    Que hermoso meditar contemplando el cielo a la luz de la Luna.
    Seguro que esto propicia el conocimiento de uno/a mismo/a
    Una abraçada, Montserrat

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  2. Per escoltar i ser coherent amb la veu interior, crec que ens cal també saber buidar-nos de moltes coses que portem a dins, coses que ens encadenen, que no ens deixen respirar. Si escoltem el nostre interior i ens obrim a l'Esperit, al missatge evangèlic serem alliberats i respirarem un aire molt més pur.
    Gràcies.

    Adrià Nyel.

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  3. En ese intento estoy. Qué difícil callar a la mente para dar paso al silencio
    Un abrazo desde el viejo Reyno
    Aiara

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  4. Bellísimo Joao. Así es: el silencio nos purifica. El Señor nos moldea cuando le escuchamos atentos en la meditación y nos hace relucir como oro si perseveramos. Gracias por este post tan bello como todo tu blog.

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