jueves, 11 de abril de 2013

MONJES URBANOS


Somos muchos a los que nos gusta compartir unos días al año con una comunidad monástica. Cuando experimentas de cerca esta vida, te das cuenta de que el monje no está alejado de la sociedad. El monje es alguien que, simplemente, unifica su vida en torno al "único necesario". Toda su vida, oración y trabajo, se concentran en torno a Dios. Pero eso no hace del monje una persona solitaria. Trabajan, oran, viven en comunidad y tienen la acogida del huésped como algo prioritario. Acogen al visitante como si fuera el mismo Cristo que llega.
Pienso, que los días pasados en un monasterio, además de servirnos para cargar pilas, para centrarnos, para viajar hacia nuestro interior, han de servir para cambiar, luego, nuestra vida diaria.
Todos deberíamos ser monjes urbanos. Eso no quiere decir gente apartada de los demás, personas extrañas que no participan de la vida social, sino personas que unifican su vida en Dios; personas que viven constantemente en su presencia. Y eso se puede hacer, rezando, evidentemente, pero también en el autobús, en el trabajo, en la clase, frente al ordenador, comiendo, asistiendo a un partido de fútbol...todos los momentos de nuestra vida. Se puede ser activo, siendo profundamente místico. Es la diferencia que hay entre una persona que cae en el activismo y otra que se entrega constantemente a los demás con los ojos puestos en Dios, que en la mayor parte del día, significa tenerlos puestos en los demás...

6 comentarios:

  1. Comparto todo lo que dices y pienso que esos días nos deberían de hacer cambiar en nuestra vida diaria, no tengo tan claro que sea así, pero realmente el desconectar por lo menos una vez al año siempre es algo que ayuda a ir dando pasos, aunque sean cortos

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Bona nit Juan Josep, esto está muy bien para los monasterios masculinos, en las monjas de clausura, no tenemos relación con el mundo exterior y según en qué Orden esté la hermana, no se entera de nada de lo que pasa en el mundo.
    Las que tenemos acceso a Internet, son pocas y pertenecen a ordenes abiertas.
    Pero para los laicos , comprendo perfectamente que encuentren paz en unos días de retiro en esos monasterios.
    Con ternura te dejo un beso.
    Sor.Cecilia

    ResponderEliminar
  3. Me gustaria mucho la vida monástica, al menos por un tiempo y así ayudar a los demás y ayudarme a mí en la reflexión y acercamiento a Dios. Mi hijo menor no esta en casa y lo extraño, no se que hice mal y quisiera ayudarlo pero no sé cómo. Quisiera se acerque a Dios, madure y dulcifique sus pensamientos y corazón.

    Dios nos guié y bendiga, abrazos.

    ResponderEliminar
  4. Yo intento llevar a Dios conmigo en todos mis actos. Medito y rezp diariamente y con el tiempo he conseguido llevar su Presencia conmigo durante más tiempo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El llevar su Presencia con nosotros es algo fundamental en la espiritualidad. Demasiadas veces dividimos nuestra vida en compartimentos. Ahora la familia, ahora el trabajo, ahora el ocio...Dios tiene que estar presente siempre.

      Eliminar