domingo, 26 de enero de 2014

CONVERTIRSE


"Cuando Jesús oyó que Juan estaba en la cárcel, se dirigió a Galilea. Pero no se quedó en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaún, a orillas del lago, en los territorios de Zabulón y de Neftalí. Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías:
“Tierras de Zabulón y de Neftalí,
más allá del Jordán,
a la orilla del mar:
Galilea de los paganos.
El pueblo que andaba en oscuridad
vio una gran luz;
una luz iluminó
a los que vivían en sombras de muerte.”
Desde estonces comenzó Jesús a proclamar: “¡Volveos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!”
Jesús paseaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: a Simón, también llamado Pedro, y a Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo:
– Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.
Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.
Un poco más adelante vio Jesús a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca reparando las redes. Jesús los llamó, y al punto, dejando ellos la barca y a su padre, le siguieron.
Recorría Jesús toda Galilea enseñando en la sinagoga de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias."

El primer mensaje que da Jesús, según el evangelio de Mateo, es una llamada a la conversión, a volverse a Dios.
Jesús comienza en Galilea. Despreciada por los judíos de Jerusalén. Los consideraban paganizados, poco fervorosos. Es allí donde llamará y escogerá a sus discípulos.
Jesús deja claro qué significa convertirse: seguirle a Él, dejarlo todo.
También deja clara cuál es su misión: anunciar la buena noticia y curar a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias.
Mateo cita a Isaías y presenta a Jesús como la gran luz que ha de iluminar a la humanidad sumida en la oscuridad. 
Este texto sigue vigente hoy para nosotros. La humanidad está, quizá más que nunca, en la oscuridad. Hoy, se necesita gente que siga a Jesús, que sean luz para el mundo. Y eso no se hace con palabras, sino con hechos. Dejando nuestro ego y recorriendo la sociedad curando a todos de la soledad, del egoísmo, del narcisismo. Recorriendo la sociedad luchando por la justicia y siendo la voz de los sin voz, de los ninguneados por el mundo, los sin papeles, los desterrados, los exiliados...Ser pescadores de corazones solitarios y destrozados.
A eso fueron llamados Pedro y Andrés, Santiago y Juan. Y a eso somos llamados cada uno de nosotros. ¿Haremos oídos sordos?

1 comentario:

  1. Hola Joan Josep.
    Ojalá todo el mundo siguiéramos esta Luz que nos dió Jesús. Se acabarían las Guerras y los conflictos en esta tierra.
    Una abraçada, Montserrat

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