lunes, 16 de febrero de 2015

EL AYUNO CUARESMAL


Si al hablar de la Cuaresma mencionamos el ayuno, la reacción suele ser de rechazo. Sin embargo se hacen dietas estrictas para reducir de peso. Si mencionamos la penitencia, el rechazo es total. Sin embargo se hacen ejercicios duros y fatigosos para tener un cuerpo perfecto.
El ayuno y la penitencia tienen un sentido profundo que no debemos olvidar. Josep Otón, en su libro "La mística de la Palabra", nos señala el verdadero sentido de estas prácticas:

"Pero el objetivo (del ayuno y la penitencia) no es robustecernos como individuos. No somos seres aislados. Ser persona requiere estar abierto, en relación con los otros. El ayuno es un ejercicio de acogida y generosidad. Ayunar de comida y de comodidades nos acerca al que sufre. Entramos en comunión con el que no tiene y participamos de sus sentimientos. Entonces podemos ser solidarios al ponernos, aunque sólo sea esporádicamente, en la piel del otro y sentir en nuestra propia carne sus necesidades."

La Cuaresma auténtica nos ha de acercar a los demás.

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